Entrevista Cap. Navío (RE) Curilovic
Pánzon dijo:
En el interesantísimo y muy didáctico grupo de Yahoo Mision Malvinas2, que lleva el amigo Norberto NJL56, un miembro nos trajo un "reportaje" al Cap. Navío (RE) Curilovic, jefe de la sección de SuEs que hundieron el Atlantic Conveyor ese glorioso 25 de Mayo.
PARTE 1
Tal cual esta en el Grupo Yahoo
Los caracteres “ pueden deberse al uso de Negrita, yo no lo modifique en nada.
ATAQUE Y HUNDIMIENTO DEL BUQUE LOGÍSTICO Y TRANSPORTE DE AERONAVES,
ACL “ATLANTIC CONVEYOR”.
* Por el Capitán de Navío (R) Roberto Curilovic
Acabo de recibir un llamado del Sr. Vicealmirante Alfonso, quien me
solicitó que escribiese algún artículo para esta joven Gaceta y
compartir con los lectores algo de nuestra experiencia de combate en
el Conflicto del Atlántico Sur.
Me embargaron de inmediato varias sensaciones, una, el orgullo y
agradecimiento por el pedido recibido, la segunda, el compromiso por
cumplir en tiempo pese a mis actuales obligaciones que me exigen
viajes permanentes fuera del país, y, la más importante, tratar de no
convertirme en un frío y aburrido relator técnico explicando una
operación particular.
En efecto, buscando la espontaneidad, recordé un artículo basado en
una entrevista que en 1997 me realizó Juan Luis Gallardo, escritor y
periodista de lujo, como colaboración a la Revista de la Escuela de
Guerra Naval.
De manera que sin su autorización formal, pero seguramente con su
anuencia implícita basada en la amistad que mantenemos, me atreví a
transcribir algunas preguntas y respuestas desarrolladas en esa
oportunidad.
Como se llegó a esta particular circunstancia, lo sintetiza la citada
entrevista:
----------------------------------------------------------
-------------------------
Pregunta (Juan L. Gallardo): - A título de curiosidad, luego de
egresar como piloto naval ¿cuál fue el primer avión que voló?
Respuesta (R. Curilovic): - El T-28. Y esto es algo digno de
señalarse, pues demuestra la velocidad con que la Armada acompañó los
notables avances tecnológicos en esos tiempos.
Yo concluí el curso de piloto a fines de 1969, volando ese avión de
hélice, con motor a pistón; diez años después, en 1980, me estaba
adiestrando en los Super Etendard, aparatos de reacción que, con el
misil Exocet, conformaban un sistema de armas notablemente
evolucionado y sofisticado.
P: - Entiendo que Ud. formó parte del primer grupo de pilotos
argentinos que tomó contacto con ese avión.
R: - Efectivamente. Formaba parte de la escuadrilla de Skyhawk A4-Q
cuando se empezó a pensar en su reemplazo. No habiendo podido
conseguir máquinas norteamericanas, en virtud de prohibiciones de
suministro vigentes por entonces, se buscaron otras que pudieran
operar en nuestro portaaviones. Analizadas distintas posibilidades
se optó finalmente por los Super Etendard si bien, como los A.4,
operarían con márgenes estrechos sobre el portaaviones, ya que no
debe olvidarse que nuestro buque estaba diseñado para aviones a
hélice y pistón.
P: - Seleccionado el Super Etendard ¿qué ocurrió después?
R: - Fueron elegidos diez pilotos experimentados en volar los A.4 y
nos enviaron a Europa para adaptarnos a los nuevos aviones. Viajamos
a Francia hacia octubre de 1980. Allí nos adiestramos a la par de los
pilotos franceses ya que la fábrica estaba entregando los flamantes
aparatos a la marina de ese país y los catorce adquiridos por
nosotros, se intercalaron en la primera partida recibida por los
propios franceses.
Completado el curso en junio de 1981, permanecí en Francia junto al
entonces Teniente de Fragata Mayora para realizar un curso de
señalero de aterrizaje en portaaviones.
P: - ¿Cuántos y cuándo llegan aquí los primeros Super Etendard?
R: - En diciembre de 1981 llegaron los primeros cinco aviones, a los
cuales acompañé.
P: - De manera que estuvieron en la Argentina muy pocos meses antes
de entrar en acción. ¿Comenzaron de inmediato a operarlos desde el
portaaviones?
