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<blockquote data-quote="Walther Muller" data-source="post: 1395151" data-attributes="member: 15663"><p>La Guerra de Saif al Islam</p><p></p><p> por Kelder Toti</p><p></p><p></p><p> Capítulo I: La Revuelta.</p><p></p><p></p><p>La Guerra Civil en Libia, fue una serie de enfrentamientos ocurridos en ese país a partir de febrero de 2011 entre el régimen de Muamar el Gadafi y sus opositores de las tribus de Cirenaica y Misurata, en el contexto de las protestas en el mundo árabe del 2011, que estuvieron planificadas con anterioridad por los elementos liberales prooccidentales y yihhadista de la sociedad Libia, que mantenían una situación de tensión: con atentados, revueltas intermitentes, alzamientos, manifestaciones, etc. De ahí que resultara muy fácil organizar una revuelta desde el extranjero. </p><p></p><p>Según el periodista de la derecha liberal italiana Franco Bechis, los servicios secretos franceses DGSE colaboraron en la revuelta de Benghazi desde noviembre de 2010. París rápidamente se asoció a Londres en su proyecto de derrocamiento del coronel Gadafi (las fuerzas expedicionaria franco-británicas). El plan fue modificado en el contexto de las revoluciones árabes y Washington tomó entonces el control del mismo imponiendo sus propios objetivos (contrarrevolución en el mundo árabe y desembarco del AfriCom en el continente negro). La coalición de la OTAN, Estados Unidos y los Países del Golfo es por lo tanto el resultado de ambiciones diversas, lo cual explica sus contradicciones internas, que se reflejarán en Malí (1).</p><p></p><p>La visita de Nuri Mesmari a Túnez, Jefe de Protocolo de Muamar Gadafi para coordinar la revuelta es clave. No se sabe con quién se reúne en la capital, donde ya se percibe el murmullo de revuelta contra Bel Ali. Hoy se sabe con certeza que durante esa estancia Mesmari establece los contactos para lo que va a convertirse, a mediados de febrero, en la rebelión de la región de Cirenaica. Y prepara la estocada contra Gadafi buscando y obteniendo alianzas en dos frentes. El primero es el de la disidencia Libia radicada en Túnez. El segundo es con el Presidente de Francia: Nicolas Sarkozy. Dos alianzas que establece con éxito. </p><p></p><p>Mesmari se gana el apodo en la DGSE de «Libyan Wikileak» porque revela uno tras otro los secretos de la defensa militar del coronel a los franceses y cuenta todos los detalles sobre las alianzas diplomáticas y financieras del régimen, trazando incluso un verdadero mapa de la distribución de los sectores en desacuerdo y de las fuerzas que se encuentran en el terreno. A mediados de enero, Francia tiene en mano todas las llaves para tratar de derrocar al coronel. Pero se produce una filtración. El 22 de enero, el jefe de los servicios secretos en la región de Cirenaica, fiel a Gadafi, el general Audh Saaiti, arresta al coronel de aviación Abdallah Gehani, quien trabaja en secreto para los franceses desde el 18 de noviembre, y es quien organiza la revuelta en Bengasi y Misurata.</p><p></p><p>La represión de las manifestaciones y las protestas, en la que el régimen hace uso de la aviación, y el control de algunas ciudades por los manifestantes, derivó en un enfrentamiento armado, entre la élite política, partidaria de un modelo rentista petrolero y los partidarios de un modelo económico abocado al sector servicios parecido a los Países del Golfo. Posteriormente el estallido del conflicto intervino una alianza de países amparados en una resolución de las Naciones Unidas, a raíz de que se confirmase que las medidas tomadas por el gobierno libio para recuperar el control del país atentaban contra los derechos civiles y la seguridad de la población civil, avalando la intervención de la OTAN y los Países del Golfo; deseosos de derribar el modelo libio. </p><p></p><p>Las primeras manifestaciones con demandas de reformas políticas y económicas contra el régimen de Gadafi, que llevaba 41 años en el poder, convocadas en Internet por un grupo de jóvenes bajo el lema «Revuelta del 17 de febrero: Día de la ira en Libia», se precipitaron con la detención el día 15 en Bengasi de Fethi Tarbel, abogado defensor de los presos de conciencia acusado por la policía de haber propagado el rumor de un incendio provocado en la cárcel de Abu Salim. El choque entre policías y manifestantes que reclamaban la liberación de los presos dejó un saldo tres muertos y 38 heridos, en su mayoría agentes de la policía, al formarse las primeras marchas multitudinarias, las protestas masivas solo se pueden combatir con retórica, reformas democráticas desde arriba, y hechos concretos, que desactiven la revuelta, la represión solo hará más violenta la protesta, provocando motines en el Ejército, que se pasará una parte a los sublevados.</p><p></p><p>Saif al Islam gobernaba de facto a Libia, utilizando a su padre como mascaron de proa, este había dejado de gobernar por el estado de senilidad en que se encontraba con lagunas mentales recurrentes, dividiéndose entre sus hijos el poder y la riqueza del país, su incapacidad de establecer alianzas entre las distintas tribus, repartir adecuadamente la renta petrolera y diversificar la economía, fueron fracasos que atizaron la revuelta de las tribus excluidas del poder. Quizás si fuera introducido reformas democráticas, llamados a los exiliados a regresar, redactado una nueva constitución y modernizado la economía. La revuelta no habría estallado.</p><p></p><p>Las manifestaciones fueron creciendo en magnitud, siendo reprimidas fuertemente por el régimen, superando en pocos días; según algunas fuentes los cuarenta muertos. El 18 de Febrero en Al Bayda, donde en los días previos varios manifestantes habían muerto a manos de la policía, dos de sus miembros que trataban de dispersar a los manifestantes fueron capturados por estos y ahorcados. Las protestas, ante la intransigencia gubernamental y la brutal represión, y lo sectario de la protesta; degeneró en una revuelta que se extendió rápidamente por la Cirenaica y Misurata, la parte oriental y central del país, tradicionalmente hostil a Gadafi, al tener el ejemplo del derrocamiento de Bel Alí. Gran parte del ejército en esta zona se unió a los opositores, al pertenecer los soldados a la Cirenaica, mientras los leales al régimen abandonaron las armas y los cuarteles, lo más inteligente hubiera sido que los reclutas del Ejército los hubieran sacados de las ciudades a fines al régimen evitando las deserciones masivas.</p><p></p><p>Lo más viable era colocar las fuerzas militares en Misurata y Cirenaica leales al régimen, proveniente de las regiones que apoyaban al régimen, que no hubieran pactado con las fuerzas revolucionarias y hacer reformas sociales y democráticas que hubiera desactivado la protesta al quitarle legitimidad, liberando los presos políticos que no fueran peligrosos y el regreso de los exiliados, formación de partidos políticos, etc. Impidiendo la intervención extranjera en el país, por el contrario se apostó a la represión por el éxito obtenido en décadas pasadas, lo que fue un grave error.</p><p></p><p>Pese a las barreras impuestas por el régimen en las comunicaciones, y el control de los medios (radio, televisión, periódicos, y portales de Internet), diversos medios internacionales informaron de las presuntas acciones de represión extrema, incluyendo bombardeos indiscriminados en las ciudades por parte de la fuerza aérea. Hacia finales de febrero algunas ciudades de la zona occidental del país cayeron también bajo el control de los opositores a Gadafi, lejos la represión de controlar las manifestaciones, lograron que la oposición se uniera para derrocar al régimen, solo las fuerzas leales a Gadaffi controlaban Trípoli, Sirte y Bani Whalid; rodeada de ciudades controladas por los manifestantes. </p><p></p><p>La cercanía de los opositores hizo que las fuerzas leales al régimen redoblaran sus ataques contra estas ciudades para recuperarlas por las fuerzas, causando numerosas bajas incluso en la capital, donde también tenían lugar manifestaciones de envergadura. Los rebeldes, apoyados por soldados y políticos desertores, y veteranos de las guerras de Irak o Afganistán, perteneciente Al Congreso Islámico para la Liberación de Libia; organizaron el Consejo Nacional de Transición con sede en Bengasi estableciendo un gobierno paralelo en las zonas fuera del dominio de los Gadafi, la mayoría de los líderes del Consejo de Transición fueron miembros del gobierno, que se sumaron a la protesta, en su mayoría provenientes de la Cirenaica, pero también participaron organizaciones que habían combatido a la Yarmariya.</p><p></p><p>El ejército gadafista, que había estado a la defensiva, empezó una ofensiva en el este y en el oeste, cambiando la situación a principios de marzo. A partir del día 5 de marzo las fuerzas del régimen consiguieron recuperar diversas ciudades principalmente en el oeste y la costa central del país, al cercar las ciudades, interrumpiendo el abastecimiento de alimentos, agua y cortando el suministro de electricidad, abandonando los rebeldes las ciudades cercadas, al no poseer capacidad combativa para soportar un asedio. A partir de ese momento, las tropas de Gadafi tomaron la iniciativa, asediando Bengasi y Misurata, las principales ciudades bajo dominio opositor. A nivel internacional, la crisis en Libia tuvo impacto en la economía: el euro bajó y el precio del petróleo aumentó hasta niveles superiores a los 110 dólares. Miles de libios y de ciudadanos extranjeros residentes en el país huyeron del conflicto hacia los países vecinos (Egipto y Túnez), generando una crisis humanitaria.