La cocina del “Irízar”: reinado de sabores
26/03/2018. En la cocina del rompehielos trabajan cinco personas que día a día mantienen el ánimo de los tripulantes con la variedad de comidas que preparan.
Antártida – Desde el difusor de órdenes se escucha a las 11.15: “Almuerzo para la guardia y primer turno” y todos aquellos incluidos en ese grupo se dirigen a los respectivos comedores, de los cinco con los que cuenta el rompehielos ARA “Almirante Irízar”; orden que se repite para la cena y para los segundos turnos establecidos por la capacidad limitada de los salones.
La mayoría de los comensales ya conocen el menú, que todos los días se publica en la Orden Diaria de Actividades, y se aprestan a degustarlo.
Pero para llegar a ese momento, cinco personas trabajan diariamente en la cocina ubicada en la cubierta 2. En esa, la cubierta baja del “Irízar”, es donde reinan los aromas y los sabores.
Tampoco faltan nunca la música ni las sonrisas a pesar de la cantidad de horas que insume preparar diariamente la comida para 320 personas, número que varía en virtud de los movimientos logísticos que se realizan haciendo los recambios de personal en las bases antárticas.
Allí todos los días el encargado de la cocina del rompehielos, Suboficial Segundo cocinero Diego Paredes, junto con su equipo de trabajo, realiza la tarea de preparar los deliciosos platos con los que agasajarán a los tripulantes.
“Es un trabajo duro, estamos todo el día acá. Gracias a mi equipo sale todo siempre adelante”, señala el Suboficial Segundo Paredes.
Junto a él, codo a codo, trabajan cinco cocineras: la Cabo Primero Ruth Jiménez, su mano derecha, y las cabo segundo Georgina Nina, Gisela Roja y Rita González. “Todo personal femenino”, señala el Suboficial Paredes. A este equipo se sumó en esta navegación el Suboficial Segundo cocinero Bonifacio Duarte, más conocido como “Boni”, quien se encuentra en comisión y le imprime al equipo un plus de experiencia.
Cada uno cuenta con una especialidad, lo que se torna notable a la hora de preparar el variado menú que incluye, entre otros platos, milanesas de pollo y de carne, carne al horno, pan de carne, carré de cerdo, ravioles, acompañados de alguna guarnición.
El Suboficial Paredes cuenta con experiencia, navegó en el 2005 en el “Irízar” siendo Cabo Primero. Conoce lo que es el duro trabajo de la cocina en un buque de esa envergadura; por ello es el encargado de transmitir experiencias y conocimientos al personal que lo acompaña.
“Es un trabajo duro en la cocina porque estamos H24. Llevan mucho tiempo de preparación los menús”, subraya el Suboficial Segundo. Pero aclara con una sonrisa que cuando el buque se mueve “lo bueno es que comen poco”.
Para Paredes, la cocina en el buque tiene un 90% de importancia “porque todo el mundo está pendiente de la cocina, qué hay, si está bueno o no; obviamente que no se puede conformar a todos pero siempre se está pendiente de la cocina”, enfatiza.
“Estoy hace cuatro años en el rompehielos. Hicimos la prueba de hielo pero es la primera vez que navego tanto tiempo”, cuenta la Cabo Segundo Georgina Nina, ayudante de cocina.
La Cabo Segundo Nina describe la rutina en su puesto de trabajo: “Empezamos a las 7.30 u 8 y terminamos a las 10 u 11 de la noche, depende del rancho -comida- que hay para el otro día porque al mediodía adelantamos para la noche, a la noche para el otro día y así sucesivamente. Así todos los días”.
“Es cansador porque estamos todo el día parados. Somos pocos en la cocina, pero es linda experiencia”, dice con una sonrisa en el rostro.