R: - No, porque era necesario adaptar antes el buque para ello y esas
tareas no estaban
concluidas cuando sobrevino la guerra de Malvinas.
Por eso, durante su transcurso, se operó desde bases en tierra. En
virtud de ello, proseguimos el adiestramiento en la Base Aeronaval
Comandante Espora, con ataques simulados sobre cuanto barco anduvo
navegando dentro de nuestro radio de acción.
P: - ¿En qué momento tuvo usted conocimiento de que podría llegar a
entrar realmente
en combate?
R: - Sobre fines de marzo me embarqué en el portaaviones A.R.A “25 de
Mayo” con los aviones A4-Q. Salimos para una maniobra rutinaria y, en
navegación, se nos informa al respecto de la acción sobre Malvinas.
El portaaviones, durante el “Operativo Rosario”, permanece a unas 90
millas al norte de las islas, integrando una Fuerza de Cobertura,
para destacar luego los aviones Tracker que se asentaron en Puerto
Argentino. En lo que me atañe, soy reincorporado a la escuadrilla de
Super Etendard, que aún se hallaba en Espora.
P: - ¿En que condiciones operativas estaba la escuadrilla al momento
de su reincorporación?
R: - Según dije, el total de Super Etendard adquiridos fue de 14 pero
en ese momento sólo contábamos con 5 de ellos, decidiéndose alistar
cuatro y utilizar el quinto (el 3-A-201) para ser “canibalizado”, o
sea como banco de repuestos, pues el embargo dispuesto impediría
obtenerlos de otro modo, disponiéndose de una partida limitada de los
mismos.
En cuanto a los misiles Exocet, teníamos 5, que fueron entregados con
los aviones.
P: - Llegamos así a un punto importante: esos 5 misiles ¿podían ser
empleados cuando estalló la guerra?
R: - Primero conviene aclarar que los Super Etendard poseen también
otras capacidades – bombas, cañones, cohetes - , además de poder
emplear misiles aire/ superficie como los AM-39 Exocet. Pero el
comandante de la escuadrilla, Capitán de Fragata J. Colombo, resolvió
con buen criterio concentrarse prioritariamente en esta última
configuración, que aparecía como la más redituable. Resultaba
preciso, no obstante, llevar a cabo la adaptación electrónica entre
el misil y el avión, tarea que en principio debía realizar una
comisión técnica de la fábrica Aerospatiale, que viajaría al país en
abril, a fin de establecer el diálogo electrónico entre el misil y el
avión.
P: - Como la comisión de técnicos franceses seguramente no vino, ¿qué
se hizo?
R: - Recuerde usted que aquí ya hacía años operábamos desde los
buques un sistema de misiles Exocet Mar/Mar 38, de modo que existía
una basta experiencia al respecto. Y los técnicos de los talleres de
misiles y de electrónica empezó a trabajar en el asunto. Pero
faltaban algunos datos y códigos vitales que debían insertarse en la
computadora de tiro que alimentaba la del misil. Datos que no podían
solicitarse a Francia, porque se hallaba en vigencia lo que podríamos
llamar un “bloqueo tecnológico”, un embargo técnico,
a nuestro respecto. Estábamos solos en el tema.
Comenzó entonces la tarea de
quienes, habiendo formado parte de la comisión que compró el sistema
de armas, aún permanecían en Francia, logrando el Capitán J. Lavezzo
hacerse de la información faltante para alistar los Exocet con que
contábamos. Finalmente hacia el 20 de abril, el capitán Colombo pudo
presentarse al comandante de la Aviación Naval e informarle: “el
sistema Super Etendard-Exocet en servicio”. Pero claro, para llegar
a eso, la dificultad comentada no había sido el único problema a
resolver.
P: - ¿Cuál otro hubo?
R: - El problema operativo, la táctica a emplear. O sea la mejor
manera de sacar partido del sistema de armas que teníamos. Y, en tal
sentido, nos resultó de suma utilidad el hecho de que nuestra Armada
poseyera destructores del tipo 42 construidos en Inglaterra, gemelos
a los buques de defensa aérea que utilizarían los británicos y
provistos con radares análogos a los de éstos. De modo que, en
operaciones simuladas contra nuestros propios destructores, diseñamos
los mejores perfiles de aproximación para atacar las unidades
enemigas. Ello sin perjuicio de ejercitarnos también contra otras
naves que navegaban en el área, según lo dije anteriormente.
P: - Ya en servicio el sistema Super Etendard-Exocet, se resuelve
trasladar la escuadrilla a Río Grande...
