Hecho en Argentina
Pese al mito que abona la idea de cierto atraso, Argentina es referente en varias áreas de tecnologia de punta tanto en la región como en el mundo. Después de la falta de intervención estatal y del desfinanciamiento de los ‘90, el área está tomando otro impulso, aún cuando el país sigue estando por debajo de la inversión “ideal”.
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En un corto plazo, Argentina habrá terminado de construir el reactor nuclear CAREM-25, que es el primero de baja potencia en el mundo y totalmente diseñado y construido en el país, lo que según sus mentores abrirá la posibilidad de ubicarnos en la vanguardia de este tipo de artefactos, que tiene un mercado ávido, sobre todo en las naciones emergentes que tal vez no requieran de reactores más potentes para abastecer a poblaciones medianas o chicas.
Al mismo tiempo pondrá en órbita su cuarto satélite, esta vez hecho en cooperación con la NASA. El aparato medirá la salinidad de mares y océanos a escala global para elaborar modelos climáticos a largo plazo.
“Toda la plataforma satelital se hizo acá, con recursos y personal propio”, aseguran desde la Comisión Nacional de Actividades Aeroespaciales (CONAE), en diálogo con Info Región.
Como estos, son muchos los proyectos de tecnología de punta que se están elaborando en el país, y que se suman a los que ya fueron concretados y que posicionan a Argentina como uno de los referentes en cuanto a avance y desarrollo tecnológico en algunas áreas, tanto en la región como en el mundo.
Aún con las limitaciones que impone el hecho de ser una nación emergente y con un presupuesto mucho menor en comparación con las grandes potencias mundiales, la tecnología de punta argentina tiene, según los expertos, un buen presente, sobre todo después de haber superado las desfinanciación y la falta de intervención estatal que signó a la década del’90.
“Después de la crisis y a partir de 2003, comenzamos a fortalecer la tecnología de punta con una visión tendiente a aplicarla al desarrollo de algunos sectores que tienen nichos de oportunidad”, señaló a este medio el ministro de Ciencia y Tecnología de la Nación, José Lino Barañao, que fue específico en cuanto al haber del balance nacional: “En el área de la información y comunicación y en software nos destacamos no sólo por la calidad y originalidad de nuestros investigadores sino además por la cantidad de empresas que se están creando. En biotecnología tenemos investigadores de primer nivel y en nanotecnología se incrementó no sólo el número de investigadores sino también las redes. Acá se han licenciado patentes de genes resistentes a la sequía a la India y es inusual que un país como Argentina exporte no sólo comodities, sino también conocimiento”, defendió.
De todos modos, quienes trabajan en el campo advierten que el impulso que tomo el área y que tiene un cambio marcado en los últimos años sólo podrá consolidarse si el deseo de seguir avanzando se materializan en una “política de Estado” que trascienda los gobiernos y que se funde en una premisa que remarcan desde los organismos que trabajan en el tema.
“Lo que se debe entender es que el desarrollo tecnológico no es algo que se debe fomentar cuando hay plata, sino algo en lo que se tiene que trabajar para que se creen las condiciones necesarias para que el país esté bien. Primero hay que desarrollar tecnología para alguna vez tener plata y desarrollo. La tecnología es la que agrega valor”, opinó ante este medio Fernando Hisas, gerente de proyectos de CONAE.
De inversión y resultados. Argentina invierte en investigación y desarrollo tecnológico el 0,47 % de su PBI, lo que representa alrededor de 3 mil millones de pesos. Hasta 2007, y según estadísticas de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICyT) Brasil invertía el 1,11 % y Estados Unidos el 2,66 %. En tanto, de acuerdo a los números comparativos que difunde el MCyT, en 2006 China invirtió el 1,42 % de su PBI y Japón el 3,39%.
De todos modos, tanto desde los organismos públicos como desde las empresas asentadas en el país aseguran que la gran diferencia en cuanto a montos destinados a investigación y desarrollo (I+D) no impiden que en algunas áreas seamos referentes.
