La construcción naval de ayer, hoy y mañana
(Por el Segundo Teniente (RM2-T) Thais Cerqueira Francisco - Rio de Janeiro, RJ)
La historia del Arsenal de Marinha do Rio de Janeiro (AMRJ) se remonta al descubrimiento de oro en Minas Gerais, en el siglo XVIII, cuando Río de Janeiro se había convertido en el puerto más importante de la Colonia.
La situación exigió que Portugal dirigiera su atención a Brasil, ya que prácticamente la mitad de su comercio dependía del país. Por eso, para proteger el oro extraído y fortalecer militarmente la región, el Virrey D. Antônio Álvares da Cunha, Conde de Cunha, fundó un astillero en 1763, al pie del Monasterio de São Bento, que recibió el nombre del Arsenal de la Marina Real.
El inicio de las actividades del astillero comenzó con la construcción de la Nau “São Sebastião”, que prestó servicio durante muchos años a la Armada portuguesa. Después de eso, el papel principal del Arsenal se convirtió en el mantenimiento y reparación de los barcos de la flota.
Lo que en gran medida sigue siendo la misión de lo que se convirtió en el Arsenal de Marinha do Rio de Janeiro hasta nuestros días.
Varios hechos históricos estimularon el crecimiento de la AMRJ: la campaña de la Independencia, en la que jugó un papel protagónico al equipar a la Armada para mantener la unidad nacional; la Guerra del Paraguay, que requirió un esfuerzo urgente del astillero; y la Segunda Guerra Mundial, cuando construyó barcos complejos para la época, como Monitores, Destructores y Corbetas.
A lo largo de estos más de dos siglos y medio, el Arsenal ha tenido altibajos en su historia. A principios del siglo XX, los gobiernos republicanos optaron por adquirir barcos en el extranjero en detrimento de la construcción nacional.
Entre 1935 y 1945, con la intención de reanudar las actividades, se produjo la botadura del Monitor “Parnaíba”, la construcción del tercer dique y el taller de barcos de hierro.
A principios de la década de 1960, se inició la construcción de Buques Hidrográficos y Patrulleros Costeros, seguidos por las Fragatas “Independência” y “União”, que marcaron una nueva etapa en la historia de la construcción de buques de guerra en el país.
La década de 1980 estuvo marcada por la construcción de las Corbetas “Inhaúma” y “Jaceguai”. En 1987, un hito: el inicio de la construcción del primer submarino íntegramente construido en Brasil, el “Tamoio”.
Posteriormente se entregaron los submarinos “Timbira”, “Tapajó” y “Tikuna” entre los años 90 y 2000. En este período también se construyó la Corbeta “Barroso”, entregada al sector operativo en 2008.
Esta historia de construcción no agota todos los proyectos y desafíos que experimentó el Arsenal, aunque la construcción naval, a partir de entonces, ha recibido demandas de embarcaciones menores, como las Embarcaciones de Desembarco de Vehículos y Materiales y las Embarcaciones de Carga General.
Arsenal hoy
La reanudación de la construcción naval en la AMRJ ocurre en 2019, marcada por los proyectos de los Patrulleros “Maracanã” y “Mangaratiba”, con entrega prevista en septiembre de 2022 y diciembre de 2024, respectivamente.
Ambos de la clase “Macaé”, los buques forman parte del Planeamiento Estratégico de la Armada (PEM 2040), en lo que se refiere a la composición del Poder Naval, y serán utilizados para la protección de la Amazonía Azul.
En ese contexto, el ingeniero naval Eduardo Câmara, que trabajó en la AMRJ y es autor del libro “A Construção Naval Militar Brasileira no Século XX”, refuerza la importancia de la reanudación del Arsenal de Ingeniería Naval en nuestro país.
“Nosotros, en Brasil, tenemos un litoral con más de 7.500 km, con riquezas diversas y muchas demandas de transporte de carga, entonces necesitamos barcos. Además, la Marina debe tener el saber hacer de la construcción y la mejor forma de conseguirlo es en el Arsenal”, garantiza.
Buscando continuar con el desarrollo de proyectos, la AMRJ concluyó, en 2021, los trabajos de la División de Construcción de Embarcaciones Menores, iniciando la construcción de Lanzaderas de Operaciones Fluviales de alto rendimiento (LopRib).
El primer barco construido, el “Cuiabá”, fue entregado en mayo del mismo año. Los barcos “Sinop” y “São Félix do Araguaia” están programados para estar listos para abril y junio de 2022, respectivamente. Trabajarán en operaciones fluviales, patrullaje e inspección naval.
