Ilyá Krámnik*, para RIA Novosti
El tribunal de Moscú condenó a los dirigentes de las tres empresas que habían suministrado piezas usadas y piratas al fabricante de aviones MiG.
Las infracciones se han cometido en el marco del cumplimiento del contrato de suministro de dichos aviones a Argelia. El descubrimiento en 2007 en los aviones suministrados por Rusia de piezas cuya calidad estaba por debajo de los requisitos le dio a Argelia motivo formal para rescindir el contrato. Los expertos ofrecen unas explicaciones de los acontecimientos muy dispares.
Escándalos relacionados con la instalación de piezas no oficiales en equipo técnico, tanto el destinado a la exportación como el fabricado para el uso interno, surgen con cierta periodicidad en diferentes países del mundo. Argelia ya ha presentado las respectivas reclamaciones y no únicamente a Rusia. China tuvo que aceptar la devolución por la parte argelina de una entrega de misiles antibuque. Aquel escándalo no recibió gran cobertura mediática, dado que la prensa china está sujeta a un control estatal considerablemente más estricto que la rusa.
La devolución de los MiG, en cambio, se convirtió en un caso muy sonado. Afectaba directamente a la imagen del sector de la construcción de aviones nacional que, además de ser uno de los pilares de la industria de defensa rusa, es una fuente estable de ingresos por exportaciones. El valor del contrato tampoco eran ninguna nimiedad: por 28 unidades del avión monoplaza MiG-29SMT y 6 biplazas MiG-29UBT Argelia había de desembolsar cerca de 1.300 millones de dólares.
Los analistas se precipitaron a ofrecer unas versiones de lo más variadas, desde la huella de los servicios secretos franceses hasta ajustes de cuentas entre la competencia rusa. Los autores que mayor pesimismo destilaban coincidían en que la situación con Argelia era señal de una profunda crisis del sector ruso de construcción de aviones que auguraba toda una serie de casos similares y una dramática reducción de las exportaciones.
La realidad, como no podía ser de otro modo, resultó ser más simple y más compleja a la vez.
Los inicios del conflicto
Los primeros indicios de que algunos militares argelinos no estaban del todo satisfechos con la calidad de los aviones suministrados por la parte rusa aparecieron en los años 2006 y 2007, al mostrarse los expertos de Argelia interesados en adquirir motores de aviones. Supuestamente, se estaba estudiando la posibilidad de comprar una partida bastante grande de los motores RD-33 en su tercera y modificada versión, para reemplazar los motores de los 27 aviones MiG-29 y MiG-29UB, que habían sido adquiridos en Ucrania y Bielorrusia entre 1999 y 2000.
Dichos aviones habían de regresar a Rusia a cambio del suministro de nuevos aviones en el marco del programa Trade-in, de modo que la búsqueda de nuevos motores para aviones que en cuestión de meses habían de acabar su vida útil enseguida suscitó sospechas.
En breve se supo que Argelia ya no estaba dispuesta a devolver los aviones usados, sino los recién recibidos, por haber descubierto piezas piratas.
Argelia es un antiguo cliente de la idustria rusa de Defensa y en estos momentos, uno de los principales también. Las fuerzas armadas de este país tienen incorporado equipo técnico casi exclusivamente soviético y ruso y lo siguen adquiriendo de manera activa.
La parte argelina muestra una actitud sistémica en la compra del armamento, adquiriendo equipo realmente necesario y dándole un intenso uso. Dada la extrema atención del cliente y la adecuada cualificación de sus técnicos, las piezas no oficiales instaladas en los recién suministrados MiG no pudieron pasar desapercibidas.
El factor MiG en la política interna de Argelia
“La crisis en las relaciones entre Rusia y Argelia tuvo que ver con muchos factores. Sin embargo, el más importante fue la lucha de diferentes fracciones de la élite militar argelina”, opina Konstantín Makiénko, vicedirector del Centro de Análisis de Estrategias y Tecnologías.
