Obviamente, me siento aludido por la calumnia del tal Garfunkel, coeditor del diario oficialista Tiempo Argentino, que habla de "los periodistas cómplices", aunque sin nombrarme ex profeso. Por eso, voy a repetir aquello que ya dije más de una vez. Durante la guerra, a pesar de andar todo el tiempo entre los conscriptos y en un trato fraternal con ellos ya que, entre otras cosas, trataba de ayudarlos en la obtención de alimentos, nunca escuché que se realizaran estaqueos. Me enteré de ello después de la guerra. Y en la primera oportunidad que tuve, en el documental "Malvinas, la guerra que no vimos", emitido por Cablevisión le dediqué unos 20 minutos al tema. Debo haber sido uno de los primeros que ventiló el tópico de los abusos en un medio de comunicación masiva. Y esto ocurrió en 1984: no esperé 3 décadas para hacerlo. Tengo una copia del documental, incluso se la pasé a Teves, pero se le traspapeló (ya te voy a hacer llegar otra copia, Oscar). Así que lo de "periodista cómplice", las películas!
Cuando volví, me enteré de algunos casos, que aun hoy me hacen hervir la sangre de la indignación. A tal punto, que me hubiera parecido bien que se fusilara a los cuadros perpetradores de tales abusos. Casos que fueron la excepción y no la regla, como lo pretenden presentar los integrantes de un grupúsculo, cuyo presidente fue elegido hace poco con 63 votos, o sea con menos del 0,5% del universo de soldados veteranos de Malvinas.
Y también se hoy de casos, en que este tipo de acusaciones fueron enteramente fraguadas.