Bombardeos de prestigio y riesgo geopolítico (o especulación)
Obama, Asad y Netanyahu, tres de los actores en la crisis siria. | Reuters
Pablo Pardo | Washington
No hay cosa más complicada que bombardear por prestigio. Se dice que a principios de la década de los 90, el secretario de Estado de EEUU (y amigo íntimo de George Bush 'padre'), James Baker, dijo, con respecto a una intervención de EEUU en los Balcanes que "no tenemos ningún perro en esa pelea" ('no dog in that fight'). Tenía más razón que un santo, aunque 'santidad' y 'Baker' no van, por definición, en la misma frase.
Finalmente, EEUU acabó interviniendo, junto con el resto de la OTAN, en 1995 y 1999. La intervención fue fundamentalmente por prestigio. Porque es que los serbios pasaban de todo lo que se les decía. Así, de paso, se ratificaba la utilidad de la OTAN.
Lo de los Balcanes fue bien. Pero en aquellos años EEUU y el Reino Unido estaban también atacando, fundamentalmente por prestigio, a otro país: Irak. La ONU impuso una zona de exclusión aérea en el norte de ese país, y Washington y Londres crearon otra en el sur.
A partir de diciembre de 1998, cuando Sadam echó a los inspectores de la ONU que supervisaban la destrucción de las armas de destrucción masiva, EEUU y Gran Bretaña bombardearon casi a diario a Irak. Sadam puso sus baterías antiaéreas junto a escuelas. Así que los estadounidenses le quitaron el explosivo a las bombas y las rellenaron de cemento. Así podían dar al blanco (casi siempre) sin causar una matanza de niños, como quería el dictador de Irak. Supongo que Asad estará colocando ahora sus armas químicas en el sótano de algún hospital.
Irak, aliado imprevisto
La situación en Irak era como la que ahora se da en Siria. No había entonces ni hay ahora una opción buena. Pero el problema era el prestigio. Irak había echado a los inspectores, así que había que bombardearlo. Ahora, Obama ha dicho que si Asad usaba armas químicas, le iban a dar. Y va Asad y las usa. Y después de la hecatombe de Irak, no se va a invadir. Solo a bombardear. Como a Sadam.
Hablando de Irak, a mí me gustaría saber qué opina José María Aznar (por no decir George W. Bush o Toni Blair) de la invasión de Irak, ahora que resulta que
el principal proveedor de petróleo de Siria es... Irak. Según algunas informaciones, Bagdad está apoyando a Asad
gratis.
O sea, que invadimos Irak (un país controlado por un dictador del partido Baaz, de un grupo religioso minoritario que gobernaba con la ayuda de su clan familiar frente a una oposición que era tan bestia como él) para bombardear Siria (un país controlado por un dictador del partido Baaz y perteneciente a un grupo religioso minoritario que heredó el poder de su padre y lucha contra una oposición que es tan bestia como él). Y la oposición de Irak, a la que hemos puesto en el poder, ahora apoya al dictador sirio. José María, ¿has traído las sales?
Estados Unidos no quiere atacar a Siria porque el Gobierno de Obama piensa, como Baker, que no tienen un perro en esa pelea. Su coincidencia con Israel es muy alta en este caso.
El interés de Israel
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos no se podrán ver ni en pintura, pero los dos están de acuerdo en que en Siria hay que pensárselo mucho, mucho, mucho antes de intervenir, porque no hay opciones buenas.
Es cierto que Irán, a través de la Siria controlada por Asad, está enviando al grupo chií libanés Hizbulá misiles de crucero para atacar Israel. Los misiles de crucero son difíciles de detectar y de derribar, porque vuelan a ras de suelo. Pero Israel y Estados Unidos están desarrollando conjuntamente un sistema de antimisiles crucero para Hizbulá llamado 'la honda de David'.
