Foto a la cual quiero mucho por los amigos que hoy no están con nosotros. Villa Reynolds 1979, jóvenes y orgullosos tenientes pilotos de A4 B. Arriba, de izquierda a derecha: Mario Callejo, Tito Gavazzi, Voltio Delgado, Lucho Guadagnini, Carlos Cachon.
Abajo: Carlos Antonietti, Pepe Ardiles, y el Ruso Bolzan. Que hermosa época compartida y que lindos recuerdos de camaradería. En homenaje a nuestros héroes caídos en Malvinas; hombres con los valores y principios que aprendieron en sus hogares, y que lo demostraron frente al enemigo. Cumplieron con su juramento al pueblo argentino de defender su bandera, aun perdiendo la vida.
Sería muy egoísta si en este recuerdo dejara de mencionar a los instructores, que a lo largo de nuestra carrera, nos formaron como profesionales. De ellos, no sólo aprendimos las tácticas de combate y el sobreponernos a la voluntad del adversario para vencerlo en la batalla. Ellos fueron los que nos impregnaron la idea de "servir al bien común nacional" y no al gobierno de turno, que la patria: somos todos los que pensamos en el otro.
Nos enseñaron todo y no escondieron nada, para que el alumno, pueda superar al maestro... "ser más". Recalcaron siempre el cuidado de las "herramientas" (los aviones que volamos) entendiendo el costo que le implicaba al pueblo argentino, para que nosotros nos adiestráramos en ellos, para la defensa nacional.
Ellos fueron los artífices de lo que hicimos, el resultado del trabajo arduo del instructor que debe obtener como resultado un "hombre joven"... capaz de sacrificar lo más sagrado, por el bien de su nación. Fueron estrictos, exigentes... pero para aquel que va a sacrificar su vida: hay que llevarlo a los extremos de su resistencia moral.
Vaya mi respeto y reconocimiento a todos aquellos Instructores que nos permitieron ser y pertenecer, con muy contadas excepciones.
Face de Pipi Sánchez