Ahora, que parecen acercarse tiempos de negociaciones, puede que sea pertinente preguntarse cómo se resuelve un detalle formal.
Al principio de la guerra, poco después de que fracasaran las primeras negociaciones, el Parlamento ucraniano aprobó una ley que prohíbe negociar con Rusia, especialmente mientras se mantenga en el poder el regimen liderado por Putín.
Prohibición que se mantendría incluso si Putín era derrocado por miembros del mismo “regimen”.
Si la memoria no me falla, dicha legislación también prohíbe negociar hasta que no existiera una derrota total de Rusia, entendiendo por ello que fuere expulsada de todos los territorios ocupados, incluido Crimea.
Legalmente, mientras esta legislación se mantenga en pie, nadie en Ucrania puede sentarse en una mesa de negociaciones con Rusia. Un delito que aparejaría las más altas sanciones por traición. Y, detalle no menor, cualquier acuerdo que firmen sería insanablemente nulo, de nulidad absoluta.
Por tanto, en teoría, para poder retomar las negociaciones, van a necesitar derogar o suavizar dicha legislación. Este sería un paso necesario para retomar las negociaciones.
¿Será así? se me ocurren varias formas de resolverlo, pero todas implican que en algún momento el Parlamento tendrá que derogar o suavizar esta norma en forma explicita o implícita.
Previendo esto, sospecho que cuando aparezca en las noticias que el gobierno ucraniano presenta un proyecto destinado a suavizar esta norma, entonces tendremos un indicador fuerte de que negociaciones de paz verdaderas están por comenzar.
Por el contrario, mientras esta legislación se mantenga en pie, hay que dudar sobre la factibilidad, incluso la buena voluntad, detrás de cualquier negociación sobre la que se escuche.
Vale aclarar, para terminar, que no estoy diciendo que esta legislación sea un gran impedimento a cualquier negociación y acuerdo. Es tan fácil de cambiar como lo fue sancionarla en primer lugar. Sólo la estoy recordando porque es pertinente para este asunto y porque noticias sobre su modificación o derogación constituyen un indicador independiente de que existen negociaciones de paz reales. Negociaciones que aspiran efectivamente a que las hostilidades se detengan.
Otro debate será la naturaleza y resultado de dichas negociaciones. Pero eso quedará para otro día.