Yo no veo ningún ejército latinoamericano tratando de mover la política de ningún país. Todo lo que dijo Duhalde es falso. Los militares pueden volver a ser un sector consultado en los países pero no va a ser por imposición sino por incompetencia política. Pero de ninguna manera manejar un gobierno o peor, gobernar. Es una fantasía. No lo veo en Chile, ni en Bolivia, ni en Colombia ni en Argentina.
Acá lo que pasa es que en 30 años de democracia latinoamericana las dirigencias no han podido tirar un par de caños para el agua potable o tener fuerzas de seguridad y policías que no cometan abusos contra sus ciudadanos. Las policías latinoamericanas se ven desbordadas y corrompidas de punta a punta. Tampoco han podido consolidar un bloque democrático y con comercio relativamente libre e integrado con el mundo. La política exterior es un chiste.
El problema es ese, no que haya militarismo. Que la gente se de cuenta que la democracia ha traído esto no significa que avale una dictadura. Los judíos que escaparon de la Alemania Nazi no glorificaban la democracia (Kissinger y Arendt son dos personajes conocidos) porque vieron lo que trajo, pero de ninguna manera avalaron el nazismo o un regimen similar. El latigo de facho, militares y dictadura contra los ciudadanos para avalar cosas que no se pueden avalar o que no quieren reconocer es perverso como mínimo.
