Latinoamérica se rearma con Chile y Venezuela a la cabeza
Por Jorge Marirrodriga l El País, de Madrid.
Buenos Aires. Ecuador, Chile y Colombia son los tres países que en 2005 dedicaron más porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB) a gastos de defensa, según la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Resdal), un observatorio internacional que agrupa a académicos y expertos desde Estados Unidos hasta Argentina.
Los tres países citados en el párrafo anterior están en torno al 3,5 por ciento, algo que contrasta con el 1,13 por ciento de Argentina, o el 0,43 por ciento de México. Paradójicamente, esta no es la época en la que los países latinoamericanos han dedicado mayor parte de su PIB a gastos de defensa. Mientras en la actualidad la cifra media gira alrededor del 1,5 por ciento, durante los ‘80 llegaba en ocasiones al seis por ciento.
“No es un problema sólo de la cantidad de armas, sino de la calidad de éstas”, destaca Fabián Calle, experto en defensa de Nueva Mayoría, una consultora argentina especializada en temas de estrategia regional.
Dos al frente
Los países que más han gastado en compras para defensa son, de acuerdo con International Institute for Strategic Studies (IISS) y el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cedal), Chile y Venezuela, con 2.785 y 2.200 millones de dólares respectivamente, seguidos por Brasil con 1.342 millones. Bastante más lejos quedan los 80 millones de dólares invertidos por Argentina.
La gran diferencia está en el tipo de material adquirido.
Mientras Chile ha optado por la tecnología más avanzada, Venezuela se ha centrado en conseguir material que permita armar a un porcentaje importante de la población civil en prevención de una invasión.
Brasil por su parte ha orientado más la inversión hacia medios de combate y transporte para asegurar la zona del Amazonas, y Argentina ha comprado radares y misiles de combate aéreo.
“Las fuerzas armadas latinoamericanas disponen hoy de un armamento que no se corresponde con las teóricas relaciones políticas amigables que existen entre los gobiernos”, advierte Rut Diamint, profesora especialista en Desarme y Defensa de la Universidad Di Tella, en Buenos Aires.
Diferencias notables
Las diferencias son notables en los dos países con mayor gasto. Chile, por ejemplo, ha comprado sistemas de armamento que no existían en la región hasta el momento.
En los dos últimos años el gobierno de Santiago adquirió, entre otras unidades, un centenar de vehículos de combate Leopard II a Alemania, dos submarinos equipados con dispositivos de disparo de misiles a España y Francia, 10 aviones F-16 con sistemas de misiles aire-aire de alcance medio a Estados Unidos y otros 18 F-16 de segunda mano a Holanda, pero modificados con tecnología israelí.
El PIB dedicado por Chile a defensa nunca baja del 3,5 por ciento, y además la llamada “ley secreta del cobre” otorga el 10 por ciento de los beneficios por venta de dicho metal al presupuesto de las fuerzas armadas. Y el cobre está batiendo récords todas las semanas en su cotización internacional...
Sin embargo desde Chile se afirma que a la hora de medir los gastos en defensa no todos los países utilizan la misma metodología, y esto genera grandes diferencias al poner unas cifras junto a otras sobre el papel. Según Santiago su gasto en defensa en 2004 fue del 1,4 por ciento del PIB.
“Las diferencias con cifras de otras fuentes generalmente se deben a que éstas incluyen partidas como los gastos en la policía, la seguridad interna, la administración aeroportuaria, el servicio de guardacostas y, sobre todo, la previsión del personal en retiro de las fuerzas armadas y los servicios policiales, lo cual lleva a duplicar los montos”, destaca Javier Galaz, del Ministerio de Defensa chileno.
En una entrevista concedida hace tres semanas al diario El País, de España, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, a una pregunta sobre el gasto militar, respondió sin rodeos que la política de defensa en su país es “transparente y exclusivamente defensiva”, y anunció que su capacidad militar no variará en los próximos años, aunque sí se cambiará material obsoleto por otro más nuevo.
Chávez no se queda atrás
Con una estrategia diferente, pero en una situación de ingresos económicos similar a Chile, gracias al precio del barril de petróleo, Venezuela ha adquirido fundamentalmente helicópteros y aviones de transporte de tropas a Rusia y España, aviones de combate a Brasil y 100 mil rifles de asalto AK-103 y AK-104 a Rusia.
“No son grandes compras para un combate tradicional, desde luego. Las corbetas adquiridas a España no van a desequilibrar una guerra, pero el presidente venezolano Hugo Chávez apunta más a invertir en factores poco mensurables en un conflicto, y por tanto poco controlables, como por ejemplo las milicias civiles armadas”, indica Fabián Calle.
A este respecto, el presidente venezolano ya ha anunciado en diferentes ocasiones su proyecto de equipar con los fusiles nuevos a sus fuerzas armadas y entregar el material viejo a una milicia civil armada.
Por su parte, Colombia ha gastado 100 millones de dólares (más otros 700 aportados por Estados Unidos en el Plan Colombia) para la adquisición de vehículos de combate, piezas de artillería y aviones de transporte a España.
