Hace 50 años, el astronauta Yuri Gagarin se convirtió en el primer humano en viajar al espacio, pese a todos los riesgosPor Ana Páis, de la redacción de El Observador
Saint-Exupéry era uno de los autores favoritos de Yuri Gagarin, el primer humano en visitar el espacio. Pero, a diferencia del gusto popular, no se sentía identificado con las aventuras de El Principito, sino con las de Fabien, el protagonista de Vuelo nocturno, contó su hija Elena. Es que su experiencia como astronauta fue más cercana al peligroso viaje del valiente Fabien, que a la idealista recorrida galáctica del niño de capa azul.
Su aventura empezó un día como el de este martes, pero de hace 50 años. Con el grito de: “¡Poyéjali!”, que en ruso significa: “¡Vámonos!”, Gagarin inició su histórico viaje desde Kazajistán a bordo de la nave Vostok. En menos de dos horas dio la vuelta a la Tierra y la vida de este joven astronauta de 27 años, la de su esposa y dos hijas cambió para siempre, junto con la historia de la humanidad.
“Después del lanzamiento (en 1957) del Sputnik, el primer satélite artificial, el viaje de Gagarin fue el hecho más relevante de la exploración espacial, en mi opinión, más aún que la llegada del hombre a la Luna”, dijo Gonzalo Tancredi, director del Observatorio Astronómico Los Molinos.
Para el astrónomo uruguayo, cuando el joven soviético partió al espacio “se desconocían las condiciones en que el hombre podía sobrevivir, no se podían ensayar experiencias comparables”. En cambio, aunque la gravedad en la Luna es diferente a la de la Tierra, los astronautas pudieron reproducir una situación similar para entrenarse, agregó Tancredi.
Los vuelos de prueba con animales, como el de la perra Laika en 1957, habían demostrado que el estado físico empeoraba al recorrer el espacio.
Por eso, como reconoció el subjefe de la agencia espacial rusa Roscosmos, Anatoli Davídov, con motivo del 50º aniversario del viaje: “El exitoso vuelo de Gagarin fue en gran medida una cuestión de suerte”. Y agregó: “Podían haber ocurrido innumerables situaciones desagradables”.
COTIDIANO E HISTÓRICO
Elena no recuerda el día en que su padre pasó a la historia, ya que tenía apenas 2 años. “Siempre fue el primer cosmonauta del mundo para mí y toda su vida estuvo relacionada con el espacio y la exploración del espacio. No hubo un antes y un después para mí”, contó la hija mayor de Gagarin a la organización British Council, en lo que fue la primera entrevista a los medios en su vida.
Seis astronautas fueron seleccionados por lo que entonces era la URSS para determinar al pionero del espacio o, lo que era lo mismo, a la cara del triunfo del país comunista por sobre Estados Unidos en plena carrera espacial de la Guerra Fría.
“Tenían un estado físico extraordinario. Estaban muy bien entrenados, incluso sobre-entrenados, porque nadie sabía cuáles serían los efectos del espacio en el cuerpo humano”, contó Elena en la entrevista. Entre otras técnicas, los astronautas eran encerrados en pequeñas cámaras sin siquiera un reloj durante un plazo indeterminado, que podía alcanzar los 21 días, y donde eran sometidos a temperaturas extremas.
Elena contó que su padre era tan saludable que les decía que “no podía imaginar lo que se sentiría tener adentro algo mal”. A su excepcional estado físico, se sumaba que era “extraordinariamente tranquilo y disciplinado mentalmente”.
En su opinión, “todos los cosmonautas fueron capacitados para tomar decisiones muy rápidas (...). Creo que esto fue lo que llevó a decidir en favor de mi padre al final”.
Sonrientes por fuera
Antes de partir en su viaje de 108 minutos, Gagarin tuvo una breve y distendida conversación. El padre del programa espacial soviético, Serguéi Koroliov, le dijo: “Ahí tienes desayuno, comida y cena. Embutidos, caramelos y mermelada para el té. 63 piezas. Vas a engordar. Este martes, vuelves, y te lo comes todo”. A lo que Gagarin respondió: “Lo importante es que haya salchichón para acompañar el aguardiente”.
Con esta distendida conversación, ambos ocultaban su miedo al fracaso. La URSS, por un lado, redactó de antemano diferentes versiones oficiales para justificar posibles accidentes, mientras que Gagarin escribió a su esposa una carta incitándola a volverse a casar si él moría y pidiéndole que educara a sus dos hijas “no como pequeñas princesas, sino como personas normales”.
