Noticias de la Fuerza Aérea Argentina

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
Lindas fotos con las que ilustró la nota Santiago Rivas...

 
Todo listo,limpio,la hidroelevadora,las escaleras,las mesas...todo liso para comenzar.


Helicóptero Mil MI-171E fotografiado en uno de los hangares del Área Material Quilmes, unidad esta en donde se efectuarán las tareas de inspección mayor de los dos Mil MI-171E que la Fuerza Aérea tiene actualmente en dotación.
A excepción de los motores que serán enviados a Rusia para su recorrida el resto de los trabajos se efectuaran en el Área Material Quilmes con la participación de personal técnico de la Fuerza Aérea y el apoyo de personal de la firma Russian Helicopters.
Foto:
https://www.facebook.com/FuerzasArmadasArg
Confieso que lo estaba por corregir con lo de el hidroelevador ..... y despues lo vi roftlmaoroftlmao. marchen unos lentes
 
A excepción de los motores que serán enviados a Rusia para su recorrida el resto de los trabajos se efectuaran en el Área Material Quilmes con la participación de personal técnico de la Fuerza Aérea y el apoyo de personal de la firma Russian Helicopters.

Estimado @BIGUA82 , desconozco los marcos legales. Esta capacidad adquirida perdura para siguientes inspecciones? Cuando se llegue a las 2000 hs de vuelo nuevamente, la inspección se podría realizar otra vez acá? Entiendo que técnicamente lo que se aprende no se olvida. La duda es si se está autorizado.

Por otro lado, la otra vez pensaba. Los helicópteros se incorporaron en 2011. En 9 años de operación llegaron a las 2000 horas de vuelo. Promediando (aclaremos que los promedios no siempre se acercan a la realidad) son algo más de 200 hs de vuelo por año. Representa algo este dato? Es lo normal en el uso?
 

BIGUA82

VETERANO DE GUERRA DE MALVINAS
Colaborador
Estimado @BIGUA82 , desconozco los marcos legales. Esta capacidad adquirida perdura para siguientes inspecciones? Cuando se llegue a las 2000 hs de vuelo nuevamente, la inspección se podría realizar otra vez acá? Entiendo que técnicamente lo que se aprende no se olvida. La duda es si se está autorizado.

Por otro lado, la otra vez pensaba. Los helicópteros se incorporaron en 2011. En 9 años de operación llegaron a las 2000 horas de vuelo. Promediando (aclaremos que los promedios no siempre se acercan a la realidad) son algo más de 200 hs de vuelo por año. Representa algo este dato? Es lo normal en el uso?
Ya lo expliqué que las formas con que Rusian Helicopters accedió a realizar la ICM se harán todas las veces que haya una situacion similar,ya sucedió en la inspeccion de 1500 hs,se realizó en la VII Brigada Aerea bajo supervision de tecnicos e ingenieros rusos.
Los motores siempre habrá que enviarlos a Rusia.
Sin lugar a dudas que desde la inspeccion de 1500 hs y esta ICM el personal especializado del AMQ y GT7 aquilatarán una experiencia unica en este tipo de helicopteros,aclaro,que el AMQ le hacia las ICM completas incluidos los motores a los CH-47,toda la familia Sikorsky,y familia Bell,mas los H-500,vamos a ahorrar palabras,todos los helicopteros de la FAA fueron mantenidos,inspeccionados en el AMQ siempre,incluidos sus motores.
El tema de las horas de vuelo,es normal.Hubo tiempos calendarios que estuvieron en inspeccion,y otras veces porque el PAO no los soportaba presupuestariamente,descansaban....no todo es tan lineal.
 
