Libro afirma que Brasil planeó invadir Uruguay en turbulentos años 60 y 70

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En "Orden y Progreso" Federico Leicht se apoya para defender sus dichos en una serie de documentos desclasificados del departamento de Estado de EE.UU., la CIA y el Gobierno brasileño.

  • Reproducción fotográfica de una imagen incluida en el libro "Orden y Progreso", del escritor Federico Leicht ( el que apunta con el arma es el presidente Uruguayo Bordaberry )
Brasil planeó e incluso estuvo a punto de invadir Uruguay en la segunda mitad del siglo XX por miedo a una revolución izquierdista, afirma el escritor uruguayo Federico Leicht en su nuevo libro "Orden y Progreso", que habla sobre el turbulento periodo por el que pasó este país entre las décadas del 60 y 70.
En "Orden y Progreso" (Ediciones de La Plaza), Leicht se apoya para defender sus dichos en una serie de documentos desclasificados del departamento de Estado de EE.UU., la CIA y el Gobierno brasileño, además de recortes de prensa del mismo periodo.
¿Por qué Brasil, que ocupa más del 20 % del continente americano, quería invadir un país de pequeñas proporciones como Uruguay? "porque veía con preocupación el ascenso de la izquierda y temía que esta se hiciera con el poder en las elecciones generales de 1971 e influyera en Brasil", afirmó Leicht a Efe.
"En Uruguay la izquierda venía de un crecimiento amplio, desde mediados de la década de los 20, y los EE.UU. lo veía como un riesgo. Brasil, que era el gendarme de EE.UU. en Latinoamérica, también", detalló.
Según el escritor, la etapa en la que sucedieron los hechos fue "muy convulsa": En Uruguay, el Movimiento de Liberación Nacional (MLN-Tupamaros) tenía "mucha fuerza", en el 71, año electoral, se creó el bloque izquierdista Frente Amplio y tanto él como el tradicionalista Partido Nacional, con el político Wilson Ferreira a la cabeza, de "ideas progresistas", podían hacerse con el poder.
En 1964 el gobierno militar de Brasil elaboró el plan "30 horas" para invadir Uruguay en ese lapso de tiempo, vía terrestre, "con el objetivo de que los organismos internacionales no tuvieran tiempo para reaccionar".
Precisamente, ese mismo año se llevó a cabo el golpe de Estado en Brasil contra el presidente Joao Goulart, quien se exilió en Uruguay, y que dio paso a una dictadura militar que duró hasta 1985.
Tras el año 64, Hubo dos momentos históricos en los que, según el autor, se estuvo "muy cerca" de realizarse la intervención: En el año 70, cuando la guerrilla de los tupamaros secuestró al cónsul brasileño en Uruguay, Aloysio Días Gomides, y en las elecciones del 71, ante el miedo de que la izquierda se alzara con el poder.
En 1970 se dieron unas tensiones políticas que al autor definió como "brutales": Brasil presionó fuertemente al Gobierno del entonces presidente uruguayo Jorge Pacheco Areco (1967-1972) y tomó la decisión de invadir el país si la guerrilla tupamara no libera al cónsul o llega a ejecutarlo.
Según los documentos manejados por Leicht, finalmente los tupamaros negociaron con la esposa del cónsul su liberación a cambio de 300.000 dólares, atajando esa crisis política.
Sin embargo, el detonante de que los planes de Brasil se cancelaran fueron las elecciones de 1971 en Uruguay, en las que finalmente se alzó ganador el conservador Partido Colorado con Juan María Bordaberry al frente quien, dos años después, con el apoyo de los militares dio un golpe de Estado y disolvió el Parlamento iniciándose una dictadura que duraría trece años.
Pero el escritor va más allá y afirmó rotundamente que en dichas elecciones hubo un "flagrante fraude electoral".
"No lo digo yo, lo dicen los documentos expuestos en mi libro: en estas elecciones votaron personas que hacía años que habían fallecido", aseguró.
Tampoco dudó en señalar como "culpable" al Partido Colorado, tradicionalmente gobernante en el país, señalando que organizó el fraude "con el apoyo de Brasil y, por ende, de Estados Unidos".
Durante las fechas previas a las elecciones, "las tropas brasileñas fueron puestas en la frontera haciendo ejercicios militares, preparándose para una hipotética invasión a Uruguay", afirmó.
Por su parte, ante el riesgo de invasión, "la izquierda revolucionaria de Uruguay se unió en un frente común, junto a militares de izquierda, para contraatacar y resistir en caso de un eventual golpe de Estado", por lo que se vivieron momentos de "gran tensión".
El autor ha publicado otras obras de carácter histórico como "Cero a la izquierda: una biografía del exguerrillero tupamaro Jorge Zabalza"; "Invasión, golpe y contragolpe" o "Graf Spee"
Preguntado si teme algún tipo de polémica por sus afirmaciones, Leicht declaró "no se puede negar la historia", que el supuesto fraude electoral del 71 "no es un secreto para nadie" y que "todo está absolutamente probado y documentado".
"Mi único objetivo es que empiece a conocerse la historia en Uruguay", declaró.
el observador
 
