Los Mistral, de nuevo en el punto de mira
Moscú, 23 jul (Nóvosti).
Washington, Londres y otros países occidentales vuelven a la carga para exigir a París que no entregue los portahelicópteros Mistral a Moscú. No obstante, la suspensión del contrato haría mucho más daño a Francia que a Rusia. Tanto los franceses como sus vecinos europeos tienen un fuerte interés económico en mantener la cooperación técnica y militar con Moscú, sostiene
Nezavisimaya Gazeta en su editorial del miércoles.
Estos nuevos intentos de presionar a Francia se producen en un momento en que el primero de los dos Mistral, "Vladivostok", realiza sus primeras pruebas de mar y los 400 efectivos de la Armada rusa que viajaron a la localidad gala de Saint Nazaire se entrenan para manejarlo. Además, la proa fabricada en Rusia ya ha sido incorporada al segundo portaaviones "Sebastopol", recuerda el rotativo.
Hasta ahora, el Gobierno francés ha resistido a las presiones y se ha mantenido firme en su decisión de cumplir el contrato con Rusia. El presidente François Hollande lo dejó claro el pasado lunes al afirmar que “el actual nivel de sanciones (contra Moscú) no impide el suministro” del primero de los Mistrales. No obstante, matizó la entrega del segundo dependerá de la postura rusa en la crisis ucraniana.
La firmeza de París tiene una fácil explicación, apunta el primer vicepresidente del Gobierno ruso, Dmitri Rogozin.
“La suspensión del contrato sería 100 veces menos dolorosa para Rusia que para Francia, porque tenemos todos los motivos para reclamar no solo la devolución del pago abonado, sino de los elementos de proa fabricados en Rusia, es decir que los franceses tendrían que desmontarlos”, destaca.
Tan solo la multa por incumplir el contrato superaría 1.000 millones de dólares, según estimaciones de expertos, lo que dio pie a bromas entre los militares rusos de que la rotura del contrato incluso beneficiaría a Rusia. Y es que el país ya tiene capacidad para construir este tipo de navíos, asegura Rogozin, y su fabricación en territorio nacional resultaría más barata.
Sin embargo, la economía queda relegada a un segundo plano en este asunto en que predomina claramente la política. Hace un mes, la secretaria de Estado adjunta de EEUU, Victoria Nuland, reconoció que Washington ya se mostraba preocupado por el suministro de los Mistral a Rusia incluso antes de la crisis ucraniana.
“Las sanciones son en el fondo una estrategia antieuropea de EEUU, ya que, apuntando contra Rusia, asestan un golpe colosal a las relaciones dentro de Europa y a su industria”, dice el viceprimer ministro ruso.
Y es que los franceses, alemanes o italianos tienen en realidad mucho interés en cooperar con Rusia, constata.