Además, Israel no tiene problemas en bombardear siria siempre que quiera. Hace unos años, pulverizó el reactor nuclear que Corea del Norte estaba construyendo en Siria (fue un bombardeo acompañado de un ataque informático que, según dicen, fue espectacular) sin ningún problema. Detalle curioso: los aviones israelíes entraron en Siria por Turquía.
Israel también está jugando un papel activo en la región al ayudar a Jordania. Gran parte de las exportaciones de ese país, que antes salían por Siria, ahora lo hacen a través de Israel (al igual que en el caso de la colaboración de Turquía en el ataque a la central nuclear de Siria, no busque confirmaciones oficiales de esto).
Pero, en general, Tel Aviv prefiere que las cosas en Siria no cambien. Por un lado, la guerra debilita a Hizbulá, que está sufriendo muchas bajas al poyar a Asad y, además, está quedando como un títere de Irán. Por otro, una Siria que es cadena de suministros de Hizbulá es problemática para Israel. Pero una Siria en manos de Al Qaeda no es un problema, sino una amenaza... para Israel y para Occidente.
Pero una Siria en manos de Al Qaeda también es un problema para Irán. Y una amenaza existencial para Hizbulá. Dado que el mayor fruto de la invasión de Irak fue convertirlo en un protectorado iraní, Bagdad manda petróleo a Siria porque Irán se lo manda. También, porque muchos de los grupos que combaten en Siria son los mismos que se vuelan por los aires en Irak, dentro de la nueva guerra civil que vive ese país. O sea, Al Qaeda.
Siria es irrelevante en términos de producción de petróleo, y no parece que vaya a atacar a ningún vecino. Bachar Asad es increíblemente impopular en el mundo árabe y musulmán (los alauíes, que es la secta a la que él pertenece, no son considerados musulmanes por los seguidores de la fe de Mahoma). Así que no parece que nadie se vaya a inmutar porque le vuelen unas cuantas bases, puentes y, llegado el caso, palacios.
Entonces, ¿por qué sube el petróleo?
Porque el mercado tiene una apreciación excesiva del riesgo geopolítico. Otros, menos caritativos, preferirán llamarlo
'especulación'. Si por cada barril de petróleo físico que viaja por el mundo hay unos 11 que sólo existen en contratos de futuros en papel (o en pantallas de ordenador) y que se compran y venden, es obvio que queda un amplio margen para jugar con diferenciales de precios.
Súmese a ello el que los grandes 'traders' de petróleo (de los que una persona normal no ha oído hablar nunca, pero que tienen un tremendo poder) como Trafigura o Glencore no son oficialmente bancos, así que no están regulados y pueden hacer muchas más cosas que un banco.
Algunos, sin embargo, afirman que el precio del crudo no se ve afectado por la especulación. Teóricamente, la especulación y el mercado de futuros solo deberían servir para ajustar al máximo los precios. Quien quiera leer más al respecto puede irse a este
estudio de Adair Turner, ex máximo responsable de regulación de la City de Londres.
Otros, por el contrario, sostienen que el precio del crudo es un 20% más caro debido a la especulación (aquí tiene un
artículo de una revista que precisamente no es anticapitalista en el que se trata eso).
La cuestión es que, entretanto, la guerra sigue. A EEUU le sale casi gratis bombardear. Tengamos en cuenta que
invadir Irak vino a costar a Estados Unidos tanto como la producción de bienes y servicios de la economía de ese país en... tres días.
A 970.000 dólares el misil 'tomahawk', tirar 100 de esas joyas de la guerra a Siria sale por 97 millones de dólares. Triplíquese esa cifra para contar toda la logística, desde posicionar satélites hasta poner los portaaviones allí o tener encendidos los radares más tiempo del normal, y salen 300 millones de dólares o 225 millones de euros. Divídase eso por un presupuesto de Defensa de medio billón de dólares y sale el 0,02%.
Cuando el prestigio sale barato, bombardear es fácil. Eso sí: que nadie espere que arregle nada.
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/08/31/economia/1377981325.html