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Mensaje: <blockquote data-quote="Shandor" data-source="post: 1240243" data-attributes="member: 50">Extremistas islámicos vuelven a tomar a EEUU con la guardia bajaDías previos al ataque de la embajada en Bengasi existieron indicios que fueron ignoradosEl extremismo islámico no le dio al presidente de Estados Unidos Barack Obama ni 12 horas para regodearse en su afirmación de que “Al Qaeda está devastada”, cuando atacantes ingresaron al consulado de su país en Libia y acabaron con el embajador Christian Stevens.El ataque fue en la noche del 11 de setiembre, día en que EEUU recordó a las víctimas de los atentados de 2001. En su discurso in memoriam, el presidente –que busca la reelección– habló con triunfalismo. Pero los hechos se encargaron de demostrarle que se equivocaba y de poner otra vez sobre el tapete la vulnerabilidad de los estadounidenses.SeñalesEl hecho, hasta si se quiere predecible, recuerda a la sorpresa de la Navidad de 2009, cuando el extremista Umar Faruk Abdulmutallab se subió a un avión de Ámsterdam a Detroit con explosivos en su ropa interior sin que ningún control se lo evitase.Esta vez también hubo algunos indicios previos que pasaron inadvertidos. Unas 24 horas antes del ataque circuló en foros de militantes de Al Qaeda un video donde el líder Ayman al-Zawahri pedía a los libios que vengaran la muerte de un diputado de su país que falleció en junio en manos de EEUU.Esto se suma al malestar creciente en el mundo musulmán a causa de la difusión de un video que se burla del islam. La película fue hecha por Sam Bacile, un estadounidense-israelí que buscaba provocar a los que creen en Alá. Se llama La inocencia de los musulmanes y no deja lugar a dudas de que es una burla: Mahoma es personificado como un homosexual, mujeriego y guerrero que extermina a cristianos y judíos sin pudor, mientras unos amigos le redactan el Corán para que tenga una base teórica y lo impulsan en su conquista del mundo.Las imágenes están en YouTube desde el 2 de julio pero hace menos tiempo las tradujeron al árabe y los canales musulmanes comenzaron a exhibirla, desatando el repudio.Ni eso ni el aniversario de los atentados hicieron que Washington estuviera más alerta ante un ataque de este tipo. Fue así que lo que era una protesta espontánea frente al consulado por un video acabó en un ataque a la sede diplomática. Hubo incendio, disparos y murieron el embajador y tres personas más, algo que no pasaba desde 1979, cuando falleció el último diplomático de Washington mientras cumplía una misión.ExtremismoEl atentado en Libia fue distinto de la manifestación que hubo en El Cairo, Egipto, donde también se reunió gente para repudiar las imágenes pero donde no hubo actos de violencia. Es que, a diferencia de los egipcios, los libios contaron con morteros y granadas propulsadas por cohetes. Estos elementos, poco comunes en cualquier protesta ciudadana, hacen que se presuma que el asalto ya había sido planeado y que los radicales solo buscaban una mecha –y apareció el video– para hacer estallar la hoguera.En todo caso, los analistas coinciden en que el incidente dejó en evidencia los problemas que tiene Estados Unidos para garantizar (o al menos garantizarse) la paz en Medio Oriente. “Este nivel de descreimiento y furia hacia EEUU no se cura con uno o dos discursos. Y, para peor, siempre habrá grupos que aprovecharán cosas que no tienen nada que ver con las políticas de gobierno, como esta película anti islámica”, redactó Blake Hounshell, editor de Foreign Policy.Para Ramón Lobo, columnista de El País de España, se repite el esquema de la agitación que causaron las viñetas de Mahoma y “miles de personas que no la han visto, se lanzan a la calle indignadas, dispuestas a quemar, saquear y matar en nombre del insultado. Es el boca oreja lo que prende la ira”. Según él, esto sucede en las culturas de transmisión oral, “menos acostumbradas a la confirmación y reflexión. Es una de las consecuencias de la ausencia de democracia, de costumbre en el debate, de tolerancia al humor, de respeto al otro, al diferente”, agregó.“Bajo cualquier dictadura se produce una pérdida colectiva del sentido de la honestidad. La caída de un régimen despótico deja un vacío emocional que ocupan los extremistas, los que saben manipular los sentimientos, la ignorancia”, indicó también, en clara referencia a la muerte el año pasado de Muamar Gadafi, también en manos de una turba.PromesasCon los hechos ya consumados, Obama salió a hablar y prometió justicia, además de declarar cuatro días de luto y elevar el nivel de seguridad en todas sus embajadas. A Libia destinó 50 marines especializados en terrorismo.“Que nadie se equivoque: se hará justicia”, dijo el mandatario, y prometió que “ningún acto de terror” hará que Estados Unidos “se rinda”. No faltó en su discurso un comentario de apertura religiosa con la consiguiente condena al video que desató la ira. “Pero no hay absolutamente ninguna justificación para este tipo de violencia sin sentido”, acotó luego.Y si el martes se habían suspendido los actos de campaña y las declaraciones violentas por respeto a las víctimas del terrorismo, ayer eso quedó de lado y el candidato republicano Mitt Romney atacó al presidente por su “falta de claridad en política exterior”. A su entender, fue “vergonzoso” que la embajada de EEUU en El Cairo condenara el video.“Es un terrible camino para Estados Unidos pedir disculpas por nuestros valores. Es un error”. Y agregó: “Claramente enviaron mensajes contradictorios al mundo. El comunicado que salió del gobierno era un comunicado que es similar a una disculpa. Y creo que fue un grave error de cálculo (…). No podemos dejar que la primavera árabe se convierta en el invierno árabe”.Desde el oficialismo el senador John Kerry respondió diciendo que los comentarios de Romney son “lo más inapropiado que se ha visto en este tipo de momentos”.Amigo de la revuelta Christian Stevens tenía 52 años y era embajador en Libia desde mayo de este año. Era admirador de la revolución contra Muamar Gadafi y fue el nexo entre los rebeldes y Estados Unidos.La mecha que encendió la hoguera“La inocencia de los musulmanes” fue rodada por Sam Bacile, un estadounidense-israelí que vive en California. Se hizo con US$ 5 millones que fueron donados por un centenar de judíos. Bacile reconoció a la AP que su objetivo era la provocación y afirma que “el islam es un cáncer”. Ayudó a divulgar su película Terry Jones, el pastor de Florida que en 2010 propuso quemar coranes y generó una ola de críticas y protestasel observador</blockquote>

Verificación: Libertador de Argentina