Estructura y Servicios
La estructura actual del astillero es capaz de brindar servicios de apoyo para el atraque y atraque, la reparación de embarcaciones y el arrendamiento de áreas de infraestructura para la contratación del sector privado. Todo ello como una forma de posibilitar la captación de recursos financieros adicionales, con el objetivo de atender las demandas internas de revitalización y mantenimiento de la infraestructura.
Toda embarcación que opere, ya sea en el mar o en agua dulce, después de un cierto período de tiempo, debe ser inspeccionada y sometida a procedimientos de mantenimiento y reparación para preservar la integridad estructural, mecánica y eléctrica.
Este proceso de inspección, mantenimiento, limpieza y tratamiento de las partes sumergidas del casco y sus apéndices, así como equipos y maquinaria en general, se realiza durante el atraque del medio.
El muelle Almirante Régis, el de mayor capacidad del astillero, puede recibir buques de hasta 80.000 DWT (tonelaje de peso muerto, que se refiere a la carga máxima permitida a bordo). Por sus dimensiones y equipamiento de maniobra, permite el atraque simultáneo de buques.
Otro dique, el Almirante Jardim, tiene capacidad para embarcaciones del tamaño de fragatas y corbetas. Por su parte, el Dique Santa Cruz puede levantar carga de hasta 20 toneladas, pudiendo atracar submarinos y pequeñas embarcaciones.
Además del dique flotante Almirante Schieck, la AMRJ cuenta con cinco muelles para amarre de embarcaciones y, en su estructura, diez talleres especializados para atender las necesidades de reparación y construcción naval. Algunos servicios se realizan tercerizados.
También se deben considerar las Carreras I y II, que son los cimientos de la construcción naval en la AMRJ y pudieron continuar la construcción de decenas de barcos pequeños y grandes, como las Fragatas Clase “Niterói”, Corbeta “Barroso” y “Brasil” Barco Escuela.
Desafíos para el futuro
El poderío militar del país está interconectado con la capacidad industrial instalada, como son las bases de construcción y reparación y los astilleros. En ese contexto, AMRJ emerge como el astillero militar naval más grande y capaz de Brasil, precisamente porque tiene experiencia en la construcción y mantenimiento de submarinos, fragatas, corbetas y otras embarcaciones MB.
Según el Almirante Élcio de Sá Freitas, “el progreso de la ingeniería sólo es posible con una sucesión ininterrumpida de proyectos, construcciones, evaluaciones de servicios y reproyectos. Cuanto más larga e intensa sea la experiencia en estas sucesiones, mayor será la probabilidad de obtener un buen prototipo”. Y es esta experiencia la que ratifica la importancia estratégica de la reanudación de la construcción naval en el AMRJ.
El conocimiento de los militares y funcionarios, ingenieros y técnicos que trabajan en el Arsenal o que ya lo han estado, permite la continuidad del conocimiento dentro de la Armada. Durante varios años, la composición de su plantilla se basó en funcionarios.
La permanencia de la fuerza laboral técnica de referencia permitió que los empleados más jóvenes hicieran un seguimiento y aprendizaje en el lugar, apoyados por los técnicos más experimentados y capacitados.
Actualmente, uno de los desafíos es el mantenimiento de este conocimiento, dificultado por la movilidad del personal militar, característica de la carrera. Para mitigar este problema, una de las soluciones es la contratación temporal, según afirmó el Contralmirante (Ingeniero Naval) José Luiz Rangel da Silva, Director del Arsenal.
“La contratación, proyecto por proyecto, de empleados calificados es una forma de posibilitar el intercambio de experiencias con militares de la Escuela Técnica del Arsenal de Marinha, como los del Estado Mayor Técnico Industrial de Praças, además de los nuevos Oficiales de Maquinaria Naval embarcados”.
“Después de aprender de la construcción de las Lanchas de Operaciones de la Ribera, la conclusión del Buque Patrullero 'Maracanã' y la continuación de las obras del Buque Patrullero 'Mangaratiba', los próximos desafíos para el futuro son la construcción de tres buques Avisos de instrucción para la Escuela Naval y la construcción de Buques Patrulleros Oceánicos de 1.800 toneladas”, agrega el Almirante Rangel.
El Arsenal de la Marina de Río de Janeiro también pone su infraestructura a disposición de clientes externos.