Durante un cierto tiempo el escándalo no traspasó los límites de la correspondencia de las partes interesadas. Según algunas fuentes, a la parte argelina se le proponían diferentes soluciones, desde la sustitución de las piezas piratas hasta la sustitución de los propios aviones. A favor de Rusia estaba el hecho de que para 15 de los 34 aviones ya estaban firmadas actas de aceptación, que confirmaban la falta de reclamaciones por parte del cliente. Dichos aviones le habían sido suministrados a Argelia para mayo de 2007.
Posiblemente, alguna de las soluciones podría haber sido del agrado de los argelinos, si no hubiera intervenido en el asunto la política interior del país. Entre los principales adversarios del contrato estaba el general Mohamed Mediene, conocido también como Toufik Mediene, jefe del Departamento de Inteligencia y Seguridad de la República Argelina. Es uno de los influyentes miembros del “régimen de los oficiales” y representante del clan de los kabyles. Tenía bajo su control las fuerzas aéreas del país, entre cuyos altos mandos había bastantes kabyles.
En opinión de expertos, el general Mediene tenía intereses en que su país comprara aviones a Francia, donde él había vivido y trabajado muchos años. Pudo haber actuado en representación de los fabricantes franceses, de aquí las sospechas de la “huella francesa”.
Todo parece indicar que Mediene estaba jugando en contra del jefe del Estado Mayor de la Fuerzas Armadas de Argelia, Ahmed Salah Gaid que representaba a la fracción rusa. Se le conoce como un activo partidario de la cooperación técnica y militar con Moscú, habla ruso y entiende muy bien del equipo militar fabricado en Rusia.
No obstante, el general Gaid quien controlaba las compras de equipo para las unidades terrestres, no tenía suficiente influencia en las Fuerzas Aéreas, sobre todo en los momentos, en los que se desconocía si se presentaría para el tercer mandato el presidente del país, Abdelaziz Bouteflika (muchos expertos opinan que Gaid es del equipo de Bouteflika).
Sea cuales sean los motivos, los dirigentes de Argelia se negaron en rotundo a recibir más MiG, exigieron la devolución de 250 millones de dólares de pago adelantado y anunciaron su disposición de devolver los aviones ya recibidos. De estas exigencias dependía directamente la realización de otros contratos, cuyo monto total ascendía a la impresionante cantidad de casi 8.000 millones de dólares.
En marzo de 2008, el escándalo apareció en las páginas de los periódicos, para finales del mes se decidió la devolución de los MiG rusos, mientras que el futuro de la posterior cooperación técnica y militar entre Rusia y Argelia resultaba muy incierto.
El desenlace
Las consecuencias no fueron tan desastrosas como pudo haberse esperado. Devueltos los MiG, Argelia no se precipitó a firmar contratos con los fabricantes de aviones militares de Francia o de otros países y el cumplimiento de los demás contratos siguió su rumbo.
Más aún, Argelia firmó con Rusia varios acuerdos más sobre suministros de equipo técnico por un monto total de más de 2.000 millones de dólares.
Los aviones devueltos a Rusia se sometieron a modificaciones, las piezas piratas fueron localizadas y sustituidas. Los MiG pasaron a formar parte de las Fuerzas Aéreas nacionales.
Los responsables de los suministros de las piezas no oficiales y de segunda mano recibieron su castigo, que se redujo curiosamente a prisiones condicionales y a multas de miles de dólares.
Unos castigos tan suaves podrían haber derivado de una actitud más liberal hacia los crímenes económicos, cuya necesidad había sido planteada por el entonces presidente Dmitri Medvédev. O, posiblemente, las razones radicaban en que bastantes altos cargos no habían sido responsabilizados de sus actos y optaron por no esperar a que los condenados sintieran menoscabada su dignidad y empezaran a contar los detalles.
* Ilyá Krámnik es analista de la emisora de radio La Voz de Rusia
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
http://sp.rian.ru/opinion_analysis/20120601/153927817.html