LA PARTICIPACIÓN ARGENTINA EN EL PRIMER COMETA ARTIFICIAL
El primer cometa artificial fue uno de los experimentos que se realizaron dentro del proyecto AMPTE (Active Magnetospheric Particle Tracer Explorers) con los satélites CCE e IRM para estudiar el acoplamiento entre el viento solar y la magnetosfera terrestre a través del trazado iónico obtenido con nubes artificiales, como cuando en septiembre de 1984 se inyectaron dos nubes de litio en la magnetosfera.
La aventura del cometa artificial argentino comenzó el 19 de diciembre, cuando partía del aeropuerto de El Plumerillo el Boeing 707 TC-91 y tras una escala en la isla de Pascua, llegaba al aeropuerto de Papetee, en la Polinesia Francesa. La primera inyección de 2.5 kgs. de bario para formar un cometa artificial se realizaría el 25 de diciembre de 1984. La nube sería observada por una red de observatorios terrestres en el hemisferio norte y por dos laboratorios aéreos, uno en el Boeing 707 de la Fuerza Aérea Argentina y otro en un Convair 900 de la NASA. En el avión argentino el equipamiento pertenecía al Instituto Max Planck de Alemania.
Dejamos que sea Rubén Oscar Palazzi quien nos narre esta aventura (“El primer cometa artificial”en “Aeroespacio” nº 444/marzo-abril 1985).
“Realizando un trabajo continuo a lo largo de diez días, el equipo de la I Brigada Aérea pudo instalar y alinear la plataforma de la cámara especial de alta sensibilidad y el helióstato, montar una puerta especial de observación con su correspondiente sistema de desempañador sobre el lateral derecho del fuselaje, instalar y alinear los dos INS, independientes de los propios del avión, habilitar nuevos sistemas de intercomunicación VHF y HF y armar un verdadero laboratorio en la cabina”
“Ya en la madrugada del 21 de diciembre se llevó a cabo la práctica de un circuito de espera reglamentario y una corrida de observación tal como sería efectuada cuando se hiciera la experiencia programada. Ese tramo final de la ruta tenía que ser ejecutado con rumbo, velocidad y alturas precomputadas, para conservar el cometa que se formaría en una posición relativa de 90º respecto del avión observador y dentro de una elevación no menor a 20º y no mayor a 50º con respecto a su plano horizontal. Para la práctica se eligió una estrella de primera magnitud con altura y azimut a los que tendría el cometa artificial. Esos datos fueron introducidos en una de las computadoras del B707para apuntar las cámaras TV al futuro objetivo (el cometa)”.
“El despegue se produjo en la noche oscura como boca de lobo y con el avión sumergido en una persistente llovizna. Eran las 23.10 h de Papeete cuando el B 707 argentino levantó las ruedas de la pista insular con rumbo a la zona de observación. En ese momento, las condiciones meteorológicas generales no eran satisfactorias en los lugares destacados del hemisferio norte, desde donde se efectuarían observaciones complementarias, pero se alentaba la esperanza de una razonable mejoría en las tres horas que faltaban para hacer la inyección. Esos momentos previos fueron muy tensos, porque el Com. Valenzuela estuvo a punto de cancelar la experiencia y esa decisión hubiera implicado una demora de seis meses para repetir la prueba… Cuando el TC 91 ya se encontraba en la zona de observación y a pocos minutos de la hora H (momento de lanzamiento de la nube de bario), las condiciones meteorológicas sobre los observatorios de Fairbank, Kitt Peak, Monte Palomar y Hawaii continuaban sin mejorar. El éxito del experimento exigía forzosamente que estuvieran en condiciones de actuar por lo menos dos observatorios terrestres o aéreos, pero hasta allí solamente se encontraba listo el B707… Detrás de la cabina de pilotaje, los científicos tiritaban sin abandonar las pantallas y teclas de sus consolas, y no era por temor. Simplemente volaban sin calefacción en la cabina para obtener la temperatura conveniente (menos de 0°) para el funcionamiento óptimo de los equipos. La penumbra era total y solamente eran visibles los monitores TV y las CDU (Control Display Unit) de los sistemas inerciales para no perder ningún detalle visual de la inyección de bario…”
“Menos de tres horas antes de la hora H… el Director del Proyecto Com. Dr. Valenzuela tomó una decisión clave y ordenó por radio la suspensión del experimento mediante la inhibición de la salida de la nube de bario contenida en el satélite artificial…”
http://cometasentrerios.blogspot.com/2016/06/
El primer cometa artificial fue uno de los experimentos que se realizaron dentro del proyecto AMPTE (Active Magnetospheric Particle Tracer Explorers) con los satélites CCE e IRM para estudiar el acoplamiento entre el viento solar y la magnetosfera terrestre a través del trazado iónico obtenido con nubes artificiales, como cuando en septiembre de 1984 se inyectaron dos nubes de litio en la magnetosfera.