(Fuente: Agencia de Noticias de la Marinha)
(Por el Segundo Teniente (RM2-T) Thais Cerqueira Francisco - Rio de Janeiro, RJ)
La historia del Arsenal de Marinha do Rio de Janeiro (AMRJ) se remonta al descubrimiento de oro en Minas Gerais, en el siglo XVIII, cuando Río de Janeiro se había convertido en el puerto más importante de la Colonia.
La situación exigió que Portugal dirigiera su atención a Brasil, ya que prácticamente la mitad de su comercio dependía del país. Por eso, para proteger el oro extraído y fortalecer militarmente la región, el Virrey D. Antônio Álvares da Cunha, Conde de Cunha, fundó un astillero en 1763, al pie del Monasterio de São Bento, que recibió el nombre del Arsenal de la Marina Real.
El inicio de las actividades del astillero comenzó con la construcción de la Nau “São Sebastião”, que prestó servicio durante muchos años a la Armada portuguesa. Después de eso, el papel principal del Arsenal se convirtió en el mantenimiento y reparación de los barcos de la flota.
Lo que en gran medida sigue siendo la misión de lo que se convirtió en el Arsenal de Marinha do Rio de Janeiro hasta nuestros días.
Varios hechos históricos estimularon el crecimiento de la AMRJ: la campaña de la Independencia, en la que jugó un papel protagónico al equipar a la Armada para mantener la unidad nacional; la Guerra del Paraguay, que requirió un esfuerzo urgente del astillero; y la Segunda Guerra Mundial, cuando construyó barcos complejos para la época, como Monitores, Destructores y Corbetas.
A lo largo de estos más de dos siglos y medio, el Arsenal ha tenido altibajos en su historia. A principios del siglo XX, los gobiernos republicanos optaron por adquirir barcos en el extranjero en detrimento de la construcción nacional.
Entre 1935 y 1945, con la intención de reanudar las actividades, se produjo la botadura del Monitor “Parnaíba”, la construcción del tercer dique y el taller de barcos de hierro.
A principios de la década de 1960, se inició la construcción de Buques Hidrográficos y Patrulleros Costeros, seguidos por las Fragatas “Independência” y “União”, que marcaron una nueva etapa en la historia de la construcción de buques de guerra en el país.
La década de 1980 estuvo marcada por la construcción de las Corbetas “Inhaúma” y “Jaceguai”. En 1987, un hito: el inicio de la construcción del primer submarino íntegramente construido en Brasil, el “Tamoio”.
Posteriormente se entregaron los submarinos “Timbira”, “Tapajó” y “Tikuna” entre los años 90 y 2000. En este período también se construyó la Corbeta “Barroso”, entregada al sector operativo en 2008.
Esta historia de construcción no agota todos los proyectos y desafíos que experimentó el Arsenal, aunque la construcción naval, a partir de entonces, ha recibido demandas de embarcaciones menores, como las Embarcaciones de Desembarco de Vehículos y Materiales y las Embarcaciones de Carga General.
Arsenal hoy
La reanudación de la construcción naval en la AMRJ ocurre en 2019, marcada por los proyectos de los Patrulleros “Maracanã” y “Mangaratiba”, con entrega prevista en septiembre de 2022 y diciembre de 2024, respectivamente.
Ambos de la clase “Macaé”, los buques forman parte del Planeamiento Estratégico de la Armada (PEM 2040), en lo que se refiere a la composición del Poder Naval, y serán utilizados para la protección de la Amazonía Azul.
En ese contexto, el ingeniero naval Eduardo Câmara, que trabajó en la AMRJ y es autor del libro “A Construção Naval Militar Brasileira no Século XX”, refuerza la importancia de la reanudación del Arsenal de Ingeniería Naval en nuestro país.
“Nosotros, en Brasil, tenemos un litoral con más de 7.500 km, con riquezas diversas y muchas demandas de transporte de carga, entonces necesitamos barcos. Además, la Marina debe tener el saber hacer de la construcción y la mejor forma de conseguirlo es en el Arsenal”, garantiza.
Buscando continuar con el desarrollo de proyectos, la AMRJ concluyó, en 2021, los trabajos de la División de Construcción de Embarcaciones Menores, iniciando la construcción de Lanzaderas de Operaciones Fluviales de alto rendimiento (LopRib).
El primer barco construido, el “Cuiabá”, fue entregado en mayo del mismo año. Los barcos “Sinop” y “São Félix do Araguaia” están programados para estar listos para abril y junio de 2022, respectivamente. Trabajarán en operaciones fluviales, patrullaje e inspección naval.
