Derruido
Colaborador
Capacitarán a jóvenes en cuarteles militares
Por Laura Capriata
De la Redacción de LA NACION
Como primera expresión parlamentaria de la alianza que se teje entre kirchneristas y algunos radicales, el Congreso impulsa un proyecto para implementar un servicio cívico voluntario que capacite en diferentes oficios, dentro de unidades militares, a jóvenes de 17 a 21 años en situación de riesgo social.
La iniciativa lleva la firma del diputado radical Alfredo Cornejo (mano derecha del gobernador mendocino, Julio Cobos), pero tiene el apoyo del senador oficialista José Pampuro, que había puesto en marcha un programa puesto en marcha un programa muy similar en esa provincia cuando era ministro de Defensa de la Nación, con el aval del presidente Néstor Kirchner.
En este contexto, el proyecto podría convertirse en el primer fruto parlamentario de la alianza entre el kirchnerismo y Cobos, el radical con más posibilidades de ocupar la vicepresidencia en una fórmula oficialista que incluya a otras fuerzas políticas, idea que acaba de ratificar el Presidente.
El proyecto, al que tuvo acceso LA NACION, propone un servicio cívico voluntario, de un año de duración, que capacite en tres áreas: defensa civil (desde primeros auxilios hasta rescate en alta montaña y evacuaciones), oficios (como alfarería, tareas agropecuarias, enfermería y electricidad, entre otros) y educación general básica, para quienes no hayan terminado el noveno año de escolaridad. Este es el único punto que no estará a cargo de militares, sino de docentes locales designados por el Ministerio de Educación.
Los jóvenes que opten por un régimen cerrado (que implicará dormir en los cuarteles) también recibirán alimentación, alojamiento, vestimenta, atención médica y una beca equivalente a tres asignaciones familiares por hijo (en total, casi $ 200) durante el año que dure el servicio.
Después del éxito del plan piloto de Mendoza, donde en 2005 el Ejército capacitó a 1110 adolescentes, Cobos se convirtió en impulsor del programa y ya habló varias veces del tema con Kirchner. La última vez fue cuando viajaron juntos a Viena.
"Lo conversamos con el Presidente, además de Alberto Balestrini [presidente de la Cámara de Diputados] y Pampuro, y creo que tiene consenso", contó Cobos a LA NACION. "Es una forma de brindarles herramientas como el estudio y un oficio a estos chicos excluidos del sistema desde la crisis", agregó, acerca del proyecto.
La iniciativa tiene una lectura política insoslayable: muy pocos proyectos radicales cuentan hoy con el aval oficial en el Congreso, y no es casualidad que se trate de un tema impulsado por Cobos, el gobernador que fogonea una concertación al estilo chileno junto a Kirchner.
Por otra parte, desde la óptica castrense, se trataría de un avance importante en el rol social de las Fuerzas Armadas, y un gesto de confianza y distensión por parte del Gobierno, que, de paso, encontraría un aliado inesperado para asistir con una herramienta muy específica el drama los jóvenes que no estudian ni trabajan.
Viejo anhelo
"Lo voy a acompañar, porque es un proyecto educativo y de contencíón social donde el chico, además de recibir educación, va estar contenido desde la alimentación y el cuidado médico", reseñó Pampuro a LA NACION. El tema es un viejo anhelo del senador, que quedó trunco cuando dejó el Ministerio de Defensa. Por eso, en la redacción del proyecto de Cornejo trabajó Gabriela Rifourcat, ex subsecretaria de Fortalecimiento Institucional de la Fuerzas Armadas en la gestión de Pampuro y hoy asesora de él en el Senado.
Con tanto viento a favor, fuentes parlamentarias estimaron que el proyecto, que acaba de ingresar en Diputados, podría ser tratado en comisiones y pasar en algunas semanas al Senado, donde ya tiene el apoyo de la senadora María Cristina Perceval (PJ-Mendoza), presidenta de la estratégica Comisión de Defensa. Si nada modifica la postura favorable que se presume que tendrán los legisladores oficialistas, el Servicio Cívico Obligatorio sería una realidad en poco tiempo y ya contaría con partidas propias (todavía sin definir) en el Presupuesto 2007, como pretenden sus impulsores.
Si en algo insisten especialmente los defensores del servicio cívico voluntario es en que no apuntará a la "militarización" de los jóvenes. Por eso, no tendrán ningún entrenamiento de tipo militar ni manipularán armas de fuego, algo que podría ser muy mal recibido entre los organismos de derechos humanos, por ejemplo.
En cambio, en principal objetivo del proyecto será favorecer la "creación de oficios que cubran la demanda del mercado y permitir la inserción laboral y social de quienes ya no tienen acceso a la educación", según explicó a LA NACION el diputado Cornejo.
Podrán inscribirse los jóvenes de entre 17 y 21 años que hayan completado el noveno año de la EGB. Si no lo hicieron, deberán retomar su escolaridad mientras realizan el servicio cívico, en una escuela pública o dentro del establecimiento militar, con docentes especialmente designados para eso.
De esta manera, se espera darles trabajo a los maestros anotados en lista de espera en las diferentes provincias y usar la capacidad ociosa que hay en los cuarteles desde que dejó de existir el servicio militar obligatorio.
El programa también permitirá conocer en qué estado de salud llegan los jóvenes en riesgo social a esa edad, etapa muy difícil de monitorear en el sistema de salud público.
Pensado de modo flexible, para que cada provincia lo adapte a las necesidades locales, según Cobos y Pampuro los gobernadores de San Juan, La Rioja y todo el norte argentino ya se interesaron en el proyecto para implementarlo en sus distritos.
