La supresión de las FFAA en Costa Rica, un ejemplo irrepetible
Por Oscar Lebel - Analista
Por razones poco sospechables y no inferibles, el ex presidente de Costa Rica Oscar Arias se propone sugerirle al presidente Mujica que "Uruguay elimine sus FFAA". No dice el señor Arias que Chile borre su ejército, Que Perú lo haga. Que lo borren Brasil, Argentina o Venezuela. O EEUU. No señor. Quien desvela el sueño pacifista del señor Arias es Uruguay. Le sobran razones al senador Eleuterio Fernández Huidobro, cuando dice que "el ex presidente Arias le está haciendo los deberes a alguien".
Es que en la lógica del Imperio no basta haber conseguido la supremacía material. Requiere su correlato, el desarme mental, la aceptación apática y desmotivada de la superioridad del otro. Por eso y a pesar del armamento sofisticado, las cadenas de radio y TV y sus amanuenses trabajan incansables en la reiteración de pautas filosóficas y conductas que tratan de tapar con vistosa perfumería dialéctica, los malos olores de la escala de valores malinches inducidos o impuestos a los desheredados del mundo. Bueno es recordarle al señor Arias algunas nociones sobre el tópico militar, para que cuando opine o sugiera lo haga sobre bases más sólidas que el simple voluntarismo.
Primero: Las FFAA ni se borran por prejuicio ni se mantienen para entretenimientos color castrense. No tenemos un ejército porque es lindo verlo desfilar. Tampoco podemos borrarlo porque no nos gustan los militares. En ese orden hay quienes no gustan de los escribanos, de los carpinteros o de los inspectores de tránsito. Con eso de liquidar a quienes no nos gusta, no queda nadie en Uruguay. Además queda la duda sobre quién echa a los que deben ser echados.
Segundo. No hay país en el mundo que no haya cuestionado sus FFAA. También el nuestro. Pero nuestros más encendidos antimilitaristas, puestos en cubanos, vietnamitas o israelíes, no dudarían en girar la ecuación, porque tanto a Cuba, como a Vietnam o a Israel les va la vida en ello. No es a las FFAA a quienes odian nuestros antimilitaristas sino a lo que fueron llevadas en determinado lapso histórico.
Tercero. Las FFAA son lo que son sus mandos. El general Gutiérrez Mellado, formado en el período franquista, fue el garante de la transición de España a la democracia. A la democracia volvieron los portugueses cuando los soldados desfilaron en Lisboa con un clavel en el cañón de sus fusiles.
Costa Rica es diferente a los demás países de Centroamérica y hay razones para ello. Los conquistadores españoles, que no encontraron metales preciosos ni mano de obra indígena dócil sino guerreros extremadamente belicosos, luego de exterminarlos asentaron en la región a colonos andaluces o extremeños, que al igual a sus homónimos de Nueva Inglaterra, tuvieron que hacerlo todo por sí mismos. Surgió así una sociedad homogénea de aldeanos pobres, étnicamente europeos, donde las distinciones de clase o no existían o eran muy tenues. Cuando se llevó a cabo la independencia de España esos campesinos mostraron una estabilidad y cordura que contrastaba con la pesadilla en que quedó envuelta el resto de Centroamérica.
A partir de la primera importación de cafetos nació derivadamente una oligarquía cafetalera, y su contracara, una multitud de campesinos asalariados pobres. Desde 1870 a 1882 el gobierno del general Tomás Gurdia, un déspota ilustrado que construyó muchas escuelas al tiempo que mantenía férreamente la paz social reclamada por la aristocracia blanca que exprimía a un proletariado también blanco, hecho que contrastaba violentamente con los países vecinos donde la mano de obra servil tenía cara de indio o de negro africano. Por esa época el norteamericano Minor Keith, encargado de tender el ferrocarril, plantó bananos a ambos lados de la vía, iniciando así a una empresa que pasará a la historia de la riqueza y de la infamia con el nombre de United Fruit.
Los obreros en toda Centroamérica la llamaron "mamita yunai" (mamita por su fecundidad y yunai por la adaptación fónica de la palabra inglesa United). Del apareamiento de mamita yunai con los "marines" que ocuparon 20 años la región nacieron las "repúblicas bananeras" del Caribe, cuyo dominio se aseguró EEUU creando "Guardias Nacionales", cuyos jefes eran matones agradecidos al imperio, tal como Trujillo en Dominicana, Tacho Somoza en Nicaragua, Tiburcio Carías en Honduras. Estamos en 1948 y el presidente Picado apoya al candidato Rafael Calderón. Triunfa sin embargo el periodista opositor Otilio Ulate. El presidente anula la elección y se produce un levantamiento popular armado dirigido por el hacendado socialdemócrata José (Pepe) Figueres. Las tropas del gobierno son reforzadas por contingentes nicaragüenses y dominicanos enviados por Leónidas Trujillo y Tacho Somoza. Igualmente fueron derrotadas, al precio de 2.000 muertos.