Estructura y Servicios
La estructura actual del astillero es capaz de brindar servicios de apoyo para el atraque y atraque, la reparación de embarcaciones y el arrendamiento de áreas de infraestructura para la contratación del sector privado. Todo ello como una forma de posibilitar la captación de recursos financieros adicionales, con el objetivo de atender las demandas internas de revitalización y mantenimiento de la infraestructura.
Toda embarcación que opere, ya sea en el mar o en agua dulce, después de un cierto período de tiempo, debe ser inspeccionada y sometida a procedimientos de mantenimiento y reparación para preservar la integridad estructural, mecánica y eléctrica.
Este proceso de inspección, mantenimiento, limpieza y tratamiento de las partes sumergidas del casco y sus apéndices, así como equipos y maquinaria en general, se realiza durante el atraque del medio.
El muelle Almirante Régis, el de mayor capacidad del astillero, puede recibir buques de hasta 80.000 DWT (tonelaje de peso muerto, que se refiere a la carga máxima permitida a bordo). Por sus dimensiones y equipamiento de maniobra, permite el atraque simultáneo de buques.
Otro dique, el Almirante Jardim, tiene capacidad para embarcaciones del tamaño de fragatas y corbetas. Por su parte, el Dique Santa Cruz puede levantar carga de hasta 20 toneladas, pudiendo atracar submarinos y pequeñas embarcaciones.
Además del dique flotante Almirante Schieck, la AMRJ cuenta con cinco muelles para amarre de embarcaciones y, en su estructura, diez talleres especializados para atender las necesidades de reparación y construcción naval. Algunos servicios se realizan tercerizados.
También se deben considerar las Carreras I y II, que son los cimientos de la construcción naval en la AMRJ y pudieron continuar la construcción de decenas de barcos pequeños y grandes, como las Fragatas Clase “Niterói”, Corbeta “Barroso” y “Brasil” Barco Escuela.
Desafíos para el futuro
El poderío militar del país está interconectado con la capacidad industrial instalada, como son las bases de construcción y reparación y los astilleros. En ese contexto, AMRJ emerge como el astillero militar naval más grande y capaz de Brasil, precisamente porque tiene experiencia en la construcción y mantenimiento de submarinos, fragatas, corbetas y otras embarcaciones MB.
Según el Almirante Élcio de Sá Freitas, “el progreso de la ingeniería sólo es posible con una sucesión ininterrumpida de proyectos, construcciones, evaluaciones de servicios y reproyectos. Cuanto más larga e intensa sea la experiencia en estas sucesiones, mayor será la probabilidad de obtener un buen prototipo”. Y es esta experiencia la que ratifica la importancia estratégica de la reanudación de la construcción naval en el AMRJ.
El conocimiento de los militares y funcionarios, ingenieros y técnicos que trabajan en el Arsenal o que ya lo han estado, permite la continuidad del conocimiento dentro de la Armada. Durante varios años, la composición de su plantilla se basó en funcionarios.
La permanencia de la fuerza laboral técnica de referencia permitió que los empleados más jóvenes hicieran un seguimiento y aprendizaje en el lugar, apoyados por los técnicos más experimentados y capacitados.
Actualmente, uno de los desafíos es el mantenimiento de este conocimiento, dificultado por la movilidad del personal militar, característica de la carrera. Para mitigar este problema, una de las soluciones es la contratación temporal, según afirmó el Contralmirante (Ingeniero Naval) José Luiz Rangel da Silva, Director del Arsenal.
“La contratación, proyecto por proyecto, de empleados calificados es una forma de posibilitar el intercambio de experiencias con militares de la Escuela Técnica del Arsenal de Marinha, como los del Estado Mayor Técnico Industrial de Praças, además de los nuevos Oficiales de Maquinaria Naval embarcados”.
“Después de aprender de la construcción de las Lanchas de Operaciones de la Ribera, la conclusión del Buque Patrullero 'Maracanã' y la continuación de las obras del Buque Patrullero 'Mangaratiba', los próximos desafíos para el futuro son la construcción de tres buques Avisos de instrucción para la Escuela Naval y la construcción de Buques Patrulleros Oceánicos de 1.800 toneladas”, agrega el Almirante Rangel.
El Arsenal de la Marina de Río de Janeiro también pone su infraestructura a disposición de clientes externos.
(Fuente: Agencia de Noticias de la Marinha)