Link corto: http://www.lanacion.com.ar/808031
Notas
Por Laura Capriata
De la Redacción de LA NACION
Como primera expresión parlamentaria de la alianza que se teje entre kirchneristas y algunos radicales, el Congreso impulsa un proyecto para implementar un servicio cívico voluntario que capacite en diferentes oficios, dentro de unidades militares, a jóvenes de 17 a 21 años en situación de riesgo social.
La iniciativa lleva la firma del diputado radical Alfredo Cornejo (mano derecha del gobernador mendocino, Julio Cobos), pero tiene el apoyo del senador oficialista José Pampuro, que había puesto en marcha un programa puesto en marcha un programa muy similar en esa provincia cuando era ministro de Defensa de la Nación, con el aval del presidente Néstor Kirchner.
En este contexto, el proyecto podría convertirse en el primer fruto parlamentario de la alianza entre el kirchnerismo y Cobos, el radical con más posibilidades de ocupar la vicepresidencia en una fórmula oficialista que incluya a otras fuerzas políticas, idea que acaba de ratificar el Presidente.
El proyecto, al que tuvo acceso LA NACION, propone un servicio cívico voluntario, de un año de duración, que capacite en tres áreas: defensa civil (desde primeros auxilios hasta rescate en alta montaña y evacuaciones), oficios (como alfarería, tareas agropecuarias, enfermería y electricidad, entre otros) y educación general básica, para quienes no hayan terminado el noveno año de escolaridad. Este es el único punto que no estará a cargo de militares, sino de docentes locales designados por el Ministerio de Educación.
Los jóvenes que opten por un régimen cerrado (que implicará dormir en los cuarteles) también recibirán alimentación, alojamiento, vestimenta, atención médica y una beca equivalente a tres asignaciones familiares por hijo (en total, casi $ 200) durante el año que dure el servicio.
Después del éxito del plan piloto de Mendoza, donde en 2005 el Ejército capacitó a 1110 adolescentes, Cobos se convirtió en impulsor del programa y ya habló varias veces del tema con Kirchner. La última vez fue cuando viajaron juntos a Viena.
"Lo conversamos con el Presidente, además de Alberto Balestrini [presidente de la Cámara de Diputados] y Pampuro, y creo que tiene consenso", contó Cobos a LA NACION. "Es una forma de brindarles herramientas como el estudio y un oficio a estos chicos excluidos del sistema desde la crisis", agregó, acerca del proyecto.
La iniciativa tiene una lectura política insoslayable: muy pocos proyectos radicales cuentan hoy con el aval oficial en el Congreso, y no es casualidad que se trate de un tema impulsado por Cobos, el gobernador que fogonea una concertación al estilo chileno junto a Kirchner.
Por otra parte, desde la óptica castrense, se trataría de un avance importante en el rol social de las Fuerzas Armadas, y un gesto de confianza y distensión por parte del Gobierno, que, de paso, encontraría un aliado inesperado para asistir con una herramienta muy específica el drama los jóvenes que no estudian ni trabajan.
Viejo anhelo
"Lo voy a acompañar, porque es un proyecto educativo y de contencíón social donde el chico, además de recibir educación, va estar contenido desde la alimentación y el cuidado médico", reseñó Pampuro a LA NACION. El tema es un viejo anhelo del senador, que quedó trunco cuando dejó el Ministerio de Defensa. Por eso, en la redacción del proyecto de Cornejo trabajó Gabriela Rifourcat, ex subsecretaria de Fortalecimiento Institucional de la Fuerzas Armadas en la gestión de Pampuro y hoy asesora de él en el Senado.
Con tanto viento a favor, fuentes parlamentarias estimaron que el proyecto, que acaba de ingresar en Diputados, podría ser tratado en comisiones y pasar en algunas semanas al Senado, donde ya tiene el apoyo de la senadora María Cristina Perceval (PJ-Mendoza), presidenta de la estratégica Comisión de Defensa. Si nada modifica la postura favorable que se presume que tendrán los legisladores oficialistas, el Servicio Cívico Obligatorio sería una realidad en poco tiempo y ya contaría con partidas propias (todavía sin definir) en el Presupuesto 2007, como pretenden sus impulsores.
Si en algo insisten especialmente los defensores del servicio cívico voluntario es en que no apuntará a la "militarización" de los jóvenes. Por eso, no tendrán ningún entrenamiento de tipo militar ni manipularán armas de fuego, algo que podría ser muy mal recibido entre los organismos de derechos humanos, por ejemplo.
En cambio, en principal objetivo del proyecto será favorecer la "creación de oficios que cubran la demanda del mercado y permitir la inserción laboral y social de quienes ya no tienen acceso a la educación", según explicó a LA NACION el diputado Cornejo.
Podrán inscribirse los jóvenes de entre 17 y 21 años que hayan completado el noveno año de la EGB. Si no lo hicieron, deberán retomar su escolaridad mientras realizan el servicio cívico, en una escuela pública o dentro del establecimiento militar, con docentes especialmente designados para eso.
De esta manera, se espera darles trabajo a los maestros anotados en lista de espera en las diferentes provincias y usar la capacidad ociosa que hay en los cuarteles desde que dejó de existir el servicio militar obligatorio.
El programa también permitirá conocer en qué estado de salud llegan los jóvenes en riesgo social a esa edad, etapa muy difícil de monitorear en el sistema de salud público.
Pensado de modo flexible, para que cada provincia lo adapte a las necesidades locales, según Cobos y Pampuro los gobernadores de San Juan, La Rioja y todo el norte argentino ya se interesaron en el proyecto para implementarlo en sus distritos.
Link corto: http://www.lanacion.com.ar/808031
Notas