Ya lo expliqué que las formas con que Rusian Helicopters accedió a realizar la ICM se harán todas las veces que haya una situacion similar,ya sucedió en la inspeccion de 1500 hs,se realizó en la VII Brigada Aerea bajo supervision de tecnicos e ingenieros rusos.
Los motores siempre habrá que enviarlos a Rusia.
Sin lugar a dudas que desde la inspeccion de 1500 hs y esta ICM el personal especializado del AMQ y GT7 aquilatarán una experiencia unica en este tipo de helicopteros,aclaro,que el AMQ le hacia las ICM completas incluidos los motores a los CH-47,toda la familia Sikorsky,y familia Bell,mas los H-500,vamos a ahorrar palabras,todos los helicopteros de la FAA fueron mantenidos,inspeccionados en el AMQ siempre,incluidos sus motores.
El tema de las horas de vuelo,es normal.Hubo tiempos calendarios que estuvieron en inspeccion,y otras veces porque el PAO no los soportaba presupuestariamente,descansaban....no todo es tan lineal.

Muchisimas gracias señor!
Saludos!
 
Justo estaba en el hospital con un tema de salud de mi hermana y no se porque estaba convencido de que pucara.org era tuya!!! Jaja perdón

Yo no!!! es de Santiago Rivas y un grupo de colaboradores que estoy en contacto con algunos de ellos pero no es mia.............. mi principal medio es uno super famoso..... es Facundo Rovira todas las redes sociales........ te lo recomiendo!!! buen pibe

Saludos
 
Si Facu pero siempre pensando en aviones civiles con poca o nula capacidad militar, lo debatimos un monton de veces, si sr van a comprar SdA por lo menos que sean duales o sea que le aporten una herramienta a la institucion, para mi el FK27 fue el mejor ejemplo, a la mañana transporte de pasajeros con LADE y a la tarde lanzando paracaidistas o llevando carga militar
Tenemos que recuperar eso a como de lugar, quizas ahora por corto tiempo los F27 pero ya se tiene que estar trabajando en un reemplazo definitivo y si no es occidental sera Ruso, Chino o Marciano
Abrazo pibe!!

No hay opción facil, incluso el C-295 de por si ya es algo caro y no se iba a comprar ya antes del problema del veto........ y los Hercules tienen que hacer misiones que un Fokker F-50 o F-27 podrían hacer y ahorrar horas de vuelo del C-130

Saludos
 

Eduardo Moretti

Colaborador

Mujeres que vuelan alto: las mecánicas del Hércules C-130 que cumplieron su sueño

En los hangares donde se realiza el mantenimiento de las emblemáticas aeronaves de la Fuerza, trabajan quienes integran el staff de este sistema de armas, en su mayoría compuesto por hombres. También están ellas, quienes, sin limitaciones, se le animan a la colosal máquina.​

Por Patricia Fernández Mainardi
28 de Noviembre de 2020

Mecánicas: En los hangares de la Ira Brigada Aérea, en el Palomar,  dos mujeres trabajando para que los Hércules C-130 puedan volar y cumplir con las diferentes misiones. Foto: Fernando Calzada.
Mecánicas: En los hangares de la Ira Brigada Aérea, en el Palomar, dos mujeres trabajando para que los Hércules C-130 puedan volar y cumplir con las diferentes misiones. Foto: Fernando Calzada.
Si algo saben las mujeres que integran las filas de las Fuerzas Armadas Argentinas es que, en la actualidad, no hay obstáculos para alcanzar sus sueños y proyecciones profesionales. Sin ir más lejos, recientemente, la teniente Sofía Vier se convirtió en la primera piloto de Caza de la Fuerza Aérea Argentina. Y, en 2015, vimos a la primera mujer en alcanzar el grado de general en el Ejército.

Desde los hangares de la Ira Brigada Aérea, en el Palomar, DEF dialogó con dos de las mecánicas que trabajan para que los Hércules C-130 puedan volar y cumplir con las diferentes misiones, desde las vinculadas a la campaña antártica hasta el apoyo realizado en el marco de la pandemia.

“Desde chica, siempre sentí la vocación de ser mecánica”, confiesa la cabo principal Sofía Gómez Roldán. Con 30 años, se desempeña en la parte de mantenimiento menor del Hércules. Oriunda de Villa Mercedes, provincia de San Luis, cuenta que, por tener familiares militares, supo que podía cumplir con su sueño en las Fuerzas Armadas: “Me preparé para entrar a la Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea, donde se forman los mecánicos, rendí los exámenes y pude ingresar. Yo quería ser mecánica de avión y, cuando se lo dije a mis padres, se sintieron muy orgullosos por mi decisión. Siempre me ayudaron y apoyaron en todo”.

