Noticias de la Armada de Colombia

Eduardo Moretti

Colaborador

La fragata ARC Almirante Padilla de la Armada de Colombia se ejercitó con el buque de combate litoral USS St Louis de los EE.UU.​

Por
Redacción
-
22 octubre, 2024





 

Aviación Naval de Colombia: 80 años de alas doradas sobre el mar​






Por el Capitán de Fragata José Alejandro Porto Morales - Armada de Colombia



Este vuelo sobre los mares de la historia pretende resaltar el aporte de abnegados tripulantes de la Aviación Naval, quienes, desde su creación, han contribuido con ímpetu y pasión a salvaguardar el orden público y la integridad territorial, actuando con creatividad y versatilidad para amoldarse a las necesidades del país, y lograr una transformación positiva al servicio de la seguridad y defensa nacionales.

La historia de la Aviación Naval reposa sobre cuatro hitos fundamentales, los cuales han forjado un ethos particular y distintivo que hace de sus aviadores únicos y con capacidades diferenciales. El primero es un hito motivacional, basado en las experiencias vividas durante el conflicto amazónico de 1932, protagonizado por el empleo de hidroaviones que se convirtieron en el factor clave para surcar las vastas distancias de las remotas selvas, explotando la perspectiva aérea para lograr una oportuna conciencia situacional en el área de operaciones. Este primer hito aportó creatividad como un ingrediente clave para forjar la actual Aviación Naval, puesta de manifiesto por pioneros como Herbert Boy, adecuando medios y modos de forma eficaz para adaptarlos al entorno bélico que debieron enfrentar en defensa de nuestra Amazonía. Este hito se refuerza con la fundación de la actual Escuela Naval de Cadetes, la cual inició en 1935 a bordo del buque MC “Cúcuta”, en cuyas cubiertas operaron también hidroaviones que representaron los ojos de la flota más allá del horizonte.

El segundo es el hito fundacional, dado el 14 de agosto de 1944, mediante decreto 1950, el cual crea la Aviación Naval, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, cuando submarinos de la Alemania Nazi atentaban contra la línea de comunicación marítima que conecta el mar Caribe con el océano Pacífico a través del Canal de Panamá, y que, para su salvaguarda, implicó que Colombia explotara su posición estratégica para proyectar los medios idóneos para detectar oportunamente la amenaza submarina. Este hito aporta el ingrediente de la visión estratégica para diseñar una Aviación Naval al servicio de la proyección del poder naval y su aplicación en roles de defensa.







El tercer hito corresponde al sentido de pertenencia, en la cual la iniciativa de insignes ciudadanos cartageneros, bajo el liderazgo de Jaime Borda, y con el entusiasmo y visión del Señor Almirante Benjamín Álzate, lograron generar una simbiosis entre la Patrulla Aeronaval de Cartagena y la entonces Fuerza Naval del Atlántico durante la década de 1970, siendo durante 15 años una verdadera capacidad de vigilancia aeromarítima para la salvaguarda de los intereses nacionales. Este hito proporcionó la conciencia sobre la importancia del trabajo mancomunado dentro de un esfuerzo de acción unificada del Estado, de la mano y en beneficio de la población civil, con miras a cumplir roles de seguridad.

Finalmente, el cuarto hito corresponde a la consolidación del componente aeronaval, a partir de la incorporación de los helicópteros MBB Bo105, medios fundamentales dentro del sistema de armas de las fragatas tipo FS1500, a principios de la década de 1980, especialmente para lograr el tiro trashorizonte de sus misiles MM40 Exocet. Este hito fue el integrador de todos los anteriores, ya que permitió el total engranaje del componente aeronaval dentro de la estructura de la Armada de Colombia.

A través del sobrevuelo por estas líneas, se expondrá como la Aviación Naval de Colombia ha sido versátil para adecuarse a los retos endémicos, pero también se argumentará por qué debe retomar su sentido convencional, sin descuidar las virtudes alcanzadas para enfrentar amenazas no convencionales, lo cual implica necesariamente crecer en medios para poder ser efectiva en todo el espectro de posibles escenarios regionales.







A nivel táctico, la importancia fundamental de una Aviación Naval radica en su capacidad de aumentar el alcance de armas y sensores de la flota en el mar, y dar movilidad y apoyo cercano a la Infantería de Marina para operaciones de proyección. Desde los albores de la humanidad, ha existido la necesidad de emplear herramientas para la defensa, la cacería y la conquista de intereses, y uno de los factores más anhelados en ese legendario esfuerzo, ha sido propender por el mayor alcance posible, tanto de las armas, como de la observación en el terreno.

El mar, cuyo gran atributo ha sido la conectividad global, es el único medio a través del cual se puede circunnavegar todo el planeta, y es por este entendimiento que la gran mayoría de imperios lograron expandirse. Desde siempre, el dominio del mar ha sido un anhelo de los grandes, pero, inclusive hoy, es imposible hacerlo en todo momento y en todo el espacio deseado, debido a su inmensidad, la dificultad por mantener de manera indefinida una posición, y por la curvatura de la tierra, la cual limita la observación humana a una decena de millas náuticas.







Estas características han obligado a que, históricamente, cada bando con intenciones de expansión, o de defender sus intereses marítimos, perfeccionen sus medios navales para otorgarles mayor capacidad de exploración y alcance de sus armas.

