Atentado contra el C-130 TC-62 de la FAA mientras transportaba a 114 miembros de la GNA en el Aeropuerto Internacional Teniente General Benjamín Matienzo, Provincia de Tucumán.
A las 13:05 horas del 28 de agosto de 1975, una carga explosiva que había sido colocada en el desagüe que pasaba por debajo de la pista de aterrizaje, fue activada desde un control remoto en pleno despegue provocando de inmediato la pérdida de control, incendio y caída a tierra de la aeronave quedando envuelta en llamas y explotando violentamente. La pericia, el valor y profesionalismo de la tripulación, evitó que este evento alcanzara proyecciones de catástrofe, salvando la vida de un centenar de personas que se encontraban a bordo y de los integrantes barrio “San Cayetano”, próximo al aeródromo.
Lamentablemente, en este terrible hecho perdieron la vida seis gendarmes: Pedro Yanez, Juan Riveros, Marcelo Godoy, Juan Argentino Luna, Evaristo Gómez y Raúl Remberto Cuello.
Es de destacar la acción del gendarme Cuello, quien logró salir ileso del avión y entró en repetidas oportunidades, para salvar numerosas vidas, hasta quedar atrapado por las llamas, dando un ejemplo de valor y coraje llevados hasta el supremo sacrificio.
La tripulación del C-130 era: comandante del avión, vicecomodoro Héctor Cocito, primer piloto, mayor Carlos Beltramone, navegador, capitán Francisco Mensi, mecánicos, suboficial mayor Fortunato Barrios y cabo principal Eduardo Fatore, y auxiliares de carga, suboficial mayor José Perisinotto y Clyde Pardini (este último me quedó la duda si es suboficial mayor como Perisinotto porque el texto no especifica un grado)