CCH
Veterano Guerra de Malvinas
Creo no errarle demasiado si digo que Malvinas del 82 fue, y es, el hito de nuestra historia alrededor del cual convergió el país entero.
Malvinas movilizó a toda la sociedad. Sus poderes económicos y políticos, sus fuerzas sociales, sus representantes religiosos, deportivos, sus medios de comunicación, sus líderes y seguidores (de derecha y de izquierda), su industria y su comercio, sus empresarios y sus sindicalistas, los de River y los de Boca, etc. etc. estuvieron todos alineados, movilizados por Malvinas. Apoyando la toma y recuperación -violenta- de Malvinas.
Aunque ahora muchos de esos señalan a un general borracho como único responsable.
El gobierno militar (y los poderes que lo instalaron y lo sostuvieron), "lograron" de la noche a la mañana, la tan utópica unidad nacional en pos de la defensa de la soberanía, arrastrando a todos los habitantes (o a casi todos, o a la inmensa mayoría) a una loca carrera por la obtención de un (muy hipotético) triunfo militar, recuperando de un plumazo unas islas que muchos, en aquel entonces, ni recordaban o siquiera contemplaban su existencia.
¿Se llegó a esto luego de haber alcanzado el consenso necesario para avalar y realizar la acción propuesta, respaldando la experiencia de una guerra?
¿Se analizaron en conjunto (poderes, instituciones, gobierno, sociedad, etc) las amenazas, las trampas y las consecuencias a las que se expondrían a varias generaciones? ¿Se contemplaron mínimamente los riesgos de semejante decisión?
Sencilla y simplemente: No.
Pero Malvinas nos volvió activos y nos movilizamos apoyando una guerra, cuando pudimos habernos quedado en nuestras casas en silencio, dándole la espalda a esa "locura". Así de simple; como había sucedido en tantas ocasiones cuando también había que manifestarse para lograr alguna reivindicación social, o para defender nuestros genuinos derechos, y no lo hicimos por comodidad o por miedo.
Pero no fué así con Malvinas.
Malvinas hizo que toda la sociedad saliese a la calle apoyando. Malvinas provocó una unión impensable en ese momento. Duró poco, pero se dio.
En lo personal creo que lamentablemente la Guerra de Malvinas no fue "una gesta heroica" como muchas veces la pintamos, o tratamos que así se recuerde.
Malvinas más bien fue una experiencia traumática, que tuvo sí abundantes hechos y acciones muy meritorias y muy valiosas de muchos, muchos, "héroes" que participaron en ella.
Pero Malvinas fue también una experiencia colectiva, que generó una autentica, espontánea y fuerte unidad social mientras "íbamos ganado la guerra"; que se deshizo en pedazos cuando asomó la derrota, cuando asomaron las muertes.
El costo fué enorme, desmedido, está claro. Pero Malvinas nos muestra que si aparece un "enemigo" común y "alguien" nos dice que podemos, somos capaces de tirar todos para el mismo lado.
Por unos cuantos días con la Guerra de Malvinas recuperamos parte de nuestro territorio, pero también recuperamos la unión de la sociedad en pos de un objetivo común.
Por eso creo Malvinas debiera ser además considerada como una experiencia de la unidad nacional posible.
Con la derrota, esa unidad se diluyó. Hubo luego un tiempo de mirar para otro lado, de evitar tocar el tema, pero despacio, con el correr de los meses y los años, y a pesar de las diferencias conceptuales, de ideales, de culpas, de admiraciones, de lástima, de comprensión, de orgullo, de nacionalismo, o de lo que sea, -que existen y van a seguir existiendo- se fué instalado en la sociedad un sentimiento colectivo hacia y por "Malvinas", algo que (con sus matices) "nos une, nos unifica".
Se generó (o reflotó) un alinearse tras un sentimiento común, un objetivo común, hacia las islas como tales, hacia quienes participamos en forma directa de esa guerra, hacia quienes padecieron y padecen las secuelas de ella, y hacia lo que significó y significa para Argentina esa guerra.
Malvinas fué una experiencia extremadamente dolorosa, mortal, cruel, para quienes participamos directamente y perdimos la guerra.
Una experiencia atroz, despiadada para las familias que entregaron a "sus hijos" a esa guerra, y para las que tienen que convivir aún hoy con los efectos, con las secuelas y consecuencias de ella. Una experiencia muy compleja para los gobiernos de turno que no supieron o no quisieron gestionar.
Una experiencia producto de la responsabilidad y el compromiso de toda la sociedad.
Justamente por la unión que provocó, por la adhesión que generó y genera, Malvinas también debiera ser una experiencia que hunda para siempre el "no compromiso" y la credibilidad ingenua y facilista que como sociedad nos damos el lujo de enarbolar, permitiendo las locuras y divagues de quien esté sentado en el sillón de Rivadavia (sentado ahí con nuestro aval y permiso).
Malvinas debe ser también una experiencia terriblemente gráfica de cómo el poder jamás medirá sus objetivos con los costos de las vidas humanas que le sea necesario cobrarse.
Una experiencia traumática que nos recuerda y nos muestra que juntos, con consenso y unidos, podríamos muchas veces torcer el rumbo y lograr cosas que pueden parecer imposibles.
Una experiencia que nos advierte que a pesar de las diferencias que todos tenemos, e incluso con ellas, hay temas en los cuales podemos y debemos estar codo a codo.
Que hay intereses comunes que debemos defender mas allá de aspectos personales.
La Guerra de Malvinas unió a la sociedad y lamentablemente no sirvió para recuperar las islas.
