Estas palabras pertenecen a G.K. Chesterton, y son de 1908:
No es que el mundo moderno sea inicuo; en algún sentido el mundo moderno es excesivamente bueno. Está lleno de salvajes y malgastadas virtudes. Cuando se hace añicos un sistema religioso (como le sucedió a la Cristiandad cuando la Reforma), no se trata solamente de que los vicios se desencadenan. En efecto, los vicios se ven desencadenados y vagabundean haciendo daño. Pero las virtudes también se vieron desencadenadas; y las virtudes también vagabundean, más erráticamente aun que los vicios, haciendo un daño más terrible todavía. El mundo moderno está lleno de viejas virtudes cristianas vueltas locas. Las virtudes han enloquecido porque se han visto aisladas las unas de las otras y vagabundean a solas. Y así, a algunos científicos les importa la verdad; y su verdad es inmisericorde. Pero así también a algunos humanistas sólo les importa la misericordia; y su misericordia (mucho siento tener que decirlo) a menudo es falsa. Por ejemplo, el Sr. Blatchford ataca al cristianismo porque él está enloquecido con una virtud cristiana: la meramente mística y quasi-irraccional virtud de la caridad. Tiene la rara idea de que se nos hará más fácil perdonar los pecados diciendo que no hay pecados que perdonar.
El Sr. Blatchford no es sólo un cristiano primitivo, también es el único cristiano primitivo al que debieran haber devorado los leones. Pues en su caso, la acusación pagana es enteramente verdadera: su misericordia equivaldría a la disolución y a la anarquía.
Él es en verdad el enemigo de la raza humana—por ser tan humano.