“En energía nuclear jugamos en primera; en espacial, estamos mejor que Brasil en satélites, y en biotecnología exportamos productos. En microelectrónica no estamos tan desarrollados en la fase de fabricación, pero sabemos usarla muy bien, y en software hay un impulso hacia la exportación que ya supera los 1500 mUSD”, explicó a Info Región Tomás Buch, asesor de la Gerencia General de INVAP, una de compañías nacionales más importantes dedicada al desarrollo de tecnología de avanzada, asentada en Bariloche.
Y lo que asegura Buch, tiene sustento en hechos concretos. En materia de energía nuclear, según la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) “Argentina está conversando con las primeras potencias del mundo”. En la actualidad, el organismo está abocado a la terminación del reactor CAREM-25, que es una innovación en el mercado mundial, porque será una “central de baja potencia y características relativamente sencillas en cuanto a su construcción y operación”.
Según el estudio de mercado, será “ideal” para cubrir “una amplia gama de necesidades propias de los países en vías de desarrollo”, lo que lo posiciona como un candidato no sólo al abastecimiento interno, sino también a la exportación.
“Somos el único país en América Latina que exporta tecnología nuclear. Ahora estamos con el completamiento del CAREM-25, pero también hubo una reactivación de la medicina nuclear, hay desarrollos argentinos en isótopos de uso medicinal que estamos exportando a países desarrollados. Otra cosa importante es la reactivación de la Central Atucha II que se terminaría el año que viene”, destacó ante este medio el gerente de Relaciones Institucionales de la Comisión, Gabriel Barceló.
En cuanto a tecnología aeroespacial, el inminente lanzamiento del satélite SAC-D Aquarius -el cuarto de fabricación nacional- es otro de logros destacados.
El artefacto tiene como objetivo medir la salinidad de mares y océanos y lleva a bordo un radiómetro aportado por la NASA con una inversión de 200 millones de dólares. Además de otras agencias internacionales, en territorio nacional, participaron en la construcción del satélite, organismos como la CNEA, la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, el Instituto Argentino de Radioastronomía (IAR) y el Centro de Investigaciones Ópticas (CIOP) del CONICET, la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), el Instituto Universitario Aeronáutico (IUA) e INVAP.
“En cuanto a tecnología aeroespacial, en la región tienen una presencia importante Brasil y Argentina, pero si medimos en términos de nivel de realización de proyectos y de complejidad de misiones, estamos primeros. Estamos entre los países que hoy están en condiciones de diseñar y fabricar satélites de cualquier tipo y de primer nivel mundial”, resaltó Hisas.
Esta comisión, que lleva sólo 14 años en funcionamiento, también está construyendo los satélites SAOCOM 1A y SAOCOM 1B, que integrarán el Sistema Italo Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias (SIASGE), creado por la CONAE y la ASI, y que está diseñado para “prevenir, monitorear, mitigar y evaluar catástrofes naturales o antrópicas”.
Lo que obtendrán -a través de un inovador sistema de microondas capaz de atravesar nubes y follaje- son imágenes de cualquier catástrofe en cualquier punto del globo, actualizadas cada 12 horas. Se prevé tenerlos en órbita, según Hisas, entre el 2013 y el 2014.
Desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), en tanto, también resaltaron la situación que atraviesa el país en el área: “No sólo somos líderes regionales en varias producciones sino capacitadores de muchos de los países latinoamericanos. Los productos primarios e industrializados de origen agropecuario y los productos metalmecánicos para el sector tienen alta demanda y excelente nivel de competitividad”, aseguró a Info Región el presidente de le entidad, Carlos Casamiquela.