</p><p></p><p>El error del Ejército gadafista fue no estar entrenado para combate urbanos, el no contar con unidades de élites que pudieran tomar rápidamente las ciudades sublevadas, el no tener unidades paracaidistas que pudieran atacar el centro de Misurata y Bengasi de manera rápida, dislocando el dispositivo rebelde; el no utilizar sus fuerzas acorazadas que eran de unos 800 tanques en rápidos movimientos blindados cortando sus comunicaciones; por el contrario optaron por una estrategia lineal de asaltar ciudad por ciudad, después de aislarla demorando la conquista, dándole tiempo a la OTAN para planear la operación sobre Libia.</p><p></p><p>La mayoría de los gobiernos Occidentales manifestaron de inmediato un fuerte rechazo al gobierno de Said al Islam y a sus medidas represivas, que aumentaron las protestas y facilitaron la intervención de potencias extranjeras, exigiendo la renuncia de Gadafi, lo que estimuló a su vez el aumento de las protestas. La Liga Árabe suspendió la membresía de Libia y apoyó el establecimiento de una zona de exclusión aérea contra dicho gobierno. </p><p></p><p>El 26 de febrero de 2011, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas emitió la Resolución 1970 advirtiendo a Gadafi que los medios de represión empleados podría considerarse como crímenes de lesa humanidad. Al mismo tiempo la resolución imponía sanciones al gobierno libio y a sus dirigentes. El 17 de marzo de 2011, el Consejo de Seguridad mediante la Resolución 1973 declaró el establecimiento de una zona de exclusión aérea autorizando a los Estados miembros de la ONU el uso de «todas las medidas que sean necesarias» para proteger a la población civil de Libia, con exclusión expresa del uso de fuerzas de ocupación en cualquier lugar del territorio, cosa que no impidió la utilización de las Fuerzas Especiales de la CIA, del DGSE francés y del SAS Británico en el terreno (2).</p><p></p><p>El término de las guerra de Irak y Afganistán; y su derrota frente a los Ejércitos que subestimaron en guerra de guerrilla urbana y rural; y el desgaste de las U.S. Army en guerras prolongadas; los obligó a enfocarse nuevamente en el Hemisferio Occidental, abandonando su dominio global; la política del Pentágono de una “Zona de Exclusión Aérea” se adaptaba a su debilidad estratégica, dada la erosión de la capacidad combativa sufrida por el Ejército y las Fuerzas Especiales de las U.S. Army en Irak y Afganistán, lo que los obligó a apoyar a los insurgentes libios con bombardeos quirúrgicos y ataques a tierra, que facilitará el avance de los rebeldes, en coordinación con las Fuerzas Especiales de Qatar Y Egipto. Obama con fáciles victorias militares busca impulsar la hegemonía americana en el Hemisferio y Asia; e intentará darle legitimidad al nuevo sistema político americano.</p><p></p><p>Esa es la razón para no involucrarse en Siria y no confrontar a Nor Corea; ya que enfrentar a Siria arrastraría a Irán y al Hezbollá, y a las milicias iraquíes, kurdas y palestinas, con una guerra de varios frentes en donde se lucharía desde el Índico hasta el Mediterráneo Oriental, y solo cuentan con 10 Divisiones equipada para la tarea con tanques M1A Abram; ya que el resto de las 30 Divisiones restantes de la U.S Army son de la Guardia Nacional y solo sirven de reserva táctica y su entrenamiento es muy precario, y están armadas de tanques M 60 Patton, quizás serían excelentes divisiones en la Segunda Guerra Mundial, pero no lo son en estos tiempos.</p><p></p><p>La Real Politic de la era Clinton se basa en la alianza con Estados axiales, que con el auxilio de la Task Force permita controlar su periferia, es decir permite que un Estado se rearme y crezca comercialmente manteniendo su influencia sobre otros países; esto choca con los Estados pigmeos militares, pequeños Estados económicamente, pero gigantes militares, que vuelven su periferia en tributaria, pudiendo enfrentarse con éxito con el Estado axial y los americanos dada su debilidad, por la erosión de su Ejército por las guerras en el Medio y Lejano Oriente, resulta poco probable la contención, ya que de darse una confrontación con los Estados Pigmeo su flota y fuerza aérea tendría pérdidas apreciables, perdiendo el apoyo del staff de la United States Armed Forces, al perder su status, teniendo el régimen democrático sus días contados.</p><p></p><p>Lo anterior es corroborado por su derrota en Vietnam, que obligó United States Armed Forces a cambiar sus doctrinas, reequiparse y reentrenarse tardando una década en volver estar en forma, ese periodo fueron partidarios de un pacifismo delirante, volviendo a las andadas en la era Reegan, la diferencia con aquel tiempo, es la tensión existente en los Estados Unidos que se refleja en eliminar el porte y venta de armas, intentando evitar una revuelta armada; la pérdida de su base industrial que dificultará el rearme, las bombas inteligentes por ejemplo son fabricadas en China; la carencia de iniciativas doctrinarias que le permita vencer a sus enemigos en la sombra, las tensiones en aumentos en la sociedad norteamericana; las armas enchapadas en oro que no pueden ser financiadas con el presupuesto, etc. El futuro del poder americano es bastante vago y sus días de gloria son un recuerdo. </p><p></p><p>De ahí la actitud prudente de Barak Obama de retirarse de Libia, cuando era posible, a pesar que el objetivo de convertir a Libia en un Estado democrático, liberal, pro occidental, y aliado de Europa, no se cumplió y las consecuencias que obtuvieron fueron convertir al país en un Estado fallido y que la guerra se extendiera a Malí y Argelia, quizás un estratega más experimentado que Mutassin al Gaddafi les hubiera complicado las cosas a la OTAN, al invadir una zona de dispersión que coadyuvaría al aprovisionamiento de sus fuerzas y manejar la guerra en el desierto con movimientos rápidos como los de una flota en alta mar; en todo caso la victoria de la OTAN perjudicó los intereses franceses en África, desentendiéndose los Estados Unidos de su participación en Malí, ya que desgastaría su extenuadas fuerzas con un nuevo teatro de operaciones, sin una estrategia de salida, a corto plazo no era viable.</p><p></p><p>Desde el cese del embargo y la firma de tratados en 2003-2004 sobre material nuclear, químico y la reducción de su arsenal de misiles (Tratado defensivo para rebajar el alcance de sus SSM por debajo de los 300km), Libia, empezó a recuperar la operatividad e iniciando diversos procesos y programas de modernización militar. Sus FAS en 2006 comprendían unos 20.000 efectivos, desglosados en Ejército de Tierra 20.000 hombres; Fuerza Aérea 5.000 hombres, Armada 3.000 hombres. A los que habría que sumar unos 40.000 efectivos de la Milicia Popular, donde están integrados la Guardia Revolucionaria (3.000) y la Legión Islámica Pan-Africana (2.500). </p><p></p><p>Dada la extensión de su territorio, las FAS libias se apoyaban en una alta movilidad para poder abarcar la defensa y la seguridad del país, desechando la defensa estática o elástica, que facilitó su derrota ante los bombardeos quirúrgicos de la OTAN, ya que la única forma de contener a los insurgentes era atrincherarse y someterlos en una guerra de desgaste: el Ejercito estaba formado por 10 Batallones Blindados; 21 Batallones Mecanizados de Infantería; 22 Batallones de Artillería, 15 Batallones de Paracaidistas; 08 Batallones de Defensa Aérea, en el papel; 05 Brigadas de SSM; 01 Brigada como Fuerza de Seguridad Presidencial.</p><p></p><p>En los primeros cuatro meses de la guerra civil, según el jefe de una delegación del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, se habrían producido entre diez y quince mil muertos en ambos bandos, exponiéndose casos de violencia sexual y crímenes de guerra cometidos por las fuerzas leales, que formaron parte de operaciones de guerra psicológica destinadas a desacreditar a las Fuerzas Armadas Libias leales a los Gaddafi, no existiendo ninguna prueba en ese sentido, mientras los disidentes se dedicaban a saquear las viviendas de los gadafistas y ejecutarlos ante la población civil. Las semanas anteriores se produjeron varias revueltas en el mundo árabe, primero en Túnez y más tarde en Egipto, donde los manifestantes lograron triunfar, expulsando del poder a sus gobernantes dictatoriales e impulsando reformas democráticas, apoyadas por Europa y los Estados Unidos, ya que apuntalarán regímenes prooccidentales. Las protestas se extendieron a otros países árabes llegando el 15 de febrero a Libia.</p><p></p><p>Desde el 13 al 16 de enero, molestos por las demoras en la entrega de viviendas de protección social (subvencionadas por el gobierno) y la corrupción política, hubo manifestaciones en Derna, Bengasi, Bani Walid y otras ciudades libias y los manifestantes irrumpieron en unas 2000 viviendas que el gobierno estaba construyendo. Antes del 27 de enero, el gobierno había respondido a los disturbios con un fondo de inversión 24.0000 millones de dólares para proporcionar vivienda e impulsar el desarrollo.