Los casos de soldados argentinos víctimas de la oficialidad. Las prácticas que se realizaban en el continente llevadas a cabo contra los soldados que iban a las islas a luchar contra el imperialismo ingles. No me puedo hacer una idea de lo que deben haber sentido estos soldados, la humillación. El enemigo interno fue parte de la oficialidad, la misma que lanzo la aventura de Malvinas sin ningún tipo de previsión, especulando un acuerdo que nunca llegó. Me genera un inmenso repudio, indignación, estos tipos deberian haber terminado en cana, como mínimo.
"Cuenta el excombatiente: ”Durante la guerra un día fui con un soldado llamado Carlos Mihalfi a un supermercado de las islas, con plata argentina que habíamos juntado entre los soldados, para comprar comida para todos porque estábamos pasando mucho hambre. Al regresar me descubrieron y, por orden de mi superior, me quitaron la ropa y me estaquearon varias horas. Mas tarde hicieron lo mismo con Carlos Mihalfi, al que le pusieron una granada en la boca y le sacaron el seguro, con lo cual si se le caía la granada explotaba y nos mataba a los 2”.
Mihalfi estuvo con la granada en la boca durante varias horas.”Antes de estaquearnos les ordeno a unos soldados que nos pegaran a Mihalfi y a mí; y ya estaqueados –cuenta Katz- el superior obligo a otros soldados a mearnos a Mihalfi y a mi.
“Habitualmente nos obligaban a ir a un pozo, que nosotros lo llamábamos el “pozo de los lamentos”. Ese pozo estaba lleno de agua congelada, ahí nos ordenaba meter las manos y los pies por más de media hora. A mi siempre me hacia salir ultimo. Yo era perseguido con más saña por mi condición de judío” afirma Katz.
Las torturas, vejaciones y humillaciones no terminaban ahí.Cuenta el ex soldado que en otra ocasión:”Mi superior obligo a todos los soldados a su cargo a comer mierd@ del pozo donde hacíamos nuestras necesidades. Cierta vez tiro la comida del día en ese pozo y nos ordeno que comiéramos la comida mezclada con la mierd@. Nos exigió poner las manos detrás de la espalda, por lo que debíamos comer sin las manos como si fuéramos animales."
Malvinas: regresa a manos de excombatiente la medalla de honor del Congreso
Después de una intensa búsqueda y el pago de varios dólares a una casa de empeños uruguaya, Carlos Mihalfi recuperará la insignia.El día 29 de marzo del 2012, a las 15 hs en la Sede de la Embajada Argentina en el Uruguay, Montevideo, se realizó un acto en donde se agasajó al soldado ex combatiente de Malvinas Mihalfi Carlos Norberto (Regimiento de Infantería Mecanizada Nº 3 de la Tablada), y se le hizo entrega de su condecoración y otras pertenencias recuperadas por la Embajada Argentina en el Uruguay, condecoración que se encontraba hace años en una casa de empeños. con la presencia del Sr. Embajador Ing. Dante Dovena, la prestigiosa periodista Natasha Niebieskikwiat autora del libro “Lagrimas de Hielo” que se presentó el 4 de abril en la argentina, y el ex combatiente de Malvinas Silvio Katz.
EL REENCUENTRO DE MIHALFI CON SU MEDALLA Y EL DESTINO DE ÉSTA DE SER ENCONTRADA.
El Asesor Dr. Victorio Pirillo del Embajador Argentino en el Uruguay Ing. Dante Dovena, en su hora libre del almuerzo accidentalmente en una galería, más precisamente en una Casa de Empeños situada en la calle 18 de julio 976 en la ciudad de Montevideo; en medio de centenares de medallas y condecoraciones de todos los países que ocupaban los lugares principales de la vidriera. Como guiada por algo, o por alguien, la mirada fue instintiva hacia una minúscula medalla argentina que tenia las dos islas con una bandera Argentina. Despertada la curiosidad del mismo se introdujo al local e indagó al propietario sobre la procedencia y autenticidad de la misma. El comerciante contestó que la medalla era auténtica, exhibió su correspondiente certificado que así lo acreditaba y dijo que su dueño se había ido a vivir a la India. El Dr. Pirillo molesto le preguntó ¿por qué esa medalla está ahí, y no en manos de su dueño? El comerciante respondió que había sido empeñada hacía años por el propio Carlos Mihalfi, su propietario cuyo nombre estaba grabado al dorso de la misma, recordando que éste le había dicho que la falta de reconocimiento del Estado Argentino y de la sociedad argentina, mas una serie de frustraciones personales fueron en gran parte el motivo de desprenderse de esta. Inmediatamente Victorio Pirillo procedió a darle un informe completo al Embajador Dante Dovena, diciéndole que “esa medalla tiene que estar en casa, y no en una casa de empeños”, a lo cual el Embajador inmediatamente sin dudarlo ordenó y dijo “Te hago responsable de la recuperación de esa medalla y te doy el dinero en forma personal para que la compres”.