El titular del INTA también puso énfasis en el desarrollo de la nanotecnología, disciplina donde confluyen ciencias aplicadas orientadas al control y manipulación de la materia a nivel de átomos y moléculas. Esta disciplina se está desarrollando a nivel mundial, y según especifica la Secretaría de Planeamiento y Políticas del MCyT, su seducción radica en que “al entender las propiedades de los materiales a nano escala, es factible la creación de materiales totalmente nuevos”, lo que a su vez podría desencadenar, según algunas comunidades científicas, “la revolución tecnológica del Siglo XXI”
“Hay proyectos específicos que buscan utilizar herramientas y materiales nanotecnológicos para ser aplicados en monitoreo de contaminantes ambientales que permitan analizar en forma rápida y segura contaminantes de alimentos o que posibiliten el diagnóstico secuencial de enfermedades de animales y plantas. En la cartera de proyectos del INTA ya hay iniciativas para el desarrollo de soluciones nanotecnológicas a problemas específicos del sector agropecuario”, indicó.
De pasado y de futuro. En este escenario, donde pese a las limitaciones se desvanece el mito de que el único rol que puede ejercer el país en cuanto a tecnología de punta es el de importador, la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva en 2006 parece haber reorientado el camino que sobre todo durante la década de los ’90 habían tomado la investigación y el desarrollo tecnológico en Argentina.
“Durante mucho tiempo tuvimos una política que podemos denominar de mercado en la que se respondía a lo que los investigadores proponían sin ningún tipo de priorización.Ahora decidimos que no se puede hacer todo porque tenemos recursos limitados y varias cosas por resolver. Mantuvimos e incrementamos el financiamiento en todas la áreas de conocimiento a través de dos programas que tienen que ver uno con la promoción de innovación en el desarrollo de tres plataformas tecnológicas que son la nanotecnología, la biotecnología y las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC’S), y otro que define cuatro áreas de aplicación de estas nuevas tecnologías: salud, energías, agroindustria, y desarrollo social”, indicó Barañao.
Y si bien los investigadores coinciden en que el presupuesto se incrementó desde 2003, no dejan de destacar las oportunidades que se perdieron por la falta de intervención y de fomento del Estado en materia de tecnología en los años anteriores.
“Para que la inversión rinda, tiene que ir más allá del ‘conocimiento universal’ que luego será aprovechado por las multinacionales. ‘Invertir bien’ el dinero de investigación y desarrollo implica generar productos que se puedan ubicar en el mercado y mantenerse al tanto de lo que ocurre en el mundo. Generalmente hemos hecho lo segundo. Por muchos años nuestro prestigio se basó en papers que son evaluados en el extranjero y usados allá, porque acá nos falta la infraestructura y el capital para producir alta tecnología comercializable. Este hecho, y la falta de patriotismo o el oportunismo o el simple hecho de la extranjerización de nuestras empresas hizo que perdamos la oportunidad de entrar en carrera en muchos rubros”, criticó Buch.
“La energía eólica es un ejemplo, INVAP hubiese tenido una máquina de 1,5 ó 2 MW en el mercado si hubiese habido un apoyo real a la energía eólica por parte del gobierno. En rubro nuclear el gobierno actual ‘se puso las pilas’, pero el CAREM que ahora se construye hubiese podido estar en el mercado hace veinte años. El futuro dirá si produciremos objetos nanotecnológicos vendibles o sólo sabremos todo sobre la nanotecnología y la ganancia se la lleven otros, incluyendo conocimientos generados por nosotros”, agregó.
En concordancia con la opinión de organismos internacionales tanto económicos como científicos, desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología aseguran que la erogación en investigación y desarrollo tecnológico tiene un alto impacto en las condiciones generales de vida de cualquier nación.
“Según la experiencia mundial los países que tiene un mayor nivel de conocimiento tienen una mayor distribución de la riqueza y requieren de una educación continua, que a su que lleva a sociedades mas democráticas. En síntesis, a sociedades más deseables”, concluyó Barañao.
Demotrado está que Argentina tiene la capacidad de llevar adelante grandes proyectos. Será cuestión de no volver a desaprovecharla
Analía Agostino
Fuente:
http://190.2.0.80/vernota.php?tipo=N&id=210015&dis=1&sec=1