La polémica por los nuevos submarinos acaba ante Putin
La Armada rusa firmó con la Corporación Unificada de Construcciones Navales de Rusia (conocida como OSK por sus siglas en ruso) contratos por los cuales comprará cinco nuevos submarinos portamisiles del proyecto 955 clase Borei-A.
Pero los militares rusos se vieron obligados a hacer una serie de concesiones a la OSK: los contratos fueron suscritos después de largas negociaciones que concluyeron en presencia del presidente del país, Vladimir Putin.
El proceso de cumplimiento del programa nacional de compra de armamento y material bélico sigue siendo muy complicado.
Contratos para la fabricación de submarinos
La Marina de Guerra rusa firmó contratos para la fabricación de una serie de submarinos nucleares estratégicos modernizados. Las negociaciones sobre los precios de contratos continuaron durante mucho tiempo finalmente centró la atención del actual presidente ruso, Vladimir Putin.
Como resultado se logró suscribir tres contratos, uno para la construcción del buque insignia, otro para crear cuatro buques de esta clase más, y el tercer contrato para el desarrollo del proyecto modernizado de construcción de estos cinco submarinos.
A pesar de que en presencia del presidente las partes llegaron a un acuerdo, la lucha por el precio de los submarinos no ha finalizado sino que tan solo se ha suspendido. “Acordamos revisar el precio en 2015. Si los fabricantes justifican los gastos significativos podremos aceptarlos. O sea, revisar”, dijo a los medios de información el ministro ruso de Defensa, Anatoli Serdiukov.
Material bélico para una guerra nuclear
El objeto de contrato son cinco submarinos nucleares estratégicos portamisiles del modelo modificado 955 (anteriormente, los medios de información los han mencionado como 955U) Borei-А.
A juzgar por la información que se hizo pública, es una versión seriamente modificada en comparación con el proyecto original 955.
Recordemos que ya se ha construido dos buques del proyecto 955 Borei: el buque insignia del proyecto, ‘Yuri Dolgoruki’ К-535, cuyas pruebas de hecho concluyeron y el ‘Alexander Nevski’ К-550 que inició pruebas de mar en otoño de 2011. El tercer portamisiles del proyecto, ‘Vladimir Monomaj’, está en los astilleros.
Según el programa nacional de compra de armamento y material bélico hasta 2020, se prevé poner en servicio ocho submarinos portamisiles estratégicos del proyecto 955 (anteriormente se informaba sobre diez buques).
De este modo, los contratos firmados cierran esta serie de submarinos estratégicos para los próximos años. Según la información disponible, el buque insignia de la versión modernizada del proyecto, cuyo nombre no oficial es ‘San Nicolás’, no ha sido puesto de quilla todavía.
Según el director general de los astilleros Sevmash, en Severodvinsk (norte de Rusia), Andrei Diachkov, el submarino será puesto de quilla oficialmente durante 2012, posiblemente tras la firma de contratos que ya tuvo lugar. Este año se planea asimismo comenzar la construcción del quinto y sexto buque de la serie.
Nuevos sumergibles experimentarán cambios en materia del equipo, incluido el sonar, y dispondrán de un compartimento más espacioso para misiles. Según la información disponible, los submarinos de esta versión modernizada portarán 20 misiles R-30 Bulavá en lugar de 16 previstos en los tres primeros cruceros del proyecto 955 Borei.
Se puede evaluar los cambios introducidos en el proyecto Borei-A por el precio del contrato para su desarrollo: 39.000 millones de rublos (unos 1.200 millones de dólares) o un 50% más caro que un portamisiles del proyecto original.
Comparemos: en 2011, el desarrollo de la versión modificada de submarinos polivalentes del proyecto 885M Yasen-M costó unos 19.000 millones de rublos (unos 570 millones de dólares), un 40% del precio de contrato para el submarino.
Es posible que el contrato incluya otros gastos relacionados al desarrollo del submarino que no fueron previstos en el coste de fabricación en serie. Es una práctica común especialmente ahora, cuando al firmar contratos para la fabricación en serie de material bélico el fabricante exige compensarle al menos una parte de gastos para realizar trabajos de investigación y desarrollo y mejorar el diseño del primer modelo.
Los astilleros rusos también suelen camuflar los gastos para la construcción de buques de prueba en el monto de contratos para la fabricación de los submarinos en serie.
Victoria táctica de los astilleros
Las negociaciones sobre la firma de estos contratos suscitaron escándalos y no fueron habituales para el cumplimiento del programa nacional de compra de armamento y material bélico en 2011 y 2012.
