En aquella noche del 1 de Mayo, el submarino comenzó a recibir un duro ataque de helicópteros antisubmarinos y de los buques de superficie ingleses, en un determinado momento, el operador sonar (sonarista) Suboficial Errecalde exclamo TORPEDO EN EL AGUA EN ACERCAMIENTO, independientemente del impacto emocional que nos produjo el aviso, todos cubrimos nuestros puestos de combate con la rapidez que requería la circunstancia.
El Comandante ordena “toda maquina adelante” y caer a babor, se realizo la maniobra para evadir al torpedo. Mientras tanto el operador del eyector de señales, Cabo Principal González, lanzaba los artefactos productores de burbujas para distraer y desorientar al torpedo. En un momento el Comandante ordena para maquinas (el buque desarrollo una velocidad superior a los 20 Ns) y “asentar” en el fondo.
Cuando disminuye la velocidad (aproximadamente 6 Ns) tocamos en el fondo del mar con la proa, pero el buque comenzó a elevarse nuevamente, en el momento del “toque” un tripulante, un personaje querible, el Cabo Principal Rivero (cariñosamente llamado “PITI”) sin orden alguna e iluminado por Dios, hizo que en el preciso momento del impacto en el fondo, abriera las válvulas de compenso de los tanque de torpedos de proa, produciendo la inundación de ellos. Esto motivo que el submarino se pusiera “pesado” de proa produciendo una serie de 4 o 5 rebotes en el fondo marino, evitando la segura avería en la hélice y timones. Si esto sucedía, de allí abajo nunca hubiéramos salido. así que... PITI RIVERO, un abrazo y gracias donde quieras que estés, nos salvaste la vida.