Hacia fines del siglo XIX, la Marina de Guerra nacional exhibió un importante desarrollo, y la voluntad de aumentar la Escuadra involucró la necesidad de contar con un puerto militar capaz de albergar y mantener esas grandes aspiraciones navales.
Con la llegada de los primeros buques acorazados adquiridos por nuestro país, comenzó a plantearse la urgente necesidad de poseer un complejo portuario militar con diques, talleres y arsenales. Al mismo tiempo, aquellos egresados de las primeras promociones de la Escuela Naval que pensaban una Nación más proyectada hacia el océano que a los ríos, habían alcanzado las jerarquías que les permitían poner en práctica sus proyectos. Es así que tras largos e intensos debates en el seno de la Armada y del gobierno, el 30 de noviembre de 1896 se decretó la construcción del primer Puerto Militar del país, hoy la Base Naval Puerto Belgrano.
Había sido –en ese momento- el Teniente de Navío Félix Dufourq quien, contra muchas de las tesis que proponían un Puerto Militar en cercanías del río de la Plata, había presentado un estudio que promovía su construcción en un puerto natural de aguas profundas alejado de la capital, por sus mayores ventajas geográficas y estratégicas. De esta forma, propuso como sitio ideal las inmediaciones de “los bajos del Belgrano”, un fondeadero en la bahía Blanca que ya era conocido por los marinos y que los acorazados argentinos empleaban para mantener presencia al sur de la provincia de Buenos Aires.
El profuso estudio de Dufourq había sido presentado en un concurso del Centro Naval y llegó a manos del entonces presidente de la Nación, José Evaristo Uriburu, quien lo remitió al Congreso. El cuerpo legislativo lo aprobó ese 30 de noviembre y autorizó al gobierno su construcción.
La imponente obra del Puerto Militar fue asignada al ingeniero civil genovés Luis Luiggi, con experiencia en trabajos portuarios y en la publicación de documentos sobre defensa y construcciones navales. Luiggi recorrió la costa bonaerense y más al sur también, pero concluyó que el sitio propuesto por Dufourq era el más adecuado para la futura base naval.
Para ese entonces, Luiggi ya había bosquejado los lineamientos generales del plan de obra, que incluía un fondeadero, un arsenal naval con grandes diques de carena y amplios talleres, depósitos para armas, municiones, carbón, víveres y agua potable, un hospital naval, edificios para la comandancia y oficinas, viviendas para el personal y, por último, fortificaciones para proteger la entrada del puerto. Estas obras estarían incluidas en una primera etapa, mientras que la segunda estaría compuesta por obras de ampliación de las ya existentes. Finalmente se consideraba la ejecución de una tercera etapa, con obras complementarias de defensa, requeridas por la natural modernización de los medios y variación en la concepción de la operatividad de la Flota de Mar.
Durante 1897, comenzaron los primeros trabajos casi en simultáneo en tres sectores: Punta Alta, donde se construían los muelles, el dique de carena y los arsenales; Punta Sin Nombre, sitio de emplazamiento de las baterías; y Arroyo Pareja, asiento principal de los materiales. Más materiales llegaban en tren hasta Grünbein (una localidad de Bahía Blanca) y de ahí en carretas tiradas por bueyes a Puerto Belgrano.
El 12 de mayo de 1898 se firmó un acta de compromiso entre el ingeniero Luiggi y los empresarios adjudicatarios, dando comienzo a los trabajos, los cuales una semana después, el 19, se inauguraron oficialmente con una sencilla ceremonia que incluyó la visita al lugar de importantes funcionarios provinciales y nacionales.
En junio de 1898 se inició el tendido del denominado “ferrocarril estratégico”, a cargo de la empresa inglesa del Ferrocarril del Sud, uniendo Bahía Blanca y el arsenal del Puerto Militar (estación Punta Alta) con ramales a Arroyo Pareja y Punta Sin Nombre, lo que permitió el incremento del flujo de las comunicaciones y provisiones hacia los distintos sectores donde se proyectaban llevar adelante distintos trabajos que formaban parte del proyecto general.
La primera etapa de la obra concluyó el 8 de marzo de 1902, con la inauguración del dique de carena por parte del presidente de la Nación Julio Argentino Roca, a bordo del acorazado “Garibaldi”.
El 31 de marzo de 1905, Luiggi se desvinculó en forma definitiva de las obras, dejando el Puerto Militar con su infraestructura básica en funcionamiento.
Las obras que restaban fueron construidas a lo largo del siglo XX conforme evolucionaban las necesidades operativas de la Armada.
La Base Naval fue concebida como un lugar de interacción cívico militar y su trazado urbanístico nunca dejó de desarrollarse. Lo que hoy es Zona Común comprende diferentes edificaciones realzadas por su entorno forestado. Distintos barrios fueron construidos en las décadas del 30, 40 y 50. En Plaza Juncal se destacan el Registro Civil y el Hotel de Oficiales (inaugurado en 1937) a los que se suman la iglesia Stella Maris, el Hospital Naval y los establecimientos de formación.
Puerto Belgrano continúa transformando y potenciando sus instalaciones en consonancia con las necesidades cambiantes de la Armada. Su Arsenal posee capacidad operativa, sobre todo sus diques, que son los mayores del país y se cuentan entre los más grandes del continente.
Fuentes documentales: Archivo Gaceta Marinera, División Documentación Histórica Base Naval Puerto Belgrano y Archivo Histórico Municipal de Punta Alta.
Créditos: Gaceta Marinera Digital