La aventura del cometa artificial argentino comenzó el 19 de diciembre, cuando partía del aeropuerto de El Plumerillo el Boeing 707 TC-91 y tras una escala en la isla de Pascua, llegaba al aeropuerto de Papetee, en la Polinesia Francesa. La primera inyección de 2.5 kgs. de bario para formar un cometa artificial se realizaría el 25 de diciembre de 1984. La nube sería observada por una red de observatorios terrestres en el hemisferio norte y por dos laboratorios aéreos, uno en el Boeing 707 de la Fuerza Aérea Argentina y otro en un Convair 900 de la NASA. En el avión argentino el equipamiento pertenecía al Instituto Max Planck de Alemania.
Dejamos que sea Rubén Oscar Palazzi quien nos narre esta aventura (“El primer cometa artificial”en “Aeroespacio” nº 444/marzo-abril 1985).
“Realizando un trabajo continuo a lo largo de diez días, el equipo de la I Brigada Aérea pudo instalar y alinear la plataforma de la cámara especial de alta sensibilidad y el helióstato, montar una puerta especial de observación con su correspondiente sistema de desempañador sobre el lateral derecho del fuselaje, instalar y alinear los dos INS, independientes de los propios del avión, habilitar nuevos sistemas de intercomunicación VHF y HF y armar un verdadero laboratorio en la cabina”
“Ya en la madrugada del 21 de diciembre se llevó a cabo la práctica de un circuito de espera reglamentario y una corrida de observación tal como sería efectuada cuando se hiciera la experiencia programada. Ese tramo final de la ruta tenía que ser ejecutado con rumbo, velocidad y alturas precomputadas, para conservar el cometa que se formaría en una posición relativa de 90º respecto del avión observador y dentro de una elevación no menor a 20º y no mayor a 50º con respecto a su plano horizontal. Para la práctica se eligió una estrella de primera magnitud con altura y azimut a los que tendría el cometa artificial. Esos datos fueron introducidos en una de las computadoras del B707para apuntar las cámaras TV al futuro objetivo (el cometa)”.
“El despegue se produjo en la noche oscura como boca de lobo y con el avión sumergido en una persistente llovizna. Eran las 23.10 h de Papeete cuando el B 707 argentino levantó las ruedas de la pista insular con rumbo a la zona de observación. En ese momento, las condiciones meteorológicas generales no eran satisfactorias en los lugares destacados del hemisferio norte, desde donde se efectuarían observaciones complementarias, pero se alentaba la esperanza de una razonable mejoría en las tres horas que faltaban para hacer la inyección. Esos momentos previos fueron muy tensos, porque el Com. Valenzuela estuvo a punto de cancelar la experiencia y esa decisión hubiera implicado una demora de seis meses para repetir la prueba… Cuando el TC 91 ya se encontraba en la zona de observación y a pocos minutos de la hora H (momento de lanzamiento de la nube de bario), las condiciones meteorológicas sobre los observatorios de Fairbank, Kitt Peak, Monte Palomar y Hawaii continuaban sin mejorar. El éxito del experimento exigía forzosamente que estuvieran en condiciones de actuar por lo menos dos observatorios terrestres o aéreos, pero hasta allí solamente se encontraba listo el B707… Detrás de la cabina de pilotaje, los científicos tiritaban sin abandonar las pantallas y teclas de sus consolas, y no era por temor. Simplemente volaban sin calefacción en la cabina para obtener la temperatura conveniente (menos de 0°) para el funcionamiento óptimo de los equipos. La penumbra era total y solamente eran visibles los monitores TV y las CDU (Control Display Unit) de los sistemas inerciales para no perder ningún detalle visual de la inyección de bario…”
“Menos de tres horas antes de la hora H… el Director del Proyecto Com. Dr. Valenzuela tomó una decisión clave y ordenó por radio la suspensión del experimento mediante la inhibición de la salida de la nube de bario contenida en el satélite artificial…”
http://cometasentrerios.blogspot.com/2016/06/