No me parece sorprendente.
Como tampoco me parece sorprendente que Argentina manejará hipótesis similares durante ese mismo período.

Y tampoco era sorpresa para Uruguay, ya que diseñaba sus defensas teniendo en cuenta esas hipótesis.
De hecho, entiendo que continúa teniendolas. Hace ya varios años atrás (pero ya en este nuevo siglo) leía en una revista de Tecnología Militar un artículo elaborado según documentación oficial del Ministerio de Defensa uruguayo (no secreto, sino publico, no recuerdo ahora si era una síntesis de una especie de Libro Blanco uruguayo o algo así).
El mismo decía, palabras más palabras menos, que Uruguay debían prepararse para la defensa nacional ante la agresión de uno o dos países limítrofes contra Uruguay y/o entre ello pero utilizando territorio uruguayo y/o de una potencia naval que ataque a Uruguay a través del Mar.
No dice nombres pero, obviamente, los dos países limítrofes a los que hace referencia son Argentina y Brasil. No menciona a la potencia naval pero podemos suponer que se refiere a Estados Unidos.
En fin, esta amplia declaración es bastante lógica.
 

Sebastian

Colaborador
Por que lo decís?
Hace tiempo que lei sobre ese operativo, y ahi mismo lei que integrantes de las FF.AA estaban de acuerdo.
Eran épocas de la guerra fría, anticomunismo, ganaba el FA, Brasil invadía, derrocaban al gobierno.. etc....
A lo mejor estoy equivocado.
Y tampoco era sorpresa para Uruguay, ya que diseñaba sus defensas teniendo en cuenta esas hipótesis.
De hecho, entiendo que continúa teniendolas. Hace ya varios años atrás (pero ya en este nuevo siglo) leía en una revista de Tecnología Militar un artículo elaborado según documentación oficial del Ministerio de Defensa uruguayo (no secreto, sino publico, no recuerdo ahora si era una síntesis de una especie de Libro Blanco uruguayo o algo así).
El mismo decía, palabras más palabras menos, que Uruguay debían prepararse para la defensa nacional ante la agresión de uno o dos países limítrofes contra Uruguay y/o entre ello pero utilizando territorio uruguayo y/o de una potencia naval que ataque a Uruguay a través del Mar.
No dice nombres pero, obviamente, los dos países limítrofes a los que hace referencia son Argentina y Brasil. No menciona a la potencia naval pero podemos suponer que se refiere a Estados Unidos.
En fin, esta amplia declaración es bastante lógica.

Es la guerra asimetrica, buscando encontre esto es del año 2006:

El Ejército empezó a capacitar a su personal para eventuales guerras asimétricas contra países superiores en recursos bélicos.

