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<blockquote data-quote="licastro" data-source="post: 990493" data-attributes="member: 436"><p><strong><span style="font-size: 15px">Argentina presionó para que la ONU no condene a Kadafi</span></strong></p><p></p><p>La diplomacia argentina, junto a otros países, logró frenar en Ginebra una mención expresa al dictador por los crímenes de lesa humanidad</p><p></p><p>Frente al mundo, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas mostró hace una semana, con orgullo, su consenso a la hora de condenar el régimen de Libia y recomendar su suspensión del organismo. Y la Argentina eligió embanderarse a sí misma como copatrocinante de la resolución para difundirlo a viva voz. Sin embargo, la historia detrás del documento es otra: negociaciones secretas, presiones de Buenos Aires para suavizar el lenguaje punitivo contra Muamar Kadafi, deudas históricas e intereses políticos solapados bajo la falsa imagen de unidad del mundo contra las violaciones a los derechos humanos. </p><p></p><p>“Argentina no es líder en la defensa de la democracia dentro del Consejo, más allá de lo que diga. Y en este caso, mantuvo su tradicional perfil bajo”, comentó desde Ginebra a PERFIL Hillel Neuer, abogado de víctimas libias y director de la organización civil UN Watch que participó de las sesiones de consulta previas a la adopción de la resolución el viernes 25 de febrero. “Argentina y Latinoamérica suelen pronunciarse con la lógica de los No Alineados, junto a los países islámicos. En su conducta, pesa la solidaridad.” </p><p></p><p>Según pudo reconstruir PERFIL, a partir del testimonio reservado de un diplomático latinoamericano que participó de las negociaciones, hubo dos borradores previos al documento final. Las conversaciones para alcanzar la primera versión, bajo impulso del Reino Unido y Francia, se extendieron durante 72 horas de contactos informales, en los que el nombre de Kadafi fue removido. Aún así, <strong>el texto del primer borrador ponía mayor énfasis en la existencia de “crímenes de lesa humanidad” en Libia como delitos “generalizados y sistemáticos”. La Argentina se mantuvo al márgen</strong>. </p><p></p><p><strong>Fue sólo a partir de entonces que la misión del representante argentino ante los organismos en Ginebra, Alberto Dumont, intercedió para manifestar su reticencia a suscribir la etiqueta de “crímenes de lesa humanidad” de forma explícita y tajante</strong>. En la misma línea de Italia y Suiza, la Argentina presionó para bajar el tono del texto original por una segunda versión en la cual se alude a “crímenes, algunos de los cuales podrían ser considerados de lesa humanidad”. No en vano, tampoco el canciller Héctor Timerman individualizó a Kadafi en su discurso ante el Consejo el lunes siguiente, ni la Casa Rosada quebró su silencio en todo este tiempo frente al dictador que supo ser aliado en el pasado. </p><p></p><p>“En el lenguaje diplomático, las palabras no son inocentes. Y entre los gobiernos hay cierta complicidad para generalizar responsabilidades”, explicó Neuer. El reconocimiento de estos crímenes no es menor porque justifica la suspensión de Libia del Consejo de acuerdo con la resolución 60/251 de Naciones Unidas. <strong>Su relativización, tal como fue planteada por la Argentina y otros países, pudo haber afectado la inclusión del párrafo clave que alude a la suspensión del país en el documento final y que sólo se añadió a último momento por presión de las ONGs. </strong></p><p></p><p>¿Cómo explicar esta postura? “Uno debería pensar que son excesivamente legalistas o que había pruritos políticos detrás”, especuló el diplomático latinoamericano consultado por este diario. En dos oportunidades, PERFIL se comunicó con la misión argentina en Ginebra para consultar a Dumont, pero su secretaria se disculpó diciendo que no había respuesta. Desde la Cancillería, el director de Comunicaciones, Marcos Lolhe, explicó que las personas idóneas para atender la inquietud se encontraban de viaje en Nueva York. </p><p></p><p>“La mayor parte de los países piensa que Kadafi esta acabado”, dijo a PERFIL Peter Splinter, representante de Amnistía Internacional ante la ONU, también parte de las sesiones. “Llegado el momento del debate, muchos estaban más preocupados por los precedentes que sentaban para sí mismos con la suspensión que por Libia”, añadió. </p><p></p><p>Sólo cuando los diplomáticos libios renunciaron a seguir representando a Kadafi se acallaron las últimas disidencias, las del Grupo Africano liderados por Sudáfrica y Argelia que amenazaban con fracturar al organismo. Entonces, se decidió la alternativa del consenso, sin votos que revelaran las diferencias internas. Un modo de salvar con decoro el orgullo del Consejo que nació para velar por el respeto a los derechos humanos, pero donde la solidaridad política y los intereses particulares pesan más que los derechos universales</p><p></p><p><a href="http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0552/articulo.php?art=27535&ed=0552">Diario Perfil | comite de derechos humanos - Argentina presionó para que la ONU no condene a Kadafi</a></p><p></p><p>Siempre el doble discurso. :icon_bs::icon_bs::icon_bs:</p></blockquote><p></p>
