El C-27J integra dos motores con 4.637-SHP cada uno y el ministro Cateriano considera esta característica como el principal motivo para la selección del avión de origen italiano. El funcionario agregó que el Perú necesita comprar aviones y helicópteros con gran potencia en sus motores debido a sus características geográficas, lo que no significa -por ningún motivo- un mal diseño de las otras aeronaves, sino que simplemente no encajan con los requerimientos técnicos de la FAP, que ya ha perdido valiosas vidas precisamente por las deficiencias de potencia del An-26.
La exposición de oficiales FAP ante la Comisión de Defensa indica que el C295 presenta inconvenientes que limitan su capacidad de carga en altitud y que una menor carga implica mayor número de vuelos con el consecuente mayor costo operativo. Considera un error retornar a aviones con escasa potencia en sus motores en un país con pistas cortas, a gran altitud y temperaturas extremas. Agrega que las deficiencias del C295 cobran notoriedad al tratarse de vuelo con un solo motor.
Además la cabina de 1.90 metros del C295 es únicamente dos centímetros mayor a la del An-32, lo que contrasta con los 2.60 metros de altura de la cabina del Spartan. Estas limitaciones del An-32 obligaba el innecesario uso de aviones Hércules, por ejemplo durante el terremoto de Pisco en el año 2007, donde una aeronave de las características del C-27J hubiera resultado fundamental para las misiones post-desastre natural.
Los oficiales FAP apoyando su exposición con una presentación multimedia, continuaron diciendo que el C-27J tiene capacidad para transportar vehículos Humvee, helicópteros Bell 212, ambulancias e incluso los equipos de arranque para los aviones de combate MiG-29 y Su-25, algunos de estos con alturas de unos 2.48 metros.
En relación al costo de vuelo, la FAP fue enfática al indicar que el costo operativo no se obtiene por hora de vuelo sino por misión. El costo de hora-vuelo de un An-32 es de 10.068 soles, del C-27J es de 9.353 soles y del C295 es de 6.155 soles, una clara ventaja para el avión español, sin embargo, los vuelos de prueba realizados en Perú sirvieron precisamente para esclarecer los costos reales de cada aparato, es decir los costos de misión.
LA FAP proyectó una misión para transportar 20 toneladas de carga desde Lima a la ciudad de Juliaca ubicada en el departamento de Puno a poco más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, con un tramo de retorno a Lima. El C295 no puede realizar un vuelo directo a Juliaca porque debe volar sobre la costa para ganar altitud y pasa la Cordillera a baja cota. El C-27J en cambio vuela directo y sin ninguna restricción hacia Juliaca, elevándose hasta los 27 mil pies. El An-32 también puede volar directo aunque presenta limitaciones por consumo de combustible, lo que requiere de escala en Arequipa en el tramo de retorno al no haber facilidades de recarga en Juliaca, otro de los problemas existentes (escasos puntos de recarga de combustible) en el Perú y que favorecen al Spartan, que no necesita de recarga, puede embarcar su capacidad total de combustible para cumplir la misión encomendada gracias a su reserva de potencia y además cuenta con una sonda de reabastecimiento.
Desde el aeropuerto de Juliaca, el C295 puede despegar con 2.5 toneladas de carga y el C-27J con cuatro toneladas. El C295, como indica el fabricante, cumple con sus tablas de performance para altura, tiene capacidad para despegar y volar en altitud, pero con limitaciones de carga que entran en conflicto con los requerimientos técnicos particulares de la institución aeronáutica peruana.
Adicionalmente, durante las pruebas de Drift Down (un motor apagado sobre terrenos de altura), el C295 se estabilizó a 16 mil pies y los Andes presenta obstáculos a 17 mil pies. El C-27J se estabiliza a 18 mil pies, cumpliendo con los requerimientos internacionalmente aceptados para operación segura sobre terreno montañoso. Los oficiales de la FAP concluyeron que el C295 no es seguro para operaciones sobre los Andes en el Perú, por lo que la institución tendría inconvenientes para operar desde Jauja, Cajamarca, Andahuaylas y Cusco, entre otras ciudades.
El costo de misión del C295 durante esta prueba fue de 203 mil soles, que se compara con los 137 mil soles del C-27J.