Pavía desde su base operacional de Ciaño.
5º.- DOS BATALLAS. CALDIERO Y ARCOLA.
Los acontecimientos en el frente alemán vuelven a ir mal para la República, el Archiduque Carlos ha devuelto a la orilla occidental del Rin a los ejércitos franceses. El ejército de Italia se ve afectado por ello, ya que los reemplazos llegan con cuentagotas.
Al inicio de noviembre los franceses tienen nominalmente unos 41.000 soldados, de ellos al menos 14.000 rebajados de servicio por enfermedad, y unos 9.000 en el cerco de Mantua.
El dispositivo francés en estos momentos es el que sigue.
Vaubois con 10.000 soldados en Lavis, bloqueando los accesos al Lago Garda.
Massena acuartelado en Bassano.
Kilmaine con 9.000 hombres cercando Mantua.
Cuartel General de napoleón en Verno, en el centro del dispositivo formado por los otros tres. Con él, a modo de reserva, la división de Augereau.
Sin embargo durante el mes de noviembre lo que más preocupa es la actitud de los italianos que mantienen en tensión a las fuerzas francesas que han de hacer labores de policía y represalia. Pero estas preocupaciones se tornaron en menores cuando un nuevo contingente austriaco fue detectado.
46.000 hombres al mando de Joseph D’Alvintzi hacen su entrada. Divididos en dos entre él mismo y Davidovitch tiene por objetivo recuperar Bassano y Trento. El principal señuelo es el de los 28.000 hombres de D’Alvanti, que espera atraer al grueso francés dejando expedito el camino para que Davidovitch y 18.000 hombres tomaran Trento.
Napoleón parece seguir los planes austriacos, concentrándose en Verona para atacar desde allí. Ordena Vaubois avanzar sobre las que cree escasas tropas de Davidovitch para derrotarlas. Sin embargo para el 5 de noviembre está claro que sus escasas tropas bastante harán con despegarse de los austriacos antes de ser aniquiladas.
Napoleón reacciona con premura. Ordena a Vaubois que no retroceda y resista en lo posible a Davidovitch, mientras asalta al núcleo austriaco. Confía en derrotarlos y cerrar la retirada de Davidovitch desde el valle de Brenta. Sin embargo Massena está en apuros ya que no consigue ralentizar el avance de D’Alvintzi. Además el 6 de noviembre Vaubois es expulsado de Trento recibiendo un severo castigo que pone a sus tropas en fuga, consiguiendo reorganizarse en cierta medida en Rivoli.
Nuevo cambio de planes a la vista de los acontecimientos. Massena y Augereau tendrán que detener a D’Alvintzi mientras Joubert se encamina a Rivoli aumentando las fuerzas de Vaubois hasta 13.000 soldados. Sin embargo el 7 de noviembre el propio Napoleón hace acto de presencia ya que la indisciplina de los soldados es alarmante. Su presencia calma los ánimos. Por suerte para él Davidovitch, inexplicablemente, ha caído en la más absurda pasividad.
Esto le permite concentrarse de nuevo en D’Alvintzi. El austriaco estaba reuniendo sus tropas en torno a Caldiero. Un tanto apresuradamente Napoleón carga contra él con 13.000 hombres al mando de Massena. Son derrotados en toda regla, perdiendo los franceses más de 2.000 hombres y al menos dos cañones (escasos en número). Los franceses, desmoralizados, se retiran hacia el Adagio, y hasta el propio corso cree que es el fin. Su servicio de información calcula la fuerza total de enemigos, y el no puede soltar Mantua salvo riesgo de tener otros 15.000 de los que ocuparse. Todo parece perdido.
En el sector de Caldiero-Arcola los austriacos han reunido una imponente fuerza de 25.000 hombres. Jugándoselo todo a una carta concentra el también sus efectivos en esa zona, dejando lo imprescindible para seguir con el cerco de Mantua, y frenar a Davidovitch. Se prepara una de las más brillantes batallas que Napoleón libró, en la que hizo gala de todas sus dotes militares, tanto de táctico como de estratega, para en el plazo de tres intensos días romper la espina dorsal austriaca en Italia.
Puesta su vista en los mapas idea un plan, cuyo motor principal será la toma de Villa Nova, mientras Verona era defendida por Macquard con apenas tres mil hombres. Una jugada de riesgo, que además exigía una movilidad casi imposible de sus fuerzas, que habrían de desaparecer de sus posiciones tan rápida y furtivamente que el enemigo no se diera cuenta.