</p><p></p><p>A finales de enero, Jamal al-Hajji, escritor y comentarista político, "llamó vía Internet a que la gente se manifestara en pos de aumentar la libertad de expresión", inspirado en los levantamientos de Túnez y Egipto. Fue detenido el 1 de febrero por agentes de la policía y acusado el 3 de febrero por lastimar a alguien con su coche. Amnistía Internacional afirmó que al-Hajji había sido encarcelado por sus opiniones políticas no violentas; la verdadera razón de la detención habría sido la convocatoria de manifestaciones en contra del régimen.</p><p></p><p>Entre el 17 y 19 de febrero de 2011 miles de ciudadanos salieron a la calle en Libia. Los manifestantes se hicieron con el control de la ciudad de Bengasi, donde se creó la Coalición 17 de febrero como gobierno provisional del país. Se calcula la muerte de 173 personas en la represión de las manifestaciones que cobraron fuerza en Trípoli. El 20 de febrero de 2011, Estados Unidos, La Unión Europea y la Liga Árabe pidieron a Muamar el Gadafi el fin de la violenta represión contra los manifestantes, mientras su hijo, Saif al Islam Gadafi, acusó a terceros países de intervenir en las protestas para perjudicar a Libia. </p><p></p><p>El 21 de febrero de 2011 los manifestantes en Trípoli incendiaron la sede central del Gobierno, el Salón del Pueblo, y el edificio que alberga el Ministerio de Justicia. Se calcula que pudieron haber muerto al menos 61 personas ese día, en los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes en la capital, además varios políticos y militares desertaron poniéndose de lado de los manifestantes en contra, entre ellos el ministro de Justicia y la delegación Libia en la ONU, estimaciones posteriores descubiertas en fosa comunes, se descubrieron aproximadamente 300 cadáveres entre opositores y leales al régimen. Las protestas provocaron un aumento en el precio del petróleo que alcanzó su precio más elevado desde 2008. Muamar el Gadafi aseguró en televisión: «Moriré como un mártir hasta el final».</p><p></p><p>El 23 de febrero el ex ministro de Justicia, Mustafa Abdel Jalil, aseguró que Muamar el Gadafi fue quien ordenó el atentado terrorista de Lockerbie en 1988 que causó la muerte de 270 personas. Algunos pilotos militares desertaron a Malta, para evitar cumplir las órdenes de disparar contra la población civil y varios ministros, embajadores y líderes religiosos abandonaron el gobierno. Se consolidó también el control de las fuerzas rebeldes sobre las regiones del este del país, mientras Gadafi y sus leales se atrincheraban en Trípoli en una nueva escalada del conflicto.</p><p></p><p>La rebelión popular contra el régimen de Gadafi, que llevaba ya varios días produciéndose, se convirtió desde este día en un conflicto militar, calificado por algunos medios como una guerra civil, que tenía visos de una guerra tribal o entre provincias por el control de Libia; cuando se informó que la aviación leal al régimen había bombardeado a los manifestantes opositores en la capital Trípoli, causando al menos 250 muertos y que unidades del Ejército se habían sublevado uniéndose a los rebeldes en la ciudad de Bengasi, combatieron junto con los rebeldes contra las unidades de élite leales al régimen, que fueron aniquiladas por la poblada. El mismo día se difundieron y después fueron desmentidas informaciones según las cuales Gadafi habría huido de Libia rumbo a Venezuela, buscando provocar deserciones; producida por el portavoz de Dowin Street, que buscaba desalentar la resistencia del régimen.</p><p></p><p>El 22 de febrero el ministro del Interior, Abdul Fatah Younis, anunció su dimisión, sumándose a las protestas y reclamando la marcha de Muamar el Gadaffi. Ese mismo día Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, mostró su apoyo a Gadafi, en caso de una guerra armada siendo así el único país del mundo en apoyar abiertamente al régimen, ya que sus aliados hablarían de la intervención y del imperialismo de Occidente y los Países del Golfo.</p><p></p><p>El país se acercó más al caos cuando Gadafi amenazó con masacrar a los rebeldes, a los que calificó de "ratas", en un discurso transmitido por televisión. Situación que agravó la crisis, ya que daría una excusa a la OTAN para intervenir, y tomar medidas drásticas como: el embargo de armas, el bloqueo de las costas, la exclusión de vuelos, ataque al sistema SAM y los bombardeos quirúrgicos; que precipitará la intervención de la OTAN en contra de Libia, acelerando las acciones de guerra de los bandos en pugna, impidiendo cualquier salida negociada, ya que los rebeldes tendrían la oportunidad de ganar el conflicto. </p><p></p><p>El 24 de febrero de 2011, Muamar el Gadafi aseguró que las revueltas estaban siendo fomentadas por Al Qaeda, y que Osama bin Laden estaba distribuyendo drogas a los jóvenes libios como justificación de la represión, sin percatarse que Al Qaeda, ya no representa una amenaza a los intereses de Occidente al desarticular las redes terroristas en los Estados Unidos y Europa; la Unión Europea dijo estar preparando una intervención militar en Libia con el fin de evacuar a los cerca de 5000 ciudadanos europeos, que se encontraban en el país, activando el MI 6 Británico, la CIA y la DGSE francesa las redes de inteligencia entre el personal adiestrado por ellos, reclutando agentes entre la población civil; para informar sobre la situación en tiempo real, sacando la falsa conclusión del colapso inminente del régimen, que precipitó la intervención.</p><p></p><p>En el desarrollo del conflicto las milicias rebeldes siguieron avanzando, extendiéndose también al oeste de Libia y avanzando hacia la capital en dos frentes desde el oeste y el este. En las ciudades ocupadas por los rebeldes se formaron gobiernos municipales provisionales y en Bengasi el gobierno local nombró a un oficial de alto rango para que comandase a las fuerzas antigubernamentales de la ciudad. Pero Gadafi no daba señales de rendición y, por el contrario, envió tropas leales a recuperar las ciudades rebeldes del oeste más cercanas a Trípoli librándose sangrientos combates con los alzados. Entre tanto los rebeldes del este organizaron sus unidades bajo un solo comando para marchar sobre Trípoli y ayudar a los rebeldes del oeste.</p><p></p><p>El 25 de febrero de 2011 por la mañana, Gadafi ofreció beneficios económicos a través de la televisión pública, la cual aseguró que cada familia recibiría 500 dinares (unos 290 euros) y que los funcionarios públicos tendrían un aumento de sueldo de los 150%, medidas demasiado tardías. Sin embargo, varios enfrentamientos violentos estallaron en diferentes puntos de la capital, poco después del rezo del mediodía. Las causas de la rebelión fueron: un alto desempleo abierto del 30%, el estancamiento económico en Cirenaica; la falta de carisma y proyecto político de Saif al Islam, la incapacidad de formar alianzas de Saif entre las tribus, el estancamiento económico, la debilidad militar con en ejército poco preparado y deficientemente armado y el desprecio de las capas profesionales y empresariales del modelo gadafista por su corrupción.</p><p></p><p>Los leales a Gadafi se enfrentaron a los manifestantes en varios barrios de la capital, algunos de los cuales podrían haber acabado en manos de los opositores, según los mensajes enviados por internautas en Trípoli a través de redes sociales. Periodistas de la cadena Tele SUR, Caracas (Venezuela) pudieron constatar disturbios y enfrentamientos al este y al oeste de Trípoli y "muchísimo despliegue de la policía, sobre todo hacia la zona del puerto". Testigos en Trípoli aseguraron a varias agencias internacionales y televisiones árabes que las tropas de Gadafi habían abierto fuego contra los fieles que se congregaban en los exteriores de las mezquitas, provocando «muchos, muchos muertos». Ya por la tarde, el dictador se dirigió a sus seguidores desde la muralla de la plaza Verde para decirles que: «La gente que no me ama no merece vivir». Muamar el Gadafi</p><p></p><p>La Yarmariya Libia era gobernada por el hijo mayor de Gaddafi: Said al Islam, que no logró las alianzas tribales e internacionales que le permitieran gobernar el país; las fuerzas militares era manejadas por Moatassem al Gaddafi, Jamis Gaddafi, Al Saadi Gaddafi (en el curso de la guerra tuvo una actuación en el campo militar). Se considera que fue el autor del cambio de táctica: en vez de atacar a los rebeldes con tanques e infantería pesada, promovió el uso de vehículos ligeros, versátiles, fáciles de confundir ante el reconocimiento aéreo enemigo), y Abu-Bakr Yunis Jabr. La razón que Moammar al Gadafi no gobernara el país y no dirigiera los combates, es que era drogadicto, sufría de alucinaciones y tenía lagunas mentales; de las cuales lograba eludir saciando su apetito sexual. </p><p></p><p>La familia del dictador Gadafi reprimió con gran dureza la rebelión, bajo la creencia que podría controlar la revuelta como la habría sofocado en tiempos anteriores, sin prever la reacción de la OTAN, en la las manifestaciones emplearon mercenarios y voluntarios de los países vecinos, se difundió en los canales de noticias internacionales, ataques aéreos, que fueron retransmitidos por la cadena árabe Al Yazira, información que resultó ser falsa, y apoyó la decisión de la OTAN de intervenir militarmente en el país, al no contar con los medios de comunicación a nivel internacional que desmintiesen las informaciones adversas. </p><p></p><p>Según declaraciones de la Federación Internacional de Derechos Humanos con fecha de 25 de febrero, desde el inicio de la rebelión se habrían producido ya 640 víctimas mortales a consecuencia de la represión, entre ellas 130 militares ejecutados en Bengasi por negarse a disparar contra la población, si bien el balance oficial reducía el número de víctimas a 300 muertos. Como responsables de estas muertes se señalaron grupos de élite leales al gobierno y mercenarios extranjeros procedentes de Chad.