R: - En efecto, no estando en condiciones de recibirla el
portaaviones, se estudió asentarla en el aeródromo de Puerto
Argentino. Pero las características de la pista, la falta de sistema
de frenado y el escaso apoyo electrónico del que se dispondría allí,
determinaron que se optara por actuar desde el continente,
eligiéndose la Base Aeronaval de Río Grande por ser la más próxima a
las islas. Detalle importante este último, si se considera que el
consumo de combustible en vuelos rasantes es muy grande (70 litros
por minuto), resultando así limitada la autonomía de los aviones que
emplean esta modalidad de ataque, por la cual ya nos habíamos
inclinado. Equipados con el misil y con tanques suplementarios, los
Super Etendard tenían un radio de acción (ida y vuelta) de
aproximadamente 380 millas (704 Km), sin reabastecerse.
P: - Una autonomía que apenas permitía llegar a Malvinas y volver.
R: - Sí. Y como descontábamos que la flota inglesa se situaría más
allá del archipiélago, nos ejercitamos en la maniobra de
reaprovisionamiento, que realizábamos con un avión KC-130 de la
Fuerza Aérea Argentina. Así alcanzamos a las 500 millas (930 Km) de
radio de acción, aproximadamente. Además, el capitán Colombo había
dispuesto que nuestros aviones salieran en parejas, provistos cada
uno con un misil y formando a ese efecto cinco equipos, integrados
del modo siguiente: el primero de los oficiales en orden de
antigüedad volaría con el último; el segundo con el penúltimo; el
tercero con el ante penúltimo....y así seguir, hasta completar los
equipos con un total de diez pilotos.
P: - ¿Cómo quedaron formados los equipos?
R: - Colombo (el comandante), con Machetanz; Badacarratz con Mayora;
Agotegaray con Rodríguez Mariani; Curilovic con Barraza y Francisco
con Collavino. Se estableció que las parejas saldrían en ese orden y
que, al iniciar una misión, la siguiente quedaría de guardia, en
espera, “con la goma puesta”...
P: - ¿”Con la goma puesta”?
R: - Sí, alistada, con el incómodo y caluroso traje antiexposición
colocado y los aviones alistados, a fin de ahorrar tiempos.
P: - Por lo tanto, el primer equipo que entró en acción fue el que
formaban Colombo - Machetanz, quedando alistados Bedacarratz -
Mayora...
R: - Ello aconteció el 1° de mayo. Y en esas circunstancias el
comandante nos dio un ejemplo, pues al efectuar el reabastecimiento,
se trabó una válvula en su avión, que empezó a perder combustible.
Lo cual obligó a abortar la misión y los aviones a regresar. Pero,
pese a su deseo de entrar en combate, el comandante y su numeral
cedieron lugar a la pareja que les seguía en turno, respetando el
Capitán Colombo, en su propio perjuicio, las reglas por él
establecidas. Y fueron Bedacarratz - Mayora quienes hundieron
el “Sheffield” en la misión siguiente, realizada el 4 de mayo. Pero
a esta altura del relato, es preciso consignar la tarea fundamental
que cumplieron los aviones exploradores para hacer posible la
nuestra.
P: - ¿Qué hacían esos aviones?
R: - El radar de un Super Etendard es un radar de localización, no un
radar de búsqueda. Necesitábamos por lo tanto el apoyo de aviones
provistos de éstos, aptos para barrer zonas más amplias y determinar
la situación en superficie. Esta labor la cumplieron esforzadamente
dos antiguos P-2 Neptune que, más tarde, imposibilitados de seguir
operando, debieron ser replegados.
P: - No es el objeto de este reportaje extenderse respecto al
hundimiento del Sheffield, operación en la cual Ud. no intervino.
Pero pese a ello, me gustaría saber cómo vivieron el suceso en Río
Grande.
R: - Con la alegría que suscitaba, en todos los casos, el regreso de
los aviones que habían salido en misiones de combate. Y luego, al
confirmarse el éxito obtenido, con la alegría suplementaria que
significó comprobar que las cosas se hicieron bien en el nada fácil
alistamiento del sistema de armas “Super Etendard – Exocet”. Por
otra parte, conviene recordar que para los británicos el golpe
resultó muy duro pues, además de las pérdidas que les ocasionó, les
demostró que dicho sistema de armas estaba en condiciones de
funcionar, cosa que ellos no sabían con certeza.