Entrevista a Wolfgang Backhaus, presidente de Nostromo Defensa
“Debemos dar el salto y crecer”
Su pequeña empresa, situada en Alta Gracia, está en un rubro complejo y específico: fabrica aviones no tripulados. Acaba de asociarse con capitales externos y va en búsqueda de más oportunidades a nivel internacional.
Walter Giannoni
De nuestra Redacción
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Un reconocimiento a la inteligencia. Wolfgang Backhaus preside Nostromo Defensa SA, una fábrica de aviones no tripulados para usos militares y civiles llamados UAV. Es un campo que obliga a la investigación y al desarrollo, donde aparecen nuevos jugadores en el plano internacional. La Pyme de Alta Gracia está ahí, decidida a la innovación y a la búsqueda de oportunidades en el mundo.
–¿Quién vio el rubro?
–Marcelo Martínez, uno de los tres socios, que llevaba seis años trabajando en un requerimiento de la Armada Argentina para hacer aviones no tripulados de tiro. Todo esto llamó la atención del gobierno norteamericano y la US Army para diseñar, fabricar y entregar un sistema completo.
–Su especialidad personal son los materiales para hacer las aeronaves, ¿no es así?
–Desde los 18 ó 19 años trabajé con esta técnica de los materiales compuestos. Vengo de una empresa chica que también fue pionero en eso. Estamos hablando de fibras de refuerzo, con espumas y resinas de distinto tipo. Eso permite hacer estructuras muy livianas y resistentes adecuadas para distintos aviones. Acá yo me ocupo de la fabricación y las relaciones institucionales.
–¿La empresa es de capitales totalmente cordobeses?
–Ya no. El año pasado vendimos un porcentaje minoritario a dos firmas. Una es Simrad Obtronix Asa, de Noruega, y a Transatlantic Technologies, de Estados Unidos. Hacen equipamiento para visión nocturna y proveen tecnología al gobierno norteamericano.
–¿De dónde provienen los ingresos de Nostromo?
–De la facturación que ha crecido en los últimos meses por el acuerdo con la empresa española Indra. Este año hemos vendido aviones, consultoría en ámbitos como cálculos, revisiones, rediseño, y la principal fuente de ingresos ha sido este convenio de cooperación por el cual cobramos por la prestación de servicios de ingeniería.
–¿Exactamente en qué consiste ese convenio?
–En utilizar una plataforma que ya tenemos volando, madurarla tecnológicamente y ajustarla a los requerimientos que aparezcan para ella. Estamos cambiando el producto con una visión comercial.
–¿Hay mercado interno para los UAV?
–Sí, estamos trabajando en dos desarrollos relacionados con fotografía aérea de dos empresas nacionales, con aplicación en imágenes, agrícolas, forestales, catastrales y de seguridad.
–¿Personalmente, en qué cosas pone más empeño en el proceso?
–En la fabricación, hay que tener manos, dedos, feeling con los materiales para que además de funcionar, las cosas sean lindas. Hay mucho de arte, cuando algo no está prolijo y bien terminado, me pongo loco. Por eso, como hemos mandado gente a España, hace algunos meses que he vuelto al taller a fabricar, masillar, lijar, como hace 20 años.
–¿Qué mandaron a España?
–Dos pilotos y un ingeniero. Acaba de volar por primera vez el Yarará en España con un motor rotativo de origen inglés. Tecnológicamente es un hito muy importante.
–¿Desde afuera da la impresión de que es muy difícil vender estos productos? ¿Por qué insisten?
–El mercado es difícil pero puede ser muy rentable. Tiene sólo 15 años, somos de los primeros que estamos jugando en esto. Hemos llamado la atención y pudimos entrar en algunos lugares que de otra forma hubiera sido imposible. El mercado Latinoamericano está totalmente virgen, y podemos ser un partner importante para penetrar. Hemos vendido aviones en un contexto donde hay pocas empresas que han vendido.
–¿Considera que la empresa aún está en un estado embrionario?
–No, ya iniciamos la etapa en la que tenemos que consolidarnos y crecer, y si no el proyecto se cae. Hemos demostrado que tenemos posibilidades para cumplir. Si gente del exterior se fija en nosotros, quiere decir que la idea es viable. Hoy estamos frente a la segunda etapa en la que la empresa se tiene que consolidar. Debemos dar el siguiente salto y crecer, orgánicamente, en tamaño, en tecnología, de lo contrario no vamos a poder insertarnos con más éxito en el mercado real. Los socios en el exterior son muy similares a nosotros, lo cual es una suerte. Para pensar en fabricar y proveer estas cosas al mercado internacional hay que hacer un salto tecnológico.
Manos a la obra
Alas desplegadas. Wolfgang Backhaus en la Pyme de Alta Gracia. Foto: LaVoz / Darío Galiano
Nombre: Wolfgang Backhaus.
Edad: 42.
Empresa: Nostromo Defensa SA.
Cargo: presidente.
Estado civil: casado.
Hijos: Federico (14) y Ana (10).
Un sueño: un país ordenado, serio y previsible, que permita vivir de esa manera.
Una frustración: sigue pendiente terminar la facultad.
Un lugar: un centro de ski.
Un deporte: tenis y vóley.
Un auto: Porsche 911.
Un libro: Cien años de soledad, y los trabajos previos.
Hincha de: Boca Juniors.
http://www2.lavoz.com.ar/suplementos/economia/08/12/07/nota.asp?nota_id=470383