Respuesta del VGM Cnel Losito al Dr. Rick Jolly
"Estimado amigo:
Con enorme sorpresa, el 10 de diciembre último, recibí su carta del 19 de noviembre, donde me adjudica altas calificaciones en lo personal y profesional.Sus términos me llenaron de orgullo y emoción; más viniendo de un hombre de sus enormes cualidades humanas que ha sido trascendente en mi vida y en la de muchos soldados argentinos.Simplemente, soy un ciudadano argentino que eligió la carrera de las armas para servir a su Patria de la mejor manera posible y trató de formar una familia basada en el amor a Dios y al prójimo, que jamás hubiera imaginado recibir un reconocimiento tan alto, singular y valiente como el suyo. Sus detallados recuerdos de lo vivido en Ajax Bay y el claro y consistente relato de algunos episodios puntuales me remontaron, conmovido, a aquellos días.Al igual que muchos de mis camaradas, he aprendido mucho en la guerra, tanto en la faz táctica militar como en la humana. La lucha permite que uno se vea a sí mismo y a los demás en una dimensión que no existe en la paz. En mi caso, su figura ocupa un lugar destacado y pocos días antes de recibir su carta había estado relatando “la continuidad de mi vida” (en la que usted fue relevante), a partir de mis heridas y de otros episodios en el combate de Top Malo House.Fortuitamente, su carta ha trascendido a otras personas, con alto impacto emocional. Las personas que la han leído ponderan su gesto y, esperando sirva de elogio, debo decirle que ha venido a exaltar la calidad, entereza y valor del soldado inglés en su persona.Es curioso, parece contradictorio, pero haber peleado con hombres como usted ha sido, quizás, lo más importante que en lo profesional me ha ocurrido.Su información con respecto a mi situación actual es correcta: me encuentro detenido a disposición de la justicia federal, en el marco de la revisión que el actual gobierno de mi país encaró por la participación que cupo a las Fuerzas Armadas en la guerra contra el terrorismo, que se desarrolló en todo el territorio nacional en la década de 1970. De más está decirle que, como teniente, en esa época, estaba encuadrado en una organización donde ocupaba, por mi jerarquía, la base de la pirámide e intentaba cumplir las órdenes que me impartían de la manera más eficiente posible, sin evaluar los riesgos que se corrían sino con un profundo convencimiento de que cumplía con el sagrado deber militar de dar la vida por la Patria, si era necesario.Hoy, como coronel, mis responsabilidades y mi óptica sobre determinados asuntos son distintos, por los años, la guerra y la experiencia; no así mis principios y valores, que se mantienen intactos.Soy plenamente consciente de que el respeto a la Constitución nacional y a los poderes que de ella emergen son fundamentales para consolidar la democracia que tanto nos costó conseguir y, por lo tanto, me someto a lo que la justicia disponga, para ser investigado y para aclarar lo que sea necesario.Más allá de aclararle mi situación, que es un tema circunstancial, quería resaltar que para mí y, especialmente, para mi familia y amigos, fue muy estimulante y alentadora su más que oportuna carta. Junto a la solidaridad de ellos, su carta ha sido la compensación y el aliento más grande que he recibido.No se imagina usted cuánto me ha animado; todo es poca cosa, al lado de un honor tan grande como el que me dieron sus palabras.Usted habla de que fuimos enemigos; es cierto; pero hoy lo considero un amigo en el cabal sentido del término, por lo que compartimos en la guerra y por sus gestos. Esta señal suya me ha conmovido profundamente y lo sigue haciendo.Su actitud muestra a las claras que usted es un hombre de honor, con un claro sentido de las cuestiones esenciales; se dirige a mí como “uno de mis pacientes”, y destaca una clara y envidiable valentía por exponer sus pensamientos con meridiana claridad, sin importarle de qué se me acusa sino priorizando los valores que usted me adjudica como hombre y soldado.Como soldado argentino, jamás podré olvidar lo que usted y su equipo médico hicieron por los heridos argentinos, cuando, sin importar la nacionalidad y la condición de prisioneros de guerra, dieron prioridad a la gravedad de las heridas y no al origen del paciente, para dar los turnos de atención, entremezclándose en los quirófanos indistintamente soldados británicos y argentinos, siendo todos atendidos con el mismo esmero y calidad profesional. Finalmente, querido amigo, vuelvo a agradecerle su valentía, su entereza y su calidez. Ha hecho, en esencia, lo mismo que hizo conmigo y otros soldados en 1982: me ha dado un nuevo aliento para sostenerme y seguir adelante.Permítame que, desde mi profunda vocación católica, eleve una plegaria al Altísimo por usted y su familia, para que los proteja y les dé la felicidad que se merecen. Que Dios lo bendiga.
Un fuerte abrazo, su amigo argentino Horacio Losito.
Coronel “Veterano de Guerra de Malvinas” Ejército Argentino."