….me preguntaba al principio si por el alcance del mismo no era mas óptimo para la FAA pero ya comprendí.
La fuerza aérea lleva más de una década adquiriendo radares y está muy avanzado en su propio programa de radaridación. Y no parece que esta adquisición implique un cambio de prioridades o un retraso de los programas que la fuerza aérea tiene en la materia. Los programas de la aeronáutica continúan su camino con normalidad.
Así que a mi no me genera preocupación en este aspecto.
Por el contrario, veo con beneplácito que el ejército pueda comenzar a modernizar seriamente su propias capacidades en la materia. La Artilleria de defensa aérea lo agradecerá. La flota de helicópteros de asalto también lo agradecerá. Si en el futuro el ejército incorpora drones aéreos, estos también lo agradecerán.
Siempre preocupan las superposociones entre las distintas fuerzas, pero nadie plantea objeciones a que la armada tenga destructores con grandes radares. Nadie nunca dice “como operan dentro del mar argentino, es más eficiente aprovechar los radares que la fuerza aérea tiene en la costa”.
Por el contrario, todos quieren que los destructores, fragatas y corbetas tengan unos buenos radares. No solo adecuados en alcance para las necesidades de las propias autodefensas de cada buque individual (sus propios cañones y misiles), sino también con suficiente alcance como para cubrir toda el area donde se despliega la totalidad de la flota propia, implicando que varios radares estén superpuestos en sus áreas de coberturas.
¿por qué con la armada estaría bien pero con el ejército mal? Me parece que el ejército también necesita sus propias capacidades de ver que esta pasando por el espacio aéreo por donde se mueven sus fuerzas, incluyendo tanto su propia aviación cómo sus grupos de artillería antiaérea.
No sólo se necesitarán este tipo de radares. El ejército también necesitará modernizar sus radares de artillería y contra-artillería y, supongo, radares capaces de detectar el movimiento de la caballería e infantería enemiga.
Si, es posible que las áreas cubiertas se superpongan con las de la fuerza aérea (que irá posicionando sus radares según sus propias necesidades en el teatro de operaciones) y, gracias a la tecnología moderna de comunicaciones, es posible que toda la información captada por todos los radares fluya y sea accesible para todas las fuerzas con independencia de las “jurisdicciones” de sus radares, pero la redundancia consecuente siempre se agradece en una eventual guerra. Y, con suerte, se termina cubriendo áreas más grandes, se tapan algunos puntos ciegos, etc.