</p><p></p><p>También el 25 de febrero, Saif al Islam Gadafi pidió a la Unión Europea que enviase una misión a Libia para desmentir los informes de prensa sobre las atrocidades. Gadafi reapareció en una masiva manifestación de sus leales en Trípoli y en tono desafiante juró derrotar a sus enemigos, mientras arengaba a sus hombres diciendo que su régimen era "la verdadera Revolución, la Revolución Verde". A pesar del tono de los discursos de Gadafi, las protestas y manifestaciones se extendieron a las calles de la capital y las fuerzas de Gadafi fueron acusadas de disparar indiscriminadamente contra manifestantes opositores y civiles, aunque eso no habría podido frenar el empuje de las tropas rebeldes que tomaron posiciones en algunos barrios de Trípoli. Algunas informaciones hablaron de insurrecciones en la principal base militar aérea del país, situada en Trípoli, así como de la defección de otras fuerzas militares y policiales, y del Fiscal General, quienes también se habrían unido a la rebelión estrechando el cerco sobre Gadafi, quien habría perdido el control de importantes instalaciones petroleras.</p><p></p><p>El 26 de febrero Trípoli amaneció con una relativa calma después de una noche de combates, mientras los rebeldes aseguraban controlar zonas de la capital, aunque Gadaffi y sus fuerzas mantenían el control de al menos el centro de la ciudad. Entre tanto un general de brigada sublevado al frente de las fuerzas rebeldes en el este de la nación, afirmó desde Bengasi que los rebeldes acumulaban fuerzas y se organizaban para lanzar un asalto definitivo contra Trípoli. El general alzado en armas hizo también un llamamiento al resto del ejército a unirse a la revolución contra Gadafi y marchar contra las fuerzas del dictador en Trípoli. Otro general unido a la rebelión declaró que esperaba una feroz resistencia de Gadafi y que éste "quemará Libia antes de perder el poder".</p><p></p><p>En el transcurso del día los habitantes de varios barrios pobres de Trípoli se alzaron contra Gadafi y protagonizaron duros enfrentamientos con las fuerzas leales; el gadafismo era popular entre las clases media, alta e inmigrantes de Libia, mientras entre los estratos profesionales y pobres eran partidarios de un modelo democrático contrario a las enseñanzas de la Yamaryira; finalmente las fuerzas de Gadafi se retiraron de algunas de estas zonas de la capital dejándolas en manos de los opositores, reagrupándose en otras áreas para la reconquista, maniobra tardía. </p><p></p><p>Mientras tanto, el ex ministro de Justicia, que había dimitido días atrás para pasarse a la rebelión, anunció la formación de un gobierno provisional de unidad nacional integrado por civiles y militares con sede en Bengasi hasta la liberación de Trípoli. Este gobierno debería encargarse de dirigir el país tras la salida de Gadafi y hasta la celebración de elecciones democráticas. El mismo día 26, Gadafi -atrincherado en su residencia en Bab al-Azizia- hizo un llamamiento a sus partidarios a "ir casa por casa para aplastar a los manifestantes", en tanto se aseguraba que los rebeldes dispondrían de 12.000 voluntarios entrenados para formar las nuevas fuerzas armadas de la revolución.</p><p></p><p>Para lograr la excusa de la intervención, no tiene Occidente el menor escrúpulo en aliarse a los grupos yihadistas, cuyos militantes de base, convencidos de que están combatiendo el imperialismo occidental, acaban convirtiéndose en sus peones. Los utilizaron en Libia para descomponer el país desde adentro y en Siria, mientras que la OTAN atacó con sus caza-bombarderos y con sus fuerzas especiales infiltradas a los gadafistas, que señalaban los blancos. A raíz del ataque en Argelia y Malí, se admite ahora que los Gadafi tenían, razón cuando advertían que la caída del Estado libio provocaría el caos, al dejar las manos libres a los yihadistas en el Norte de África, confirmando así que esa forma de actuar es parte de su propia estrategia de tensión de Occidente, que no prevé las consecuencias.</p><p></p><p>Formación del Consejo Nacional de Transición y dirección de la revolución desde Bengasi. El 27 de febrero se formó en Bengasi un Consejo Nacional de Transición encargado de las tareas de gobierno en la zona rebelde, fusionando dos órganos provisionales, el Consejo Nacional Libio y el gobierno provisional del antiguo ministro de justicia Mustafa Abdul Jalil. En Libia habrá dos gobiernos concurrentes con el país dividido, esto fue un gran logro de los rebeldes, ya que existía un gobierno que podía dialogar con sus aliados en Europa y Medio Oriente en busca de ayuda.</p><p></p><p>El 28 de febrero. Muamar el Gadafi, declaró a la BBC y a otras agencia internacionales de noticias que todo su pueblo lo ama y negó que se hayan producido protestas en Trípoli, reflejando lo alejado que se encontraba de la realidad. El coronel Gadafi aseguró que su pueblo moriría por protegerlo, solo contaba con el apoyo de las tribus del Occidente del país. Además, se burló de las propuestas de que abandone el país y afirmó sentirse traicionado por los dirigentes que le pidieron la renuncia.</p><p></p><p>El 2 de marzo de 2011, fuerzas leales a Gadafi intentaron recuperar el control de la estratégica ciudad de Brega. La tercera ciudad más importante en poder de los rebeldes, después de Bengasi y Misurata; fracasando en el intento y los líderes de la revuelta se dirigieron a la ONU solicitando la aprobación de una zona de exclusión aérea, ejemplo que seguirían los rebeldes sirios. Se produjeron también enfrentamientos en Gharyan, a 40 kilómetros al sur de Trípoli, y en Sabratha, a unos 40 kilómetros al este de la capital. Muamar el Gadafi alertó ese mismo día de que si la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o los Estados Unidos invadían su país, se generarían "miles de muertos", anunciando que defendería categóricamente la soberanía del país y condenando todo intento de intervención extranjera.</p><p></p><p>Las tropas leales pasaron a la ofensiva el 5 de marzo, luchando para recuperar Zauiya y Ben Yauad, tomada ese mismo día. Los días posteriores se centraron en la conquista de Zauiya y Ras Lanuf. Desde el día 9 y hasta el 11 de marzo, los combates fueron favorables para las tropas gubernamentales, que eran aprovisionadas de municiones por los sirios y bielorusos. El 9 las tropas leales tomaron Zauiya tras duros combates casa por casa. El 11 tomaron el complejo petrolífero de Ras Lanuf, tras un intenso bombardeo de la ciudad por la aviación apoyada por un barco de las fuerzas leales situado a un kilómetro de la carretera donde se encontraba el núcleo de la resistencia rebelde. </p><p></p><p>Inmediatamente las tropas de Gadafi bombardearon Brega, en la que entraron el día 13 de marzo. El día 12, por su parte, la Liga Árabe dio su apoyo a la creación de una zona de exclusión aérea sobre Libia, motivado por la animadversión que sentían los Países del Golfo por Libia, solo el voto en contra de Siria y Argelia, encontrándose el país aislado diplomáticamente; donde tenían lugar protestas democráticas en contra de sus respectivos gobiernos. Estos países, además, junto con Zimbabue y Bielorusia, fueron acusados por el Consejo Nacional de Transición de ayudar al régimen de Gadafi de aportarles armas y mercenarios. </p><p></p><p>Fathi Terbil, miembro del Consejo Nacional de Transición, negaba el día 15 que Brega estuviera en manos de los leales: «Las fuerzas de Gadafi disponen de medios aéreos, terrestres y marítimos, pero todo lo que conquistan por la mañana nosotros lo retomamos por la noche». Declaraciones apresuradas que escondían la debacle de los rebeldes en varias ciudades del Occidente y Centro de Libia.</p><p></p><p>Además, los rebeldes podrían contar con aviones y pilotos en la denominada Fuerza Aérea de la Libia Libre, seguramente provenientes de los desertores del ejército que se unieron a los rebeldes al principio de la contienda, aunque la realidad los únicos aviones que sobrevolaban era la Fuerza Aérea de la Yamaryira Libia. Según Terbil, dos aviones rebeldes habrían logrado bombardear a tres barcos mercantes, reconvertidos en buques de guerra, de los cuales habrían conseguido hundir dos. No obstante, y pese a algunos avances nocturnos de los rebeldes recuperando terreno perdido por el día, Al Yazira pudo confirmar el día 15 que Brega había sido abandonada por los rebeldes —después de haber cambiado varias veces de manos en los últimos días— para crear una nueva línea de resistencia en Ajdabiya. El mismo día 15 se reunió el G8 para discutir la posible intervención militar en Libia, no alcanzándose ningún acuerdo aunque, según su comunicado, «el debate sobre la zona de exclusión aérea sigue abierto».