Parte 2
El poder naval de la India: de las armas nucleares al refuerzo de la flota oceánica
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Josep Baqués el Mar, 26/01/2016 - 10:54
¿Energía nuclear (también) para sus portaaviones?
Otro brazo potenciado en la Armada india es el de la aviación embarcada. Hasta hace pocos años, contaba con dos vetustos portaeronaves adquiridos de segunda mano a la Royal Navy (el último de ellos, el famoso ex
Hermes que participó, ya con cerca de cinco lustros en sus cuadernas, en la Guerra de las Malvinas). Eran buques cuya aviación embarcada se reducía a unos pocos V/STOL Sea Harrier, helicópteros al margen. Sin embargo, aunque controvertida, la decisión de adquirir a Rusia y remozar a un ex
Kiev contiene muchas más promesas que las que el mero hecho en sí parece indicar.
En realidad, este buque ha sido completamente recorrido, desde sus entrañas (sus 8 calderas originales han sido sustituidas por otras de nuevo cuño) hasta sus equipos electrónicos, pasando por su cubierta de vuelo. Tanto es así que, pese a haber sido botado en 1982, el rebautizado como
Vikramaditya es un buque prácticamente nuevo, del que se esperan no menos de 20 años de servicio en primera línea (hasta 2035). Tras años de labores, este buque está presto a iniciar sus operaciones, con un ala embarcada de unos 20 Mig-29K y 8/10 helicópteros –sobre todo antisubmarinos.
Un segundo portaaviones, el INS
Vikrant (que responde al código IAC-I), está en avanzada fase de construcción, estando prevista su entrada en servicio en 2018. Como el
Vikramaditya, está dotado de ski jump. Se prevé que actuará con un ala embarcada de similar composición y dimensiones (para ello ya se han adquirido un total de 45 Mig-29K). Hasta aquí, ninguna novedad de realce. Sin embargo, los planes del gobierno de Nueva Delhi confirman que el objetivo es dotarse de tres grupos aeronavales que pivotarán sobre otras tantos portaaviones, para garantizar de ese modo que dos de ellos estén permanentemente alistados para el combate. De manera que sus previsiones incluyen otros dos buques de este tipo (los IAC-II e IAC-III, el segundo de ellos para sustituir, llegado el momento, al propio
Vikramaditya).
Pues bien, las actuales previsiones contemplan la posibilidad de que los IAC-II e IAC-III sean portaaviones dotados de catapultas electromagnéticas (EMALS) y propulsión nuclear. Lo primero es algo más que un deseo (se trata del mismo sistema que la US Navy está instalando en los nuevos portaaviones de la clase
Gerald Ford… y la colaboración con la industria india en el contexto de este programa ya está en marcha) mientras que lo segundo será una realidad en función de la experiencia que se obtenga con el submarino INS
Arihant del que antes he hablado
.
Ni que decir tiene que esta combinación, unida a un ligero incremento de la superficie útil de su cubierta de vuelo así como de su capacidad de hangar, permitiría a la India dotarse de una capacidad de combate de superficie y de proyección del poder naval sobre tierra realmente impresionante, sólo por detrás de los EEUU, al nivel de lo que para entonces será la propia China y por delante del Reino Unido, Francia y Rusia (por este orden, en lo que se refiere a su capacidad para operar con portaaviones, en el escenario de 2030).
Más capacidad ofensiva embarcada: el impacto del Brahmos
Por si lo anterior fuera poco, la armada india ha venido acompañando este salto cualitativo de una potenciación de su flota de combate de superficie, cuyas principales unidades distan de ser tan solo buques de escolta oceánicos. En efecto, al margen de esa función (que sin duda pueden desempeñar con solvencia, dado el número y la calidad de sus sistemas embarcados) la nota más característica es que otro producto de la estrecha colaboración con la industria de defensa rusa está siendo desplegado en esos buques, dotándolos de una excelente capacidad para el combate naval del siglo XXI (esto es, a grandes distancias de las naves enemigas) o para la proyección del poder naval sobre el litoral enemigo. Se trata de los misiles de crucero
Brahmos.