El 8 de mayo se firma el pacto Ulate-Figueres, todo bajo la mirada benevolente de EEUU, que deseando borrar la mala imagen que dan al hemisferio al apoyar a las dictaduras de Somoza y Trujillo, deciden tomar bajo su ala la defensa de Costa Rica. Co ese respaldo Figueres declara disuelto el ejército. Y de paso, para cumplir con el "aggiornamiento" a la Guerra Fría, ilegaliza al Partido Comunista. Don Pepe recorre toda América Latina. A su paso por Montevideo, la "prensa grande" le recordará a la FEUU que "Figueres no es tercerista sino un buen amigo de los EEUU". Don Pepe corroborará patéticamente: "Mi vínculo con los EEUU es afectivo. Mi esposa es americana y allá he vivido largo tiempo. Es probable que haya leído más en inglés que en castellano".
Figueres entrega el poder a Ulate. Será reelegido presidente. En 1955 un grupo de mercenarios apoyado por Tacho Somoza invade Costa Rica, acusando a Figueres de comunista y estar asociado a los presidentes Rómulo Bentancur de Venezuela y Juan Arévalo de Guatemala, que "son comunistas". Se ametrallaron 10 ciudades y cuando todo parecía empeorar EEUU hizo dos cosas. Una: Venderle cinco aviones de combate a Costa Rica a dólar cada uno.
Otra: Enviar un delegado plenipotenciario como mediador. El representante de EEUU, después de cerciorarse que lo principal (las plantaciones de bananos) estaba bien y que seguiría bien, impuso un tratado de paz al belicoso Tacho Somoza, que rabioso por el fracaso del golpe, a toda costa quería dirimir la guerra a lo "cowboy" mediante un duelo con Pepe Figueres en la frontera.
La pregunta surge. Si ese es el precio para desmantelar las FFAA, ¿vale la pena pagarlo? La respuesta la dio hace muchos años el Dr. Luis Alberto de Herrera cuando pontificó:
"Cuando la seguridad de una nación depende de la benevolencia de otra nación, su autonomía también es fruto de la ajena benevolencia".
Que todo sea para bien.
la Republica
Por Oscar Lebel - Analista
Por razones poco sospechables y no inferibles, el ex presidente de Costa Rica Oscar Arias se propone sugerirle al presidente Mujica que "Uruguay elimine sus FFAA". No dice el señor Arias que Chile borre su ejército, Que Perú lo haga. Que lo borren Brasil, Argentina o Venezuela. O EEUU. No señor. Quien desvela el sueño pacifista del señor Arias es Uruguay. Le sobran razones al senador Eleuterio Fernández Huidobro, cuando dice que "el ex presidente Arias le está haciendo los deberes a alguien".
Es que en la lógica del Imperio no basta haber conseguido la supremacía material. Requiere su correlato, el desarme mental, la aceptación apática y desmotivada de la superioridad del otro. Por eso y a pesar del armamento sofisticado, las cadenas de radio y TV y sus amanuenses trabajan incansables en la reiteración de pautas filosóficas y conductas que tratan de tapar con vistosa perfumería dialéctica, los malos olores de la escala de valores malinches inducidos o impuestos a los desheredados del mundo. Bueno es recordarle al señor Arias algunas nociones sobre el tópico militar, para que cuando opine o sugiera lo haga sobre bases más sólidas que el simple voluntarismo.
Primero: Las FFAA ni se borran por prejuicio ni se mantienen para entretenimientos color castrense. No tenemos un ejército porque es lindo verlo desfilar. Tampoco podemos borrarlo porque no nos gustan los militares. En ese orden hay quienes no gustan de los escribanos, de los carpinteros o de los inspectores de tránsito. Con eso de liquidar a quienes no nos gusta, no queda nadie en Uruguay. Además queda la duda sobre quién echa a los que deben ser echados.
Segundo. No hay país en el mundo que no haya cuestionado sus FFAA. También el nuestro. Pero nuestros más encendidos antimilitaristas, puestos en cubanos, vietnamitas o israelíes, no dudarían en girar la ecuación, porque tanto a Cuba, como a Vietnam o a Israel les va la vida en ello. No es a las FFAA a quienes odian nuestros antimilitaristas sino a lo que fueron llevadas en determinado lapso histórico.
Tercero. Las FFAA son lo que son sus mandos. El general Gutiérrez Mellado, formado en el período franquista, fue el garante de la transición de España a la democracia. A la democracia volvieron los portugueses cuando los soldados desfilaron en Lisboa con un clavel en el cañón de sus fusiles.