</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="Walther Muller, post: 1395151, member: 15663"] La Guerra de Saif al Islam por Kelder Toti Capítulo I: La Revuelta. La Guerra Civil en Libia, fue una serie de enfrentamientos ocurridos en ese país a partir de febrero de 2011 entre el régimen de Muamar el Gadafi y sus opositores de las tribus de Cirenaica y Misurata, en el contexto de las protestas en el mundo árabe del 2011, que estuvieron planificadas con anterioridad por los elementos liberales prooccidentales y yihhadista de la sociedad Libia, que mantenían una situación de tensión: con atentados, revueltas intermitentes, alzamientos, manifestaciones, etc. De ahí que resultara muy fácil organizar una revuelta desde el extranjero. Según el periodista de la derecha liberal italiana Franco Bechis, los servicios secretos franceses DGSE colaboraron en la revuelta de Benghazi desde noviembre de 2010. París rápidamente se asoció a Londres en su proyecto de derrocamiento del coronel Gadafi (las fuerzas expedicionaria franco-británicas). El plan fue modificado en el contexto de las revoluciones árabes y Washington tomó entonces el control del mismo imponiendo sus propios objetivos (contrarrevolución en el mundo árabe y desembarco del AfriCom en el continente negro). La coalición de la OTAN, Estados Unidos y los Países del Golfo es por lo tanto el resultado de ambiciones diversas, lo cual explica sus contradicciones internas, que se reflejarán en Malí (1). La visita de Nuri Mesmari a Túnez, Jefe de Protocolo de Muamar Gadafi para coordinar la revuelta es clave. No se sabe con quién se reúne en la capital, donde ya se percibe el murmullo de revuelta contra Bel Ali. Hoy se sabe con certeza que durante esa estancia Mesmari establece los contactos para lo que va a convertirse, a mediados de febrero, en la rebelión de la región de Cirenaica. Y prepara la estocada contra Gadafi buscando y obteniendo alianzas en dos frentes. El primero es el de la disidencia Libia radicada en Túnez. El segundo es con el Presidente de Francia: Nicolas Sarkozy. Dos alianzas que establece con éxito. Mesmari se gana el apodo en la DGSE de «Libyan Wikileak» porque revela uno tras otro los secretos de la defensa militar del coronel a los franceses y cuenta todos los detalles sobre las alianzas diplomáticas y financieras del régimen, trazando incluso un verdadero mapa de la distribución de los sectores en desacuerdo y de las fuerzas que se encuentran en el terreno. A mediados de enero, Francia tiene en mano todas las llaves para tratar de derrocar al coronel. Pero se produce una filtración. El 22 de enero, el jefe de los servicios secretos en la región de Cirenaica, fiel a Gadafi, el general Audh Saaiti, arresta al coronel de aviación Abdallah Gehani, quien trabaja en secreto para los franceses desde el 18 de noviembre, y es quien organiza la revuelta en Bengasi y Misurata. La represión de las manifestaciones y las protestas, en la que el régimen hace uso de la aviación, y el control de algunas ciudades por los manifestantes, derivó en un enfrentamiento armado, entre la élite política, partidaria de un modelo rentista petrolero y los partidarios de un modelo económico abocado al sector servicios parecido a los Países del Golfo. Posteriormente el estallido del conflicto intervino una alianza de países amparados en una resolución de las Naciones Unidas, a raíz de que se confirmase que las medidas tomadas por el gobierno libio para recuperar el control del país atentaban contra los derechos civiles y la seguridad de la población civil, avalando la intervención de la OTAN y los Países del Golfo; deseosos de derribar el modelo libio. Las primeras manifestaciones con demandas de reformas políticas y económicas contra el régimen de Gadafi, que llevaba 41 años en el poder, convocadas en Internet por un grupo de jóvenes bajo el lema «Revuelta del 17 de febrero: Día de la ira en Libia», se precipitaron con la detención el día 15 en Bengasi de Fethi Tarbel, abogado defensor de los presos de conciencia acusado por la policía de haber propagado el rumor de un incendio provocado en la cárcel de Abu Salim. El choque entre policías y manifestantes que reclamaban la liberación de los presos dejó un saldo tres muertos y 38 heridos, en su mayoría agentes de la policía, al formarse las primeras marchas multitudinarias, las protestas masivas solo se pueden combatir con retórica, reformas democráticas desde arriba, y hechos concretos, que desactiven la revuelta, la represión solo hará más violenta la protesta, provocando motines en el Ejército, que se pasará una parte a los sublevados. Saif al Islam gobernaba de facto a Libia, utilizando a su padre como mascaron de proa, este había dejado de gobernar por el estado de senilidad en que se encontraba con lagunas mentales recurrentes, dividiéndose entre sus hijos el poder y la riqueza del país, su incapacidad de establecer alianzas entre las distintas tribus, repartir adecuadamente la renta petrolera y diversificar la economía, fueron fracasos que atizaron la revuelta de las tribus excluidas del poder. Quizás si fuera introducido reformas democráticas, llamados a los exiliados a regresar, redactado una nueva constitución y modernizado la economía. La revuelta no habría estallado. Las manifestaciones fueron creciendo en magnitud, siendo reprimidas fuertemente por el régimen, superando en pocos días; según algunas fuentes los cuarenta muertos. El 18 de Febrero en Al Bayda, donde en los días previos varios manifestantes habían muerto a manos de la policía, dos de sus miembros que trataban de dispersar a los manifestantes fueron capturados por estos y ahorcados. Las protestas, ante la intransigencia gubernamental y la brutal represión, y lo sectario de la protesta; degeneró en una revuelta que se extendió rápidamente por la Cirenaica y Misurata, la parte oriental y central del país, tradicionalmente hostil a Gadafi, al tener el ejemplo del derrocamiento de Bel Alí. Gran parte del ejército en esta zona se unió a los opositores, al pertenecer los soldados a la Cirenaica, mientras los leales al régimen abandonaron las armas y los cuarteles, lo más inteligente hubiera sido que los reclutas del Ejército los hubieran sacados de las ciudades a fines al régimen evitando las deserciones masivas. Lo más viable era colocar las fuerzas militares en Misurata y Cirenaica leales al régimen, proveniente de las regiones que apoyaban al régimen, que no hubieran pactado con las fuerzas revolucionarias y hacer reformas sociales y democráticas que hubiera desactivado la protesta al quitarle legitimidad, liberando los presos políticos que no fueran peligrosos y el regreso de los exiliados, formación de partidos políticos, etc. Impidiendo la intervención extranjera en el país, por el contrario se apostó a la represión por el éxito obtenido en décadas pasadas, lo que fue un grave error. Pese a las barreras impuestas por el régimen en las comunicaciones, y el control de los medios (radio, televisión, periódicos, y portales de Internet), diversos medios internacionales informaron de las presuntas acciones de represión extrema, incluyendo bombardeos indiscriminados en las ciudades por parte de la fuerza aérea. Hacia finales de febrero algunas ciudades de la zona occidental del país cayeron también bajo el control de los opositores a Gadafi, lejos la represión de controlar las manifestaciones, lograron que la oposición se uniera para derrocar al régimen, solo las fuerzas leales a Gadaffi controlaban Trípoli, Sirte y Bani Whalid; rodeada de ciudades controladas por los manifestantes. La cercanía de los opositores hizo que las fuerzas leales al régimen redoblaran sus ataques contra estas ciudades para recuperarlas por las fuerzas, causando numerosas bajas incluso en la capital, donde también tenían lugar manifestaciones de envergadura. Los rebeldes, apoyados por soldados y políticos desertores, y veteranos de las guerras de Irak o Afganistán, perteneciente Al Congreso Islámico para la Liberación de Libia; organizaron el Consejo Nacional de Transición con sede en Bengasi estableciendo un gobierno paralelo en las zonas fuera del dominio de los Gadafi, la mayoría de los líderes del Consejo de Transición fueron miembros del gobierno, que se sumaron a la protesta, en su mayoría provenientes de la Cirenaica, pero también participaron organizaciones que habían combatido a la Yarmariya. El ejército gadafista, que había estado a la defensiva, empezó una ofensiva en el este y en el oeste, cambiando la situación a principios de marzo. A partir del día 5 de marzo las fuerzas del régimen consiguieron recuperar diversas ciudades principalmente en el oeste y la costa central del país, al cercar las ciudades, interrumpiendo el abastecimiento de alimentos, agua y cortando el suministro de electricidad, abandonando los rebeldes las ciudades cercadas, al no poseer capacidad combativa para