En tanto, Perú ha comprado una cantidad no determinada de aviones Mig-29 rusos y Mirage 2000 franceses, además de dos fragatas lanza misiles a Italia. Cabe acotar que estas cifras son sólo el gasto reconocido por los diferentes estados.
“Esta es una región tranquila en la actualidad, pero sometida a fuertes cambios ideológicos”, opina Gustavo Gorriz, director de la revista argentina DEF, especializada en temas de defensa. “Hay numerosas fuentes de crisis y cuando uno sabe que tiene la fuerza en sus manos, puede tener la tentación de utilizarla”, finaliza.
Bazar bélico
Estados Unidos, España, Holanda, Francia y Rusia, son los mayores proveedores de armas a Sudamérica según los datos del Cedal y del IISS.
Esto no significa que necesariamente el armamento que se vende sea nuevo, como sucede con los 40 vehículos de combate AMX-30 dados de baja en España y adquiridos por Colombia, o los 18 aviones F-16 que Holanda le ha vendido a Chile.
En las compras hechas en Sudamérica durante 2005 la gran mayoría del material bélico provino de Europa Occidental o de Estados Unidos. En cambio, las ventas rusas, apenas van más allá de los fusiles de asalto y helicópteros adquiridos por Venezuela.
El país que más ha diversificado sus compras es Brasil, cuyas fuerzas armadas han adquirido desde los sofisticados helicópteros Black Hawk y torpedos estadounidenses, a misiles sudafricanos, pasando por aviones de entrenamiento saudíes, de transporte españoles o de combate franceses.
En el polo opuesto, Argentina –con un gasto de 80 millones de dólares– se ha centrado en sistemas de radares bidimensionales y tridimensionales y en misiles aire-aire.
“Estamos inmersos en una profunda reorganización de las Fuerzas Armadas desde el paso de la conscripción al Ejército profesional”, señaló una alta fuente del Ministerio de Defensa en Buenos Aires, que pidió mantener el anonimato. “El 80 por ciento del presupuesto militar argentino está dedicado a sueldos”, aseguró Fabián Calle, experto de Nueva Mayoría quien consideró que el Ejército atraviesa desde hace bastante tiempo problemas de renovación de material.
Una situación similar a la argentina atraviesan las fuerzas armadas de Perú, país que en diciembre modificó unilateralmente su frontera con Chile y que gastó cuatro veces más presupuesto que Argentina en armamento nuevo, como cazabombarderos, vehículos de combate y fragatas lanza misiles.
Por Jorge Marirrodriga l El País, de Madrid.
Buenos Aires. Ecuador, Chile y Colombia son los tres países que en 2005 dedicaron más porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB) a gastos de defensa, según la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Resdal), un observatorio internacional que agrupa a académicos y expertos desde Estados Unidos hasta Argentina.
Los tres países citados en el párrafo anterior están en torno al 3,5 por ciento, algo que contrasta con el 1,13 por ciento de Argentina, o el 0,43 por ciento de México. Paradójicamente, esta no es la época en la que los países latinoamericanos han dedicado mayor parte de su PIB a gastos de defensa. Mientras en la actualidad la cifra media gira alrededor del 1,5 por ciento, durante los ‘80 llegaba en ocasiones al seis por ciento.
“No es un problema sólo de la cantidad de armas, sino de la calidad de éstas”, destaca Fabián Calle, experto en defensa de Nueva Mayoría, una consultora argentina especializada en temas de estrategia regional.
Dos al frente
Los países que más han gastado en compras para defensa son, de acuerdo con International Institute for Strategic Studies (IISS) y el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cedal), Chile y Venezuela, con 2.785 y 2.200 millones de dólares respectivamente, seguidos por Brasil con 1.342 millones. Bastante más lejos quedan los 80 millones de dólares invertidos por Argentina.
La gran diferencia está en el tipo de material adquirido.
Mientras Chile ha optado por la tecnología más avanzada, Venezuela se ha centrado en conseguir material que permita armar a un porcentaje importante de la población civil en prevención de una invasión.
Brasil por su parte ha orientado más la inversión hacia medios de combate y transporte para asegurar la zona del Amazonas, y Argentina ha comprado radares y misiles de combate aéreo.
“Las fuerzas armadas latinoamericanas disponen hoy de un armamento que no se corresponde con las teóricas relaciones políticas amigables que existen entre los gobiernos”, advierte Rut Diamint, profesora especialista en Desarme y Defensa de la Universidad Di Tella, en Buenos Aires.
Diferencias notables
Las diferencias son notables en los dos países con mayor gasto. Chile, por ejemplo, ha comprado sistemas de armamento que no existían en la región hasta el momento.
En los dos últimos años el gobierno de Santiago adquirió, entre otras unidades, un centenar de vehículos de combate Leopard II a Alemania, dos submarinos equipados con dispositivos de disparo de misiles a España y Francia, 10 aviones F-16 con sistemas de misiles aire-aire de alcance medio a Estados Unidos y otros 18 F-16 de segunda mano a Holanda, pero modificados con tecnología israelí.