INICIO Y NARRACIÓN DE LA BUSQUEDA
Pirillo tomó los datos, y antes de comenzar la búsqueda le dijo al comerciante “de ser veraces los datos respectos de esa medalla la misma tiene solo tres destinos, el dueño, su familia o estar en casa que es mi patria, Argentina”. Así comenzó la búsqueda del soldado Mihalfi. Pirillo se presentó en el Ejercito Argentino y consultó el padrón de veteranos de guerra, donde constató la veracidad de la información, principalmente la de haber pertenecido al Regimiento de Infanteria Mecanizada Nº 3 de la Tablada. Luego trató de ubicarlo en distinto lugares sin resultado positivo, se acerco a Mataderos donde figuraba estar empadronado y otras direcciones más, sin éxito alguno. Esta búsqueda que comenzó a mediados de diciembre de 2011, tuvo sus frutos hace solo días en el Uruguay donde se logró contactar telefónicamente con la madre (después de muchas veces sin tener éxito) quién luego de una pequeña introducción se le informó que teníamos la medalla de su hijo. Lo cual se emocionó a tal punto de quebrar su voz. El Dr. Pirillo les comunico que quería entregar la medalla a sus padres, atento que hacía meses que buscaba a Mihalfi y no lo podía encontrar; ella contestó ¿Usted hizo todo esto por mi hijo?¿Le gustaría hablar con mi hijo? A lo que contesto “Obviamente”. “Entonces hable aquí con él por que se encuentra a mi lado”. Rápidamente se puso en línea Carlos Mihalfi y se produjo un silencio. Pirillo le narró todo nuevamente como había sido, como llegó a la medalla y como llego hasta él. A lo que Mihalfi respondió con la voz quebrada “Te digo a vos, y decile al Embajador Dante Dovena que Ustedes y solo algunos pocos hicieron por mí, lo que el Estado y la sociedad Argentina no hizo”.
En ese momento se le hizo saber que el día jueves 27 de marzo de 2012 se le hará entrega de la medalla y objetos personales recuperados que se encuentran en custodia en la Embajada Argentina, con la presencia del Sr. Embajador Ing. Dante Dovena, la prestigiosa periodista Natasha Niebieskikwiat autora del libro “Lagrimas de Hielo” que se presentará el 4 de abril en la argentina, y el ex soldado Silvio Katz.
Mihalfi entre su paso por la tortura, su crónica de guerra y el reencuentro con su medalla.
Su testimonio es uno de los tantos rostros, de una guerra cruel y tan cercana donde aún persisten capítulos oscuros que no han dado a la luz y permanecen sin escribir.
Carlos Mihalfi quien a los 7 años de edad emigro junto a sus padres al Uruguay, al momento de tocarle el servicio militar regreso al país siendo destinado al Regimiento de Infantería Mecanizada Nº 3 de la Tablada. En sus crónicas relata su amor a la patria, su orgullo de defender la bandera y parte del territorio Argentino como son las Islas Malvinas.
Partimos cantando.