soportar un asedio. A partir de ese momento, las tropas de Gadafi tomaron la iniciativa, asediando Bengasi y Misurata, las principales ciudades bajo dominio opositor. A nivel internacional, la crisis en Libia tuvo impacto en la economía: el euro bajó y el precio del petróleo aumentó hasta niveles superiores a los 110 dólares. Miles de libios y de ciudadanos extranjeros residentes en el país huyeron del conflicto hacia los países vecinos (Egipto y Túnez), generando una crisis humanitaria. El error del Ejército gadafista fue no estar entrenado para combate urbanos, el no contar con unidades de élites que pudieran tomar rápidamente las ciudades sublevadas, el no tener unidades paracaidistas que pudieran atacar el centro de Misurata y Bengasi de manera rápida, dislocando el dispositivo rebelde; el no utilizar sus fuerzas acorazadas que eran de unos 800 tanques en rápidos movimientos blindados cortando sus comunicaciones; por el contrario optaron por una estrategia lineal de asaltar ciudad por ciudad, después de aislarla demorando la conquista, dándole tiempo a la OTAN para planear la operación sobre Libia. La mayoría de los gobiernos Occidentales manifestaron de inmediato un fuerte rechazo al gobierno de Said al Islam y a sus medidas represivas, que aumentaron las protestas y facilitaron la intervención de potencias extranjeras, exigiendo la renuncia de Gadafi, lo que estimuló a su vez el aumento de las protestas. La Liga Árabe suspendió la membresía de Libia y apoyó el establecimiento de una zona de exclusión aérea contra dicho gobierno. El 26 de febrero de 2011, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas emitió la Resolución 1970 advirtiendo a Gadafi que los medios de represión empleados podría considerarse como crímenes de lesa humanidad. Al mismo tiempo la resolución imponía sanciones al gobierno libio y a sus dirigentes. El 17 de marzo de 2011, el Consejo de Seguridad mediante la Resolución 1973 declaró el establecimiento de una zona de exclusión aérea autorizando a los Estados miembros de la ONU el uso de «todas las medidas que sean necesarias» para proteger a la población civil de Libia, con exclusión expresa del uso de fuerzas de ocupación en cualquier lugar del territorio, cosa que no impidió la utilización de las Fuerzas Especiales de la CIA, del DGSE francés y del SAS Británico en el terreno (2). El término de las guerra de Irak y Afganistán; y su derrota frente a los Ejércitos que subestimaron en guerra de guerrilla urbana y rural; y el desgaste de las U.S. Army en guerras prolongadas; los obligó a enfocarse nuevamente en el Hemisferio Occidental, abandonando su dominio global; la política del Pentágono de una “Zona de Exclusión Aérea” se adaptaba a su debilidad estratégica, dada la erosión de la capacidad combativa sufrida por el Ejército y las Fuerzas Especiales de las U.S. Army en Irak y Afganistán, lo que los obligó a apoyar a los insurgentes libios con bombardeos quirúrgicos y ataques a tierra, que facilitará el avance de los rebeldes, en coordinación con las Fuerzas Especiales de Qatar Y Egipto. Obama con fáciles victorias militares busca impulsar la hegemonía americana en el Hemisferio y Asia; e intentará darle legitimidad al nuevo sistema político americano. Esa es la razón para no involucrarse en Siria y no confrontar a Nor Corea; ya que enfrentar a Siria arrastraría a Irán y al Hezbollá, y a las milicias iraquíes, kurdas y palestinas, con una guerra de varios frentes en donde se lucharía desde el Índico hasta el Mediterráneo Oriental, y solo cuentan con 10 Divisiones equipada para la tarea con tanques M1A Abram; ya que el resto de las 30 Divisiones restantes de la U.S Army son de la Guardia Nacional y solo sirven de reserva táctica y su entrenamiento es muy precario, y están armadas de tanques M 60 Patton, quizás serían excelentes divisiones en la Segunda Guerra Mundial, pero no lo son en estos tiempos. La Real Politic de la era Clinton se basa en la alianza con Estados axiales, que con el auxilio de la Task Force permita controlar su periferia, es decir permite que un Estado se rearme y crezca comercialmente manteniendo su influencia sobre otros países; esto choca con los Estados pigmeos militares, pequeños Estados económicamente, pero gigantes militares, que vuelven su periferia en tributaria, pudiendo enfrentarse con éxito con el Estado axial y los americanos dada su debilidad, por la erosión de su Ejército por las guerras en el Medio y Lejano Oriente, resulta poco probable la contención, ya que de darse una confrontación con los Estados Pigmeo su flota y fuerza aérea tendría pérdidas apreciables, perdiendo el apoyo del staff de la United States Armed Forces, al perder su status, teniendo el régimen democrático sus días contados. Lo anterior es corroborado por su derrota en Vietnam, que obligó United States Armed Forces a cambiar sus doctrinas, reequiparse y reentrenarse tardando una década en volver estar en forma, ese periodo fueron partidarios de un pacifismo delirante, volviendo a las andadas en la era Reegan, la diferencia con aquel tiempo, es la tensión existente en los Estados Unidos que se refleja en eliminar el porte y venta de armas, intentando evitar una revuelta armada; la pérdida de su base industrial que dificultará el rearme, las bombas inteligentes por ejemplo son fabricadas en China; la carencia de iniciativas doctrinarias que le permita vencer a sus enemigos en la sombra, las tensiones en aumentos en la sociedad norteamericana; las armas enchapadas en oro que no pueden ser financiadas con el presupuesto, etc. El futuro del poder americano es bastante vago y sus días de gloria son un recuerdo. De ahí la actitud prudente de Barak Obama de retirarse de Libia, cuando era posible, a pesar que el objetivo de convertir a Libia en un Estado democrático, liberal, pro occidental, y aliado de Europa, no se cumplió y las consecuencias que obtuvieron fueron convertir al país en un Estado fallido y que la guerra se extendiera a Malí y Argelia, quizás un estratega más experimentado que Mutassin al Gaddafi les hubiera complicado las cosas a la OTAN, al invadir una zona de dispersión que coadyuvaría al aprovisionamiento de sus fuerzas y manejar la guerra en el desierto con movimientos rápidos como los de una flota en alta mar; en todo caso la victoria de la OTAN perjudicó los intereses franceses en África, desentendiéndose los Estados Unidos de su participación en Malí, ya que desgastaría su extenuadas fuerzas con un nuevo teatro de operaciones, sin una estrategia de salida, a corto plazo no era viable. Desde el cese del embargo y la firma de tratados en 2003-2004 sobre material nuclear, químico y la reducción de su arsenal de misiles (Tratado defensivo para rebajar el alcance de sus SSM por debajo de los 300km), Libia, empezó a recuperar la operatividad e iniciando diversos procesos y programas de modernización militar. Sus FAS en 2006 comprendían unos 20.000 efectivos, desglosados en Ejército de Tierra 20.000 hombres; Fuerza Aérea 5.000 hombres, Armada 3.000 hombres. A los que habría que sumar unos 40.000 efectivos de la Milicia Popular, donde están integrados la Guardia Revolucionaria (3.000) y la Legión Islámica Pan-Africana (2.500). Dada la extensión de su territorio, las FAS libias se apoyaban en una alta movilidad para poder abarcar la defensa y la seguridad del país, desechando la defensa estática o elástica, que facilitó su derrota ante los bombardeos quirúrgicos de la OTAN, ya que la única forma de contener a los insurgentes era atrincherarse y someterlos en una guerra de desgaste: el Ejercito estaba formado por 10 Batallones Blindados; 21 Batallones Mecanizados de Infantería; 22 Batallones de Artillería, 15 Batallones de Paracaidistas; 08 Batallones de Defensa Aérea, en el papel; 05 Brigadas de SSM; 01 Brigada como Fuerza de Seguridad Presidencial. En los primeros cuatro meses de la guerra civil, según el jefe de una delegación del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, se habrían producido entre diez y quince mil muertos en ambos bandos, exponiéndose casos de violencia sexual y crímenes de guerra cometidos por las fuerzas leales, que formaron parte de operaciones de guerra psicológica destinadas a desacreditar a las Fuerzas Armadas Libias leales a los Gaddafi, no existiendo ninguna prueba en ese sentido, mientras los disidentes se dedicaban a saquear las viviendas de los gadafistas y ejecutarlos ante la población civil. Las semanas anteriores se produjeron varias revueltas en el mundo árabe, primero en Túnez y más tarde en Egipto, donde los manifestantes lograron triunfar, expulsando del poder a sus gobernantes dictatoriales e impulsando reformas democráticas, apoyadas por Europa y los Estados Unidos, ya que apuntalarán regímenes prooccidentales. Las protestas se extendieron a otros países árabes llegando el 15 de febrero a Libia. Desde el 13 al 16 de enero, molestos por las demoras en la entrega de viviendas de protección social (subvencionadas por el gobierno) y la corrupción política, hubo manifestaciones en Derna, Bengasi, Bani Walid y otras ciudades libias y los manifestantes irrumpieron en unas 2000 viviendas que el gobierno estaba construyendo. Antes del 27 de enero, el gobierno había respondido a los