La Primera Guerra Mundial trajo consigo el desarrollo de la aviación, y su empleo como medio potencializador del poder militar, teorizado por el general italiano Giulio Douhet. Para la Segunda Guerra Mundial, ya las batallas navales cambiaron radicalmente, pues los buques capitales de los bandos enfrentados ya ni siquiera se lograban observar entre sí, sino que eran las aeronaves desplegadas desde los portaviones los que asumían el esfuerzo principal de la batalla.

Actualmente, sigue siendo el portaaviones el buque principal de las armadas de proyección global. Para las armadas de proyección regional, es indispensable contar con aeronaves embarcadas, especialmente para funciones de tiro de misil antisuperficie más allá del horizonte, alerta temprana, misiones de guerra antisubmarina, y de búsqueda y rescate.

La importancia de la Aviación Naval en el nivel operacional radica en que potencializa al Poder Naval, determinado como la multiplicación de “Fuerza por Posición”, de acuerdo con posturas derivadas del pensador naval estadounidense Alfred Mahan. Para el caso de una armada moderna, la posición la pueden otorgar las unidades de superficie con capacidad de ala embarcada, o pistas estratégicamente posicionadas, y la fuerza la aportan sus aeronaves embarcadas, dotadas de armas y sensores.







Es un debate recurrente en muchos países, el hecho de que las Fuerzas Militares, destinadas para la defensa, actúen en salvaguarda de la seguridad, ya que este rol compete naturalmente a los organismos policiales. El caso de Colombia es particular, porque su geografía accidentada, y la existencia de ricas y extensas selvas, hacen complejo el deber de vigilancia y comunicación por parte del Estado, lo cual favorece al fortalecimiento de las organizaciones al margen de la ley, quienes logran refugiarse en lo inhóspito, valerse de los ríos y arterias fluviales como autopistas para el transporte de sus actividades ilícitas, actividades que, por su gran redito económico, implican una sofisticación en su custodia por parte de las organizaciones ilegales promotoras; es por esto que las Fuerzas Armadas en Colombia han tenido que volcar la mayor parte de sus esfuerzos en apoyo a las operaciones de restablecimiento de la seguridad y el orden público nacional.

Teniendo en cuenta que los eslabones del narcotráfico relacionados con el tránsito de estupefacientes se realizan mayoritariamente por vía fluvial y marítima, se considera que la Armada debe seguir jugando un rol protagonista en la lucha contra ese flagelo. Es el mar el medio por donde se trafica la mayor cantidad de estupefacientes, y es este eslabón de transporte en el cual se concentra la mayor cantidad de alijo, y en su estado de más alta pureza. Es por esto que la Armada Nacional, con su Aviación Naval, es la fuerza llamada para asestar los mayores golpes a esta amenaza, al negarle el uso del mar, y por ende afectarle su principal fuente de financiación.

El océano es un escenario muy amplio, donde su control es local, temporal e incompleto, por lo que se requieren medios complejos y especializados para poder mitigar en la mayor medida posible esas características. La capacidad de permanencia en el área de operaciones que tiene una unidad de superficie, sumada a la capacidad de reacción rápida, perspectiva aérea y velocidad de un helicóptero, han logrado importantes resultados de interdicción marítima de lanchas tipo go-fast y semisumergibles dedicados al narcotráfico.

En el caso colombiano, las aeronaves de patrullaje marítimo de la Armada Nacional, dotados con radares de apertura sintética, equipos electroópticos, equipos de análisis del espectro electromagnético y con autonomía de hasta 8 horas, han sido plataformas eficientes para la interdicción marítima.







Actualmente, las capacidades de la Aviación Naval son diferenciales y moldeadas por el entorno operacional y estratégico particular de Colombia, donde sus Fuerzas Militares operan en un amplio espectro de aplicación de la fuerza, desde operaciones humanitarias, pasando por acciones coadyuvantes a la seguridad, hasta la capacidad de actuar en defensa de la soberanía contra amenazas convencionales o no convencionales.

En ese sentido, la Aviación Naval ha respondido de manera eficiente ante las necesidades de garantizar la seguridad marítima y fluvial, desarrollando la capacidad de Rescate en Altamar Mediante el Lanzamiento de Paracaidistas y Carga, RAMPAC, que integra a todos los medios de la Armada de Colombia con el propósito de acudir oportunamente a cualquier rincón de la geografía, para desplegar ayudas y atención inicial en salvaguarda de la vida humana en el mar, sus litorales y ríos de Colombia.







En cuanto a los roles inherentes a la seguridad, se encuentra la participación activa de helicópteros embarcados y plataformas aeronavales remotamente pilotadas que operan desde unidades de superficie, donde se conjuga la capacidad de permanencia sostenida en el tiempo otorgada por un buque, con la velocidad, maniobrabilidad y perspectiva aérea de las aeronaves, para conformar un sistema de interdicción marítima de probados resultados.

Orientado a la defensa, actualmente la Aviación Naval participa como parte integral de Grupos de Tarea navales que eventualmente requieran ser desplegados para ejecutar misiones de guerra de superficie, antisubmarina, electrónica, entre otras, en complejos entornos, incluso multinacionales, motivo por el cual actualmente se someten estas maniobras a evaluaciones y estándares de la Organización del Atlántico Norte, OTAN.

Es así como Colombia, a través de su Armada, cuenta con un componente aeronaval altamente comprometido y entusiasta. Las alas doradas de la Aviación Naval cumplen 80 años, y su vuelo se proyecta a la par de la eternidad de la patria misma, siempre en actitud de ascenso.

¡Alas sobre el mar!


 
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