Una vez adentro, y gracias a su promedio, Sofía pudo ir destinada a la Ira Brigada Aérea del Palomar, donde se realiza el mantenimiento de este sistema de armas: “Ya llevo ocho años acá. El primer día, cuando vi llegar al avión, gigantesco, tuve la impresión de que no iba a poder llegar a conocerlo en profundidad. Pero, con el paso del tiempo, adquirí experiencia. Además, la Fuerza nos dio cursos para poder trabajar en lo que es primera línea y, con el tiempo, llegué a familiarizarme con el Hércules”.

Hay agarrarle las ‘mañas’ al avión, porque, si bien uno adquiere la fuerza necesaria para diferentes labores, hay una parte muy importante referida a la técnica”, confiesa una de las mecánicas. Foto: Fernando Calzada.
"Hay agarrarle las ‘mañas’ al avión, porque, si bien uno adquiere la fuerza necesaria para diferentes labores, hay una parte muy importante referida a la técnica”, confiesa una de las mecánicas. Foto: Fernando Calzada.
¿Qué tareas lleva adelante? “Aquí recibimos los vuelos y resolvemos las novedades que puedan impedir que un avión salga o aquellas con las que regresa la aeronave después de haber volado”, explica Sofía. Junto a ella, trabajan, aproximadamente, siete mujeres más. “No somos muchas. Quizá cuesta un poco ingresar a un ambiente que solía estar ocupado exclusivamente por hombres. Pero, la verdad es que nuestros compañeros nos ayudan un montón. Sin obstáculos, hacemos el trabajo. Quizá hemos sido dos o tres mujeres bajando una hélice, pero concretamos la misión”.

“Tengo amigas civiles y militares. Cuando les cuento sobre mi trabajo a las primeras, se sorprenden. Para ellos es un montón, pero, para nosotras, es algo de todos los días. En definitiva, es nuestra vida. Pasamos muchas horas trabajando junto a los Hércules”, confiesa Gómez Roldán y, además, comenta que es muy difícil planificar actividades fuera del horario de trabajo debido a que las distintas misiones imponen desafíos que deben ser resueltos para que el C-130 pueda despegar. “Con la pandemia, debimos hacer vuelos al exterior y al interior del país. Trabajamos mucho para que el avión pudiera despegar con el objetivo de llevar insumos a distintos destinos. Entrábamos a las ocho de la mañana y salíamos a las 12 de la noche. También nos pasó que debíamos estar preparados para recibir un avión a las dos o tres de la mañana. La verdad es que fue muy duro, pero nos llenó de orgullo poder pertenecer a este sistema de armas, tan emblemático de la Fuerza. Sabíamos que, detrás de nuestro trabajo, quizá, ayudábamos a una familia. Fue una gran satisfacción haber podido colaborar”, confiesa.

Sofía, quien también es instrumentadora quirúrgica, hace hincapié en la importancia de contar con un grupo de trabajo a la hora de hacer frente a las diferentes tareas: “Acá uno pasa muchas horas, fines de semana, feriados y fechas importantes, como Navidad. Somos una gran familia”, dice y resume: “Me saco el sombrero frente a mis compañeros. Hay cariño y compañerismo. Nos ponemos la camiseta siempre, más aún en este año tan difícil, de pandemia, en el que debimos trabajar el doble para sacar todo adelante. Para mí, es un orgullo pertenecer al equipo del Hércules, una aeronave que trajo compatriotas para que pudieran reunirse con sus familias”.

“VENDÍ TODAS LAS COSAS QUE TENÍA PARA PODER VIAJAR”

En el mismo hangar se encuentra la cabo primero Marina Castro, una jujeña que relata con orgullo los obstáculos que superó. “Soy de la localidad de Palpalá. Un día, fue gente de la Armada a dar charlas sobre la carrera y le pregunté a mi papá si podía ir una vez que terminara el secundario. Me dijo que no, porque eso significaba instalarme en Buenos Aires”, cuenta. Más tarde, se recibió en una escuela industrial como técnica electromecánica.