disturbios con un fondo de inversión 24.0000 millones de dólares para proporcionar vivienda e impulsar el desarrollo. A finales de enero, Jamal al-Hajji, escritor y comentarista político, "llamó vía Internet a que la gente se manifestara en pos de aumentar la libertad de expresión", inspirado en los levantamientos de Túnez y Egipto. Fue detenido el 1 de febrero por agentes de la policía y acusado el 3 de febrero por lastimar a alguien con su coche. Amnistía Internacional afirmó que al-Hajji había sido encarcelado por sus opiniones políticas no violentas; la verdadera razón de la detención habría sido la convocatoria de manifestaciones en contra del régimen. Entre el 17 y 19 de febrero de 2011 miles de ciudadanos salieron a la calle en Libia. Los manifestantes se hicieron con el control de la ciudad de Bengasi, donde se creó la Coalición 17 de febrero como gobierno provisional del país. Se calcula la muerte de 173 personas en la represión de las manifestaciones que cobraron fuerza en Trípoli. El 20 de febrero de 2011, Estados Unidos, La Unión Europea y la Liga Árabe pidieron a Muamar el Gadafi el fin de la violenta represión contra los manifestantes, mientras su hijo, Saif al Islam Gadafi, acusó a terceros países de intervenir en las protestas para perjudicar a Libia. El 21 de febrero de 2011 los manifestantes en Trípoli incendiaron la sede central del Gobierno, el Salón del Pueblo, y el edificio que alberga el Ministerio de Justicia. Se calcula que pudieron haber muerto al menos 61 personas ese día, en los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes en la capital, además varios políticos y militares desertaron poniéndose de lado de los manifestantes en contra, entre ellos el ministro de Justicia y la delegación Libia en la ONU, estimaciones posteriores descubiertas en fosa comunes, se descubrieron aproximadamente 300 cadáveres entre opositores y leales al régimen. Las protestas provocaron un aumento en el precio del petróleo que alcanzó su precio más elevado desde 2008. Muamar el Gadafi aseguró en televisión: «Moriré como un mártir hasta el final». El 23 de febrero el ex ministro de Justicia, Mustafa Abdel Jalil, aseguró que Muamar el Gadafi fue quien ordenó el atentado terrorista de Lockerbie en 1988 que causó la muerte de 270 personas. Algunos pilotos militares desertaron a Malta, para evitar cumplir las órdenes de disparar contra la población civil y varios ministros, embajadores y líderes religiosos abandonaron el gobierno. Se consolidó también el control de las fuerzas rebeldes sobre las regiones del este del país, mientras Gadafi y sus leales se atrincheraban en Trípoli en una nueva escalada del conflicto. La rebelión popular contra el régimen de Gadafi, que llevaba ya varios días produciéndose, se convirtió desde este día en un conflicto militar, calificado por algunos medios como una guerra civil, que tenía visos de una guerra tribal o entre provincias por el control de Libia; cuando se informó que la aviación leal al régimen había bombardeado a los manifestantes opositores en la capital Trípoli, causando al menos 250 muertos y que unidades del Ejército se habían sublevado uniéndose a los rebeldes en la ciudad de Bengasi, combatieron junto con los rebeldes contra las unidades de élite leales al régimen, que fueron aniquiladas por la poblada. El mismo día se difundieron y después fueron desmentidas informaciones según las cuales Gadafi habría huido de Libia rumbo a Venezuela, buscando provocar deserciones; producida por el portavoz de Dowin Street, que buscaba desalentar la resistencia del régimen. El 22 de febrero el ministro del Interior, Abdul Fatah Younis, anunció su dimisión, sumándose a las protestas y reclamando la marcha de Muamar el Gadaffi. Ese mismo día Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, mostró su apoyo a Gadafi, en caso de una guerra armada siendo así el único país del mundo en apoyar abiertamente al régimen, ya que sus aliados hablarían de la intervención y del imperialismo de Occidente y los Países del Golfo. El país se acercó más al caos cuando Gadafi amenazó con masacrar a los rebeldes, a los que calificó de "ratas", en un discurso transmitido por televisión. Situación que agravó la crisis, ya que daría una excusa a la OTAN para intervenir, y tomar medidas drásticas como: el embargo de armas, el bloqueo de las costas, la exclusión de vuelos, ataque al sistema SAM y los bombardeos quirúrgicos; que precipitará la intervención de la OTAN en contra de Libia, acelerando las acciones de guerra de los bandos en pugna, impidiendo cualquier salida negociada, ya que los rebeldes tendrían la oportunidad de ganar el conflicto. El 24 de febrero de 2011, Muamar el Gadafi aseguró que las revueltas estaban siendo fomentadas por Al Qaeda, y que Osama bin Laden estaba distribuyendo drogas a los jóvenes libios como justificación de la represión, sin percatarse que Al Qaeda, ya no representa una amenaza a los intereses de Occidente al desarticular las redes terroristas en los Estados Unidos y Europa; la Unión Europea dijo estar preparando una intervención militar en Libia con el fin de evacuar a los cerca de 5000 ciudadanos europeos, que se encontraban en el país, activando el MI 6 Británico, la CIA y la DGSE francesa las redes de inteligencia entre el personal adiestrado por ellos, reclutando agentes entre la población civil; para informar sobre la situación en tiempo real, sacando la falsa conclusión del colapso inminente del régimen, que precipitó la intervención. En el desarrollo del conflicto las milicias rebeldes siguieron avanzando, extendiéndose también al oeste de Libia y avanzando hacia la capital en dos frentes desde el oeste y el este. En las ciudades ocupadas por los rebeldes se formaron gobiernos municipales provisionales y en Bengasi el gobierno local nombró a un oficial de alto rango para que comandase a las fuerzas antigubernamentales de la ciudad. Pero Gadafi no daba señales de rendición y, por el contrario, envió tropas leales a recuperar las ciudades rebeldes del oeste más cercanas a Trípoli librándose sangrientos combates con los alzados. Entre tanto los rebeldes del este organizaron sus unidades bajo un solo comando para marchar sobre Trípoli y ayudar a los rebeldes del oeste. El 25 de febrero de 2011 por la mañana, Gadafi ofreció beneficios económicos a través de la televisión pública, la cual aseguró que cada familia recibiría 500 dinares (unos 290 euros) y que los funcionarios públicos tendrían un aumento de sueldo de los 150%, medidas demasiado tardías. Sin embargo, varios enfrentamientos violentos estallaron en diferentes puntos de la capital, poco después del rezo del mediodía. Las causas de la rebelión fueron: un alto desempleo abierto del 30%, el estancamiento económico en Cirenaica; la falta de carisma y proyecto político de Saif al Islam, la incapacidad de formar alianzas de Saif entre las tribus, el estancamiento económico, la debilidad militar con en ejército poco preparado y deficientemente armado y el desprecio de las capas profesionales y empresariales del modelo gadafista por su corrupción. Los leales a Gadafi se enfrentaron a los manifestantes en varios barrios de la capital, algunos de los cuales podrían haber acabado en manos de los opositores, según los mensajes enviados por internautas en Trípoli a través de redes sociales. Periodistas de la cadena Tele SUR, Caracas (Venezuela) pudieron constatar disturbios y enfrentamientos al este y al oeste de Trípoli y "muchísimo despliegue de la policía, sobre todo hacia la zona del puerto". Testigos en Trípoli aseguraron a varias agencias internacionales y televisiones árabes que las tropas de Gadafi habían abierto fuego contra los fieles que se congregaban en los exteriores de las mezquitas, provocando «muchos, muchos muertos». Ya por la tarde, el dictador se dirigió a sus seguidores desde la muralla de la plaza Verde para decirles que: «La gente que no me ama no merece vivir». Muamar el Gadafi La Yarmariya Libia era gobernada por el hijo mayor de Gaddafi: Said al Islam, que no logró las alianzas tribales e internacionales que le permitieran gobernar el país; las fuerzas militares era manejadas por Moatassem al Gaddafi, Jamis Gaddafi, Al Saadi Gaddafi (en el curso de la guerra tuvo una actuación en el campo militar). Se considera que fue el autor del cambio de táctica: en vez de atacar a los rebeldes con tanques e infantería pesada, promovió el uso de vehículos ligeros, versátiles, fáciles de confundir ante el reconocimiento aéreo enemigo), y Abu-Bakr Yunis Jabr. La razón que Moammar al Gadafi no gobernara el país y no dirigiera los combates, es que era drogadicto, sufría de alucinaciones y tenía lagunas mentales; de las cuales lograba eludir saciando su apetito sexual. La familia del dictador Gadafi reprimió con gran dureza la rebelión, bajo la creencia que podría controlar la revuelta como la habría sofocado en tiempos anteriores, sin prever la reacción de la OTAN, en la las manifestaciones emplearon mercenarios y voluntarios de los países vecinos, se difundió en los canales de noticias internacionales, ataques aéreos, que fueron retransmitidos por la cadena árabe Al Yazira, información que resultó ser falsa, y apoyó la decisión de la OTAN de intervenir