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Mensaje: <blockquote data-quote="Barbanegra" data-source="post: 2237479" data-attributes="member: 10064"><img src="http://e00-elmundo.uecdn.es/assets/multimedia/imagenes/2017/05/30/14961532494267.jpg" alt="" class="fr-fic fr-dii fr-draggable " style="" /> Los extremistas filipinos fuertes en Marawi exigen el cese de bombardeos a cambio de no ejecutar a los rehenesLos extremistas filipinos de Abu Sayyaf y el grupo Maute, aliados del Estado Islámico, han difundido un vídeo con imágenes del sacerdote secuestrado el pasado 23 de mayo, primer día de enfrentamientos, que demostraría, en principio, que el religioso sigue vivo y aviva la esperanza sobre el destino del resto de cautivos.En las imágenes, difundidas por YouTube, puede verse al padre Teresito Soganub haciéndose eco de las exigencias de los radicales y pidiendo al Gobierno de Manila que acceda a las demandas de sus captores, a cambio de preservar sus vidas."Señor presidente, le pedimos que nos ayude dándole al enemigo lo que le pide. Ellos no quieren nada, sólo la retirada de sus fuerzas de Lanao del Sur y de la ciudad de Marawi, el cese de los bombardeos aéreos y que paren los cañones", asegura el religioso. "Somos víctimas. No se contente con hacernos víctimas colaterales de esta guerra", añade el vicario, mano derecha del obispo de Marawi, Edwin dela Peña. "No use la violencia, porque sus enemigos están listos para morir por su religión".Si bien resulta difícil establecer cuándo se grabaron las imágenes, en el vídeo, Soganub afirma que la zona donde se encuentran capturados es "objeto de bombardeos desde hace siete días", lo cual hace pensar que el vídeo es reciente. La operación militar destinada a capturar al líder radical Isnilon Hapilon (sobre quien pesa una recompensa de cinco millones de dólares, ofrecida por el FBI) en Marawi, que aparentemente desencadenó en la toma de varios sectores de la localidad -situada en el estado/isla de Mindanao- y la declaración de la ley marcial por parte del presidente, Rodrigo Duterte, se produjo hace ocho días.Además, la huida de una decena de rehenes tomados en las primeras horas del conflicto confirmaría que al menos parte de los rehenes siguen vivos.Interkasyon, portal de noticias del filipino Canal 5, ha entrevistado a varios de estos supervivientes, quienes afirmaron haber escapado aprovechando la confusión provocada por uno de los bombardeos aéreos de Manila. Los cautivos precisaron que su grupo estaba compuesto por 12 personas, pero uno de ellos fue decapitado por los radicales y otro se ahogó en la huía, al estar demasiado débil para cruzar a nado un riachuelo. Afirmaron tener constancia de al menos otros 40 secuestrados, entre ellos varios profesores del Instituto Dansalan, el mencionado sacerdote y varias enfermeras. Hay que recordar que, el día del asalto inicial por parte de las fuerzas de Abu Sayyaf y sus socios del grupo Maute, los extremistas incendiaron la catedral y el hospital de Marawi, tomando rehenes.Según el testimonio de los cautivos que escaparon, los captores grabaron varios vídeos a sus víctimas instándoles a exigir al Gobierno que mantenga sus fuerzas alejadas, y amenazando con decapitarles en caso contrario. Además, los huidos afirmaron que había menores de edad entre los captores del grupo Maute. "Tenían entre 10 y 16 años. Estaban muy encendidos. Algunos nos custodiaban sin que hubiera una mirada de compasión en sus rostros", afirmó uno de ellos. Los testigos afirmaron haber visto a uno de esos niños-soldado, con una ametralladora ligera, fotografiando cadáveres de rehenes decapitados.Conflicto en expansiónLa preparación de los extremistas, capaces de mantener en jaque a las tropas filipinas durante ocho días, ha sorprendido dentro y fuera del país. Si bien el Ejército afirma tener la situación de todo Marawi bajo control, los bombardeos de helicópteros artillados continúan, según periodistas presentes en las proximidades.El general Rolando Bautista, al frente del asalto, ha admitido que los insurgentes habían planeado cuidadosamente la toma de Marawi desde hace semanas, a modo de demostración de fuerza durante Ramadan, y que la operación de captura de Hapilon sólo aceleró una estrategia en marcha que facilitó la dispersión, por las calles de Marawi, de un centenar de combatientes (entre quienes se cuentan yihadistas de Indonesia, Malasia y Singapur) por toda la ciudad, de 200.000 habitantes. Prueba de la determinación de los radicales es que aún mantienen en su poder un carro de combate arrebatado a las fuerzas regulares.El 90% de los residentes ha escapado de unos combates que se han cobrado un centenar de vidas -65 miembros del Maute, 19 civiles y 20 soldados, según el recuento oficial- pero se estima que unas 2.000 personas están atrapadas en los barrios (nueve subdistritos de los 96 en los que está dividida la ciudad de Marawi), según los militares.Si los extremistas logran mantener sus posiciones, la situación amenaza con convertirse en un asedio militar con enorme impacto entre los civiles atrapados por los combates, que ya sufren duras restricciones en el acceso a alimentos y agua potable, según denuncia Cruz Roja Internacional.Los desplazados han encontrado refugio en la vecina localidad de Iligan, 38 kilómetros al norte de Marawi y capital de Lanao del Norte, donde las autoridades han impuesto un toque de queda entre las 22.00 y las 04.00 para evitar la infiltración de extremistas disfrazados de refugiados, tras la detención de un hombre de unos 20 años cuyos dedos "olían a pólvora". Se teme que los radicales intenten exportar el conflicto a esta localidad, de 350.000 habitantes."Tenemos informaciones de que algunos de sus camaradas, miembros de esos grupos armados, se están mezclando entre los civiles evacuados, especialmente quienes se encuentran heridos", afirmó el coronel Alex Alduca, portavoz militar. "Nos estamos coordinando con otras fuerzas de seguridad para dejar la ciudad de Iligan clausurada en el transcurso de esta operación", prosiguió.En declaraciones a Associated Press, el general Eduardo Año, jefe del Estado Mayor filipino aseguró que los extremistas tenían entre sus planes no sólo incendiar todo Marawi -una de las principales ciudades musulmanas de Mindanao, con 22 millones de habitantes- sino también asesinar al mayor número posible de cristianos en la vecina Iligan con motivo del Ramadan, en una estrategia destinada a confirmar su poder como rama local del Estado Islámico en Filipinas, al modo que lo hace el IS en Irak o Siria.<a href="http://www.elmundo.es/internacional/2017/05/30/592d77e5ca47417a5d8b45da.html">http://www.elmundo.es/internacional/2017/05/30/592d77e5ca47417a5d8b45da.html</a></blockquote>

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