La cabo primero Marina Castro y la cabo principal Sofía Gómez Roldán trabajando sobre el Hércules C-130. Foto: Fernando Calzada.
La cabo primero Marina Castro y la cabo principal Sofía Gómez Roldán trabajando sobre el Hércules C-130. Foto: Fernando Calzada.
El tiempo no había borrado sus deseos; sin embargo, debió inscribirse en la universidad en otra carrera. “Entré a la facultad con una beca y me anoté en la carrera de ingeniería industrial, pero me di cuenta de que no me gustaba. Además, lo económico representaba un verdadero desafío, porque yo tenía que estudiar y trabajar. Así que, un día, le dije a mi mamá que no me iba a anotar en las materias del segundo cuatrimestre porque quería entrar a la Fuerza Aérea”, cuenta Marina, quien, con 22 años, estaba cada vez más cerca de cumplir su sueño. De hecho, su elección fue estratégica: la Escuela de Suboficiales estaba en Córdoba y, de esa manera, cumplía con el deseo de su papá de no viajar a Buenos Aires.

“Vendí todas las cosas que tenía para poder viajar. Me compré los pasajes, comencé a salir a correr y agarré las carpetas del secundario para repasar las materias. Finalmente, me fui a Córdoba. Era la primera vez que salía de Jujuy, creo que lloré hasta Santiago del Estero”, bromea Marina, quien también relata que ese domingo se subió al micro con su traje de candidata, preparada para asistir a la Escuela. “Llegué pidiendo indicaciones. Yo, con mi trajecito y pequeño bolso. Es más, recuerdo que el colectivero me dijo que me iba a dejar cerca y se pasó. Para colmo, llovía. Fue dramático”, cuenta Marina y sonríe al recordar la anécdota. “Hoy, mis padres están muy contentos y orgullosos”, agrega.

Ella no fue la única que siguió a la Fuerza. Mientras estaba en Buenos Aires, le compró un regalo a su hermana y le pidió a un compañero, que viajaba a Jujuy, que se lo llevara: “Mi hermana se terminó casando con él y hoy tienen una hija. Ella lo siguió a Comodoro Rivadavia, porque él está destinado en el sistema Twin Otter. Como él vuela mucho a la Antártida y mi hermana estudia Abogacía, mis padres se mudaron con ellos para ayudarla”.

Mujeres que vuelan alto: las mecánicas del Hércules C-130 que cumplieron su sueño. Foto: Fernando Calzada.
Mujeres que vuelan alto: las mecánicas del Hércules C-130 que cumplieron su sueño. Foto: Fernando Calzada.
Desde un principio, Marina pudo elegir trabajar con el Hércules. “Gracias a Dios, pude hacerlo. A mí se me abrieron las puertas, tuve mucha suerte, aunque debí acostumbrarme un poco, porque se trabaja con elementos muy pesados”, comenta.

¿Es más difícil esta labor para las mujeres? Marina afirma que no y cuenta que, por el contrario, hasta pueden agilizar varios de los trabajos. En algunas ocasiones, para acceder a un lugar de la aeronave, los varones deben utilizar más herramientas; sin embargo, ellas, con sus manos, pueden hacerlo sin necesidad de otros artefactos. “Es un cincuenta y cincuenta. Todo es cuestión de agarrarle las ‘mañas’ al avión, porque, si bien uno adquiere la fuerza necesaria para diferentes labores, hay una parte muy importante referida a la técnica”, confiesa.

“Para mí, la Fuerza Aérea es mi vida, no me importa el sacrificio. Si salgo de una guardia, pese al cansancio, me acerco a ayudar para que el avión pueda estar en servicio”, expresa y comenta que una de las cosas que más satisfacción le genera es ser testigo de los reencuentros que suceden gracias al Hércules. “Ocurrió en los vuelos de pandemia y también sucede cada vez que vuelven de Marambio. Es algo muy lindo ver las sonrisas de esas personas que están esperando que el avión las lleve al continente y, más tarde, presenciar ese encuentro con sus familias”, se emociona.

* Esta nota fue producida y escrita por un miembro del equipo de redacción de DEF

 
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