Donald Trump sigue presionando a sus aliados para que le compren armas
La visita que ha iniciado hoy el presidente Donald Trump a Corea del Sur ha incidido en su decisión de patrocinar un rearme de sus aliados regionales, eliminando restricciones a las capacidades de los misiles surcoreanos, anunciando nuevas ventas de material militar a Seúl y el envío de su arsenal estratégico a la zona.
"Corea del Sur nos va a pedir miles de millones en equipos (militares) y con ello se reducirá nuestro déficit comercial", ha señalado el jefe de estado norteamericano.
La llegada de Trump a la Península de Corea se ha producido al tiempo que se conocía el inminente desarrollo de unas espectaculares maniobras navales en la zona que reunirán a tres portaaviones norteamericanos -el Nimitz, el Ronald Reagan y el Theodore Roosevelt- secundados por todos sus buques de apoyo y un destructor japonés, en lo que Corea del Norte ya ha entendido como una amenaza para su seguridad.
El principal diario del régimen, Rodong Sinmun, aclaró que este tipo de prácticas justifican la expansión de su arsenal nuclear.
"Mientras EEUU y sus seguidores continúen con sus actos hostiles, seguiremos reforzando nuestra (fuerza) nuclear, preciosa espada de justicia", escribió el matutino con su tradicional estilo.
Pyongyang lleva ya casi un mes sin realizar ningún ensayo de misiles tras una concatenación de pruebas que elevó al máximo la tensión regional.
Trump se ha desplazado hasta Camp Humphreys, la nueva y más amplia base militar conjunta de las fuerzas norteamericanas y surcoreanas, construida en el país asiático.
Los cerca de 26.000 soldados norteamericanos y sus familias que residen en esas instalaciones, situadas a unos 100 kilómetros de la frontera, serían uno de los objetivos más obvios para la artillería de Corea del Norte en cualquier conflicto con EEUU.
En una rueda de prensa posterior junto al presidente Moon Jae-In, el dirigente se ha movido entre las recurrentes amenazas dirigidas hacia Corea del Norte y un tono más conciliatorio.
"No podemos permitir que Corea del Norte amenace todo lo que hemos construido. Estamos preparados para utilizar todas nuestras capacidades militares si fuera necesario", ha asegurado.
Pero al mismo tiempo ha instado a Pyongyang a negociar, una actitud inusual para el mismo dirigente que hace un mes descalificó públicamente a su secretario de Estado por pronunciarse a favor de los contactos con el estado antagonista.
"Tiene sentido que Corea del Norte se acerque a la mesa (de negociación) y haga un trato que sería bueno para el pueblo norcoreano y para todo el mundo", ha indicado.
Venta de armas frente a pacifismo
La presión que mantiene Trump hacia sus aliados, intentado que la adquisición de armamento reduzca el déficit comercial que mantiene con ellos, amenaza con generar la oposición de numerosos sectores tanto en Corea del Sur como en Japón.
Fuentes militares citadas por Nikkei explicaron que pese a la aquiescencia que pareció mostrar el primer ministro Shinzo Abe ante el anuncio del presidente de EEUU de que Tokio también compraría "cantidades masivas" de armamento norteamericano el presupuesto militar japonés "no tiene espacio para más incrementos".
Es más, la pretensión de los círculos más conservadores del gobierno Abe que intentan aprovechar esta dinámica para dotar a su país de armas como misiles Tomahawk -capaces de alcanzar objetivos a 3000 kilómetros de distancia- puede también generar un notable embrollo político para un país que mantiene una constitución pacifista.
"No podríamos evitar una feroz reacción si decidimos comprar Tomahawk y otras armas sin discutir" asuntos como un posible ataque a bases enemigas, señaló un representante del gobierno japonés en comentarios a la misma publicación.
La posición del presidente surcoreano es todavía más compleja ya que debe realizar todo un ejercicio de malabarismo político para acomodarse entre la posición de EEUU y la de China, que lleva meses declarando su oposición al escudo antimisiles estadounidense instalado en el territorio surcoreano.
En una entrevista que concedió Moon Jae-In a la emisora Channel News Asia, el mandatario reconoció que la relación de su país con Pekín "ha adquirido una mayor importancia no sólo en términos de cooperación económica, sino también estratégicos para conseguir una resolución pacífica al asunto nuclear de Corea del Norte. Por eso estoy siguiendo una política de balance entre EEUU y China".
Como advertía el diario The Korean Herald en su editorial, esta posición es posible ahora que Trump continúa su acercamiento a Xi Jinping, el presidente chino, pero podría complicarse en extremo si "las relaciones entre Washington y Pekín son tensas y tienden a la confrontación".
http://www.elmundo.es/internacional/2017/11/07/5a01e3daca4741ac3e8b4688.html