A finales de los años 80’s, la Fuerza Aérea Revolucionaria de Cuba era considerada como la segunda fuerza aérea de todo el continente americano, por detrás de EEUU. Su flota de combate reunía docenas de Mig 21, Mig 23MF, Mig 23BN, Mi-24 Hind, Mi-8/17 Hips y a partir de 1991, de los Mig 29 Fulcrum. Las políticas de “exportar la revolución cubana” a otros países llevó a los Mig 23 cubanos a Angola y Etiopía a mediados de los 80’s proporcionándoles un entrenamiento de primer nivel al entrar en combate real con diversos modelos occidentales, aunque de dos escuadrones completos de Mig 23ML Flogger (24 ejemplares), 18 se perdieron en combate y solamente regresaron a Cuba, 4 unidades.
Sin embargo la estructura de la FAR era sólida para absorber sin mayor inconvenientes tales pérdidas, pero como cualquier fuerza aérea necesita de dinero para subsistir y en 1993 cuando Rusia decide suspender la ayuda económica, se puede afirmar que la FAR literalmente deja de existir.
A fines de 1993 las dos principales escuelas de aviación, la de La Coloma como la Cdte Che Guevara, son cerradas desapareciendo así la formación de pilotos de caza. A ello le sigue una casi brutal desprogramación masiva de medios a consecuencia de la falta de repuestos que provocaron la desactivación de los escuadrones de intercepción y cazabombarderos de Holguín, Santa Clara, San Antonio y San Julián. Similar suerte corrió el brazo armado de la aviación naval cuando los helicópteros Mi-14PL Haze y Ka-32 fueron desprogramados por falta de repuestos.
A las ya reducidas unidades que quedaban en servicio, encima se sumaron al menos una docena de deserciones de las cuales solamente muy pocas trascendieron a la prensa como la ocurrida en 1993 cuando el Capitán Leonidas Serrano huyó en un Mig 23ML hasta la base norteamericana de Guantánamo.
A principios de éste año y según diversas fuentes, la aviación de combate se había reducido a sólo 30 ejemplares: 2 MiG-29A, 1 MiG-29UB, 12 MiG-23ML, 4 MiG-23UB y unos 10 MiG-21bis/UM. De los 24 Mi-24/25 Hind, hay entre 3 y 4 en activo y la flota de 48 Mi-8/17 se redujo a la mitad.
La irrupción de Chávez en Cuba, al principio parecía generar algún tipo de esperanza para que algunas unidades de combate al menos contaran con una cantidad mínima de ejemplares en servicio, pero no es una labor sencilla, tras casi 13 años de falta de inversión, mucho no se puede hacer. Gran parte de la flota de transporte compuesta principalmente por An-2 y An-26 hoy opera con la línea aérea Aerogaviota, hecho que ha permitido a algunos pilotos la posibilidad de seguir volando.
Nadie puede dudar del valor representativo de la FAR durante los años 70’s y 80’s, pero hoy la realidad es muy distinta: el 95% de los regimientos aéreos han sido disueltos, el 90% de la aviación de combate está en tierra y las principales bases aéreas, famosas en sus tiempos por el alto nivel de actividad, hoy han sido cerradas o registran operaciones civiles solamente. No hay generación de pilotos y mucho menos de técnicos, ya que incluso la prestigiosa escuela de mecánicos Yuri Gagarin, también cerró sus puertas.
Cualquiera que hoy visite La Habana o Varadero y tomé un taxi, no deberá sorprenderse si quien lo conduce, fue un afamado piloto de combate cubano en Africa o un instructor de Mig, ya que por ejemplo el capitán Orestes Lorenzo, que en 1991 escapó a Key West (EEUU) con un Flogger H, hoy es taxista en El Malecón de La Habana.
Este es el Mig 23BN Flogger H "722" que en 1991 desertó a la base aeronaval de Boca Chica, en Key West (EEUU) conducido por el capitán Orestes Lorenzo. EEUU no sólo devolvieron el avión sino también rechazaron el pedido de asilo político de Lorenzo, quien fue obligado a regresar a Cuba.
Sin embargo la estructura de la FAR era sólida para absorber sin mayor inconvenientes tales pérdidas, pero como cualquier fuerza aérea necesita de dinero para subsistir y en 1993 cuando Rusia decide suspender la ayuda económica, se puede afirmar que la FAR literalmente deja de existir.
A fines de 1993 las dos principales escuelas de aviación, la de La Coloma como la Cdte Che Guevara, son cerradas desapareciendo así la formación de pilotos de caza. A ello le sigue una casi brutal desprogramación masiva de medios a consecuencia de la falta de repuestos que provocaron la desactivación de los escuadrones de intercepción y cazabombarderos de Holguín, Santa Clara, San Antonio y San Julián. Similar suerte corrió el brazo armado de la aviación naval cuando los helicópteros Mi-14PL Haze y Ka-32 fueron desprogramados por falta de repuestos.
A las ya reducidas unidades que quedaban en servicio, encima se sumaron al menos una docena de deserciones de las cuales solamente muy pocas trascendieron a la prensa como la ocurrida en 1993 cuando el Capitán Leonidas Serrano huyó en un Mig 23ML hasta la base norteamericana de Guantánamo.
A principios de éste año y según diversas fuentes, la aviación de combate se había reducido a sólo 30 ejemplares: 2 MiG-29A, 1 MiG-29UB, 12 MiG-23ML, 4 MiG-23UB y unos 10 MiG-21bis/UM. De los 24 Mi-24/25 Hind, hay entre 3 y 4 en activo y la flota de 48 Mi-8/17 se redujo a la mitad.
La irrupción de Chávez en Cuba, al principio parecía generar algún tipo de esperanza para que algunas unidades de combate al menos contaran con una cantidad mínima de ejemplares en servicio, pero no es una labor sencilla, tras casi 13 años de falta de inversión, mucho no se puede hacer. Gran parte de la flota de transporte compuesta principalmente por An-2 y An-26 hoy opera con la línea aérea Aerogaviota, hecho que ha permitido a algunos pilotos la posibilidad de seguir volando.
Nadie puede dudar del valor representativo de la FAR durante los años 70’s y 80’s, pero hoy la realidad es muy distinta: el 95% de los regimientos aéreos han sido disueltos, el 90% de la aviación de combate está en tierra y las principales bases aéreas, famosas en sus tiempos por el alto nivel de actividad, hoy han sido cerradas o registran operaciones civiles solamente. No hay generación de pilotos y mucho menos de técnicos, ya que incluso la prestigiosa escuela de mecánicos Yuri Gagarin, también cerró sus puertas.
Cualquiera que hoy visite La Habana o Varadero y tomé un taxi, no deberá sorprenderse si quien lo conduce, fue un afamado piloto de combate cubano en Africa o un instructor de Mig, ya que por ejemplo el capitán Orestes Lorenzo, que en 1991 escapó a Key West (EEUU) con un Flogger H, hoy es taxista en El Malecón de La Habana.
Este es el Mig 23BN Flogger H "722" que en 1991 desertó a la base aeronaval de Boca Chica, en Key West (EEUU) conducido por el capitán Orestes Lorenzo. EEUU no sólo devolvieron el avión sino también rechazaron el pedido de asilo político de Lorenzo, quien fue obligado a regresar a Cuba.