militarmente en el país, al no contar con los medios de comunicación a nivel internacional que desmintiesen las informaciones adversas. Según declaraciones de la Federación Internacional de Derechos Humanos con fecha de 25 de febrero, desde el inicio de la rebelión se habrían producido ya 640 víctimas mortales a consecuencia de la represión, entre ellas 130 militares ejecutados en Bengasi por negarse a disparar contra la población, si bien el balance oficial reducía el número de víctimas a 300 muertos. Como responsables de estas muertes se señalaron grupos de élite leales al gobierno y mercenarios extranjeros procedentes de Chad. También el 25 de febrero, Saif al Islam Gadafi pidió a la Unión Europea que enviase una misión a Libia para desmentir los informes de prensa sobre las atrocidades. Gadafi reapareció en una masiva manifestación de sus leales en Trípoli y en tono desafiante juró derrotar a sus enemigos, mientras arengaba a sus hombres diciendo que su régimen era "la verdadera Revolución, la Revolución Verde". A pesar del tono de los discursos de Gadafi, las protestas y manifestaciones se extendieron a las calles de la capital y las fuerzas de Gadafi fueron acusadas de disparar indiscriminadamente contra manifestantes opositores y civiles, aunque eso no habría podido frenar el empuje de las tropas rebeldes que tomaron posiciones en algunos barrios de Trípoli. Algunas informaciones hablaron de insurrecciones en la principal base militar aérea del país, situada en Trípoli, así como de la defección de otras fuerzas militares y policiales, y del Fiscal General, quienes también se habrían unido a la rebelión estrechando el cerco sobre Gadafi, quien habría perdido el control de importantes instalaciones petroleras. El 26 de febrero Trípoli amaneció con una relativa calma después de una noche de combates, mientras los rebeldes aseguraban controlar zonas de la capital, aunque Gadaffi y sus fuerzas mantenían el control de al menos el centro de la ciudad. Entre tanto un general de brigada sublevado al frente de las fuerzas rebeldes en el este de la nación, afirmó desde Bengasi que los rebeldes acumulaban fuerzas y se organizaban para lanzar un asalto definitivo contra Trípoli. El general alzado en armas hizo también un llamamiento al resto del ejército a unirse a la revolución contra Gadafi y marchar contra las fuerzas del dictador en Trípoli. Otro general unido a la rebelión declaró que esperaba una feroz resistencia de Gadafi y que éste "quemará Libia antes de perder el poder". En el transcurso del día los habitantes de varios barrios pobres de Trípoli se alzaron contra Gadafi y protagonizaron duros enfrentamientos con las fuerzas leales; el gadafismo era popular entre las clases media, alta e inmigrantes de Libia, mientras entre los estratos profesionales y pobres eran partidarios de un modelo democrático contrario a las enseñanzas de la Yamaryira; finalmente las fuerzas de Gadafi se retiraron de algunas de estas zonas de la capital dejándolas en manos de los opositores, reagrupándose en otras áreas para la reconquista, maniobra tardía. Mientras tanto, el ex ministro de Justicia, que había dimitido días atrás para pasarse a la rebelión, anunció la formación de un gobierno provisional de unidad nacional integrado por civiles y militares con sede en Bengasi hasta la liberación de Trípoli. Este gobierno debería encargarse de dirigir el país tras la salida de Gadafi y hasta la celebración de elecciones democráticas. El mismo día 26, Gadafi -atrincherado en su residencia en Bab al-Azizia- hizo un llamamiento a sus partidarios a "ir casa por casa para aplastar a los manifestantes", en tanto se aseguraba que los rebeldes dispondrían de 12.000 voluntarios entrenados para formar las nuevas fuerzas armadas de la revolución. Para lograr la excusa de la intervención, no tiene Occidente el menor escrúpulo en aliarse a los grupos yihadistas, cuyos militantes de base, convencidos de que están combatiendo el imperialismo occidental, acaban convirtiéndose en sus peones. Los utilizaron en Libia para descomponer el país desde adentro y en Siria, mientras que la OTAN atacó con sus caza-bombarderos y con sus fuerzas especiales infiltradas a los gadafistas, que señalaban los blancos. A raíz del ataque en Argelia y Malí, se admite ahora que los Gadafi tenían, razón cuando advertían que la caída del Estado libio provocaría el caos, al dejar las manos libres a los yihadistas en el Norte de África, confirmando así que esa forma de actuar es parte de su propia estrategia de tensión de Occidente, que no prevé las consecuencias. Formación del Consejo Nacional de Transición y dirección de la revolución desde Bengasi. El 27 de febrero se formó en Bengasi un Consejo Nacional de Transición encargado de las tareas de gobierno en la zona rebelde, fusionando dos órganos provisionales, el Consejo Nacional Libio y el gobierno provisional del antiguo ministro de justicia Mustafa Abdul Jalil. En Libia habrá dos gobiernos concurrentes con el país dividido, esto fue un gran logro de los rebeldes, ya que existía un gobierno que podía dialogar con sus aliados en Europa y Medio Oriente en busca de ayuda. El 28 de febrero. Muamar el Gadafi, declaró a la BBC y a otras agencia internacionales de noticias que todo su pueblo lo ama y negó que se hayan producido protestas en Trípoli, reflejando lo alejado que se encontraba de la realidad. El coronel Gadafi aseguró que su pueblo moriría por protegerlo, solo contaba con el apoyo de las tribus del Occidente del país. Además, se burló de las propuestas de que abandone el país y afirmó sentirse traicionado por los dirigentes que le pidieron la renuncia. El 2 de marzo de 2011, fuerzas leales a Gadafi intentaron recuperar el control de la estratégica ciudad de Brega. La tercera ciudad más importante en poder de los rebeldes, después de Bengasi y Misurata; fracasando en el intento y los líderes de la revuelta se dirigieron a la ONU solicitando la aprobación de una zona de exclusión aérea, ejemplo que seguirían los rebeldes sirios. Se produjeron también enfrentamientos en Gharyan, a 40 kilómetros al sur de Trípoli, y en Sabratha, a unos 40 kilómetros al este de la capital. Muamar el Gadafi alertó ese mismo día de que si la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o los Estados Unidos invadían su país, se generarían "miles de muertos", anunciando que defendería categóricamente la soberanía del país y condenando todo intento de intervención extranjera. Las tropas leales pasaron a la ofensiva el 5 de marzo, luchando para recuperar Zauiya y Ben Yauad, tomada ese mismo día. Los días posteriores se centraron en la conquista de Zauiya y Ras Lanuf. Desde el día 9 y hasta el 11 de marzo, los combates fueron favorables para las tropas gubernamentales, que eran aprovisionadas de municiones por los sirios y bielorusos. El 9 las tropas leales tomaron Zauiya tras duros combates casa por casa. El 11 tomaron el complejo petrolífero de Ras Lanuf, tras un intenso bombardeo de la ciudad por la aviación apoyada por un barco de las fuerzas leales situado a un kilómetro de la carretera donde se encontraba el núcleo de la resistencia rebelde. Inmediatamente las tropas de Gadafi bombardearon Brega, en la que entraron el día 13 de marzo. El día 12, por su parte, la Liga Árabe dio su apoyo a la creación de una zona de exclusión aérea sobre Libia, motivado por la animadversión que sentían los Países del Golfo por Libia, solo el voto en contra de Siria y Argelia, encontrándose el país aislado diplomáticamente; donde tenían lugar protestas democráticas en contra de sus respectivos gobiernos. Estos países, además, junto con Zimbabue y Bielorusia, fueron acusados por el Consejo Nacional de Transición de ayudar al régimen de Gadafi de aportarles armas y mercenarios. Fathi Terbil, miembro del Consejo Nacional de Transición, negaba el día 15 que Brega estuviera en manos de los leales: «Las fuerzas de Gadafi disponen de medios aéreos, terrestres y marítimos, pero todo lo que conquistan por la mañana nosotros lo retomamos por la noche». Declaraciones apresuradas que escondían la debacle de los rebeldes en varias ciudades del Occidente y Centro de Libia. Además, los rebeldes podrían contar con aviones y pilotos en la denominada Fuerza Aérea de la Libia Libre, seguramente provenientes de los desertores del ejército que se unieron a los rebeldes al principio de la contienda, aunque la realidad los únicos aviones que sobrevolaban era la Fuerza Aérea de la Yamaryira Libia. Según Terbil, dos aviones rebeldes habrían logrado bombardear a tres barcos mercantes, reconvertidos en buques de guerra, de los cuales habrían conseguido hundir dos. No obstante, y pese a algunos avances nocturnos de los rebeldes recuperando terreno perdido por el día, Al Yazira pudo confirmar el día 15 que Brega había sido abandonada por los rebeldes —después de haber cambiado varias veces de manos en los últimos días— para crear una nueva línea de resistencia en Ajdabiya. El mismo día 15 se reunió el G8 para discutir la posible intervención militar en Libia, no alcanzándose ningún acuerdo aunque, según su comunicado, «el debate sobre la zona de exclusión aérea sigue abierto». [/QUOTE]
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