Estamos ante un ingenio interesante donde los haya por varios motivos. El más sobresaliente, su velocidad de aproximación al objetivo: cerca de Mach 3 (aunque se habla de que la siguiente versión, el Brahmos II, alcanzaría… Mach 7). Incluso a Mach 3, se trata de un misil muy difícil de interceptar por cualquier sistema de defensa aérea embarcado actualmente en servicio. Su alcance tampoco es despreciable: oficialmente, 290 Kms (para adaptarlos al Tratado MTCR), si bien su potencial se acerca, incluso en la versión ya en servicio, a los 500 kms.
Se trata de un arma que puede ser dotada de una cabeza nuclear de 180 kgrs. En ese sentido, podría complementar la labor de los misiles K-15 y K-4 de los submarinos nucleares. Sin embargo, en principio está previsto que los Brahmos embarcados en buques de superficie sólo sean empleados para barrer en alta mar cualquier flota de combate o anfibia enemiga que en ese momento no disponga del largo brazo protector de una aviación embarcada propia.
Pero también podrían asumir la destrucción de buques de guerra enemigos que operen como piquetes radar avanzados en beneficio de una TF liderada por portaaviones, a fin de debilitar sus defensas y posteriormente proceder a atacar al buque principal. Huelga decir que esta capacidad no está pensada para hacer frente a la modesta flota de superficie pakistaní sino, más bien, para dar a entender a la marina de guerra china que conviene tener en cuenta las opiniones de ciertos vecinos…
El despliegue de los Brahmos está en plena expansión. Actualmente, la armada india dispone, entre sus buques más antiguos, de al menos tres destructores del tipo
Kashin modernizados (de 4.500 Tpc) dotados con entre 4 y 8 Brahmos cada uno. A su vez, los sustitutos de los
Kashin serán los 4 de la clase
Visakhapatnam (de 7.400 Tpc) el primero de los cuales ya ha sido botado este mes de abril, pero esta vez dotados de una potente batería de 16 Brahmos cada uno. Mientras que entre las unidades más modernas que ya están en servicio o que están prontas a hacerlo, destacan los 3 destructores del tipo
Kolkata (de 7.200 Tpc; dos de ellos en servicio y un tercero ya botado), también con 16 Brahmos por buque; las 3 últimas fragatas de la clase
Talwar (de 4.000 Tpc, derivadas del tipo ruso
Krivak-III), con 8 Brahmos por unidad; así como otras 3 fragatas del tipo
Shivalik (de 6.000 Tpc), con 8 ingenios por cada buque.
Llama la atención que los 3 poderosos destructores de 7.000 Tpc del tipo
Delhi, cuyo diseño de casco constituye la base de los siguientes sub-tipos (incluido los ya reseñados
Kolkata y Visakhapatnam) en su día no fueron armados con el Brahmos, sino con el misil anti-buque de inferiores prestaciones –en el fondo, simplemente, más clásico- SS-N-25 (unos 130 kms de alcance y Mach 0.8). Pero, del mismo modo que los “viejos” Kashin han sido modernizados incorporando esta arma, es muy probable que cuando llegue el momento de proceder a su
mid-life upgrade los
Delhi también sean dotados con el Brahmos.
Aún así, sin contar todavía con la probable modificación de los
Delhi, ni con la aún incipiente serie de
Visakhapatnam, la marina de guerra india podría disparar, en un día cualquiera, entre 70 y 80 Brahmos (contando con que 2/3 de sus buques de combate de superficie estén alistados para el combate). Cifra que superará los 100 misiles dentro de un lustro. Otra prueba fehaciente del creciente
sea-power indio… y de que las cosas están cambiando de modo sustancial en la región asiática, en detrimento del cada vez más añejo poder naval europeo y de las crecientes dificultades financieras de los EEUU.
Quizá deberíamos dibujar los mapas del mundo de un modo diferente del que es costumbre, ubicando Europa y los EEUU en los flancos de China e India. A algunos esto les puede parecer precipitado (quizá lo sea) pero las tendencias económicas, demográficas (poder latente/potencial) y de rearme (poder militar/actual) invitan a re-pensar muchos de los tópicos que sobre la geopolítica mundial han sido divulgados en los últimos 70 años, con permiso de los análisis (más lúcidos) de los Mackinder, Spykman o Brzezinski…
Josep Baqués es Profesor de Ciencia Política en la Universidad de Barcelona y miembro del Grupo de Estudios en Seguridad Internacional (GESI) de la Universidad de Granada.
http://www.seguridadinternacional.e...as-nucleares-al-refuerzo-de-la-flota-oceánica