Diego Rossi presenta los principales lineamientos del proyecto de ley Argentina Satelital, que se encuentra en proceso de aprobación legislativa y ya cuenta con media sanción del Senado.
Por Diego Rossi *
Varios saberes estratégicos fueron alineados en la construcción del desarrollo satelital, que hoy posiciona a la Argentina como el único país del Hemisferio Sur a nivel mundial con capacidad de construir y operar una red de satélites de comunicaciones.
La ley Argentina Satelital consagrará un plan sustentable de negocios mayoristas en las telecomunicaciones y la distribución audiovisual, con alcance en toda América, basado en las empresas públicas ArSat e Invap. De tratamiento inminente en Diputados, el proyecto tuvo media sanción por unanimidad en Senado.
Esta iniciativa, como otras del Poder Ejecutivo recientemente enviadas al Congreso (principios básicos de reestructuración de la deuda externa; ley de actores), tuvo la adhesión de legisladores de los distintos partidos con representación parlamentaria. Resultado interesante para un gobierno saliente, que demuestra el reconocimiento de ciertos principios de política pública, al menos en la coyuntura preelectoral.
Soberanía en infraestructura y competitividad, muy fundamentadas.
El proyecto enmarca al desarrollo satelital como política de Estado y consagra un Plan Satelital Geoestacionario Argentino 2015-2035. Sus anexos (150 páginas) describen minuciosamente el panorama actual de esta industria y el crecimiento previsto para Ar-Sat, en competencia con consorcios internacionales. Y aportan claridad desde la función pedagógica e informativa de la comunicación de gobierno. Pueden ser consultados en los sitios web de ambas Cámaras del Parlamento (proyecto PE 175/15).
Cadena de valor satelital.
Tres factores gravitaron en el armado de la industria satelital nacional: la actividad espacial previa; el conocimiento entrenado de técnicos e ingenieros argentinos, y la fuerte decisión estatal (tangible en los antecedentes de la Conae; en la actividad de Ar-Sat desde su creación por ley en 2006, y en el capítulo aeroespacial de la estatal Invap radicada en Río Negro).
La provisión de servicios satelitales de Ar-Sat entronca con un potente datacenter ubicado en Benavídez, proveedor con altos estándares de seguridad de alojamiento y manejo de datos para el sector público y empresas.
El nicho elegido es la explotación de satélites pequeños y medianos para un mercado creciente en demanda de capacidad de transmisión. Se aprovechará el poder de compra estatal para solucionar problemas estratégicos, y desarrollar industrias proveedoras, logrando mayor valor agregado nacional (hoy del 50 por ciento) en las fases de diseño, armado y operación. Además del consiguiente ahorro de divisas, se potencian negocios de telecomunicaciones y de exportación de servicios al demostrar tenencia de tecnología confiable.
Plan de negocios sustentable de la empresa estatal.
El plan de negocios de fabricación y operación de ocho nuevos satélites en 20 años prevé en su proyección financiera, realimentarse con los recursos generados por la propia explotación de servicios en marcha. La demanda satelital mundial crece en un 5 por ciento anual: ya está comprometida el 30 por ciento de la capacidad del ArSat 2, y la empresa participa en licitaciones por servicios para Estados Unidos y Latinoamérica, según informan funcionarios de Ar-Sat. El flujo de fondos del Plan llega a 1200 millones de dólares con una tasa interna de retorno del 11 por ciento, y no depende del financiamiento externo ni de agentes privados.
Al desplegarse una red satelital se logra mayor eficiencia, ya que la disponibilidad de mayor cantidad de artefactos en órbita permite reacomodar y optimizar los servicios entre satélites del mismo operador, de acuerdo a su alcance y banda de funcionamiento.
El plan aprobado por ley fortalece la gestión de nuevas posiciones orbitales ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones. La puja sobre las posiciones orbitales, además de países, involucra a consorcios comerciales abroquelados en Intelsat, Hispasat, Eutelsat, Telesat o SES (actuales proveedores para el mercado del Cono Sur).
Frecuencias reservadas con finalidad social
La ley ordena a Ar-Sat entroncar con la Red Federal de Fibra Optica para solucionar problemas de conectividad “de última milla”, y garantizar así Internet a zonas de mayor vulnerabilidad. Se reservan porciones de espectro vacantes para generar enlaces inalámbricos junto a cooperativas, a municipios o a empresas de capital mixto. Son inversiones menos costosas que el tendido de cables, y achican la brecha digital.
* Docente de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA. @diegodrossi
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-285356-2015-11-04.html