Escribe Iván Kirichenko
El Ejército comenzó a preparar y a equipar a sus efectivos para las Operaciones de Resistencia Nacional (ORN), un nuevo concepto doctrinario que prevé que la fuerza aplique técnicas de guerrilla en caso de que sea desbordada por una potencia invasora, y se concentre en emboscadas, sabotajes y toma de rehenes, entre otras acciones.
Durante los últimos meses, el Ejército inició un plan que tiene como objetivo capacitar en ORN al menos al 75% de su personal hasta el 2009. La puesta en práctica del nuevo concepto doctrinario, que busca potenciar la capacidad de combate de la Fuerza de tierra en un eventual conflicto asimétrico contra un invasor muy superior en recursos, está incluido en un documento con los "objetivos estratégicos, metas, indicadores y conceptos a incluir en la evaluación de las rendiciones de cuentas" del Ejército entre los años 2005 y 2009, el cual fue recientemente publicado en el sitio web de la Fuerza de tierra.
El trabajo, que fue elaborado por la Oficina de Planeamiento y Presupuesto del Ejército (OPPE) comandado por el Teniente general Carlos Díaz, incluye las aspiraciones de la institución para los próximos años, en los cuales procurará intensificar un proceso de "modernización", optimizar la utilización de sus recursos, y disponer de una "fuerza de rápida respuesta", coordinada con las demás Fuerzas Armadas, para que actúe en Operaciones Carlos Díaz de Mantenimiento de Paz de Naciones Unidas, entre otras metas.
Lo que ya comenzó es la incorporación de las ORN. El entrenamiento y la evaluación de los grupos de ORN es considerada una meta para alcanzar el primer objetivo estratégico que define el Ejército en el documento, el cual consiste en configurar una "disuasión sustentable y eficaz".
La implementación de esa clase de operaciones implica la instrucción y el equipamiento de los efectivos. Personal del Batallón de Infantería N° 14, especializado en guerra no convencional (fuerzas especiales y combate al terrorismo) hará el monitoreo de la instrucción de técnicas de guerrilla que están incluidas en las ORN.
El equipamiento vinculado a esa clase de operaciones consiste en material de uso personal, liviano, y en la mayoría de los casos no necesariamente sofisticado, en virtud de que está previsto su uso en malas condiciones, y sin disponibilidad suficiente de mantenimiento, explicó a Búsqueda el Jefe de la OPPE, Coronel Gustavo Fórmente.
El concepto doctrinario de ORN es analizado a nivel académico por el Ejército desde hace algunos años, en virtud del concepto de “conflicto asimétrico”, que tiene como base las experiencias de fuerzas irregulares que han derrotado a grandes potencias superiores en todo tipo de recursos. Algunos ejemplos son la guerra de Vietnam, la expulsión del Ejército Rojo (de la ex Unión Soviética) de Afganistán, y la expulsión del Ejército ruso de Chechenia.
En octubre del 2005, el entonces Comandante en Jefe del Ejército, Teniente General Ángel Bertolotti, emitió una resolución por la cual dispuso que se conformara una comisión especial a efectos de determinar cómo se debía poner en práctica el concepto de las ORN.
En términos generales, las ORN son concebidas como una segunda fase de un conflicto bélico contra otro país. El marco doctrinario mantiene como primera fase al conflicto convencional, en un campo de batalla, con armas pesadas y tropas regulares.
Aun cuando el propio Ejército asume la superioridad que tienen las fuerzas armadas de los países vecinos, la existencia de fuerzas regulares en Uruguay apunta en primer término a la "disuasión" y en segundo lugar a ganar tiempo frente a una eventual agresión, y obtener de esa forma la intervención de la comunidad internacional.
Las ORN suponen un escenario de guerra de "desgaste" del enemigo, por tiempo indefinido. Eso complicaría su circulación por el territorio nacional, y apuntaría por un lado a desorganizarlo y por otro a mantener un sentimiento de nacionalidad en la población, estiman los militares.
Además de configurar una "disuasión sustentable y eficaz", los objetivos estratégicos que se fijó el Ejército son el "apoyo al orden interno" (terrorismo y contralor de armas y explosivos), el "apoyo a la política exterior" (Misiones de Paz, agregadurías y foros internacionales), y el "apoyo a la comunidad" (Sistema Nacional de Emergencia).
En cuanto a las Operaciones de Mantenimiento de Paz para Naciones Unidas, en el documento se establece como meta la creación de una "fuerza de rápida respuesta", que tenga un "mayor nivel de capacitación" para cumplir ese tipo de misiones.
Respecto al orden interno, el Ejército advierte en su documento sobre la necesidad de crear un marco legal y doctrinario que "defina claramente el empleo y gestión de la fuerza".
Según la institución, ese marco tendrá un "impacto crítico en la conducción de las operaciones de la fuerza, particularmente en los casos en que tenga que actuar en apoyo al mantenimiento del orden interno y de la paz de la República".
"Existen situaciones no cubiertas en el marco legal vigente que requieren de su generación, actualización o consolidación a efectos de asegurar un marco legal adecuado a todas las partes", acota la fuerza.
 
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