El canciller ruso criticó que las autoridades ucranianas están desterrando la lengua rusa de la vida cotidiana, así como imponen una retórica de mentiras sobre la Segunda Guerra mundial.
actualidad.rt.com
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha
afirmado este martes en el marco de la sesión 49 del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU que las autoridades de Ucrania llevan años llevando a cabo una política de "derusificación agresiva" y de "asimilación forzada", oprimiendo los derechos de la población rusófona que vive en el país.
"A las personas que se consideran rusas y quieren conservar su identidad, su lengua y su cultura se les transmite el mensaje explícito de que son forasteros en Ucrania. [El presidente Vladímir Zelenski] inició una ley sobre los pueblos indígenas, entre los que no hay lugar para los rusos que han vivido en esas tierras durante siglos, muy en el
espíritu de la legislación de la Alemania nazi", declaró el canciller a través de videoconferencia.
"La lengua rusa está siendo
desterrada de las escuelas y universidades, de la esfera pública, simplemente de la vida cotidiana. El derecho a hablar la lengua materna suele ser a costa no solo del trabajo y la salud, sino también de la vida", continuó.
En este sentido, el canciller aseguró que las autoridades del país no toleran a disidentes y los echan fuera del poder. Además, señaló, la legislación local está llena de normas orientadas a perseguir a la oposición, prohibir la emisión de determinados medios de comunicación y reprimir a sus propios ciudadanos, incluidos los diputados de la Rada Suprema, el Parlamento nacional.
Tergiversación de los acontecimientos del pasado
Según Lavrov, "el régimen ucraniano" impone una retórica de mentiras respecto a la historia de la Segunda Guerra mundial. "Los
esbirros locales de Hitler son declarados héroes, mientras que los verdaderos héroes antifascistas son relegados al olvido. Se demuelen los monumentos a los vencedores del fascismo. Se glorifica a los criminales de guerra que lucharon en las filas del Tercer Reich", denunció.
En esta misma línea, el jefe de la diplomacia rusa recordó que el 23 de febrero en la Rada Suprema fue introducido un anteproyecto de ley sobre la salida de Ucrania del Acuerdo de la Comunidad de los Estados Independientes sobre la conmemoración del valor y el heroísmo de los pueblos en la Gran Guerra Patria. Lavrov calificó de "
colmo del sacrilegio" el comportamiento de Zelenski, quien mientras tanto asegura seguir honrando la memoria de su abuelo, que luchó en las filas del Ejército Rojo.
Discordia religiosa
Aparte de todo ello, agregó Lavrov, Kiev sembró la discordia a nivel religioso tras la
concesión en 2019 de la autocefalía a la Iglesia ortodoxa ucraniana, cuando el expresidente Piotr Poroshenko estaba en el poder. En esta misma línea, el ministro ruso señaló que en Ucrania "se han iniciado leyes contra la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica del Patriarcado de Moscú", mientras que millones de feligreses y su clero "están perseguidos". "¿Qué es esto, si no una
violación de la libertad religiosa?", preguntó.
"Nos dieron tantas armas porque nos divierte matar": Ultraderechista ucraniano augura "problemas para muchos países" si ellos llegan al poder
Influencia negativa de Occidente
Asimismo, Lavrov recalcó que Kiev mantiene tal curso político "con la flagrante connivencia" de EE.UU., Canadá y los países de la Unión Europea, que se proclaman arrogantemente como "estándares de la democracia".
El jefe de la diplomacia rusa criticó que la política de así llamado Occidente colectivo encabezado por Washington conllevó a que Ucrania "esté en
guerra con su propio pueblo desde 2014".
Respeto hacia los ucranianos
Mientras tanto, el canciller enfatizó que Rusia tiene "un respeto inquebrantable" hacia el pueblo ucraniano y su cultura. "No pretendemos vulnerar en modo alguno los intereses de los ciudadanos ucranianos [...] Millones de ucranianos viven hoy en Rusia. Para nosotros son los nuestros", dijo.
Al mismo tiempo, Lavrov afirmó que es necesario que las autoridades de Ucrania dejen de "traicionar" los intereses de su pueblo en beneficio de un Occidente que busca convertir a la nación en
una "anti-Rusia".