Que sirva para recuperarnos a nosotros mismos, y para que los muertos de Malvinas tengan también ese otro significado, el de la unidad posible.
Claudio.
Malvinas movilizó a toda la sociedad. Sus poderes económicos y políticos, sus fuerzas sociales, sus representantes religiosos, deportivos, sus medios de comunicación, sus líderes y seguidores (de derecha y de izquierda), su industria y su comercio, sus empresarios y sus sindicalistas, los de River y los de Boca, etc. etc. estuvieron todos alineados, movilizados por Malvinas. Apoyando la toma y recuperación -violenta- de Malvinas.
Aunque ahora muchos de esos señalan a un general borracho como único responsable.
El gobierno militar (y los poderes que lo instalaron y lo sostuvieron), "lograron" de la noche a la mañana, la tan utópica unidad nacional en pos de la defensa de la soberanía, arrastrando a todos los habitantes (o a casi todos, o a la inmensa mayoría) a una loca carrera por la obtención de un (muy hipotético) triunfo militar, recuperando de un plumazo unas islas que muchos, en aquel entonces, ni recordaban o siquiera contemplaban su existencia.
¿Se llegó a esto luego de haber alcanzado el consenso necesario para avalar y realizar la acción propuesta, respaldando la experiencia de una guerra?
¿Se analizaron en conjunto (poderes, instituciones, gobierno, sociedad, etc) las amenazas, las trampas y las consecuencias a las que se expondrían a varias generaciones? ¿Se contemplaron mínimamente los riesgos de semejante decisión?
Sencilla y simplemente: No.
Pero Malvinas nos volvió activos y nos movilizamos apoyando una guerra, cuando pudimos habernos quedado en nuestras casas en silencio, dándole la espalda a esa "locura". Así de simple; como había sucedido en tantas ocasiones cuando también había que manifestarse para lograr alguna reivindicación social, o para defender nuestros genuinos derechos, y no lo hicimos por comodidad o por miedo.
Pero no fué así con Malvinas.
Malvinas hizo que toda la sociedad saliese a la calle apoyando. Malvinas provocó una unión impensable en ese momento. Duró poco, pero se dio.
En lo personal creo que lamentablemente la Guerra de Malvinas no fue "una gesta heroica" como muchas veces la pintamos, o tratamos que así se recuerde.
Malvinas más bien fue una experiencia traumática, que tuvo sí abundantes hechos y acciones muy meritorias y muy valiosas de muchos, muchos, "héroes" que participaron en ella.
Pero Malvinas fue también una experiencia colectiva, que generó una autentica, espontánea y fuerte unidad social mientras "íbamos ganado la guerra"; que se deshizo en pedazos cuando asomó la derrota, cuando asomaron las muertes.
El costo fué enorme, desmedido, está claro. Pero Malvinas nos muestra que si aparece un "enemigo" común y "alguien" nos dice que podemos, somos capaces de tirar todos para el mismo lado.
Por unos cuantos días con la Guerra de Malvinas recuperamos parte de nuestro territorio, pero también recuperamos la unión de la sociedad en pos de un objetivo común.
Por eso creo Malvinas debiera ser además considerada como una experiencia de la unidad nacional posible.
Con la derrota, esa unidad se diluyó. Hubo luego un tiempo de mirar para otro lado, de evitar tocar el tema, pero despacio, con el correr de los meses y los años, y a pesar de las diferencias conceptuales, de ideales, de culpas, de admiraciones, de lástima, de comprensión, de orgullo, de nacionalismo, o de lo que sea, -que existen y van a seguir existiendo- se fué instalado en la sociedad un sentimiento colectivo hacia y por "Malvinas", algo que (con sus matices) "nos une, nos unifica".
Se generó (o reflotó) un alinearse tras un sentimiento común, un objetivo común, hacia las islas como tales, hacia quienes participamos en forma directa de esa guerra, hacia quienes padecieron y padecen las secuelas de ella, y hacia lo que significó y significa para Argentina esa guerra.
Malvinas fué una experiencia extremadamente dolorosa, mortal, cruel, para quienes participamos directamente y perdimos la guerra.
Una experiencia atroz, despiadada para las familias que entregaron a "sus hijos" a esa guerra, y para las que tienen que convivir aún hoy con los efectos, con las secuelas y consecuencias de ella. Una experiencia muy compleja para los gobiernos de turno que no supieron o no quisieron gestionar.
Una experiencia producto de la responsabilidad y el compromiso de toda la sociedad.
Justamente por la unión que provocó, por la adhesión que generó y genera, Malvinas también debiera ser una experiencia que hunda para siempre el "no compromiso" y la credibilidad ingenua y facilista que como sociedad nos damos el lujo de enarbolar, permitiendo las locuras y divagues de quien esté sentado en el sillón de Rivadavia (sentado ahí con nuestro aval y permiso).
Malvinas debe ser también una experiencia terriblemente gráfica de cómo el poder jamás medirá sus objetivos con los costos de las vidas humanas que le sea necesario cobrarse.
Una experiencia traumática que nos recuerda y nos muestra que juntos, con consenso y unidos, podríamos muchas veces torcer el rumbo y lograr cosas que pueden parecer imposibles.
Una experiencia que nos advierte que a pesar de las diferencias que todos tenemos, e incluso con ellas, hay temas en los cuales podemos y debemos estar codo a codo.
Que hay intereses comunes que debemos defender mas allá de aspectos personales.
La Guerra de Malvinas unió a la sociedad y lamentablemente no sirvió para recuperar las islas.
Que sirva para recuperarnos a nosotros mismos, y para que los muertos de Malvinas tengan también ese otro significado, el de la unidad posible.
Claudio.