“Cuando supimos que se confirmaba nuestra partida para las Islas el 11 de abril, nos pusimos a cantar, había mucha emoción y sentíamos mucho orgullo. Del otro lado de la verja del regimiento, eran miles y miles de argentinos que nos saludaban con sus pañuelos, mientras salíamos en tandas al aeropuerto del Palomar. De allí en avión a Rio Gallegos, y luego embarcamos hacia las Malvinas, eso fue el 11 de abril. Nuestra primera misión fue bordear Puerto Argentino, con una caminata de casi 80 kilómetros con equipo completo a nuestras espaldas, donde por la noche montamos el campamento, hasta el primer puesto llevó mi nombre, Puesto Mihalfi. Fuimos atacados más de una semana seguida, ininterrumpida por el fuego pesado de la artillería pesada de los buques británicos. Nosotros no podíamos responder el fuego hasta que la aviación argentina nos trajo dos cañones de 155 mm. Al tiempo vi con mis propios ojos como varios proyectiles de nuestra artillería pegaron en un buque ingles y el mismo empezó a echar un penacho de humo, todos estábamos exaltados.” Entre otros relatos concernientes de la acción bélica. Estas declaraciones se hicieron durante el gobierno militar, no se sabe si bajo presión del mismo.
Cuando el enemigo resulta ser también un compatriota. La tortura de oficiales argentinos hacia conscriptos.
El sufrimiento de Mihalfi y de Katz agravada por su condición de Judío
Silvio Eduardo Katz nació en Buenos aires el 8 de Diciembre de 1962. Al momento de la convocatoria de la guerra de Malvinas se encontraba en el regimiento III de infantería mecanizado General Belgrano, en la Tablada, donde se hallaba cumpliendo el servicio militar obligatorio.
El 11 de abril llega a Malvinas. Hace noche cerca del puerto y al día siguiente le indican su destino definitivo: Bahia Elefante, frente al océano, donde teóricamente iban a desembarcar los ingleses.
La compañía estaba integrada por más de 200 personas la mayoría conscriptos.
Durante su estadía dormía en pozos que el mismo había cavado, los cuales, en menos de una semana, se llenaban de agua. Por esa razón debían dormir 4 soldados pegados o sentados, en un agujero de 2 por 2 metros.
Por esos días el jefe de sección responsable de Katz-y de aproximadamente 70 personas mas- ordenaba la forma de distribuir la comida a 2 soldados.El alimento se componía de “agua con 2 o 3 arvejitas”. El superior exigía no darles al resto de los soldados el guiso porque era para el y para el resto de los suboficiales.
Katz recuerda que estaban muy mal equipados, razón por la cual pasaban mucho frío todo el tiempo.
A los soldados les habían recomendado cambiarse las medias diariamente, pero el superior no se lo pemitia a Katz que, al tiempo de estar en las islas sufre una ulceración en los tobillos.
Cuenta el excombatiente: ”Durante la guerra un día fui con un soldado llamado Carlos Mihalfi a un supermercado de las islas, con plata argentina que habíamos juntado entre los soldados, para comprar comida para todos porque estábamos pasando mucho hambre. Al regresar me descubrieron y, por orden de mi superior, me quitaron la ropa y me estaquearon varias horas. Mas tarde hicieron lo mismo con Carlos Mihalfi, al que le pusieron una granada en la boca y le sacaron el seguro, con lo cual si se le caía la granada explotaba y nos mataba a los 2”.
Mihalfi estuvo con la granada en la boca durante varias horas.”Antes de estaquearnos les ordeno a unos soldados que nos pegaran a Mihalfi y a mí; y ya estaqueados –cuenta Katz- el superior obligo a otros soldados a mearnos a Mihalfi y a mi.
“Habitualmente nos obligaban a ir a un pozo, que nosotros lo llamábamos el “pozo de los lamentos”. Ese pozo estaba lleno de agua congelada, ahí nos ordenaba meter las manos y los pies por más de media hora. A mi siempre me hacia salir ultimo. Yo era perseguido con más saña por mi condición de judío” afirma Katz.
Las torturas, vejaciones y humillaciones no terminaban ahí.Cuenta el ex soldado que en otra ocasión:”Mi superior obligo a todos los soldados a su cargo a comer mierd@ del pozo donde hacíamos nuestras necesidades. Cierta vez tiro la comida del día en ese pozo y nos ordeno que comiéramos la comida mezclada con la mierd@. Nos exigió poner las manos detrás de la espalda, por lo que debíamos comer sin las manos como si fuéramos animales.
Fuente : Sindicato de Trabajadores Municipales de Vicente Lòpez