Aunque los números no estaban a su favor, el soviético completó la vuelta a la Tierra y vivió junto a su familia por siete años más. Como escribió Saint-Exupéry en Vuelo nocturno: “Sólo del misterio se tiene miedo. Es preciso que no haya más misterio. Es preciso que los hombres desciendan a ese pozo oscuro, vuelvan a subir y digan que no han encontrado nada allí”. O, en este caso, que asciendan al espacio para después contarlo.?
NUEVOS DESAFÍOS Y ACTORES
“Desde el punto de vista de la exploración o conquista espacial, existen en la actualidad dos grandes desafíos: establecer una base permanente en la Luna y llegar con una misión tripulada a otro planeta, en particular, a Marte”, explicó Gonzalo Tancredi, director del Observatorio Astronómico Los Molinos.
En esta competencia, Rusia ya no es uno de los protagonistas.
Como declaró Svetlana Savitskaya, quien viajó al espacio en 1982 y 1984, y es ahora parlamentaria de la ex URSS: “Si no vamos a ponernos al día con lo que nos hemos perdido en los últimos 20 años, nos quedaremos sin nada”. Según dijo en una conferencia de prensa, el país sigue aferrado a los logros de la era soviética y hace muy poco para diseñar nuevas naves espaciales.
Para Tancredi, los principales esfuerzos espaciales de Rusia apuntan, en este momento, al lanzamiento de satélites.
Estados Unidos, Europa, Japón y China son los principales actores de una carrera espacial que se ha diversificado, explicó Tancredi. De forma incipiente, por ahora, se acercan países como India y Brasil. No obstante, la conquista del espacio es política y no literal, ya que según el Tratado del Espacio Exterior de 1967 de las Naciones Unidas, “la exploración y utilización del espacio ultraterrestre deberán hacerse en provecho y en interés de todos los países y será la provincia de toda la humanidad”.
Pese a la diferencia tecnológica que separa la década del 60 con el siglo XXI, John Logsdon, ex director del Instituto de Política del Espacio de la Universidad George Washington, declaró recientemente: “El futuro de los vuelos espaciales habitados era en 1961 casi tan incierto como este martes”.
el observador
Saint-Exupéry era uno de los autores favoritos de Yuri Gagarin, el primer humano en visitar el espacio. Pero, a diferencia del gusto popular, no se sentía identificado con las aventuras de El Principito, sino con las de Fabien, el protagonista de Vuelo nocturno, contó su hija Elena. Es que su experiencia como astronauta fue más cercana al peligroso viaje del valiente Fabien, que a la idealista recorrida galáctica del niño de capa azul.
Su aventura empezó un día como el de este martes, pero de hace 50 años. Con el grito de: “¡Poyéjali!”, que en ruso significa: “¡Vámonos!”, Gagarin inició su histórico viaje desde Kazajistán a bordo de la nave Vostok. En menos de dos horas dio la vuelta a la Tierra y la vida de este joven astronauta de 27 años, la de su esposa y dos hijas cambió para siempre, junto con la historia de la humanidad.
“Después del lanzamiento (en 1957) del Sputnik, el primer satélite artificial, el viaje de Gagarin fue el hecho más relevante de la exploración espacial, en mi opinión, más aún que la llegada del hombre a la Luna”, dijo Gonzalo Tancredi, director del Observatorio Astronómico Los Molinos.
Para el astrónomo uruguayo, cuando el joven soviético partió al espacio “se desconocían las condiciones en que el hombre podía sobrevivir, no se podían ensayar experiencias comparables”. En cambio, aunque la gravedad en la Luna es diferente a la de la Tierra, los astronautas pudieron reproducir una situación similar para entrenarse, agregó Tancredi.
Los vuelos de prueba con animales, como el de la perra Laika en 1957, habían demostrado que el estado físico empeoraba al recorrer el espacio.
Por eso, como reconoció el subjefe de la agencia espacial rusa Roscosmos, Anatoli Davídov, con motivo del 50º aniversario del viaje: “El exitoso vuelo de Gagarin fue en gran medida una cuestión de suerte”. Y agregó: “Podían haber ocurrido innumerables situaciones desagradables”.
