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CRÓNICA DE UNA EVACUACIÓN AEROMÉDICA HISTÓRICA EN LA ANTÁRTIDA
La Fuerza Aérea Argentina participó del rescate de un hombre de la Armada accidentado en la Base Orcadas
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El 23 de julio la misión que cumplía el suboficial segundo Héctor Bulacio de la Armada Argentina en la Base Orcadas, se vio frustrada por un accidente que le provocó una fractura expuesta en ambas piernas. Luego de recibir los tratamientos correspondientes se recomendó su inmediata evacuación al continente.
A pesar de las dificultades que ocasionaban las condiciones climáticas en la Base Orcadas por su proximidad al mar, el Comando de Operaciones Navales de la Armada y el Comando de Alistamiento y Adiestramiento de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) comenzaron a planificar la operación de evacuación aérea del accidentado. Para ello, la Institución puso a disposición el Subcentro de Evacuación Aeromédica de la Base Aérea Militar Río Gallegos (BAM Río Gallegos) y personal y medios de la Dirección de Asuntos Antárticos y de la Base Marambio junto a médicos y enfermeros con la especialidad de Evacuación Aeromédica.
El 24 de julio desde Gallegos partió una aeronave C-130 Hercules, trasladando el equipo evacuador con los elementos y medicamentos necesarios. El primer teniente César Zapata se desempeñó como jefe de la Sección Medicina y fue integrante del Escuadrón Evacuación Aeromédica que realizaría la asistencia durante la evacuación aérea. En el mismo avión viajaba el capitán Gastón Valussi, piloto del sistema de armas Twin Otter DHC-6 perteneciente a la IX Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia, quien tiene vasta experiencia en vuelos antárticos y sería el comandante de la aeronave.
Con el equipo de evacuación en Marambio, se ultimaron los detalles y se realizaron los preparativos para el vuelo de traslado del paciente desde la isla Laurie, en el archipiélago de las Orcadas del Sur.
La Base Marambio cuenta con un Twin Otter apostado todo el año de la Escuadrilla Antártica de Vuelo “Águila” y que cumple funciones de Búsqueda y Salvamento (SAR); traslado de pasajeros y carga interbases; apoyo logístico a la actividad científica; vuelos glaciológicos y operaciones de evacuación aeromédica.
Para llevar a cabo este traslado, fue necesario instalar tanques suplementarios de combustible en la cabina del Twin y el avión fue configurado especialmente para la evacuación con una camilla interior y equipamiento de asistencia. Además en la Base Orcadas fue necesario acondicionar una pista de anevizaje para que el avión pudiera operar.
El primer teniente Zapata explicó su rol: “Mi trabajo consistirá en estabilizar al paciente durante todo el vuelo y llevarlo al centro de complejidad más próximo para atenderlo de inmediato, atendiendo una patología de esta gravedad. En una evacuación aeromédica siempre hay que pensar lo peor, hay muchas patologías que puedan agravar el cuadro del paciente. En el Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial (INMAE) somos entrenados para manejar esas situaciones”.
En las primeras horas de la mañana del 25 de julio despegó de la Base Marambio el avión DHC-6 iniciando el vuelo de evacuación hacia Orcadas. Minutos después del despegue, el capitán Gastón Valussi, comandante del Twin, es notificado radialmente que en Orcadas la pista de anevizaje no se encontraba operativa por lo que se tuvo que cancelar la misión hasta nuevo aviso. Al emprender el regreso a Marambio, se avecinó un fuerte temporal por lo que tuvo que desviarse hacia al aeródromo Teniente Marsh de la Base Presidente Frei Montalva, de Chile. El avión argentino y su tripulación fueron recibidos cálidamente en la base chilena.
Ante la imposibilidad transitoria de realizar la evacuación del herido en Orcadas, y con los insumos medicinales agotándose la Fuerza Aérea planificó una operación de aerolanzamiento de un kit medicinal, para lo cual dispuso otro avión Lockheed C-130 Hercules para traslado de personal adicional de asistencia para la evacuación, insumos medicinales para arrojar en Orcadas y comandos de la FAA como personal de apoyo, junto a integrantes de la Armada.
El viernes 28, el C-130 Hercules despegó de la BAM Río Gallegos y durante la mañana los operadores de carga del avión iniciaron el lanzamiento, arrojando la carga de medicinas, tubos de oxígeno e insumos varios en tres bultos con paracaídas.
