ROMA (De nuestra corresponsal).- El obispado castrense no será eliminado, sino reformado, confirmó ayer Juan Pablo Cafiero, que habló de este asunto "pendiente y dominante" de la relación bilateral con el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de la Santa Sede.
La idea es armar comisiones que estudien en profundidad el asunto, que estalló en 2005 después de inoportunas declaraciones de monseñor Antonio Baseotto, entonces obispo castrense. "Nosotros vamos a trabajar el tema, tenemos que estudiar la nueva realidad militar en la Argentina a la luz del proceso democrático iniciado en 1983. Hay que poner sobre la mesa cómo es hoy la vida militar del país, que está muy profesionalizada", dijo a LA NACION el flamante embajador.
"Creo que el obispado castrense es algo que debe reformarse a la luz de que hoy el respeto al profesional militar pasa por la integración del militar y su familia como profesionales de la vida civil, y no por el gueto. Por algo se derogó el código de justicia militar; el propio presupuesto militar es indicativo de lo que el Estado espera de ellos. Y todo lo que sea segmentar, armar una cosa aparte, es contraproducente para el profesionalismo militar", explicó.
Cafiero recordó que la cuestión estalló a partir de una poco afortunada declaración de Baseotto, que, en febrero de 2005, dijo que había que "tirar al mar atado a una piedra" al entonces ministro de Salud, Ginés González García, que se había manifestado en público en favor de la despenalización del aborto.
"Hasta ese momento, el obispado castrense era un tema ignorado: la mayoría de la gente no lo conocía y, es más, hasta dentro de la Iglesia hubo gente que preguntó y fue a buscar el tratado de 1957", evocó Cafiero.
"Baseotto puso sobre la mesa que hay un obispado castrense que hasta el momento no había sido estudiado en profundidad. Ahora se va a hacer, sin ánimo de revancha. En esto el Ministerio de Defensa y la Secretaría de Culto tienen que intervenir, así como distintos organismos del Estado para brindar sus opiniones, y nosotros seremos el reflejo de esas opiniones ante la Secretaría de Estado del Vaticano", concluyó el embajador.
La idea es armar comisiones que estudien en profundidad el asunto, que estalló en 2005 después de inoportunas declaraciones de monseñor Antonio Baseotto, entonces obispo castrense. "Nosotros vamos a trabajar el tema, tenemos que estudiar la nueva realidad militar en la Argentina a la luz del proceso democrático iniciado en 1983. Hay que poner sobre la mesa cómo es hoy la vida militar del país, que está muy profesionalizada", dijo a LA NACION el flamante embajador.
"Creo que el obispado castrense es algo que debe reformarse a la luz de que hoy el respeto al profesional militar pasa por la integración del militar y su familia como profesionales de la vida civil, y no por el gueto. Por algo se derogó el código de justicia militar; el propio presupuesto militar es indicativo de lo que el Estado espera de ellos. Y todo lo que sea segmentar, armar una cosa aparte, es contraproducente para el profesionalismo militar", explicó.
Cafiero recordó que la cuestión estalló a partir de una poco afortunada declaración de Baseotto, que, en febrero de 2005, dijo que había que "tirar al mar atado a una piedra" al entonces ministro de Salud, Ginés González García, que se había manifestado en público en favor de la despenalización del aborto.
"Hasta ese momento, el obispado castrense era un tema ignorado: la mayoría de la gente no lo conocía y, es más, hasta dentro de la Iglesia hubo gente que preguntó y fue a buscar el tratado de 1957", evocó Cafiero.
"Baseotto puso sobre la mesa que hay un obispado castrense que hasta el momento no había sido estudiado en profundidad. Ahora se va a hacer, sin ánimo de revancha. En esto el Ministerio de Defensa y la Secretaría de Culto tienen que intervenir, así como distintos organismos del Estado para brindar sus opiniones, y nosotros seremos el reflejo de esas opiniones ante la Secretaría de Estado del Vaticano", concluyó el embajador.