Actuación de los 155. GA10 formando GA3 BaD
Acciones de guerra
Pasan los días y las noches se vuelven largas, se ejecutan diez misiones de fuego, todas de noche, con frío, con llovizna, con nieve, con hambre, pero todas se cumplen. Se aprende una lección: no hay descanso para la artillería, misiones de fuego nocturnas sobre las fragatas y diurnas en apoyo a los camaradas de infantería. No se encuentra el tiempo para dormir, las manos entumecidas por el frío, la cara corretajeada por el viento, pero los artilleros de Mitre se mantienen al pie del cañón.
Así se llega al 25 de mayo y las fragatas abren el fuego, en un duelo de artillería desigual, 80 disparos por minuto de los ingleses, por cada dos de los argentinos.
Entre misiones de fuego y misiones de fuego, se llega al 5 de junio, las posiciones defensivas se ponen débiles y es tiempo de ejecutar los fuegos de contrabatería. Monte Kent y monte Wall son los primeros.
Se le ordena a la pieza de Puerto Argentino ejecutar un cambio de posición, para reunirse con sus camaradas en el Monte Sapper. Así se hace y para el 10 de junio se encuentran las dos piezas, el reencuentro es caluroso y fraternal, los dos hermanos comienzan a cumplir misiones de fuego juntos, una pieza emplazada a 150 metros de la otra, permite la camaradería y la supervivencia.
Sigue el apoyo a los regimientos de infantería 4 y 7, que incluyen fuegos sobre Dos Hermanas, Tamble-down y Monte Longdon.
Ante semejante poder de fuego, los cañones de 155 se vuelven prioridad casi absoluta para el enemigo. Dos aviones Sea Harrier atacan la posición, hacía ya unos días que venían intentando atacar, pero la posición estaba bien ocupada y se dificultaba. Por detrás del monte Sapper aparece el primero, el que luego de una maniobra, continúa sin lanzar sus armas, pero el segundo pasa entre las dos piezas, ejecuta un viraje hacia la derecha y descarga todas sus armas sobre la pieza ubicada más arriba en el cerro.
Desde la otra, como espectadores impotentes, se aprecia todo, segundos que parecieran durar horas, el viraje, la metralla, los cohetes, la bomba, el humo, los gritos y se toma la carrera hasta la otra pieza y se encuentran con lo peor: cinco camaradas heridos, la posición está minada de esquiarlas y fragmentos, las flechas perforadas, el tren de rodamiento destrozado, el tubo con melladuras. Llegan los apoyos del Grupo de Artillería 3 y trasladan a los heridos al hospital de Puerto Argentino.
En la noche del 13 al 14 de junio se cumplen misiones de fuego de todo tipo, de contra batería y en apoyo a la infantería. Se consume la munición y para las 10 de la mañana arriba el general Balza e informa de la rendición. La tristeza se apodera de los hombres y es que dos proyectiles han quedado por tirar, sólo dos. Tienen el orgullo de haber cumplido con todas las misiones de fuego que se les han encomendado.
Se les informa que el enemigo estaba buscando a los artilleros de los 155 mm, por lo que todos deben decir ser de Comunicaciones, al momento de ser interrogados. Los británicos están asombrados por la eficacia de estos cañones, quieren conocer a esa batería que tanto daño había causado pero se sorprenden al ver que sólo son dos. Sólo palabras de admiración escriben sobre nuestros artilleros.