Sebastian
Colaborador
@pati_marins64
La guerra no es una carrera de 100 metros, es un maratón.
Hace meses, al igual que en Bajmut, Avdiivka cayó tras intensos combates, pero una cosa sigue siendo común: los rusos pueden retrasarse, pero nunca cesan su avance.
La caída de Avdiivka significa que incluso en posiciones defensivas y dentro de fuertes fortificaciones, el ejército ucraniano puede, a lo sumo, retrasar el avance ruso. Ahora, solo unas pocas fortalezas más de este tipo, tal vez 4 o 5, construidas hace años por las fuerzas ucranianas, se interponen en el camino ruso.
Como he informado durante meses, el ejército ucraniano carece de una variedad de recursos, desde equipos personales hasta municiones, vehículos y misiles antiaéreos.
Para ser realistas, el ejército ucraniano aún no se ha derrumbado únicamente debido al heroísmo de algunos comandantes y sus hombres. Con una edad media de 45 años, el ejército ucraniano libra ahora una guerra perdida, en la que existe un riesgo eminente de que los rusos abran dos nuevos frentes, lo que complicaría aún más la ya caótica situación de las fuerzas ucranianas.
Estas últimas fortalezas que quedan retrasarán los avances rusos, pero ¿qué perspectivas tiene Ucrania después de que los aliados cesen las entregas de armas? Esencialmente, ninguno. Una vez que los rusos pasen estas defensas restantes, tendrán una ruta abierta hacia el centro y el norte, con las principales ciudades en su camino.
Aquí es donde la guerra podría convertirse en un verdadero desastre para la población civil. El nuevo comandante ucraniano, ya sea Zelensky o cualquier otro, carece del coraje para llamar a una décima movilización. La gente es reacia a luchar, especialmente porque escuchan informes de primera mano de amigos que han estado en primera línea.
Mientras tanto, hemos recibido en gran medida noticias positivas y poco realistas sobre la situación de Ucrania. Aunque los rusos han perdido un número considerable de tanques en Ucrania, actualmente han desplegado allí más tanques que el número total que poseen los ejércitos de todos los países europeos, sin contar las reservas rusas, solo las unidades desplegadas.
El pronóstico es aún más sombrío. Después de resolver el cuello de botella de la electrónica, abrir una nueva fábrica de motores y expandir las fábricas de cañones de armas, los rusos ahora han abierto una nueva fábrica de transmisiones.
Se preparan para una guerra prolongada, con una curva de producción que contrasta fuertemente con la de las fuerzas ucranianas. Esto ni siquiera tiene en cuenta el apoyo de Corea del Norte.
La logística de la OTAN ha sido uno de los puntos débiles de este conflicto. Aproximadamente el 70 por ciento del equipo militar transferido desde Estados Unidos y Suecia llega con piezas de repuesto, desde el Reino Unido, hasta el 40 por ciento.
De otros países, hasta el 10 por ciento, y países como Polonia y Eslovenia no proporcionan ningún tipo de piezas de repuesto.
Los tanques Leopard 2A6 deben ser reparados en Lituania, y solo ahora los 2A4 están comenzando a ser reparados en Polonia.
En teoría, los T-64 ucranianos podrían ser reparados en VOP CZ en la República Checa, pero ni un solo tanque ha llegado a ninguno de sus talleres.
Llevo varios meses analizando varios aspectos de ambos ejércitos, desde que el suministro de armas comenzó a comprometer a las fuerzas ucranianas.
¿Hay algún cambio posible en este equilibrio que pueda favorecer a Ucrania? Muy poco probable sería la respuesta, pero el tiempo lo dirá.
La guerra no es una carrera de 100 metros, es un maratón.
Hace meses, al igual que en Bajmut, Avdiivka cayó tras intensos combates, pero una cosa sigue siendo común: los rusos pueden retrasarse, pero nunca cesan su avance.
La caída de Avdiivka significa que incluso en posiciones defensivas y dentro de fuertes fortificaciones, el ejército ucraniano puede, a lo sumo, retrasar el avance ruso. Ahora, solo unas pocas fortalezas más de este tipo, tal vez 4 o 5, construidas hace años por las fuerzas ucranianas, se interponen en el camino ruso.
Como he informado durante meses, el ejército ucraniano carece de una variedad de recursos, desde equipos personales hasta municiones, vehículos y misiles antiaéreos.
Para ser realistas, el ejército ucraniano aún no se ha derrumbado únicamente debido al heroísmo de algunos comandantes y sus hombres. Con una edad media de 45 años, el ejército ucraniano libra ahora una guerra perdida, en la que existe un riesgo eminente de que los rusos abran dos nuevos frentes, lo que complicaría aún más la ya caótica situación de las fuerzas ucranianas.
Estas últimas fortalezas que quedan retrasarán los avances rusos, pero ¿qué perspectivas tiene Ucrania después de que los aliados cesen las entregas de armas? Esencialmente, ninguno. Una vez que los rusos pasen estas defensas restantes, tendrán una ruta abierta hacia el centro y el norte, con las principales ciudades en su camino.
Aquí es donde la guerra podría convertirse en un verdadero desastre para la población civil. El nuevo comandante ucraniano, ya sea Zelensky o cualquier otro, carece del coraje para llamar a una décima movilización. La gente es reacia a luchar, especialmente porque escuchan informes de primera mano de amigos que han estado en primera línea.
Mientras tanto, hemos recibido en gran medida noticias positivas y poco realistas sobre la situación de Ucrania. Aunque los rusos han perdido un número considerable de tanques en Ucrania, actualmente han desplegado allí más tanques que el número total que poseen los ejércitos de todos los países europeos, sin contar las reservas rusas, solo las unidades desplegadas.
El pronóstico es aún más sombrío. Después de resolver el cuello de botella de la electrónica, abrir una nueva fábrica de motores y expandir las fábricas de cañones de armas, los rusos ahora han abierto una nueva fábrica de transmisiones.
Se preparan para una guerra prolongada, con una curva de producción que contrasta fuertemente con la de las fuerzas ucranianas. Esto ni siquiera tiene en cuenta el apoyo de Corea del Norte.
La logística de la OTAN ha sido uno de los puntos débiles de este conflicto. Aproximadamente el 70 por ciento del equipo militar transferido desde Estados Unidos y Suecia llega con piezas de repuesto, desde el Reino Unido, hasta el 40 por ciento.
De otros países, hasta el 10 por ciento, y países como Polonia y Eslovenia no proporcionan ningún tipo de piezas de repuesto.
Los tanques Leopard 2A6 deben ser reparados en Lituania, y solo ahora los 2A4 están comenzando a ser reparados en Polonia.
En teoría, los T-64 ucranianos podrían ser reparados en VOP CZ en la República Checa, pero ni un solo tanque ha llegado a ninguno de sus talleres.
Llevo varios meses analizando varios aspectos de ambos ejércitos, desde que el suministro de armas comenzó a comprometer a las fuerzas ucranianas.
¿Hay algún cambio posible en este equilibrio que pueda favorecer a Ucrania? Muy poco probable sería la respuesta, pero el tiempo lo dirá.