El PIB dedicado por Chile a defensa nunca baja del 3,5 por ciento, y además la llamada “ley secreta del cobre” otorga el 10 por ciento de los beneficios por venta de dicho metal al presupuesto de las fuerzas armadas. Y el cobre está batiendo récords todas las semanas en su cotización internacional...
Sin embargo desde Chile se afirma que a la hora de medir los gastos en defensa no todos los países utilizan la misma metodología, y esto genera grandes diferencias al poner unas cifras junto a otras sobre el papel. Según Santiago su gasto en defensa en 2004 fue del 1,4 por ciento del PIB.
“Las diferencias con cifras de otras fuentes generalmente se deben a que éstas incluyen partidas como los gastos en la policía, la seguridad interna, la administración aeroportuaria, el servicio de guardacostas y, sobre todo, la previsión del personal en retiro de las fuerzas armadas y los servicios policiales, lo cual lleva a duplicar los montos”, destaca Javier Galaz, del Ministerio de Defensa chileno.
En una entrevista concedida hace tres semanas al diario El País, de España, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, a una pregunta sobre el gasto militar, respondió sin rodeos que la política de defensa en su país es “transparente y exclusivamente defensiva”, y anunció que su capacidad militar no variará en los próximos años, aunque sí se cambiará material obsoleto por otro más nuevo.
Chávez no se queda atrás
Con una estrategia diferente, pero en una situación de ingresos económicos similar a Chile, gracias al precio del barril de petróleo, Venezuela ha adquirido fundamentalmente helicópteros y aviones de transporte de tropas a Rusia y España, aviones de combate a Brasil y 100 mil rifles de asalto AK-103 y AK-104 a Rusia.
“No son grandes compras para un combate tradicional, desde luego. Las corbetas adquiridas a España no van a desequilibrar una guerra, pero el presidente venezolano Hugo Chávez apunta más a invertir en factores poco mensurables en un conflicto, y por tanto poco controlables, como por ejemplo las milicias civiles armadas”, indica Fabián Calle.
A este respecto, el presidente venezolano ya ha anunciado en diferentes ocasiones su proyecto de equipar con los fusiles nuevos a sus fuerzas armadas y entregar el material viejo a una milicia civil armada.
Por su parte, Colombia ha gastado 100 millones de dólares (más otros 700 aportados por Estados Unidos en el Plan Colombia) para la adquisición de vehículos de combate, piezas de artillería y aviones de transporte a España.
En tanto, Perú ha comprado una cantidad no determinada de aviones Mig-29 rusos y Mirage 2000 franceses, además de dos fragatas lanza misiles a Italia. Cabe acotar que estas cifras son sólo el gasto reconocido por los diferentes estados.
“Esta es una región tranquila en la actualidad, pero sometida a fuertes cambios ideológicos”, opina Gustavo Gorriz, director de la revista argentina DEF, especializada en temas de defensa. “Hay numerosas fuentes de crisis y cuando uno sabe que tiene la fuerza en sus manos, puede tener la tentación de utilizarla”, finaliza.
Bazar bélico
Estados Unidos, España, Holanda, Francia y Rusia, son los mayores proveedores de armas a Sudamérica según los datos del Cedal y del IISS.
Esto no significa que necesariamente el armamento que se vende sea nuevo, como sucede con los 40 vehículos de combate AMX-30 dados de baja en España y adquiridos por Colombia, o los 18 aviones F-16 que Holanda le ha vendido a Chile.
En las compras hechas en Sudamérica durante 2005 la gran mayoría del material bélico provino de Europa Occidental o de Estados Unidos. En cambio, las ventas rusas, apenas van más allá de los fusiles de asalto y helicópteros adquiridos por Venezuela.
El país que más ha diversificado sus compras es Brasil, cuyas fuerzas armadas han adquirido desde los sofisticados helicópteros Black Hawk y torpedos estadounidenses, a misiles sudafricanos, pasando por aviones de entrenamiento saudíes, de transporte españoles o de combate franceses.
En el polo opuesto, Argentina –con un gasto de 80 millones de dólares– se ha centrado en sistemas de radares bidimensionales y tridimensionales y en misiles aire-aire.
“Estamos inmersos en una profunda reorganización de las Fuerzas Armadas desde el paso de la conscripción al Ejército profesional”, señaló una alta fuente del Ministerio de Defensa en Buenos Aires, que pidió mantener el anonimato. “El 80 por ciento del presupuesto militar argentino está dedicado a sueldos”, aseguró Fabián Calle, experto de Nueva Mayoría quien consideró que el Ejército atraviesa desde hace bastante tiempo problemas de renovación de material.
Una situación similar a la argentina atraviesan las fuerzas armadas de Perú, país que en diciembre modificó unilateralmente su frontera con Chile y que gastó cuatro veces más presupuesto que Argentina en armamento nuevo, como cazabombarderos, vehículos de combate y fragatas lanza misiles.