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<blockquote data-quote="Gonzalo C.A. Aldosivi" data-source="post: 1828155" data-attributes="member: 24963"><p>Hoy, 2 de Julio, la Policía Federal Argentina recuerda a sus Caídos en Cumplimiento del Deber. Como cada año las lágrimas se mezclarán con el orgullo en esa extraña simbiosis que es la síntesis de nuestra diaria labor. Lágrimas al evocar a los camaradas y amigos que hace un año estaban con nosotros y hoy evocamos mientras siguen cumpliendo su deber desde lo alto del cielo. Orgullo de saber que tuvimos el honor de conocerlos y de pertenecer a esa misma Institución que día a día pone a disposición de la sociedad y la Patria la sangre de sus dilectos hijos para cumplir con honor la sagrada misión de protegerlas. Nace nuestra vocación en el seno del hogar paterno, ese hogar que tuvo el más preciado tesoro que ningún dinero puede comprar: el amor de una familia que nos inculcó educación, pasión para hacer el bien, sentido de responsabilidad y del deber, el amor a lo nuestro, el respeto a lo ajeno, el significado de Patria y Bandera. Se acrecienta esa vocación cuando por propia voluntad, decidimos abrazar la carrera que resume en el cumplimiento de su deber los valores con que nos educaron. Cuando en el diario trajín interminable del trabajo, compartimos nuestros momentos de alegría, duda, frustración o esperanza con un camarada. Vacila esa vocación cuando alguien deshonra el uniforme, echando tierra sobre la esforzada labor del resto de los camaradas, fomentando que con alguna malicia brotada desde el rencor se pretenda endilgar a todos la deformada conducta de solo algunos que deben sin dudas ser castigados con todo el rigor. Se hace invencible e indestructible esa vocación cuando vemos a nuestros compañeros marchar orgullosos hacia el peligro indómito que representa un incendio descontrolado, y finalizan su labor esculpiendo su nombre en el bronce perenne del homenaje y el recuerdo. Cuando el peligro se cierne sobre las personas y en su ayuda, desafiando el peligro, llegan los gallardos hombres de azul, un azul que llevamos en el corazón. Cuando el niño extraviado o en peligro se acerca sin dudarlo al uniforme que le inspira confianza. Cuando sin tener mayores conocimientos médicos, se corre en auxilio de una mujer encinta y lo primero que ve su criatura al venir a este mundo es un humilde servidor uniformado. Cuando vemos a nuestros retoños ya crecidos y pese a atormentarnos el hecho de no haber podido pasar más tiempo con ellos, solo retribuyen orgullo, amor y velado pero constante agradecimiento por la labor que desarrollamos. Cuando esa batalladora gigante e incansable con quien elegimos compartir esta difícil profesión, nos recibe en casa y calma con su amor la fatiga, con su cariño estimula el espíritu, con su palabra ennoblece nuestro corazón y con su aliento alimenta nuestro alma.</p><p></p><p>Hoy se recuerda a quienes esa vocación los llevó a dar lo más preciado que tenían, su propia vida, en salvaguarda de los altos intereses de la seguridad de sus compatriotas. Camaradas: Ellos no se han ido. Están presentes en la oscura esquina donde acecha el peligro. En el estridente ulular de la sirena que en medio de la noche se dirige sin dudarlo donde embosca lo inesperado. Están en cada calle, en cada estrella, en cada amanecer, en cada mástil donde flamea orgullosa una bandera Argentina. Están en cada acto de nuestras vidas, porque son la vida misma, pues dieron la suya para que otros pudiéramos seguir con la nuestra. Ahora, que la neblina de las cosas terrenales comienza a separarnos momentáneamente, no digamos Hasta Siempre, sino simplemente, Hasta Luego.</p><p></p><p></p><p>Dieron el último año su vida cumpliendo con su deber, los siguientes Policías Federales que hoy reciben su homenaje:</p><p></p><p>Inspector Ezequiel Martín ALIFRACO, de la División OPERACIONES FEDERALES, SDP</p><p></p><p>Ayudante Horacio Alberto MORENO, de la COMISARIA 46º, SSM</p><p></p><p>Suboficial Auxiliar (R) Daniel Omar LAPOLLA</p><p></p><p>Suboficial Escribiente Ramón Oscar NIETO, de la Sección ADUANA, SIDFC</p><p></p><p>Sargento 1º Miguel Angel CISBANI, de la División CUSTODIA VICEPRESIDENCIAL, SIDFC</p><p></p><p>Sargento 1º (R) Claudio Daniel SALVATIERRA</p><p></p><p>Sargento (R) Daniel Horacio Salinas</p><p></p><p>Cabo Juan Marcelo NAVARRO, de la Delegación TUCUMAN, SIDFC</p><p></p><p>Cabo Alejandro Matías CARO, de la Comisaría 36º, SSM</p><p></p><p>Cabo Sergio Abel IBARRA, de la Comisaría 3º, SSM</p><p></p><p>Agente Jorge Gerardo