[…] Lo que estaba claro era que se necesitaban hombres y encontraron una forma de aumentar el reclutamiento de 17.000 a 35.000 personas al mes: bajar los estándares intelectuales. Es eso se le llamó ‘Proyecto 100.000’ y el objetivo era aceptar hombres para el servicio militar que habrían sido rechazados anteriormente por cuestiones físicas o mentales. El programa, oficialmente, se bautizó como ‘Nuevos estándares’ y se estima que se reclutaron a más de 300.000 personas. Los hombres que un día no eran aptos, el día siguiente mágicamente sí lo eran.
‘Los idiotas de McNamara’. Esas nuevas tropas se entrenaron sin ninguna distinción junto al resto de reclutas y se estima que el 71% fueron a parar al Ejército. El resto se diseminó entre los Marines -10%-, la Armada -otro 10%- y la Fuerza Aérea -9%-. Curiosamente, donde menor preparación se necesita es donde se encontraba el grueso de los nuevos reclutas. Se prometía una mejor vida para esos reclutas, que podían venir de familias con problemas financieros o desestructuradas, ya que el ejército les daría las capacidades que les faltaban y volverían a la vida civil con nuevas aptitudes. Pero el problema de fondo era otro.
Muchos de esos nuevos reclutas tenían entre 18 y 19 años y contaban con un diploma de escuela secundaria… o ni eso. Hubo oficiales que se quejaron de que algunos de esos reclutas no eran suficientemente inteligentes para llevar a cabo estrategias, tareas técnicas o, simplemente, acciones cotidianas como atarse los cordones. Había quien no podía hablar inglés debido a problemas con el idioma, se relajaron los estándares para aceptar reclutas con sobrepeso o que no llegaran al peso necesario […]
Estados Unidos necesita soldados. Da igual cuándo leas esto: Norteamérica siempre tiene algún conflicto armado en marcha y, como cualquier otra gran empresa,...
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