COTIDIANO E HISTÓRICO
Elena no recuerda el día en que su padre pasó a la historia, ya que tenía apenas 2 años. “Siempre fue el primer cosmonauta del mundo para mí y toda su vida estuvo relacionada con el espacio y la exploración del espacio. No hubo un antes y un después para mí”, contó la hija mayor de Gagarin a la organización British Council, en lo que fue la primera entrevista a los medios en su vida.
Seis astronautas fueron seleccionados por lo que entonces era la URSS para determinar al pionero del espacio o, lo que era lo mismo, a la cara del triunfo del país comunista por sobre Estados Unidos en plena carrera espacial de la Guerra Fría.
“Tenían un estado físico extraordinario. Estaban muy bien entrenados, incluso sobre-entrenados, porque nadie sabía cuáles serían los efectos del espacio en el cuerpo humano”, contó Elena en la entrevista. Entre otras técnicas, los astronautas eran encerrados en pequeñas cámaras sin siquiera un reloj durante un plazo indeterminado, que podía alcanzar los 21 días, y donde eran sometidos a temperaturas extremas.
Elena contó que su padre era tan saludable que les decía que “no podía imaginar lo que se sentiría tener adentro algo mal”. A su excepcional estado físico, se sumaba que era “extraordinariamente tranquilo y disciplinado mentalmente”.
En su opinión, “todos los cosmonautas fueron capacitados para tomar decisiones muy rápidas (...). Creo que esto fue lo que llevó a decidir en favor de mi padre al final”.
Sonrientes por fuera
Antes de partir en su viaje de 108 minutos, Gagarin tuvo una breve y distendida conversación. El padre del programa espacial soviético, Serguéi Koroliov, le dijo: “Ahí tienes desayuno, comida y cena. Embutidos, caramelos y mermelada para el té. 63 piezas. Vas a engordar. Este martes, vuelves, y te lo comes todo”. A lo que Gagarin respondió: “Lo importante es que haya salchichón para acompañar el aguardiente”.
Con esta distendida conversación, ambos ocultaban su miedo al fracaso. La URSS, por un lado, redactó de antemano diferentes versiones oficiales para justificar posibles accidentes, mientras que Gagarin escribió a su esposa una carta incitándola a volverse a casar si él moría y pidiéndole que educara a sus dos hijas “no como pequeñas princesas, sino como personas normales”.
Aunque los números no estaban a su favor, el soviético completó la vuelta a la Tierra y vivió junto a su familia por siete años más. Como escribió Saint-Exupéry en Vuelo nocturno: “Sólo del misterio se tiene miedo. Es preciso que no haya más misterio. Es preciso que los hombres desciendan a ese pozo oscuro, vuelvan a subir y digan que no han encontrado nada allí”. O, en este caso, que asciendan al espacio para después contarlo.?
NUEVOS DESAFÍOS Y ACTORES
“Desde el punto de vista de la exploración o conquista espacial, existen en la actualidad dos grandes desafíos: establecer una base permanente en la Luna y llegar con una misión tripulada a otro planeta, en particular, a Marte”, explicó Gonzalo Tancredi, director del Observatorio Astronómico Los Molinos.
En esta competencia, Rusia ya no es uno de los protagonistas.
Como declaró Svetlana Savitskaya, quien viajó al espacio en 1982 y 1984, y es ahora parlamentaria de la ex URSS: “Si no vamos a ponernos al día con lo que nos hemos perdido en los últimos 20 años, nos quedaremos sin nada”. Según dijo en una conferencia de prensa, el país sigue aferrado a los logros de la era soviética y hace muy poco para diseñar nuevas naves espaciales.
Para Tancredi, los principales esfuerzos espaciales de Rusia apuntan, en este momento, al lanzamiento de satélites.
Estados Unidos, Europa, Japón y China son los principales actores de una carrera espacial que se ha diversificado, explicó Tancredi. De forma incipiente, por ahora, se acercan países como India y Brasil. No obstante, la conquista del espacio es política y no literal, ya que según el Tratado del Espacio Exterior de 1967 de las Naciones Unidas, “la exploración y utilización del espacio ultraterrestre deberán hacerse en provecho y en interés de todos los países y será la provincia de toda la humanidad”.
Pese a la diferencia tecnológica que separa la década del 60 con el siglo XXI, John Logsdon, ex director del Instituto de Política del Espacio de la Universidad George Washington, declaró recientemente: “El futuro de los vuelos espaciales habitados era en 1961 casi tan incierto como este martes”.
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