Con la venta de aviones A350 a Japan Airlines esta semana, Airbus ingresó a un mercado hasta ahora dominado por Boeing. También quedó demostrado lo que Boeing venía percibiendo. La era del gran proyecto de la aviación, simbolizado por la decisión de Airbus de construir el A380 hace una década para competir con el Boeing 747, ha llegado a su fin.
Las aerolíneas ya no quieren jumbos. Prefieren aviones medianos que son baratos de volar y fáciles de desplegar como el Boeing 787, si es que la compañía puede evitar que sus baterías ion de litio se recalienten y se prendan fuego.
Ese gran proyecto pertenece a una era anterior, en la que Boeing trató de construir el Sonic Cruiser, el sucesor del Concorde. Tuvo que recurrir al 787 en 2003 cuando los precios del petróleo subieron y las aerolíneas se centraron en la eficiencia.
Airbus, que invirtió u$s 15.000 millones en el A380, tuvo que alentar a las líneas aéreas a seguirlo con el A350.
Boeing tenía razón. Airbus probablemente nunca recupere los costos de desarrollo del A380 y tiene dificultades para conseguir los 30 pedidos anuales que le permiten generar una ganancia marginal. Mientras tanto, aerolíneas como JAL y Lufthansa están eliminando sus flotas de 747, que son muy ruidosos y consumen mucho combustible, y comprando los A350 y 787 que son más flexibles.
Muchos A380 hoy en servicio pertenecen a Emirates y Etihad (ambas aerolíneas del Golfo) y usan aeropuertos desiertos que ofrecen superconexiones para el tráfico dentro del continente. Además de su gran tamaño, el A380 tiene cuatro motores y hoy con dos es suficiente porque ahora pueden volar grandes distancias a bajo costo.
Tanto Airbus como Boeing hace una década se dejaron llevar por su grandes ambiciones, asumieron excesivos riesgos, y ahora deben vivir con las consecuencias.
Ambos aprendieron de sus experiencias. En vez de construir un nuevo avión para reemplazar su antiguo A320, Airbus mejoró el actual colocándole motores nuevos y lo llamó A320neo. De la misma manera, el 777X de Boeing es una versión actualizada del 777.
Difícilmente vuelvan a cometer los mismos errores.
cronista comercial
Las aerolíneas ya no quieren jumbos. Prefieren aviones medianos que son baratos de volar y fáciles de desplegar como el Boeing 787, si es que la compañía puede evitar que sus baterías ion de litio se recalienten y se prendan fuego.
Ese gran proyecto pertenece a una era anterior, en la que Boeing trató de construir el Sonic Cruiser, el sucesor del Concorde. Tuvo que recurrir al 787 en 2003 cuando los precios del petróleo subieron y las aerolíneas se centraron en la eficiencia.
Airbus, que invirtió u$s 15.000 millones en el A380, tuvo que alentar a las líneas aéreas a seguirlo con el A350.
Boeing tenía razón. Airbus probablemente nunca recupere los costos de desarrollo del A380 y tiene dificultades para conseguir los 30 pedidos anuales que le permiten generar una ganancia marginal. Mientras tanto, aerolíneas como JAL y Lufthansa están eliminando sus flotas de 747, que son muy ruidosos y consumen mucho combustible, y comprando los A350 y 787 que son más flexibles.
Muchos A380 hoy en servicio pertenecen a Emirates y Etihad (ambas aerolíneas del Golfo) y usan aeropuertos desiertos que ofrecen superconexiones para el tráfico dentro del continente. Además de su gran tamaño, el A380 tiene cuatro motores y hoy con dos es suficiente porque ahora pueden volar grandes distancias a bajo costo.
Tanto Airbus como Boeing hace una década se dejaron llevar por su grandes ambiciones, asumieron excesivos riesgos, y ahora deben vivir con las consecuencias.
Ambos aprendieron de sus experiencias. En vez de construir un nuevo avión para reemplazar su antiguo A320, Airbus mejoró el actual colocándole motores nuevos y lo llamó A320neo. De la misma manera, el 777X de Boeing es una versión actualizada del 777.
Difícilmente vuelvan a cometer los mismos errores.
cronista comercial