Es un precedente importante. A juzgar por la información filtrada por los medios noticiosos, las condiciones de los contratos fueron formulados por la OSK. El Ministerio de Defensa hizo un intento de reducir el precio anunciado de contratos (hasta un 30%, según varios datos), lo que provocó un nuevo conflicto con los dirigentes de la OSK.
El año pasado, el presidente de la OSK, Román Trotsenko, también libró una guerra por las tarifas con el Ministerio de Defensa que exigía reducir un 30% el precio para el submarino del proyecto 885 Yasen. Explicando su implacable postura, Trotsenko señaló que del monto total a la OSK le toca solo un 6% de rentabilidad y que la empresa no está dispuesta a trabajar para sufrir pérdidas.
Al fin y al cabo, la OSK y el Ministerio de Defensa lograron acordar el presupuesto para la construcción de los submarinos atómicos de los proyectos 885 Yasen y 955 Borei en el marco de los programas nacionales de renovación de armamento.
El acuerdo fue fruto del trabajo de una comisión interministerial creada en agosto de 2011 y presidida por el viceprimer ministro, Igor Sechin.
Ahora volvieron a surgir los mismos problemas entre OSK y las autoridades militares. Según la información disponible, la OSK insistía en la confirmación del precio de fabricación de cinco submarinos estimada en unos 130.000 millones de rublos (unos 3.900 millones de dólares). El Ministerio de Defensa se opuso a esta postura tratando de reducir el precio en decenas de miles de millones de rublos.
El viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin, que coordina el cumplimiento del programa nacional de compra de armamento y material y se ha encargado de solucionar los problemas surgidos entre OSK y las autoridades militares, no consiguió su objetivo. De hecho, Rogozin solo pudo observar un agravamiento de la situación que al final centró la atención del presidente del país, Vladímir Putin.
La OSK consiguió las condiciones más o menos confortables de trabajo. El coste total de los proyectos alcanzó los 124.000 millones de rublos (3.700 millones de dólares), casi como se planeaba. Además, se le ha dado a entender que podría contar en el futuro, después de 2015, con gastos adicionales.
¿Se han resuelto los problemas? Acaban de empezar
Ahora comienza lo más interesante. Ante todo, hay muchas cuestiones respecto al proceso de producción.
No es ningún secreto que los primeros submarinos del proyecto 955 fueron ensamblados con un gran número de piezas fabricadas para los submarinos del proyecto 971 no acabados desde la época soviética. Según varias fuentes, se utilizaban asimismo las piezas de los submarinos retirados del servicio operacional.
Esto permitía observar más o menos los plazos previstos para la construcción de buques y gastar relativamente pocos recursos financieros. Pero ¿donde encontrar las piezas para la fabricación de nuevos submarinos? Es necesario restablecer el volumen de producción de acero especial para los buques que anteriormente se fabricaba en la ciudad ucraniana de Zaporozhie. No está claro todavía cuánto tiempo y cuántos recursos requerirá.
El segundo problema que no tiene nada que ver con la OSK es aún más grave. Podemos observar una nueva manifestación de que solo los líderes máximos del país pueden resolver varios problemas.
Dmitri Rogozin, que en diciembre de 2011 fue encargado de supervisar la industria militar y la Comisión Industrial Militar supeditada al Gobierno no logró establecer procedimientos eficaces que ayudaran a los militares e industriales a encontrar fórmulas de compromiso.
El Ministerio de Defensa sigue luchando por la reducción de precios y en varios casos consigue éxito. Los fabricantes lo aceptan a la expectativa de firmar contratos. Pero nadie quiere pensar sobre las posibles consecuencias de esto en lo que se refiere a los plazos y calidad de trabajo, ni sobre posibles gastos adicionales.
Mientras, la OSK se rebeló. El Ministerio de Defensa no logró llegar a un acuerdo con la empresa y en esta situación tuvo que intervenir el presidente Putin. Hay riesgo de que se logre firmar los contratos en el marco del programa nacional de compra de armamento y material bélico hasta 2020 con monopolios como la OSK solo a base de acuerdos exclusivos que no tendrán nada que ver con los procedimientos habituales en el sector.
La intervención de los líderes sin duda alguna permite resolver muchas dificultades, provocando al mismo tiempo un problema estratégico a largo plazo. Pero ¿de qué largo plazo se puede hablar ahora respecto a la industria de Defensa si aún no se puede estar seguro en el cumplimiento de las promesas sobre el destino de recursos financieros adicionales tras 2015?
http://www.sp.rian.ru/opinion_analysis/20120601/153925031.html