Durante la tarde, el tiempo mejoró en Marambio y el Águila pudo regresar a su casa. Tras su arribo y posterior alojamiento en el hangar, el jefe de Base, vicecomodoro Ricardo Martínez, emitió un comunicado radial de felicitación por “el impecable y excelente trabajo realizado por todos los servicios de la Base” para acondicionar el lugar, disponer de las máquinas y prepararse para recibir a ala aeronave.
El sábado 29 el Twin partió nuevamente hacia Orcadas. Según la pronosticadora Silvia Diomedi, del Centro Meteorológico Marambio, se produjo en la mañana una situación de excepción en Orcadas, con viento calmo, cielo despejado y visibilidad limitada por el horizonte. Ello facilitó la operación de la aeronave en el glaciar. Al arribar, cada uno de los integrantes del avión se abocó a tareas concretas: los pilotos recorrieron toda la pista de anevizaje; los mecánicos se dispusieron a cargar de combustible al avión, en tanto el médico y el primer teniente Zapata fueron trasladados a la Base para recibir y preparar al paciente para la evacuación.
El vuelo de regreso fue más largo y difícil, ahora el viento de cola era contrario, lo que exigía mayor gasto de combustible y tiempo. “El paciente se mantuvo estable durante todo el vuelo en Twin Otter”, indicó Zapata y los pilotos accedieron en todo momento a los descensos del nivel de vuelo para evitar problemas con el oxígeno que recibía Bulacio.
Un Hercules aterrizó en Marambio, procedente de Río Gallegos, con carga general, el equipo para la configuración de vuelo sanitario de evacuación y un equipo médico auxiliar compuesto por la capitán Aldana Amengual, del Centro Asistencial Palomar, y la cabo 1º Silvia Ortíz, de la Unidad Coronaria del Hospital Aeronáutico Central de Buenos Aires.
Rápidamente se descargó la bodega del Hercules y se reubicó al avión en un sector contiguo a la pista de acceso para poder recibir al Twin Otter. Por la situación de la dirección del viento, además de preparar a la pista principal, el personal de la Sección Transporte de la Dotación 48 de la Base acondicionó unos 500 metros de la pista auxiliar, en caso de ser necesario.
Finalmente, arribó el Twin que se posicionó a una distancia de seguridad del Hercules C-130 que aguardaba con sus motores en marcha y se procedió al traslado a la aeronave.
Ya con el paciente perfectamente ubicado en la camilla en la bodega del avión y los cuatro profesionales asistiéndolo (dos médicos y dos enfermeros), junto a otros pasajeros, el C-130, comandado por el vicecomodoro Marcelo Pulenta, comenzó la carrera de despegue rumbo a Ushuaia y aterrizó en el Aeropuerto de Ushuaia local de recorrer 1.230 km. Allí se encontraba lista la ambulancia para acelerar el traslado del paciente. Con mucho cuidado, unas diez personas participaron del movimiento.
Ya colocado y afirmado en la ambulancia, los nuevos médicos de traslado se hicieron cargo del herido, dirigiéndolo al Hospital Regional de Ushuaia, en donde fue intervenido quirúrgicamente con resultado positivo y situación estable. Bajo la llovizna de la ciudad austral, y en la plataforma del Aeropuerto, los cuatro profesionales de la Fuerza Aérea que tuvieron la enorme responsabilidad de la evacuación se fundieron en un fuerte abrazo para sellar la alegría el haber cumplido con éxito una misión tan difícil.
El capitán Valussi fue saludado y felicitado por oficiales de la Armada que se dirigieron a Ushuaia para recibir al paciente.
Minutos después, el Hercules partió hacia Río Gallegos, primera escala de su regreso a la I Brigada Aérea de El Palomar, en Buenos aires, donde arribó pasadas las 01:00 hs del domingo 30 de julio.
El director de Asuntos Antárticos de la Fuerza Aérea, comodoro Enrique Videla, manifestó que “este tipo de operación de evacuaciones aeromédicas (MEDEVAC), con los riesgos y las complejas coordinaciones que hubo que realizar, junto al espíritu de cooperación y profesionalismo puestos de manifiesto por todos quienes directa o indirectamente participaron de las operaciones, merecen ser conocidos y reconocidos y no puede pasar desapercibido; es una historia que merece ser contada”.
Fuente: Dirección de Asuntos Antárticos. Colaboradores especiales: vicecomodoro Lucas Carol Lugones; capitán Gastón Valussi; primer teniente Pablo Biolatto; teniente César Maximiliano Zapata; Dra. Cecilia Toledo; suboficial mayor Víctor Peireti; suboficial ayudante Carlos Sandi; suboficial auxiliar Lucas Guzmán; cabo principal Pablo Arrayán.