Correa denuncia "un intento de golpe de Estado" de la oposición en Ecuador
Los amotinados toman la Asamblea Nacional y obligan a cerrar el aeropuerto internacional de Quito
Unos 120 militares se unen a las protestas pero el jefe de las Fuerzas Armadas expresa su apoyo al presidente
El origen de las protestas es la medida del gobierno de suspender condecoraciones y beneficios salariales al personal policial
Quito. (Agencias) -
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, ha denunciado que los sucesos que está viviendo este jueves Ecuador suponen un "intento de golpe de Estado" por parte de la oposición y ha precisado que la sublevación de los policías y los militares es "una conspiración que se ha venido preparando desde hace tiempo".
Efectivos de la Policía han tomado las instalaciones de la Asamblea Nacional de Ecuador e impiden la entrada de los parlamentarios, aduciendo que se han sumado a la protesta de sus compañeros contra la medida del gobierno de suspender condecoraciones y beneficios salariales al personal policial. Los bancos privados cerraron sus puertas, a apenas dos horas de abrir, mientras los vuelos locales e internacionales se suspendieron por el amotinamiento policial.
Unos 120 militares se unieron a las protestas que han provocado el caos en las principales ciudades. Sin embargo, el jefe del Comando de las Fuerzas Armadas de Ecuador, Ernesto González, ha expresado su apoyo Correa y aseguró que los militares están "subordinados" a su autoridades.
"Es inadmisible que los llamados a mantener el orden público sean los que lancen bombas lacrimógenas a su presidente", ha señalado en sus primeras declaraciones públicas desde un hospital militar donde se encuentra tras haber sido agredido por los policías que se manifiestan contra su Gobierno. Según dijo, se encuentra "prácticamente secuestrado".
Asimismo, Correa hizo un "llamamiento a la calma" a los ciudadanos y aseguró que está dispuesto a perder su vida, porque después de él "vendrá miles de correas más" y "miles de revolucionarios".
Cerca de 1.000 policías se insubordinaron en Quito desde las 07:00 horas (12:00 GMT) y tomaron el Regimiento Quito, el mayor de la capital, a donde acudió Correa, quien no pudo dialogar con ellos y señaló que "si quieren matarme, que me maten", pero que no dará "ni un paso atrás".
Estas declaraciones las hizo Correa desde una de las ventanas del Regimiento número 1 de la Policía, en Quito, poco antes de que tuviese que abandonar el lugar en medio de gases lacrimógenos que fueron arrojados por algunos de los 800 oficiales que se encontraban en el exterior del edificio.
En reacción, cientos de personas se congregaron frente al palacio presidencial de Carondelet, sede del Ejecutivo, en Quito, para respaldar a Correa y agredieron a varios policías.
Los manifestantes que apoyan al Gobierno agredieron a cinco agentes que no protestaban sino que llegaban a Carondelet como protección de autoridades gubernamentales, según pudo presenciar una periodista de Efe. Los agentes huyeron corriendo mientras explotaba una bomba lacrimógena, que no está claro quién lanzó.
Al grito de "Correa, amigo, el pueblo está contigo", cientos de personas expresaron su apoyo al jefe de Estado.
"Señores si quieren matar al presidente aquí está, ¡mátenlo!, si les da la gana, ¡mátenlo si tienen valor! Pero seguiremos con una sola política de justicia y dignidad", expresó el mandatario, en medio de gritos, consignas y hasta insultos de los policías que exigían dar marcha atrás a Ley de Servicio Público.
Locales comerciales de todo tipo empezaron también a cerrar frente a la falta de resguardo policial y como medida de precaución ante eventuales saqueos.
Se trata de la primera crisis de este tipo que sufre el gobierno de Correa desde que llegó al poder, en 2007.
Los medios locales han informado de numerosos robos, atracos en plena vía pública, asaltos a coches particulares y unidades del transporte público y saqueos en las principales ciudades del país. Algunos centros comerciales han cerrado sus puertas por temor a ser blanco de las pandillas. El Trolebús y el Ecovía suspendieron todos sus servicios como medida de precaución.
