En Enero del año 2002, sobre el aeropuerto de Mount Pleasant, Islas Malvinas, apareció una nueva aeronave nunca vista. Se trataba de uno de los cuatro enormes Boeing C-17 Globemaster alquilados por la Royal Air Force, que realizaba su primer despliegue operativo a las islas. En su interior había nada más y nada menos que un Tornado F3 desarmado. Así se dio inicio a una serie de traslados para mantener el escuadrón de 4 Tornados desplegados permanentemente en las islas.
Aunque pueda parecer algo costoso tener que desarmar un Tornado, trasladarlo en un C-17 y luego volverlo a armar y probar; los números demostraron que la operación resultaba mucho más económica que hacer llegar a los aviones en vuelo. El procedimiento anterior implicaba un vuelo desde el Reino Unido hasta la isla de Ascensión, con varios reabastecimientos aéreos y luego el trayecto Ascensión-Malvinas, también con varios reabastecimientos. A toda ésta operación se le sumaban un avión de transporte con todo el equipamiento de los Tornado más dos aviones de reconocimiento marítimo encargados de brindar apoyo meteorológico y de rescate, de ser necesario.
Para la operación, al Tornado se le desmonta la proa, las alas, los estabilizadores horizontales y la deriva. Para evitar "rayores" la cúpula es protegida por una lona y luego se debe proceder a la compleja tarea de carga y descarga dentro de la bodega del C-17.
La cuenta era clara: desplazar un Tornado a Malvinas implicaba movilizar casi diez cisternas, transportes y patrulleros. Desde el inicio de las actividades en Afganistán e Irak los principales medios están abocados a ambos escenarios y resultaba caro y problemático desatender la guerra contra el terrorismo (sic) que dejar a los isleños solos… La capacidad y volumen de carga y alcance del C-17, le permiten realizar la operación de traslado sin ningún inconveniente, aunque la escala de reabastecimiento en la isla de Ascensión aún es necesaria.
Es claro que se trata de una cuestión de orgullo y un gasto sin ningún sentido más que brindar protección a sus ciudadanos kelpers, que en definitiva no son tan así, ya que para ingresar a su Madre Patria requieren de pasaporte...
Aunque pueda parecer algo costoso tener que desarmar un Tornado, trasladarlo en un C-17 y luego volverlo a armar y probar; los números demostraron que la operación resultaba mucho más económica que hacer llegar a los aviones en vuelo. El procedimiento anterior implicaba un vuelo desde el Reino Unido hasta la isla de Ascensión, con varios reabastecimientos aéreos y luego el trayecto Ascensión-Malvinas, también con varios reabastecimientos. A toda ésta operación se le sumaban un avión de transporte con todo el equipamiento de los Tornado más dos aviones de reconocimiento marítimo encargados de brindar apoyo meteorológico y de rescate, de ser necesario.
Para la operación, al Tornado se le desmonta la proa, las alas, los estabilizadores horizontales y la deriva. Para evitar "rayores" la cúpula es protegida por una lona y luego se debe proceder a la compleja tarea de carga y descarga dentro de la bodega del C-17.
La cuenta era clara: desplazar un Tornado a Malvinas implicaba movilizar casi diez cisternas, transportes y patrulleros. Desde el inicio de las actividades en Afganistán e Irak los principales medios están abocados a ambos escenarios y resultaba caro y problemático desatender la guerra contra el terrorismo (sic) que dejar a los isleños solos… La capacidad y volumen de carga y alcance del C-17, le permiten realizar la operación de traslado sin ningún inconveniente, aunque la escala de reabastecimiento en la isla de Ascensión aún es necesaria.
Es claro que se trata de una cuestión de orgullo y un gasto sin ningún sentido más que brindar protección a sus ciudadanos kelpers, que en definitiva no son tan así, ya que para ingresar a su Madre Patria requieren de pasaporte...