El 14 de noviembre parte en dirección a Ronco, a 30 Km de Verona, con 18.000 hombres, en la práctica todo su ejército de campaña.
http://www.dean.usma.edu/history/web03/atlases/napoleon/napoleon pages/napoleon map 08.htm
Situación entre el 14 y 17 de noviembre
Situación general de campaña
1º día de la batalla: Para el 15 los ingenieros, trabajando de forma admirable, han tendido un puente sobre el Adagio, que permite a los franceses, eso sí extenuados por la marcha, avanzar paralelos a los pantanos camino de Villa Nova. Augereau abre marcha, seguido por Massena que con 6.000 hombres se desvía hacia la izquierda camino de Porcile, donde está el general austriaco Provera con unos 4.000 soldados. Las tropas estacionadas en Porcile son arrolladas por los franceses.
Augereau sin embargo está envuelto en una confusa lucha junto al puente de Arcola, con lo que el objetivo principal queda lejano. Arcola es ahora el principal objetivo de Napoleón. D’Alvintzi, ante el riesgo de quedar cercado en Verona inicia el repliegue. Mientras en Arcola, los intentos de cruzar el río son infructuosos, llegando Napoleón a participar en los combates y estando a punto de perecer al caer a un canal en el fragor de a lucha. Un grupo anónimo de oficiales menores le obliga literalmente a retirarse a retaguardia, lo que no es mala idea pues es el lugar de un comandante en jefe, donde puede organizar y no el pleno fragor donde su pérdida puede conllevar el desorden en la cadena de mando y el consiguiente desastre.
Napoleón idealizado en Arcola
Por fin hacia las 7 de la tarde se toma Arcola, pero la trampa no se ha cerrado y los austriacos siguen vivos y preparados para continuar la lucha. Cualquier avance hacia Villa Nova es por ahora imposible.
2º día de la batalla. Los franceses vuelven a la carga en Arcola, que habían vuelto a ocupar los austriacos por la noche, al igual que sucede en Porcile. Retoman la segunda pero no la primera localidad. Sin embargo lo elevado de las bajas austriacas está haciendo mella en su general al mando, llega a pensar que no podrá detener un nuevo asalto francés. Al anochecer el grueso francés vuelve a la orilla derecha del Adagio, manteniendo una avanzada en la otra margen Kilmaine con 3.000 hombres llega desde Mantua.
3º día de batalla: 17 de noviembre. Los austriacos están divididos en dos formaciones inconexas, lo que Napoleón se apresura a explotar. Ataca a la fuerza principal de D’Alvintzi, dejando a Massena fijando a los enemigos, casi diez mil, que hay en los pantanos. Augereau ha de dirigirse por Albaredo, tomar Arcola y avanzar hacia San Bonifacio.
Sin embargo será Massena el desequilibrante. Adelanta una brigada en solitario mientras las otras dos se esconden a retaguardia. Los austriacos cargan en bloque y al lanzarse en la persecución de la brigada adelantada caen bajo el demoledor fuego de los parapetados franceses que de inmediato cargan a bayoneta, en su empuje retoman Arcola.
Mientras parte de los hombres de Augereau han sido desviados por la resistencia austriaca hacia Legnano, mientras el llegan a Albaredo, donde son incapaces de forzar el cruce para unirse a las victoriosa tropas de Massena.
Napoleón idea una estratagema digna de un western de J. Ford. Envía unos cornetas con un destacamento que han de fingir un avance desde la retaguardia enemiga. Los hombres lo consiguen, creando tanta confusión en la línea austriaca, sorprendida de “oír” llegar al enemigo por una retaguardia que creen segura, que se desmoronan. Augereau por fin logra unirse a massena, a la par que llega la columna desde Legnano. D’Alvintzi, descorazonado y sin ánimo da orden de retirada general.
Las bajas francesas sumaban 4.500, mientras los austriacos perdieron 7.000 y gran parte de su espíritu guerreo. Además el eje de retirada impedía la unión con los hombres de Davidovitch. Hacia él concentra rápidamente sus tropas Napoleón, sin descanso alguno. El austriaco tenía en un brete a Vaubois, pero al enterarse de lo que se le viene encima inicia una sabia maniobra de “repliegue hacia posiciones previamente establecidas”, vamos que huye dejando 1.500 prisioneros, un tren de pontones, 10 cañones y su equipaje personal.
D’Alvintzi, que poco a poco recupera la calma, se hace rápidamente con su ejército, ordenando reunión general en el Brenta. Mantua tan solo tiene raciones para 30 días, ni puede no debe abandonar sin volver a intentarlo. En la batalla de Rivoli se librará el acto final por Mantua.
Sin más se despide Pavía desde Asturias.