Las principales calles se encuentran bloqueadas por policías que cuentan con la colaboración de la Comisión de Tránsito de Guayaquil, que aprovecharon la coyuntura para tomar las principales vías de la ciudad como el Puente de la Unidad Nacional, avenida de las Américas y avenida Portete.
Varias entidades bancarias de los Banco de Pichincha y el Boliviariano del Unicentro fueron atacadas por maleantes que aprovecharon la ausencia de la Policía Nacional para atracar algunos centros financieros, informaron medios ecuatorianos.
Las actividades en todos los colegios han sido suspendidas hasta nuevo aviso, lo que obligó a miles de estudiantes a regresar a sus viviendas por temor a que sus instalaciones fuesen blanco de los delincuentes.
Oficiales militares se reunieron hoy con el ministro de Defensa, Javier Ponce, a quien le expresaron su insatisfacción por el cambio en el sistema de bonificaciones y ascensos, dijo la fuente, que pidió no ser identificada.
Algunos de los militares que se reunieron con Ponce se congregaron tras el encuentro en las afueras del ministerio, donde suman unas 120 personas, de acuerdo con la fuente. Mientras, cientos de policías permanecen en el Regimiento Uno de la capital y otro grupo también se ha congregado frente al Cuartel Modelo de Guayaquil, en protesta por la reducción de sus beneficios salariales.
"Estamos en un estado de derecho. Estamos subordinados a la máxima autoridad que es el señor presidente de la República", afirmó el jefe del Comando de las Fuerzas Armadas desde la provincia de Azuay.
El ministro de Exteriores de Ecuador, Ricardo Patiño, tildó de "inaceptable" la protesta que se ha extendido a otras ciudades como Guayaquil y aclaró que no se trata de una "sublevación popular" porque "el pueblo no está apoyando estas acciones y se está movilizando en favor de su Gobierno". En declaraciones a Telesur, Patiño no descartó que detrás de estas protestas estén "los sectores golpistas identificados" que podrían haber estado "preparando las condiciones para esto". "Esta no es una movilización popular, es una insurrección de una parte de la Policía que está mal informada porque si estuviesen bien informados no lo hicieran", acotó.
El canciller explicó que el objetivo de la Ley de Servicio Público es "homologar los salarios a todos los servidores públicos, ponerlos en orden para que no hayan grandes diferencias entre unos y otros, como ocurría hasta ahora (...) pero esto es algo que molesta a los que estaban recibiendo beneficios adicionales".
La protesta de los policías, que comenzó en Quito, se extendió a provincias como Guayas, Tungurahua, Loja y Esmeraldas, donde también se manifestaron los familiares de los policías. El canal Uno de televisión presentó imágenes de disturbios en la ciudad costera de Guayaquil.
El asambleísta gubernamental Gabriel Rivera informó de que los legisladores fueron desalojados de uno de los edificios de oficinas de la Asamblea por "policías rasos" que "pusieron cadenas a las puertas". Rivera consideró que tras lo que calificó de "desestabilización" están, entre otros, "la derecha ecuatoriana" y el partido Sociedad Patriótica, del ex presidente Lucio Gutiérrez.
El legislador agregó que la tropa está "confundida" porque el Gobierno ecuatoriano lo que quiere es "racionalizar el tema de las remuneraciones" y en lugar de que cada vez que haya un ascenso se entreguen bonos, que "se mejoren en forma general los sueldos para toda la vida". "Es penoso que quienes están llamados a defender la seguridad del país hayan sido utilizados de esta forma y estén virtualmente queriendo dar un golpe de Estado", dijo Rivera a un canal de televisión, al tiempo que afirmó que "bajo ningún concepto" se ha dado paso a la bajada de sueldos.
Correa denuncia "un intento de golpe de Estado" de la oposición en Ecuador