GARCIA, de la Comisaría 22º, SSM</p><p></p><p>Agente Jonathan CORDOBA, de la Comisaría 49º SSM</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Gonzalo C.A. Aldosivi, post: 1828155, member: 24963"] Hoy, 2 de Julio, la Policía Federal Argentina recuerda a sus Caídos en Cumplimiento del Deber. Como cada año las lágrimas se mezclarán con el orgullo en esa extraña simbiosis que es la síntesis de nuestra diaria labor. Lágrimas al evocar a los camaradas y amigos que hace un año estaban con nosotros y hoy evocamos mientras siguen cumpliendo su deber desde lo alto del cielo. Orgullo de saber que tuvimos el honor de conocerlos y de pertenecer a esa misma Institución que día a día pone a disposición de la sociedad y la Patria la sangre de sus dilectos hijos para cumplir con honor la sagrada misión de protegerlas. Nace nuestra vocación en el seno del hogar paterno, ese hogar que tuvo el más preciado tesoro que ningún dinero puede comprar: el amor de una familia que nos inculcó educación, pasión para hacer el bien, sentido de responsabilidad y del deber, el amor a lo nuestro, el respeto a lo ajeno, el significado de Patria y Bandera. Se acrecienta esa vocación cuando por propia voluntad, decidimos abrazar la carrera que resume en el cumplimiento de su deber los valores con que nos educaron. Cuando en el diario trajín interminable del trabajo, compartimos nuestros momentos de alegría, duda, frustración o esperanza con un camarada. Vacila esa vocación cuando alguien deshonra el uniforme, echando tierra sobre la esforzada labor del resto de los camaradas, fomentando que con alguna malicia brotada desde el rencor se pretenda endilgar a todos la deformada conducta de solo algunos que deben sin dudas ser castigados con todo el rigor. Se hace invencible e indestructible esa vocación cuando vemos a nuestros compañeros marchar orgullosos hacia el peligro indómito que representa un incendio descontrolado, y finalizan su labor esculpiendo su nombre en el bronce perenne del homenaje y el recuerdo. Cuando el peligro se cierne sobre las personas y en su ayuda, desafiando el peligro, llegan los gallardos hombres de azul, un azul que llevamos en el corazón. Cuando el niño extraviado o en peligro se acerca sin dudarlo al uniforme que le inspira confianza. Cuando sin tener mayores conocimientos médicos, se corre en auxilio de una mujer encinta y lo primero que ve su criatura al venir a este mundo es un humilde servidor uniformado. Cuando vemos a nuestros retoños ya crecidos y pese a atormentarnos el hecho de no haber podido pasar más tiempo con ellos, solo retribuyen orgullo, amor y velado pero constante agradecimiento por la labor que desarrollamos. Cuando esa batalladora gigante e incansable con quien elegimos compartir esta difícil profesión, nos recibe en casa y calma con su amor la fatiga, con su cariño estimula el espíritu, con su palabra ennoblece nuestro corazón y con su aliento alimenta nuestro alma. Hoy se recuerda a quienes esa vocación los llevó a dar lo más preciado que tenían, su propia vida, en salvaguarda de los altos intereses de la seguridad de sus compatriotas. Camaradas: Ellos no se han ido. Están presentes en la oscura esquina donde acecha el peligro. En el estridente ulular de la sirena que en medio de la noche se dirige sin dudarlo donde embosca lo inesperado. Están en cada calle, en cada estrella, en cada amanecer, en cada mástil donde flamea orgullosa una bandera Argentina. Están en cada acto de nuestras vidas, porque son la vida misma, pues dieron la suya para que otros pudiéramos seguir con la nuestra. Ahora, que la neblina de las cosas terrenales comienza a separarnos momentáneamente, no digamos Hasta Siempre, sino simplemente, Hasta Luego. Dieron el último año su vida cumpliendo con su deber, los siguientes Policías Federales que hoy reciben su homenaje: Inspector Ezequiel Martín ALIFRACO, de la División OPERACIONES FEDERALES, SDP Ayudante Horacio Alberto MORENO, de la COMISARIA 46º, SSM Suboficial Auxiliar (R) Daniel Omar LAPOLLA Suboficial Escribiente Ramón Oscar NIETO, de la Sección ADUANA, SIDFC Sargento 1º Miguel Angel CISBANI, de la División CUSTODIA VICEPRESIDENCIAL, SIDFC Sargento 1º (R) Claudio Daniel SALVATIERRA Sargento (R) Daniel Horacio Salinas Cabo Juan Marcelo NAVARRO, de la Delegación TUCUMAN, SIDFC Cabo Alejandro Matías CARO, de la Comisaría 36º, SSM Cabo Sergio Abel IBARRA, de la Comisaría 3º, SSM Agente Jorge Gerardo GARCIA, de la Comisaría 22º, SSM Agente Jonathan CORDOBA, de la Comisaría 49º SSM [/QUOTE]
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