Costa Rica es diferente a los demás países de Centroamérica y hay razones para ello. Los conquistadores españoles, que no encontraron metales preciosos ni mano de obra indígena dócil sino guerreros extremadamente belicosos, luego de exterminarlos asentaron en la región a colonos andaluces o extremeños, que al igual a sus homónimos de Nueva Inglaterra, tuvieron que hacerlo todo por sí mismos. Surgió así una sociedad homogénea de aldeanos pobres, étnicamente europeos, donde las distinciones de clase o no existían o eran muy tenues. Cuando se llevó a cabo la independencia de España esos campesinos mostraron una estabilidad y cordura que contrastaba con la pesadilla en que quedó envuelta el resto de Centroamérica.
A partir de la primera importación de cafetos nació derivadamente una oligarquía cafetalera, y su contracara, una multitud de campesinos asalariados pobres. Desde 1870 a 1882 el gobierno del general Tomás Gurdia, un déspota ilustrado que construyó muchas escuelas al tiempo que mantenía férreamente la paz social reclamada por la aristocracia blanca que exprimía a un proletariado también blanco, hecho que contrastaba violentamente con los países vecinos donde la mano de obra servil tenía cara de indio o de negro africano. Por esa época el norteamericano Minor Keith, encargado de tender el ferrocarril, plantó bananos a ambos lados de la vía, iniciando así a una empresa que pasará a la historia de la riqueza y de la infamia con el nombre de United Fruit.
Los obreros en toda Centroamérica la llamaron "mamita yunai" (mamita por su fecundidad y yunai por la adaptación fónica de la palabra inglesa United). Del apareamiento de mamita yunai con los "marines" que ocuparon 20 años la región nacieron las "repúblicas bananeras" del Caribe, cuyo dominio se aseguró EEUU creando "Guardias Nacionales", cuyos jefes eran matones agradecidos al imperio, tal como Trujillo en Dominicana, Tacho Somoza en Nicaragua, Tiburcio Carías en Honduras. Estamos en 1948 y el presidente Picado apoya al candidato Rafael Calderón. Triunfa sin embargo el periodista opositor Otilio Ulate. El presidente anula la elección y se produce un levantamiento popular armado dirigido por el hacendado socialdemócrata José (Pepe) Figueres. Las tropas del gobierno son reforzadas por contingentes nicaragüenses y dominicanos enviados por Leónidas Trujillo y Tacho Somoza. Igualmente fueron derrotadas, al precio de 2.000 muertos.
El 8 de mayo se firma el pacto Ulate-Figueres, todo bajo la mirada benevolente de EEUU, que deseando borrar la mala imagen que dan al hemisferio al apoyar a las dictaduras de Somoza y Trujillo, deciden tomar bajo su ala la defensa de Costa Rica. Co ese respaldo Figueres declara disuelto el ejército. Y de paso, para cumplir con el "aggiornamiento" a la Guerra Fría, ilegaliza al Partido Comunista. Don Pepe recorre toda América Latina. A su paso por Montevideo, la "prensa grande" le recordará a la FEUU que "Figueres no es tercerista sino un buen amigo de los EEUU". Don Pepe corroborará patéticamente: "Mi vínculo con los EEUU es afectivo. Mi esposa es americana y allá he vivido largo tiempo. Es probable que haya leído más en inglés que en castellano".
Figueres entrega el poder a Ulate. Será reelegido presidente. En 1955 un grupo de mercenarios apoyado por Tacho Somoza invade Costa Rica, acusando a Figueres de comunista y estar asociado a los presidentes Rómulo Bentancur de Venezuela y Juan Arévalo de Guatemala, que "son comunistas". Se ametrallaron 10 ciudades y cuando todo parecía empeorar EEUU hizo dos cosas. Una: Venderle cinco aviones de combate a Costa Rica a dólar cada uno.
Otra: Enviar un delegado plenipotenciario como mediador. El representante de EEUU, después de cerciorarse que lo principal (las plantaciones de bananos) estaba bien y que seguiría bien, impuso un tratado de paz al belicoso Tacho Somoza, que rabioso por el fracaso del golpe, a toda costa quería dirimir la guerra a lo "cowboy" mediante un duelo con Pepe Figueres en la frontera.
La pregunta surge. Si ese es el precio para desmantelar las FFAA, ¿vale la pena pagarlo? La respuesta la dio hace muchos años el Dr. Luis Alberto de Herrera cuando pontificó:
"Cuando la seguridad de una nación depende de la benevolencia de otra nación, su autonomía también es fruto de la ajena benevolencia".
Que todo sea para bien.
la Republica