[QUOTE="licastro, post: 990493, member: 436"] [B][SIZE="4"]Argentina presionó para que la ONU no condene a Kadafi[/SIZE][/B] La diplomacia argentina, junto a otros países, logró frenar en Ginebra una mención expresa al dictador por los crímenes de lesa humanidad Frente al mundo, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas mostró hace una semana, con orgullo, su consenso a la hora de condenar el régimen de Libia y recomendar su suspensión del organismo. Y la Argentina eligió embanderarse a sí misma como copatrocinante de la resolución para difundirlo a viva voz. Sin embargo, la historia detrás del documento es otra: negociaciones secretas, presiones de Buenos Aires para suavizar el lenguaje punitivo contra Muamar Kadafi, deudas históricas e intereses políticos solapados bajo la falsa imagen de unidad del mundo contra las violaciones a los derechos humanos. “Argentina no es líder en la defensa de la democracia dentro del Consejo, más allá de lo que diga. Y en este caso, mantuvo su tradicional perfil bajo”, comentó desde Ginebra a PERFIL Hillel Neuer, abogado de víctimas libias y director de la organización civil UN Watch que participó de las sesiones de consulta previas a la adopción de la resolución el viernes 25 de febrero. “Argentina y Latinoamérica suelen pronunciarse con la lógica de los No Alineados, junto a los países islámicos. En su conducta, pesa la solidaridad.” Según pudo reconstruir PERFIL, a partir del testimonio reservado de un diplomático latinoamericano que participó de las negociaciones, hubo dos borradores previos al documento final. Las conversaciones para alcanzar la primera versión, bajo impulso del Reino Unido y Francia, se extendieron durante 72 horas de contactos informales, en los que el nombre de Kadafi fue removido. Aún así, [B]el texto del primer borrador ponía mayor énfasis en la existencia de “crímenes de lesa humanidad” en Libia como delitos “generalizados y sistemáticos”. La Argentina se mantuvo al márgen[/B]. [B]Fue sólo a partir de entonces que la misión del representante argentino ante los organismos en Ginebra, Alberto Dumont, intercedió para manifestar su reticencia a suscribir la etiqueta de “crímenes de lesa humanidad” de forma explícita y tajante[/B]. En la misma línea de Italia y Suiza, la Argentina presionó para bajar el tono del texto original por una segunda versión en la cual se alude a “crímenes, algunos de los cuales podrían ser considerados de lesa humanidad”. No en vano, tampoco el canciller Héctor Timerman individualizó a Kadafi en su discurso ante el Consejo el lunes siguiente, ni la Casa Rosada quebró su silencio en todo este tiempo frente al dictador que supo ser aliado en el pasado. “En el lenguaje diplomático, las palabras no son inocentes. Y entre los gobiernos hay cierta complicidad para generalizar responsabilidades”, explicó Neuer. El reconocimiento de estos crímenes no es menor porque justifica la suspensión de Libia del Consejo de acuerdo con la resolución 60/251 de Naciones Unidas. [B]Su relativización, tal como fue planteada por la Argentina y otros países, pudo haber afectado la inclusión del párrafo clave que alude a la suspensión del país en el documento final y que sólo se añadió a último momento por presión de las ONGs. [/B] ¿Cómo explicar esta postura? “Uno debería pensar que son excesivamente legalistas o que había pruritos políticos detrás”, especuló el diplomático latinoamericano consultado por este diario. En dos oportunidades, PERFIL se comunicó con la misión argentina en Ginebra para consultar a Dumont, pero su secretaria se disculpó diciendo que no había respuesta. Desde la Cancillería, el director de Comunicaciones, Marcos Lolhe, explicó que las personas idóneas para atender la inquietud se encontraban de viaje en Nueva York. “La mayor parte de los países piensa que Kadafi esta acabado”, dijo a PERFIL Peter Splinter, representante de Amnistía Internacional ante la ONU, también parte de las sesiones. “Llegado el momento del debate, muchos estaban más preocupados por los precedentes que sentaban para sí mismos con la suspensión que por Libia”, añadió. Sólo cuando los diplomáticos libios renunciaron a seguir representando a Kadafi se acallaron las últimas disidencias, las del Grupo Africano liderados por Sudáfrica y Argelia que amenazaban con fracturar al organismo. Entonces, se decidió la alternativa del consenso, sin votos que revelaran las diferencias internas. Un modo de salvar con decoro el orgullo del Consejo que nació para velar por el respeto a los derechos humanos, pero donde la solidaridad política y los intereses particulares pesan más que los derechos universales [url=http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0552/articulo.php?art=27535&ed=0552]Diario Perfil | comite de derechos humanos - Argentina presionó para que la ONU no condene a Kadafi[/url] Siempre el doble discurso. :icon_bs::icon_bs::icon_bs: [/QUOTE]
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