El SMO no tiene que ser necesariamente un aumento de la cantidad de combatientes tanto como una forma de potenciar las distintas unidades desde otros espacios y funciones, al brindar al ejército profesional de capacidades y servicios que no son estrictamente de primera línea pero que son vitales para desembarazar a cada fuerza de muchas cargas que no sean las propias de su naturaleza.
Logística, servicios -mantenimiento, lavandería, cocina, etc-, intendencia, sanidad, comunicaciones, cuarteles generales y alguna otra área más, son más que aptas para recibir sin mayores contratiempos a personal no profesional que aún así puede ofrecer servicios de enorme valor a cualquier esfuerzo de guerra.
Personas que pueden tener 6 meses de servicio, con el entrenamiento mínimo necesario para convertirse en eslabones de una cadena, incluso sin necesidad del entrenamiento en armas, pero sí en disciplina y conocimiento militar básico, en trabajo en equipo que los concientize del potencial de asociarse para lograr metas imposibles a nivel individual para terminar siendo parte de las FFAA sin mayores diferencias que las de cada ocupación y puesto dentro de ellas.
Después de esos 6 meses pueden acceder al nivel de SMV y pasar al entrenamiento específico de combatiente, habiendo adquirido y encarnado todos los principios elementales del soldado en la etapa anterior, más aún, los SMV debieran pasar por esos mismos 6 primeros meses de entrenamiento en común con los SMO, creando mayor confianza, interacciones y lazos, facilitando así la posibilidad de captar más candidatos a profesionalizarse, al haber pasado por las mismas vivencias que aquellos que tenían como meta el nivel de combatiente.
Una suerte de "ciclo básico común" pero al nivel militar, por el que todos debieran pasar, manteniendo un sistema de entrenamiento constantemente en actividad y aplicado con seriedad, ya que deberá hacerse con la conciencia de que se están preparando soldados, aunque no específicamente en esa primera etapa, que deberán dar lo mejor de sí, llegado el caso de pretender ser combatientes profesionales, y en caso de no dar ese paso, muchos quedarán preparados como reservas, con la única necesidad del adiestramiento en el sistema de armas que sea menester.
El nivel de compromiso de la tropa se elevaría al compartir los obligatorios como los voluntarios los mismos desafíos, siendo estos últimos quienes impulsen al resto dado que, en teoría, lo hacen por vocación.
Primeros auxilios en combate y generales, salidas al campo, orientación, competencia entre pelotones en tareas de equipo para potenciar la agresividad e identificación del individuo hacia su grupo, nociones de soberanía y deberes cívicos, etc., terminarán formando ciudadanos más conscientes de la importancia y necesidad de la defensa, y soldados más conscientes de la nación e instituciones que están defendiendo.